Platón, Aristóteles, Descartes, Hume, Santo Tomás y San Agustín: Conceptos Fundamentales de sus Filosofías

Platón (s. V a.C.): Dualismo y Teoría de las Ideas

Platón, en contraposición a los sofistas y su relativismo, defendía la existencia de verdades absolutas, separadas del mundo físico. Su teoría de las Ideas es fundamental para entender su pensamiento.

Dualismo Ontológico y Epistemológico

Platón establece una división entre dos mundos:

  • Mundo Sensible: Percibido a través de los cinco sentidos, está en continuo cambio (influencia de Heráclito). No hay verdades absolutas en este mundo.
  • Mundo de las Ideas: Contiene verdades inmutables, eternas y absolutas, inaccesibles a los sentidos. Solo se accede a él mediante la razón. Las ideas son modelos perfectos que constituyen la esencia de lo sensible.

Este dualismo ontológico se refleja en su dualismo epistemológico, que distingue dos grados de conocimiento:

  • Episteme (ciencia): Conocimiento superior, del mundo inteligible. Se adquiere por la inteligencia. Es objetivo, universal y necesario.
  • Doxa (opinión): Conocimiento inferior, subjetivo, del mundo sensible. Es poco fiable y superficial, basado en las apariencias.

Teoría de la Reminiscencia y Antropología

Según la Teoría de la Reminiscencia, el alma preexiste al cuerpo en el mundo de las Ideas. «Conocer es recordar». Las cosas sensibles son copias imperfectas de las Ideas, que el alma recuerda borrosamente gracias a la experiencia.

Su antropología es también dualista: el hombre es la unión accidental y transitoria de un alma inmortal y un cuerpo mortal y corruptible. El cuerpo es material, mortal, una cárcel para el alma, fuente de deseos que la arrastran hacia lo sensible. El alma es inmortal, superior, el verdadero «yo», principio de conocimiento y vitalidad, con función racional. Se divide en tres partes:

  • Racional (cabeza, prudencia).
  • Irascible (pasiones, pecho, fortaleza).
  • Concupiscible (deseos, vientre, templanza).

El mito del carro alado explica esta división: el alma es como un carro tirado por dos caballos (irascible y concupiscible) guiado por un auriga (racional). La virtud de la justicia en el alma se alcanza cuando la parte racional gobierna a las otras dos.

La figura del Demiurgo, una inteligencia suprema, es el creador del mundo sensible, tomando como modelo el mundo de las ideas, que preexiste.

Aristóteles: Ética Eudaimonista y Virtud

Aristóteles propone una ética teleológica y eudaimonista: el fin del hombre es alcanzar la felicidad, que es inherente a su naturaleza. Las acciones que acercan a la felicidad son buenas.

La Virtud (Areté)

En su obra «Ética a Nicómaco«, Aristóteles reflexiona sobre cómo alcanzar la felicidad a través de la virtud (areté), que consiste en ejercer aquello que es propio de cada cosa (en el caso del hombre, razonar). Conocer el bien implica practicarlo.

Tipos de Virtudes

Aristóteles distingue dos tipos de virtudes:

  • Éticas: De carácter práctico, son hábitos positivos que se adquieren por repetición y práctica. Buscan el punto medio entre dos extremos viciosos (metáfora del arquero).
  • Dianoéticas: Relacionadas con la reflexión intelectual y el estudio. Proporcionan la felicidad más plena y perfecta.

Conclusión: La felicidad se basa en la actividad racional del alma, conforme a la virtud o excelencia (areté). Requiere esfuerzo y la unión entre obrar bien y ser virtuoso.

Descartes (s. XVII): Racionalismo y el Método Cartesiano

Descartes, padre del racionalismo moderno, otorga primacía a la razón para alcanzar el conocimiento verdadero. Su método se basa en dos modos de conocer:

  • Intuición: Captación inmediata de ideas simples, absolutamente verdaderas y evidentes (luz natural).
  • Deducción: Inferencia necesaria a partir de las naturalezas simples.

El Método Cartesiano y el «Discurso del Método»

Descartes elabora un Método Cartesiano para llegar a la verdad, evitando tomar por verdadero lo falso. Se expone en la segunda parte del Discurso del Método y consta de cuatro preceptos:

  1. Regla de la evidencia: No aceptar como verdadero aquello que no se sepa con certeza que lo es, evitando la precipitación y la prevención. Criterio de verdad: claridad (presencia nítida en la mente) y distinción (singularización) como características de las naturalezas simples.
  2. Regla del análisis: Descomponer los problemas complejos en ideas simples captadas por intuición.
  3. Regla de la síntesis: Por deducción, encadenar las ideas simples, de lo simple a lo complejo.
  4. Regla de la enumeración y revisión: Examinar la cadena deductiva para evitar errores.

