Platón y Aristóteles: Filosofía de la Realidad, el Conocimiento y la Ética

PLATÓN

Vivió en Atenas durante la Guerra del Peloponeso, que supuso la decadencia política de la ciudad, pero el esplendor de la filosofía. La filosofía de Platón es un intento de superar el relativismo y escepticismo de los sofistas. Tiene un gran interés en organizar un sistema político justo que permita educar a cada ciudadano según su propia naturaleza. Intentó llevarlo a cabo varias veces, pero lo consideró una utopía irrealizable. Fue alumno de Sócrates y su injusta muerte le inclinó más hacia la filosofía. Todo lo que sabemos de Sócrates es lo que escribió Platón (escribía en forma de diálogos). Fundó la Academia que se considera la primera universidad europea.

Una realidad trascendente (metafísica)

1.1 Los peligros del relativismo

Platón se opuso a las teorías relativistas y escépticas defendidas por los sofistas. Tanto Sócrates como Platón creían que las teorías relativistas eran falsas y, además, peligrosas.

A menudo las apariencias son engañosas, y en muchas ocasiones nuestras opiniones son incorrectas. Si queremos conocer la verdadera realidad, tenemos que intentar ir más allá de nuestras creencias personales. Platón, estaba convencido de que existía una realidad verdadera que era independiente de nuestro punto de vista.

Enfrentándose al relativismo de los sofistas, Platón creía, al igual que Sócrates, en la existencia de una verdad última más allá de nuestras opiniones y creencias.

La investigación de Platón no sólo se ocupa de la moral, sino que también abarca temas como la naturaleza, el conocimiento o el ser humano. convencimiento, de que la auténtica realidad está más allá de las apariencias, y que sólo podemos alcanzarla mediante un esfuerzo serio y comprometido con la verdad.

1.2 Mundo sensible y mundo inteligible

El mundo sensible está constituido por todas las cosas que vemos y tocamos. Este es el mundo material que percibimos con los sentidos y que está formado por cosas particulares que son imperfectas, cambiantes y perecederas.

existe un mundo diferente, separado de todo lo material e integrado por las esencias. El mundo inteligible, compuesto por realidades inmateriales que no se pueden captar con los sentidos, sino únicamente mediante la razón. A diferencia de las cosas, las esencias son universales, perfectas, eternas e inmutables.

Platón distinguía dos ámbitos separados de la realidad: el mundo sensible, al que pertenecen las cosas que percibimos con los sentidos, que es im-perfecto, cambiante y perecedero; y el mundo inteligible, formado por las esencias trascendentes que se captan con la razón, que es perfecto, eterno e inmutable.

Metafísica dualista (teoría de la participación)

La metafísica de Platón es dualista, porque distingue dos ámbitos diferentes de la realidad, que son el mundo sensible y el mundo inteligible.

La teoría de la participación afirma que las Ideas actúan como modelos eternos e inmutables de las cosas.

 Platón creía que todos los objetos del mundo sensible intentan parecerse lo más posible a las Ideas de las cuales participan, pese a que nunca terminan de lograrlo.

las Ideas son más importantes que las cosas y anteriores a ellas. Por tanto, el mundo inteligible es superior al mundo sensible y, por ese motivo, también es más auténtico y más verdadero.

2.3 La jerarquía de las Ideas

no todas ellas tienen la misma importancia. Las Ideas están ordenadas en una jerarquía. en el vértice de la pirámide, está la Idea de Bien, que es la más importante de todas.

2.4 El mito del Demiurgo

Platón explica el origen de todas las cosas que existen mediante una narración alegórica: el mito del Demiurgo. El mito del Demiurgo cuenta cómo està divinidad trató de materializar las

Ideas modelando la materia de la que disponía, dando así lugar a todas las cosas que ahora existen en el mundo.  La narración muestra alegóricamente cómo las cosas tratan de asemejarse a las Ideas sin terminar de conseguirlo, porque están hechas de una materia mala e imperfecta. 

