El problema del conocimiento y las reglas del método
El propósito de la filosofía de Descartes es lograr -sobre el supuesto de que la razón humana es una sola cosa (es decir, es igual para todos y a todos debe llevar a las mismas conclusiones)- la unificación del saber.
Dos circunstancias de la época de Descartes iban contra este propósito: la dispersión del saber en la ciencia escolástica y el renacimiento del escepticismo (el escepticismo había cobrado fuerzas en la obra de Michel de Montaigne, un ensayista francés del siglo XVI).
En cuanto a la ciencia escolástica – si bien había entrado en crisis en el siglo XIV con Guillermo de Occam- lo cierto es que tres siglos después sigue siendo todavía el telón de fondo de la cultura europea (prueba de ello es la propia educación de Descartes en el colegio de La Fleche, donde se impartía una enseñanza escolástica, renovada por jesuitas españoles como Pedro Fonseca y Francisco Suárez). Descartes toma posición contra la educación recibida, a la que considera un pseudosaber basado en un método (el silogístico) estéril e ineficaz. Descartes rechaza el razonamiento silogístico escolástico porque éste parte de primeros principios basados en la fe o en la autoridad, no en la razón; porque la conclusión a la que se llega en el silogismo no es una verdad nueva, sino que está incluida implícitamente en los principios, de modo que en vez de ser un método para descubrir nuevas verdades, resulta ser un método de exposición de tesis -presuntas verdades- ya aceptadas de antemano por el argumentador (no es más que un método didáctico). Además de estas razones, el silogístico es un método ineficaz por la gran cantidad de reglas que utiliza, lo que va contra las condiciones de una buena demostración: simplicidad y claridad.
En cuanto al escepticismo, Descartes reacciona ante él con una actitud a la vez comprensiva y crítica. Por un lado, toma del escepticismo la duda universal como punto de partida (como una precaución para no aceptar más que lo que se imponga con total evidencia). Ahora bien, por otro lado, Descartes busca esta verdad evidente y no puede tomar, como el escéptico, la duda como un estadio definitivo.
Ante este panorama, Descartes está convencido de que la necesaria unidad del saber no se ha producido por la falta de un método adecuado. La tarea para Descartes va a ser buscar este método (aun en sueños).
De entre las ciencias que Descartes
conocía, sólo una podía figurar como modelo de conocimiento riguroso: la
matemática.
Sólo en ella encuentra Descartes un proceder absolutamente
indudable. Ahora bien, lejos de sacar de ahí la consecuencia de que la matemática
sea la única ciencia posible, lo que hace Descartes es preguntarse a qué se
debe el hecho de que las otras ciencias no se encuentren a la misma altura que
ella.
Descartes pretende obtener de la
certeza matemática una lección sobre cómo ha de ser la ciencia en general. Para
ello hay que ver por qué razón la matemática es absolutamente cierta… Pues
bien, lo que se admite como conocimiento en las ciencias se suele hacer
proceder de dos fuentes y de la colaboración entre ambas:
experiencia y
deducción (razón). Por deducción hay que entender el ir de una verdad a otra en
la mente por el puro proceder de la mente. La deducción realizada conforme a
este proceder necesario de la razón es absolutamente cierta; no cabe la
posibilidad de dudar de esa deducción. De la otra fuente del conocimiento -la
experiencia- no cabe decir lo mismo… La experiencia siempre puede ser
engañosa, puede darnos ahora un resultado, luego otro; siempre podemos haber
visto mal… Es decir, la experiencia es, por principio, incierta: cabe siempre
dudar de ella. Pues bien, la matemática no recibe nada de la experiencia. La
matemática es toda ella del entendimiento: proceder puro del entendimiento
según su propia ley. Las verdades que no admiten duda son verdades que no
dependen en absoluto de la experiencia sino que construye el entendimiento en
sí mismo. Este es el ideal de certeza, tomado de las matemáticas: un proceder
de la mente que signifique la imposibilidad absoluta de dudar. (Es una
construcción de la mente que no tiene que ver en absoluto con lo arbitrario:
las demostraciones matemáticas son construcción mental y sin embargo son el
modelo de lo obligatorio). Este es el método que Descartes pretende aplicar a
la filosofía para conseguir la absoluta certeza y, sobre ésta, la unidad del
saber.
El proyecto cartesiano de unificación del saber sigue el siguiente plan:
1º La formulación de un método 2º La formulación de unas reglas de moral provisional (puesto que la moral definitiva sólo puede ser establecida al final, junto con el cuerpo de los saberes, y mientras tanto hay que seguir viviendo (para lo que se necesita unas reglas de conducta provisionales)).3º El desarrollo de las ciencias, comenzando con la metafísica, siguiendo con la física y concluyendo con las demás.
Teniendo en cuenta que lo fundamental para la constitución del saber estriba en el método, Descartes se pone manos a la obra, y formula unas reglas o pasos que definen el nuevo método (un método que ha de ser un verdadero, es decir, que ha de servir para descubrir la verdad).Las reglas del método se resumen en estas cuatro:
1ª Regla de la EVIDENCIA. Se debe partir de principios racionalmente evidentes, o sea, no ha de aceptarse nada como verdadero si no se lo conoce evidentemente como tal, con claridad y distinción. (Esta regla establece la duda metódica)2ª: Regla del ANÁLISIS: Dividir los problemas en sus elementos primarios, los cuales se revelarán de inmediato como verdaderos o falsos. (Va de lo complejo a lo simple).3ª: Regla de SÍNTESIS: Reunir los conocimientos elementales evidentes obtenidos por las dos primeras reglas en organismos (deducciones) complejos. (Va de lo simple a lo complejo).4ª: Regla de las COMPROBACIONES: Hacer en todo enumeraciones completas y revisiones generales, como garantía de validez.
Acerca de las reglas, conviene aclarar algunos puntos:En la primera regla (“sólo ha de tenerse por verdadero lo que se presenta con absoluta evidencia intelectual”) se establece un nuevo concepto de verdad, el concepto idealista-racionalista de la verdad como certeza… La verdad ya no es (como era en el concepto tradicional) la adecuación del pensamiento con la realidad, sino la adecuación del pensamiento consigo mismo. La verdad es inmanente al espíritu, a la subjetividad
En la segunda regla -que es cronológicamente anterior a la primera- se establece la resolución de los problemas en sus elementos simples, lo que supone que un problema cualquiera está compuesto de ideas simples (Descartes las llama ”naturalezas simples”) cuya verdad o falsedad se revelaría inmediatamente a la intuición intelectual.
En la tercera regla se reordenan las naturalezas simples en cadenas deductivas de modo que todo enlace entre aquéllas se imponga con evidencia. Si en la segunda regla la intención es asegurarse la verdad de las ideas simples, en la tercera se trata de asegurarse la corrección de un conjunto ordenado de ideas, es decir, del razonamiento.- La cuarta regla no es más que una regla de precaución y limpieza, para evitar errores en la aplicación del método. Intenta poner bajo la evidencia intuitiva todo el conjunto de razones de un solo golpe de vista.
CONCLUSION: El éxito del método obtenido por Descartes en la geometría analítica le anima a aplicarlo a la construcción de todo el edificio del saber. Advierte que debería empezar por la metafísica (que es la raíz del saber), pero no comienza inmediatamente, ya que comprende «que no debía acometer esta empresa hasta llegar a una edad bastante más madura que la de 23 años». Se dedica, en cambio, a prepararse para la futura tarea “desarraigando del espíritu todas las malas opiniones que había recibido antes de esta época, reuniendo muchas experiencias que fuesen luego materia de los razonamientos y ejercicios del método”.