La Duda Metódica y el «Cogito»

Del primer precepto se extrae la duda metódica: dudar de todo como método para alcanzar la verdad. Descartes establece tres motivos de duda:

  1. Duda de la fiabilidad de los sentidos.
  2. Dificultad para distinguir la vigilia del sueño.
  3. Hipótesis del genio maligno (duda hiperbólica): un ser que nos hace creer que lo que conocemos es verdadero, aunque no lo sea.

De la duda metódica surge la primera certeza absoluta: «Cogito ergo sum» («Pienso, luego existo»). La existencia del «yo» se deduce de la propia duda. Este «yo» no es el cuerpo, sino el pensamiento, la «res cogitans» (cosa pensante). Analiza el contenido del pensamiento, que recae directamente sobre las ideas, que clasifica en tres tipos:

  • Adventicias (provienen de la experiencia sensible).
  • Facticias (creadas por la imaginación a partir de las adventicias).
  • Innatas (connaturales a la razón, a priori, brotan de manera natural en el pensamiento, como las ideas de infinitud, pensamiento o extensión).

Las ideas adventicias y facticias no son verdaderas, ya que provienen del problemático mundo externo y del pensamiento, que podría estar influenciado por el genio maligno. Solo las ideas innatas son fiables.

Dios y el Mundo

Descartes descubre la idea de perfección infinita, Dios (res infinita), que es una idea innata. Demuestra su existencia a través de tres argumentos a priori (basados en el pensamiento, no en la experiencia sensible):

  1. Argumento de la causalidad de la idea de Ser Infinito: Una realidad finita (el yo) no puede ser causa de una idea infinita; debe haber una realidad infinita que sea causa de esa idea.
  2. Argumento de Dios como causa de mi ser: Si yo hubiera producido las perfecciones que poseo, también me habría dado las que no tengo y cuyas ideas están en mí. Esas ideas han sido puestas en mi mente por una realidad infinita y perfecta.
  3. Argumento ontológico: La existencia de Dios no solo está en el pensamiento, sino también en la realidad, de lo contrario, podríamos pensar en un ser superior.

La perfección de Dios es origen y garantía de todo conocimiento, eliminando la hipótesis del genio maligno.

Tras demostrar la existencia de Dios, Descartes demuestra la existencia de las cosas corpóreas: el mundo (res extensa), percibido por los sentidos. Distingue entre cualidades primarias (extensión, movimiento, figura), que tienen realidad objetiva e independiente del sujeto, y cualidades secundarias (olor, sabor, sonido), que son apreciaciones subjetivas. Propone una interpretación mecanicista del mundo: la naturaleza es como una máquina a la que Dios otorga movimiento.

La Sustancia

Descartes distingue tres ámbitos de la realidad o sustancias: Dios (res infinita), el yo (res cogitans) y el mundo (res extensa). Define sustancia como aquello que no necesita más que de sí mismo para existir. En sentido estricto, solo se aplica a Dios, pero también al yo y al mundo, que son independientes entre sí, aunque necesiten a Dios. No podemos percibir directamente la sustancia, pero sí sus atributos, que son cualidades que constituyen la esencia de la sustancia. El atributo del yo es el pensamiento y el del mundo, la extensión.

Dualismo Antropológico y «Las Pasiones del Alma»

La teoría de las dos sustancias permite a Descartes salvar la libertad del ser humano dentro de un universo mecanicista. El ser humano está compuesto por dos sustancias independientes: el pensamiento y la materia extensa. La relación entre ambas sustancias es un problema que Descartes intenta resolver con una explicación fisiológica (la glándula pineal como punto de interacción cuerpo-alma), que es uno de los puntos más débiles de su filosofía.

En «Las Pasiones del Alma», Descartes define las pasiones como percepciones o sentimientos que afectan al alma, pero tienen su origen en el cuerpo. Son involuntarias e irracionales, y la fuerza del alma debe controlarlas (la razón debe prevalecer sobre las pasiones).

La Moral Provisional

Descartes plantea qué principios morales seguir en la vida diaria hasta encontrar principios ciertos. Elabora una moral provisional, expuesta en la tercera parte del «Discurso del Método», con cuatro reglas:

  1. Someterse a las costumbres y normas del país, conservar la religión vigente y seguir las opiniones más moderadas (se le tacha de conformista, pero recomienda guiarse por las opiniones de los hombres más sensatos y prudentes).
  2. Ser firme y resuelto en las acciones, rechazando la parálisis de la indecisión.
  3. Los deseos personales deben ceder ante el orden del mundo. Desear lo que se pueda alcanzar y olvidar lo imposible.
  4. Elegir la mejor ocupación posible: «dedicar mi vida a cultivar mi razón y a progresar en el conocimiento de la verdad».