Conocimiento

3.1 Dos mundos, dos formas de conocer

La teoría gnoseológica de Platón . Según Platón, la existencia de dos mundos diferentes explica que haya también dos maneras muy distintas de conocer. Por un lado, está el mundo sensible, que puede captarse a través de los sentidos, no se corresponde con la verdadera realidad. Por otro lado, está el mundo de las Ideas, que constituye la auténtica realidad perfecta y eterna, a la que solo puede llegarse mediante la razón, Las dos formas de conocimiento son por completo distintas. Todo lo que captamos mediante los sentidos es cambiante e imperfecto. El conocimiento sensible no es un saber de lo verdadero, sino solo de lo aparente. Platón llama opinión al  saber falible e incompleto. El conocimiento de las Ideas,verdadero, ya que las Ideas nunca cambian y siempre permanecen inalterables. Platón denominaba ciencia. Platón distingue dos formas de saber distintas: la doxa «opinió») y la episteme «cienci» o»saber verdader»)

la verdadera episteme no está al alcance de cualquiera. Platón creía que esto únicamente podía conseguirse mediante un difícil proceso para el que solo están preparados de forma adecuada quienes practiquen la filosofía.

3.2 El paso de la doxa a la episteme

debemos confiar en nuestra razón, pero resultará muy difícil que podamos completarla solos. Si queremos tener éxito, necesitaremos la ayuda de alguien que ya conozca las Ideas y que pueda mostrarnos el camino hacia ellas mediante el diálogo. Por eso, Platón llamaba ascensión dialéctica a este largo y complejo proceso.

El primer conocimiento que percibe cualquier persona es el que le llega por los sentidos. Este no es un saber verdadero, sino solo una opinión (doxa) que puede estar equivocada.

dos tipos de conocimiento distintos. Este conocimiento de imágenes es a lo que Platón denomina conjetura

El mundo sensible está hecho de cosas, no de imágenes. Si conseguimos ir más allá de las imágenes, llegando a captar los objetos, habremos alcanzado la segunda fase del conocimiento, a la que Platón denomina creencia

Platón sabía lo difícil que resulta desprenderse del testimonio de los sentidos para acceder al mundo de las Ideas. Para conseguirlo, recomendaba que se profundizará en el estudio de las matemáticas

podemos pensar en las propiedades de un triángulo cualquiera sin necesidad de dibujarlo. Cuando razonamos de esta manera no estamos basándonos en cosas materiales, sino que manejamos solo objetos mentales.

Si logramos comprender que los objetos matemáticos tienen una existencia inmaterial, habremos alcanzado la siguiente fase del conocimiento, a la que Platón denominaba en su filosofía saber discursivo 

Los entes matemáticos, aunque pertenecen al mundo inteligible, no se corresponden con las Ideas más importantes y valiosas. debemos hacer un esfuerzo aún mayor para captar las Ideas más relevantes, como las de Belleza, Justicia o Verdad.

3.3 La reminiscencia

Platón creía que las personas podemos captar las Ideas porque, de alguna manera, estas ya se encuentran en nuestro interior. Por eso todos sabemos de qué estamos hablando cuando nos referimos a la Justicia, el Bien o la Belleza.

como si nuestra alma ya conociese esas Ideas, pero por alguna razón las hubiera olvidado. Para poder explicar esta situación, Platón propuso la teoría de la reminiscencia.

 Las Ideas nos resultan de algún modo familiares porque nuestra alma ya ha estado en contacto con ellas, aunque nosotros no nos acordemos. Esto debió suceder antes de nuestro nacimiento, cuando nuestra alma se encontraba en el mundo inteligible rodeada de las Ideas inmateriales.

Cuando nuestra alma se unió a nuestro cuerpo, el conocimiento de las Ideas quedó olvidado y oscurecido. Sin embargo, ese conocimiento puede despertar al relacionarnos con las cosas que nos rodean en el mundo sensible.

De este modo se despierta en nosotros el recuerdo de las Ideas que conocíamos pero habíamos olvidado. En esto consiste la reminiscencia (anámnesis, en griego) que hace posible el proceso de la ascensión dialéctica.

