Contexto Histórico y Filosófico de Platón

Contexto Histórico

Platón (427-347 a.C.) vivió en una época de grandes convulsiones políticas y sociales en Atenas. Tras las Guerras Médicas (499-449 a.C.), Atenas experimentó un periodo de esplendor bajo el liderazgo de Pericles. Sin embargo, la Guerra del Peloponeso (431-404 a.C.) contra Esparta marcó el fin de esta hegemonía. Platón nació cuatro años después del inicio de esta guerra. Tras la derrota ateniense, se instauró el régimen autocrático de los Treinta Tiranos, en el que participaron algunos parientes de Platón. Un año después, se restauró la democracia, pero Atenas nunca recuperó su antiguo esplendor, quedando finalmente bajo el dominio de Macedonia tras la batalla de Queronea (338 a.C.). La filosofía de Platón es, en parte, una respuesta a la decadencia y el desorden de su tiempo.

Contexto Filosófico

El pensamiento de Platón, recogido principalmente en su obra «La República», abarca la ontología, la gnoseología, la antropología y la teoría social y política. Su filosofía estuvo influenciada por:

• Heráclito: De quien tomó la idea del mundo sensible como algo en constante cambio y movimiento.
• Parménides: Adoptó las características del mundo inteligible: las Ideas, perfectas, eternas e inmutables, como el Ser de Parménides.
• Pitágoras: Aprendió su visión dualista de la naturaleza humana y su admiración por las matemáticas.
• Sócrates: Siguió la pista de las Ideas, que surgen de la hipostatización de los conceptos socráticos, y la idea de que solo los honestos y sabios deben gobernar. También compartió su desprecio por la sofística.

Platón, como Newton siglos después, reconoció la influencia de sus predecesores.

La Filosofía de Platón: Ontología, Epistemología y el Mito de la Caverna

I. Ontología y Epistemología: La Teoría de las Ideas

La Teoría de las Ideas es el núcleo central de la filosofía platónica. Platón divide la realidad en dos mundos:

• Mundo de las Ideas (o Inteligible): Invisible, perfecto, inmutable y eterno. La Idea del Bien ocupa la posición más elevada.
• Mundo Sensible: Percibido por los sentidos, con entidades mutables, provisionales e imperfectas. Es menos real que el mundo inteligible.

La relación entre ambos mundos es de «imitación». El mundo sensible es una copia del mundo inteligible, creado por el «Demiurgo», que da forma a la materia tomando como modelo las Ideas.

El conocimiento se divide en:

• Doxa (Opinión): Conocimiento sensible, dividido en eikasía (imaginación) y pístis (creencia).
• Episteme (Ciencia): Conocimiento racional del mundo inteligible, dividido en diánoia (razonamiento discursivo) y nóesis (intuición). La episteme se identifica con la «dialéctica», el conocimiento de la estructura del mundo trascendente y las relaciones entre las Ideas.

Otra vía para conocer el mundo inteligible es la metempsicosis. El alma, antes de encarnarse en un cuerpo, contempla las Ideas, conocimiento que olvida al nacer pero que puede recuperar a través de la «reminiscencia».

II. El Mito de la Caverna

Expuesto en el libro VII de «La República», este mito ilustra alegóricamente la ontología platónica y la misión de la filosofía. El filósofo debe liberar al hombre del mundo de las apariencias (las sombras en la caverna) y conducirlo hacia el verdadero ser (el mundo exterior, el mundo de las Ideas). El mundo real, espacial y temporal, es solo una imagen. Las sombras representan el mundo de la imitación, el arte.

III. Filosofía Política de Platón

Platón busca reflejar la armonía del mundo inteligible en el mundo sensible a través de una sociedad perfecta, justa y armónica. Para ello, se deben cumplir tres condiciones:

1. División social acertada: La sociedad se divide en dos clases: trabajadores y guardianes. Los trabajadores están subordinados a los guardianes, y dentro de estos, los soldados están supeditados a los gobernantes (incluidos los filósofos). Esta estructura refleja la naturaleza humana según Platón.
2. Cumplimiento de funciones: Cada parte de la sociedad debe realizar competentemente la función que le corresponde: los gobernantes deben ser prudentes, los soldados valientes y los productores moderados.
3. Distribución correcta de los individuos: El Estado, en ausencia de la institución familiar, educa a los niños para conocer su personalidad y asignarles la posición social más adecuada.

Platón creía que su proyecto de sociedad perfecta era realizable si se persuadía a un gobernante poderoso, lo que demuestra que no tenía una mentalidad totalmente utópica.

Relación entre Platón y Nietzsche

Se establece una relación con el filósofo alemán Friedrich Nietzsche, figura clave del vitalismo. El vitalismo, surgido en la segunda mitad del siglo XIX, considera la vida como objeto de conocimiento y valor. La filosofía debe profundizar en la vida, exaltarla y estimularla. La crítica de Nietzsche a la cultura occidental se basa en que esta ha negado la vida. Destaca su crítica a la metafísica tradicional.

Nietzsche considera que la tradición filosófica occidental, a partir de Platón, es:

• Dualista: Distingue entre mundo sensible y suprasensible.
• Metafísica: Identifica un plano no físico en lo suprasensible.
• Idealista: Valora principalmente el plano no físico.

La ontología tradicional, de raíces platónicas, concibe el ser como eterno e inmutable. El mundo sensible, sujeto al cambio, requiere un ámbito invisible de cosas eternas e inmutables (el mundo de las Ideas). Este último es lo auténticamente real. Nietzsche ve en el platonismo un apoyo para la idea cristiana de un «Más Allá» y una base para su concepción de una vida ultraterrena. Considera el platonismo como «la metafísica del cristianismo» o «un platonismo para el pueblo».

Nietzsche critica la ontología tradicional porque proporcionó al cristianismo su base filosófica. El cristianismo es nihilista porque niega el mundo y la existencia terrenales, los únicos existentes, al proclamar que la verdadera vida es la de ultratumba. El cristianismo, por tanto, niega el ser y la voluntad de vivir. La asociación del nihilismo filosófico y el judeocristiano ha sido determinante para el devenir de Occidente, según Nietzsche.