Se trata de una ética eudaimonista, en la que se busca alcanzar la felicidad a través de estas reglas.

«Meditaciones Metafísicas»

En «Meditaciones Metafísicas», obra posterior al «Discurso del Método», Descartes expone todo lo descubierto a través de su método. Son seis meditaciones que tratan temas como la duda, el «cogito», la existencia de Dios, etc. La tercera meditación se centra en la demostración de la existencia de Dios, que permite a Descartes salir del solipsismo de la «cosa pensante» y se convierte en criterio de verdad para las deducciones posteriores.

Hume (s. XVIII): Empirismo Radical y Crítica a la Causalidad

Hume lleva el empirismo a su máxima radicalidad, estableciendo que el origen y límite del conocimiento verdadero se encuentra en la experiencia sensible o «impresiones». Rechaza los sistemas éticos basados en la razón.

Percepciones: Impresiones e Ideas

Todo el conocimiento se elabora a partir de percepciones, que se dividen en dos tipos:

  • Impresiones: Más vivas, son la presencia inmediata de una cosa.
  • Ideas: Imágenes o representaciones de las impresiones, recuerdos del objeto que produjo la impresión cuando ya no está presente.

Al rechazar el racionalismo y las ideas innatas, Hume establece un criterio de certeza: una idea es verdadera si corresponde a una impresión. Hay dos tipos de impresiones:

  • Simples: Impresión de una cualidad (color, forma).
  • Complejas: Combinaciones de impresiones simples.

También hay dos tipos de ideas:

  • Simples: Copia de una impresión simple.
  • Complejas: Copia de una impresión compleja (ej: idea de ciudad) o elaboradas por la mente a través de la imaginación.

Las ideas imaginadas no tienen una conexión directa con las impresiones; se forman a partir de la asociación por semejanza, contigüidad o causalidad.

Tipos de Conocimiento

Hume distingue dos tipos de conocimiento:

  • Relaciones entre ideas: Se trabaja exclusivamente en el orden de las proposiciones y corresponde fundamentalmente a la lógica y la matemática.
  • De hechos: Constituido por las proposiciones que se refieren a hechos. Es conocimiento empírico, contingente, obtenido a partir de impresiones.

Crítica a la Idea de Causalidad

La idea de causalidad (conexión necesaria entre causa y efecto) se relaciona con el conocimiento de hechos. Este conocimiento queda limitado a nuestras impresiones presentes o al recuerdo actual de impresiones pasadas; no puede haber conocimiento de hechos futuros. Sin embargo, con la causalidad podemos inferir y tener certeza de hechos futuros.

Aplicando el criterio de certeza de Hume, no tenemos una impresión que corresponda a la idea de conexión necesaria; por tanto, no es verdadera. La certeza proviene del hábito, de la costumbre.

Crítica a la Idea de Sustancia

Atendiendo al criterio de certeza, la idea de sustancia es falsa, pues no se corresponde con ninguna impresión. No existe un soporte incognoscible de las cualidades que se muestran a nuestros sentidos (como decía Locke). La sustancia es solo el nombre asignado a un conjunto de cualidades que nos hemos acostumbrado a encontrar juntas.

Ética: Emotivismo Moral

En «Investigación sobre los principios de la moral», Hume fundamenta su filosofía moral. Se opone a los sistemas éticos que basan la distinción entre el bien y el mal en la razón. Solo existen dos operaciones del entendimiento: el conocimiento de hechos y el conocimiento de relaciones de ideas. Ninguno de ellos permite obtener la noción de lo bueno y lo malo.

Esta distinción proviene del sentimiento, no de la razón (emotivismo moral). No consideramos un objeto moral como bueno o malo por la razón, sino por el sentimiento de agrado o desagrado que nos produce.

La razón está subordinada a los sentimientos. Su papel se reduce a decidir los medios para alcanzar el fin propuesto por la pasión o el deseo. La razón es instrumental y teórica, no práctica.

La razón no puede hacer una distinción entre el bien y el mal. Solo puede mostrarnos cómo son las cosas. De frases descriptivas del «ser» no podemos pasar a frases normativas del «deber ser» (falacia naturalista). Las distinciones morales derivan del sentimiento de dolor o placer.

El emotivismo moral elimina la universalidad moral. Para Hume, lo que da universalidad al sentimiento moral es la simpatía: la capacidad de compartir las compasiones de otros. Todos tenemos pasiones básicas y comunes, y las pasiones pueden ser educadas.