4. El dualismo antropológico

4.1 El cuerpo

es la prisión del alma

El ser humano está compuesto de dos partes muy distintas: el cuerpo, que es material, cambiante e imperfecto y que pertenece al mundo sensible; y el alma, que es inmaterial y es la parte más noble que hay en las personas. Está ligada a la razón y guarda similitud con el mundo de las Ideas.

La antropología de Platón es dualista. Los seres humanos estamos compuestos de un alma inmaterial que está encerrada en un cuerpo material e imperfecto. afirmaba que el cuerpo es una especie de prisión en la que el alma está encerrada. Las pasiones y los apetitos del cuerpo, asociados a su carácter innoble y terrenal, son responsables de nuestros defectos e imperfecciones. Las necesidades y los deseos corporales nos acosan continuamente, alejándonos de la sabiduría y de la auténtica felicidad. Si nos dejamos llevar por las exigencias del cuerpo, acabaremos siendo esclavos de nuestras propias pasiones. Para llevar una vida plena y satisfactoria, lo que debemos hacer es cultivar nuestra parte racional, sin permitir que la parte corporal nos arrastre. Eso exige que llevemos una vida ascética.* Debemos poner freno a los placeres y los deseos, ocupándose, sobre todo, de nuestra alma sin preocuparnos en exceso del cuerpo.

4.2 La inmortalidad del alma  / El cuerpo, como todo lo material, se descompone y desaparece, mientras que el alma no perece jamás. Platón estaba convencido de que los seres humanos tenemos un alma eterna e inmortal. La prueba más convincente de la inmortalidad del alma está ligada a la teoría de la reminiscencia. Si somos capaces de captar Ideas trascendentes y eternas que no hemos percibido con los sentidos, es porque las hemos contemplado con anterioridad en el mundo inteligible. El alma existió antes de que naciéramos, igualmente seguirá existiendo también cuando muramos. La simplicidad de  las cosas que se descomponen y mueren son las que tienen partes. El alma es simple, puesto que no está formada por elementos más sencillos. el alma no se puede descomponer y tampoco puede morir nunca.

4.3 La teoría de la reencarnación / la creencia en la inmortalidad del alma está ligada a la teoría de la reencarnación .Platón creía que, después de la muerte, nuestra alma puede volver a la vida uniéndose a un nuevo cuerpo, que será noble y bello si en la vida pasada hemos vivido de manera virtuosa. De lo contrario, nuestra alma se reencarna en un cuerpo inferior. El proceso de las reencarnaciones se repite una vez tras otra. Con cada vida tenemos la oportunidad de mejorar y purificar nuestra alma. Así nos iremos reencarnando en cuerpos cada vez más nobles y perfectos, y al final de muchos ciclos, tal vez limpiemos por completo nuestra alma de todo rastro material, con lo que podremos dejar de reencarnarnos. Entonces el alma podrá permanecer para siempre, plena y dichosa, en el mundo de las Ideas al cual verdaderamente aspira.


4.4 Las tres partes del alma humana

Platón valoraba por encima de todo la dimensión racional del ser humano, también era consciente de que las pasiones del cuerpo ejercen un gran influjo en el comportamiento. nuestros deseos entran en conflicto con la razón. elaboró su teoría tripartita del alma para explicar estas contradicciones que todos hemos experimentado alguna vez.. tres partes distintas en el alma humana, asociadas a funciones diferenciadas con claridad. La mejor parte es el alma racional, que se localiza en la cabeza y que está relacionada con el pensamiento. Luego está el alma irascible, situada en el pecho, que es la sede de las pasiones y los sentimientos nobles, como el honor o la cólera .Por último, el alma apetitiva o concupiscible, que está en el vientre, es la sede de los deseos y apetitos corporales, como el ansia de comer cuando se tiene hambre o el impulso sexual. El tipo de persona que somos depende del tipo de alma que predomine en nosotros. destaca la parte racional tienen un especial interés por el aprendizaje y valoran por encima de todo la racionalidad. Las personas en las que predomina el alma irascible se caracterizan por su arrojo y están preocupadas por el honor. están dominados por el alma apetitiva, se dejan arrastrar por sentimientos innobles y se interesan, sobre todo, por cuestiones de tipo material.

