La Razón como Vía de Acceso a la Verdad en Platón
El texto aborda la temática de la razón como medio para acceder a la verdad, enfocándose en la filosofía de Platón. Se puede afirmar que el autor se centra en la superioridad de la noesis (inteligencia pura de las Ideas) sobre la dianoia (pensamiento discursivo). Este fragmento se ubica en el libro VI de la *República*, si se refiere a la alegoría de la línea, o en el libro VII, si se refiere al mito de la caverna.
La Alegoría de la Línea y los Grados del Conocimiento
Para representar la división entre el ámbito sensible y el inteligible, Platón recurre a la imagen de una línea dividida en cuatro secciones, agrupadas de dos en dos, donde la sección superior siempre representa la «verdad» de la inferior. El mundo inteligible es la verdad del mundo sensible y, dentro de este último, los seres físicos son la «verdad» de las imágenes. Las imágenes no poseen la verdad en sí mismas, sino que la obtienen del mundo inteligible.
A continuación, el texto se adentra en el ámbito inteligible. En la primera sección de este ámbito, se explica el modo de operar de las matemáticas. En la segunda sección, la más elevada, se describen las Ideas y la manera en que el filósofo consigue alcanzarlas. Tanto los matemáticos como los filósofos acceden al conocimiento de forma diferente:
- Los matemáticos parten de supuestos que consideran principios, mientras que los filósofos no lo hacen.
- Los filósofos no se apoyan en seres sensibles, a diferencia de los matemáticos.
- La conclusión del filósofo es un principio no supuesto, mientras que la del matemático es una mera hipótesis.
Estos supuestos son como «peldaños y trampolines» hacia el principio del todo. Este principio no es otro que la Idea del Bien, la cual no remite a nada superior, siendo el único principio no supuesto.
La Dialéctica Ascendente y Descendente hacia la Idea del Bien
El camino hacia la Idea del Bien implica un proceso dialéctico. Primero, una dialéctica ascendente: se debe ir de principio en principio, de Idea en Idea, hasta alcanzar la Idea Superior del Bien, la cima de la realidad, la inteligencia pura. Una vez alcanzado este «principio del todo», es necesario emprender una dialéctica descendente: considerando verdaderas las cosas que dependen de él, se debe descender de Idea en Idea hasta llegar a una conclusión en el ámbito de las Ideas.
El Dualismo Onto-Epistémico y Ético-Político en Platón
La temática de este texto se justifica desde la posición filosófica de Platón, cuyo objetivo era diseñar un modelo de Estado Ideal, un Estado perfecto regido por la Justicia. Para ello, estableció un dualismo tanto a nivel onto-epistémico como a nivel ético-político.
Dualismo Onto-Epistémico
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Dualismo Ontológico: Distingue dos niveles de realidad:
- Mundo Inteligible: Único, estable, permanente y verdaderamente real para Platón. Está compuesto por Ideas inmutables, inmateriales y solo accesibles a la inteligencia.
- Mundo Sensible: Percibido por los sentidos, compuesto por cosas materiales que nacen y perecen. Este mundo es una copia imperfecta del mundo inteligible.
El objetivo final es alcanzar la Idea Suprema del Bien, la cual es la causa ontológica y epistemológica del mundo inteligible.
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Dualismo Epistemológico: Defiende dos niveles de conocimiento:
- Conocimiento Científico (Episteme): Conocimiento inteligible de las Ideas.
- Conocimiento Aparente (Doxa): Conocimiento de las cosas cambiantes del mundo sensible, es decir, la opinión.
Dualismo Ético-Político
En relación con el mito de la caverna, la dialéctica ascendente representa la salida de la caverna hacia el exterior, mientras que la dialéctica descendente simboliza el necesario retorno a las sombras por parte de aquellos que pueden tomar las decisiones más justas: los filósofos.
El filósofo es el único ser humano justo, pues ha logrado armonizar sus tres almas:
- Alma racional y sabia (prudencia).
- Alma irascible y valiente (fortaleza).
- Alma concupiscible subordinada a las anteriores (templanza).
Los demás seres humanos no alcanzan este nivel de armonía, por lo que Platón les confiere un papel social inferior en su Estado Ideal: guerreros («caracteres de plata») y, en el último escalafón, los artesanos («caracteres de bronce»).
De aquí se deriva el dualismo ético-político:
- Dualismo Ético: Distingue entre la moral del filósofo y la del ciudadano.
- Dualismo Político: Distingue entre la concepción de un Estado perfecto y la de los Estados imperfectos (aristocracia, oligarquía, democracia, etc.) del mundo sensible.
Para Platón, solo la aristocracia, el gobierno del filósofo, es aceptable para la armonía y la justicia de la ciudad, conduciendo al verdadero Estado Ideal.
Conclusión
La temática del texto se enmarca en el dualismo onto-epistémico de la filosofía platónica. Platón, en este caso, lo ilustra con el símil de la línea, con el que muestra los cuatro grados de conocimiento: conjetura (eikasia), creencia (pistis), pensamiento discursivo (dianoia) e inteligencia pura de las Ideas (noesis).