«Investigación sobre el Entendimiento Humano»

En «Investigación sobre el entendimiento humano», Hume expone las tesis principales de su empirismo, incluyendo su crítica a la idea de causalidad. Según Hume, la relación causa-efecto tiene su origen en la imaginación y no en ninguna impresión, por lo que no se considera objetivamente verdadera.

Santo Tomás de Aquino (s. XIII): Escolástica y Conciliación de Aristóteles con el Cristianismo

Santo Tomás de Aquino, principal representante de la Escolástica, concilió las ideas de Aristóteles con las del cristianismo, creando un aristotelismo moderado que se convirtió en el pensamiento oficial de la Iglesia.

Antropología: Unidad Hilemórfica y Libre Albedrío

Su concepción del ser humano se basa en la aristotélica (unidad hilemórfica: el ser humano es un compuesto sustancial de alma (forma) y cuerpo (materia)), pero la concilia con las creencias del cristianismo (inmortalidad del alma y creación).

No hay una concepción peyorativa del cuerpo. Aunque el alma es el principio vital y del conocimiento, es el ser humano quien vive y razona, y no podría hacerlo sin su materia.

Santo Tomás afirma la inmortalidad del alma, que subsiste a la muerte del cuerpo y es incorruptible. Aunque está unida sustancialmente al cuerpo, no se origina del mismo modo. Es creada por Dios singularmente en cada ser humano, y se caracteriza por su simplicidad, incorruptibilidad y espiritualidad.

La novedad más significativa es el tratamiento de la voluntad libre. El hombre dispone de libre albedrío para elegir su conducta y, por su misma naturaleza, la voluntad está orientada al bien en general.

Política: Ley Natural y Relación Iglesia-Estado

Santo Tomás recoge ideas de Platón, Aristóteles y San Agustín. Adopta la existencia de dos ciudades (la de Dios y la terrenal), pero con un planteamiento inspirado en la política aristotélica, teniendo en cuenta las ideas del cristianismo.

El hombre es un ser social por naturaleza, pero también tiene un fin trascendente, por lo que la Iglesia tiene un papel importante en su vida. El Estado debe someterse a la Iglesia en virtud del fin trascendente del hombre (como la relación razón-fe).

La Iglesia se encarga de los asuntos sobrenaturales, mientras que el Estado debe garantizar el bien común para que los ciudadanos puedan desarrollar sus virtudes. Las leyes positivas deben basarse en la ley moral natural, que procede de la ley eterna (Dios). Si las leyes son contrarias a la ley divina, el pueblo debe sublevarse.

Santo Tomás sigue las mejores formas de gobierno de Aristóteles (democracia, aristocracia y monarquía) y sus degradaciones (demagogia, oligarquía y tiranía).

«Summa Theologica»

«Summa Theologica» es un manual sobre la teología de Santo Tomás para sus alumnos universitarios. Pretende resolver todas las dificultades que puede encontrar un teólogo en sus reflexiones.

San Agustín (s. IV-V d.C.): Dios, el Mal y el Libre Albedrío

Dios y la Creación

En San Agustín predomina el problema de Dios. Dios es la verdad a la que aspira el conocimiento y el fin al que tiende la vida del hombre.

San Agustín demuestra la existencia de Dios con varios argumentos:

  • La creación del mundo: es necesario un «algo» que hiciera las cosas, ese «algo» es Dios.
  • La creencia del ser humano en Dios: el hombre está hecho para llegar a Dios, lo que sería imposible si no existiese.
  • Argumento epistemológico: encontramos a Dios en el hombre, en el camino a la verdad, al alcanzar las ideas (amor, justicia, belleza…). Las ideas no se encuentran en las cosas sensibles, sino en lo inmutable y eterno, que es Dios.

Las esencias de todas las cosas creadas se encontraban en la mente de Dios como modelos (ejemplarismo). No todos los seres materiales han sido creados en acto desde el principio, sino que Dios depositó en la materia «razones seminales», que germinarían dando lugar a nuevos seres.

El Problema del Mal

Si Dios es la suma bondad y todo lo que crea es bueno (optimismo ontológico), ¿por qué surge el mal? El mal es la carencia del ser, el no-ser. El ser y el bien se identifican. El mal no proviene de Dios, sino del hombre que niega el bien.

Dios otorga al hombre el libre albedrío, la voluntad. El hombre puede elegir la negación del bien, es decir, el mal.

«De Libero Arbitrio»

En «De Libero Arbitrio», San Agustín se interesa por el origen del mal debido al libre albedrío que Dios concede al hombre. Utiliza el método del diálogo platónico, debatiendo con su discípulo Evodio.

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