5.La etica del bien  5.1 El intelectualismo moral

La ética de Platón se inspira en Sócrates. Platón creía que los valores morales son universales y objetivos.  el bien y la justicia existen por sí mismos y son iguales para todas las personas en todos los lugares y en todas las épocas.  era partidario del intelectualismo moral socrático. si alguien se comporta de un modo incorrecto, no es porque sea un malvado, sino que actúa así por ignorancia.  El problema de la ética se reduce, en el fondo, a aprehender la Idea de Bien porque, una vez que hayamos conseguido captar qué es el auténtico bien, nuestro comportamiento será siempre bueno y moralmente adecuado. No todo el mundo está capacitado para llegar a contemplar la Idea de Bien. El Bien es la realidad suprema que preside toda la jerarquía de Ideas en el mundo inteligible. Esta idea, es también la más difícil de captar. Para llegar hasta ella hace falta recorrer un largo y complicado proceso de ascensión dialéctica que requiere años de esfuerzo y dedicación.

 solo podrán acceder a la Idea de Bien quienes estén dispuestos a preocuparse sólo del alma y de la razón. solo unas pocas personas son realmente capaces de comprender en qué consiste el verdadero bien, ¿cómo deberían actuar las demás personas que no pueden aspirar a contemplar la Idea de Bien?

5.2 Las virtudes y la justicia

Las únicas personas que pueden aspirar a captar la Idea de Bien son las que tienen un alma predominantemente racional. Platón pensaba que cada tipo de alma está asociado a una forma de vida característica, que es la más conveniente para ese tipo de personas. A cada una de estas formas de vida está asociada una virtud o excelencia, Una persona en la que predomina el alma racional será excelente si cultiva su inteligencia. alguien destaca el alma irascible, la virtud que debe esforzarse en desarrollar es la valentía. Sin embargo, por encima de las demás cualidades se encuentra la virtud más importante de todas, que es la justicia. Platón creía que, para que en un individuo reine la justicia, es preciso que la dimensión racional de su alma controle las partes irascible y apetitiva. En el diálogo Fedro, Platón explica esta teoría comparando el alma humana con un carro guiado por un auriga y tirado por dos caballos alados.

Uno de los caballos es noble y bueno, pero el otro es perezoso y desobediente. El auriga representa el alma racional, mientras que el caballo noble se corresponde con el alma irascible, y el caballo desobediente, con el alma apetitiva. La alegoría pretende mostrar que el carro (nuestra vida) solo podrá avanzar si el auriga (la razón) consigue dominar y controlar a los dos caballos (la pasión y los deseos) sin dejar que estos se desboquen. Platón nos muestra en este mito unos caballos alados, porque el objetivo del auriga es ascender hacia el cielo, que simboliza el mundo de las Ideas. Pero, si el auriga es incapaz de mantener el control de los dos caballos, el carro se desequilibró, acabará por precipitarse hacia el suelo y nos hará caer en el mundo sensible, material e imperfecto.

6. La pasión política de Platón 6.1 Una realidad imperfecta

Platón sintió un gran interés por la política.  Cuando Platón era joven, la derrota de Atenas en la guerra del Peloponeso supuso el final de la democracia y la instauración de un régimen aristocrático impuesto por los espartanos El Gobierno de los Treinta Tiranos actuó de manera injusta, cruel y despótica, por lo que Platón pronto se sintió decepcionado con el régimen.. el pueblo ateniense se rebeló y restauró la democracia. El régimen recién restaurado fue el que juzgó y condenó a Sócrates a morir envenenado. La condena de Sócrates es la prueba de que la mayoría no siempre adopta las decisiones correctas. llegó a la conclusión de que, para que un sistema político sea justo, es necesario que decidan quienes en realidad saben qué es lo adecuado y bueno para todos. Así que el poder no debe estar en manos del pueblo, sino de los sabios que verdaderamente conocen lo que conviene hacer. Platón hizo un modelo de sociedad perfecta, encargando el mando del Estado a los más sabios.

