En los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, el existencialismo fue una de las corrientes filosóficas más influyentes. Surgíó a partir de la fenomenología, fundada por Edmund Husserl. Husserl estaba particularmente interesado en el estudio de la conciencia individual. Para analizarla, propuso el método fenomenológico, que estudia los contenidos de la conciencia mediante una detallada descripción del modo en el que experimentamos las cosas, pues cada individuo tiene un modo distinto de verlas. Husserl quería convertir la filosofía en una ciencia estricta, que estudiara la verdadera esencia de nuestra conciencia, pero algunos de sus discípulos querían aplicar el método fenomenológico a la existencia humana y al modo en el que las personas nos relacionamos con el mundo, con los demás y con nosotros mismos.
Entre los filósofos existencialistas más conocidos destacan Jean-Paúl Sartre y Albert Camus. Estos reflexionaron sobre la existencia humana y dieron mucha importancia a la libertad, que nos permite elegir el camino que deseamos seguir, pero con la responsabilidad de decidir el tipo de personas que queremos ser.
Con el paso del tiempo, el existencialismo fue perdiendo influencia y se consolidó una nueva corriente, el estructuralismo. Los estructuralistas estudiaban los sistemas de signos que constituyen la realidad que nos rodea. Se basa en la obra de Ferdinand de Saussure, quien diferenció entre significante y significado.
El lenguaje es un sistema de signos interconectados y cada uno de sus elementos tiene sentido únicamente cuando se pone en relación con los demás.
Mientras en Europa triunfaban el existencialismo y el estructuralismo, en los países anglófonos se desarrolló la filosofía analítica, cuyo principal representante es Ludwig Wittgenstein. En la primera etapa de su pensamiento, el ‘’primer Wittgenstein’’, consideraba que el lenguaje representa la realidad tal y como es.
Sin embargo, para el ‘’segundo Wittgenstein’’, lo verdaderamente importante es el uso que hacemos de las palabras, pues las palabras no se corresponden con la realidad, sino que su significado depende del uso que los hablantes le den. Los filósofos analíticos estudiaron el modo en el que las palabras adquieren distintos significados dependiendo del juego del lenguaje.
Durante la segunda mitad del Siglo XX se produjo un gran avance de la ciencia y la técnica. Estos avances impulsaron la globalización económica y cultural, que sigue siendo una carácterística fundamental del mundo en el Siglo XXI.
Las carácterísticas más importantes de la Escuela de Frankfurt son:
-El carácter social de la reflexión filosófica: su objetivo es la sociedad como realidad global y unitaria, con su dinámica y sus instituciones.
-La finalidad práctica de la crítica social: el objetivo del estudio social era detectar contradicciones e injusticias para promover mejoras y cambiar la situación.
La meta era liberar al ser humano de sus cadenas.
– El análisis de la sociedad capitalista
Según estos autores, el desarrollo de la economía capitalista había convertido a la sociedad en un elemento opresor del individuo. Como consecuencia del capitalismo, se había instrumentalizado al hombre y se había aniquilado su libertad. Los seres humanos somos más valorados en cuanto más consumimos. Era responsabilidad de los intelectuales denunciar esta situación. El capitalismo es un sistema de control cuya ideología se había extendido a todas las esferas sociales: política, industria, cultura y ocio y que tenía engañados a los individuos, pues estos consideraban que su situación era ventajosa.
–La racionalidad instrumental
Horkheimer y Adorno escribieron una obra en la que se preguntaban cómo era posible que el movimiento ilustrado hubiera podido desencadenar en el horror de los campos de concentración y de las sociedades totalitarias.
La causa de esto es la aparición de la razón instrumental, que es aquella que valora a las cosas como medios para conseguir unos fines. Este modelo de racionalidad se instauró en todos los ámbitos de la vida, donde se valoraban más la eficacia y la utilidad que la justicia o la verdad. Este tipo de razón había traído un gran avance técnico- económico, pero a su vez provocó el inicio de la lógica de la dominación y de la explotación, pues el hombre pasó a ser valorado como un medio.
La teoría crítica criticó profundamente la instrumentalización pero a la hora de proponer nuevas mejoras, no encontrarán ningún fundamento racional, pues para ellos solo existe la razón instrumental.
Adorno y Horkheimer siguieron caminos filosóficos distintos. Adorno señaló que la expresión artística de vanguardia se podía considerar como una forma de denuncia de la situación social existente. Por su parte, Horkheimer se acercó al pensamiento teológico, porque consideró que el sufrimiento del hombre hacía despertar la esperanza de una justicia perfecta y divina. Ninguno de los dos consiguió proponer un modelo de racionalidad alternativo al moderno.