Rasgos de la Conducta Inteligente
La diferencia entre la inteligencia humana y la inteligencia animal sitúa a los hombres en un orden muy superior al de los animales. La inteligencia, pues, se proyecta en la conducta de las personas con una serie de rasgos propios y específicos, entre los que resaltamos los siguientes:
- Intencionalidad: La inteligencia no solo persigue metas dadas de antemano, sino que además posee la capacidad de crearlas e inventarlas. Frente a la rutina biológica que determina el comportamiento animal, los humanos tienen la capacidad de hacer planes y desarrollar nuevas técnicas.
- Adaptabilidad al medio: La adaptabilidad no solo marca las pautas de adaptación al medio, sino que también ajusta el medio a nuestras necesidades gracias al descubrimiento incesante de nuevas tecnologías y posibilidades.
- Capacidad de razonar: La inteligencia busca soluciones a los problemas que surgen en los procesos de adaptación al medio a través de razonamientos deductivos o inductivos. Además, la capacidad de razonar implica la capacidad de crear símbolos abstractos y establecer relaciones entre ellos.
- Previsión del futuro: Es otro rasgo de la inteligencia y consiste en anticipar el futuro, anunciando cuándo y cómo ocurrirán ciertos hechos si se cumplen determinadas condiciones. La previsión científica se basa en la conexión entre la causa y el efecto, así como en datos demostrables empíricamente.
Formas del Pensamiento
En un sentido amplio, «pensamiento» es un término ambiguo que se usa para referirse a diferentes procesos mentales como dudar, resolver problemas, opinar, valorar, razonar, imaginar, recordar, etc. Sin embargo, desde un punto de vista más específico, el pensamiento es la capacidad de formar conceptos y establecer relaciones entre ellos mediante juicios y razonamientos.
Conceptos
Aristóteles fue el primero en señalar que un concepto es la representación mental de una cosa que se forma a partir de la abstracción de la información que nos proporcionan los sentidos. Los conceptos, por tanto, significan lo esencial de las cosas y prescinden de sus particularidades accidentales.
Los conceptos poseen características fundamentales: son universales y abstractos. Universales porque se pueden aplicar a todos y cada uno de los elementos que pertenecen a una determinada clase, y abstractos porque representan cosas prescindiendo de sus características individuales. Cuando utilizamos los conceptos «casa», «árbol» o «mujer», nos referimos a las propiedades comunes y definitorias de todo lo que se puede identificar como casas, árboles o mujeres. El conjunto de características representadas en un concepto constituyen su comprensión, y el conjunto de elementos a los que se pueden aplicar dichas características, su extensión.
Juicios
Los juicios son operaciones mentales en las que se niega o afirma algo de un sujeto. Todo juicio consta de tres elementos: sujeto, verbo y predicado. Ejemplo: «Martina es estudiosa».
Desde un punto de vista lógico, los juicios indican relaciones de conveniencia o no conveniencia entre conceptos: «el ser humano es racional» es un juicio en el que se afirma que «racional» conviene a «ser humano». «El ser humano no es inmortal» es un juicio en el que se niega que «inmortal» convenga a «ser humano». La expresión verbal de los juicios se realiza a través de oraciones enunciativas, que son aquellas en las que se niega o afirma algo de un sujeto.
Existen diferentes clases de juicios:
- Juicios verdaderos: Se corresponden con la realidad de los hechos. Ejemplo: «Los caballos son animales».
- Juicios falsos: Este tipo de juicios se producen cuando lo enunciado no se corresponde con la realidad de los hechos, es decir, cuando el predicado no conviene al sujeto.
- Juicios analíticos: Expresan contenidos cuya verdad o falsedad se puede determinar sin tener que recurrir a la experiencia, por lo que son juicios a priori. Si el predicado se deriva necesariamente del sujeto, el juicio es verdadero, mientras que si el predicado está en contradicción con el sujeto, el juicio es falso. Los juicios analíticos son universales y necesarios porque se limitan a explicitar en el predicado lo que está implícito en el sujeto. Ejemplo: «El triángulo tiene tres ángulos» es un juicio analítico y verdadero. «El triángulo no tiene tres ángulos» es un juicio falso.
- Juicios sintéticos: Expresan contenidos propios del ámbito de la experiencia. Su verdad o falsedad se determina al comprobar empíricamente si lo que dice el juicio sucede o no sucede en la realidad, por lo que son juicios a posteriori. La relación entre el sujeto y el predicado no es una relación de necesidad, sino una relación de contingencia. Para saber si el juicio es verdadero o falso hay que comprobarlo empíricamente.