6.2 La ciudad ideal Degeneración de las forma políticas

El problema es que la forma de gobierno aristocrática suele degenerar para convertirse en una timocracia. Con él tiempo, la timocracia se puede convertir en una plutocracia donde mandan los más ricos. Los excesos de este sistema conducen, por lo general, a una rebelión que hace triunfar a la democracia

La propuesta política pretende superar estas graves dificultades. Para lograrlo, Platón se apoya en su teoría antropológica y en la convicción de que una sociedad bien ordenada es aquella en la que reina la justicia y los gobernantes piensan en el bien común. será posible cuando cada persona se dedique a aquello que mejor hace, sin interferir en las actividades para las que no esté bien dotada. Hay tres tipos de personas distintas, lo mejor es que cada cual se ocupe de las tareas que son más afines al tipo de alma que en él predomine..En una sociedad ideal, quienes tienen un alma básicamente apetitiva se ocuparán de cuestiones materiales, que son las que más les interesan. Deben dedicarse a actividades como la agricultura, la ganadería, la artesanía o el comercio.el  alma irascible deberían ser soldados, ocupados en defender a la sociedad de sus enemigos. El gobierno de la ciudad estará reservado a aquellos en los que prevalezca el alma racional, los únicos capacitados para comprender en qué consisten el Bien y la Justicia.  quienes son capaces de captarlas conocen la auténtica verdad y pueden basarse en ella para gobernar con justicia. Así, el mando político debe confiarse a los filósofos, 


El modelo político ideal diseñado por Platón otorga a cada persona un lugar distinto en la sociedad dependiendo del tipo de alma que se tenga.

La propuesta política de Platón pretendía diseñar una sociedad ideal y perfecta que permitiese resolver las insuficiencias y los defectos de los distintos Estados que existen en la realidad. No se trata de ninguna sociedad que exista realmente, sino de una utopía que describe cómo debería organizarse el Estado para que en él reinase la justicia. Lo que Platón propone es una ordenación social muy rígida, en la que la actividad asignada a cada persona está determinada desde la infancia según el tipo de alma que tenga cada cual. La educación desempeña un papel fundamental. 

7.1 Hacia la armonía de la sociedad perfecta(política tmb)

La filosofía política de Platón está estrechamente ligada a su teoría ética y antropológica. Si queremos que la sociedad esté bien ordenada y resulte armoniosa, será preciso que cada persona se dedique a la tarea que más le conviene. Según Platón, en eso consiste la justicia en la sociedad. Una sociedad justa será aquella en la cual cada persona se dedica a lo que le corresponde, bajo el control de quienes saben qué es lo que conviene hacer.

7.2 La justicia en el individuo y en la sociedad

Según Platón, un individuo es justo cuando en él se da un equilibrio adecuado entre las tres partes del alma. Si el alma racional consigue controlar las pasiones y apetitos del alma irascible y del alma concupiscible, entonces podremos decir que la persona actúa de manera justa. Una sociedad sólo será justa si en ella se establece un equilibrio armónico entre los tres tipos de personas que la componen. el gobierno se confía a los más sabios, mientras los soldados se encargan de defender la sociedad y los productores de abastecer a la colectividad de los bienes materiales necesarios.

Ética eudemonista (Aristóteles)

8.1 ¿Cuál es el objetivo de la vida?

todos los seres humanos aspiramos a ser felices. ya no resulta tan fácil aclarar en qué consiste con exactitud el contenido de la felicidad. Aristóteles pensaba que esa forma de satisfacción no es propia de los seres humanos.

8.2 La virtud en Aristóteles

Aristóteles reconoce que la felicidad no puede alcanzarse si no se dispone de un mínimo bienestar. Nadie puede ser de verdad feliz cuando pasa hambre o cuando no tiene dónde cobijarse. La auténtica felicidad va mucho más allá de tener satisfechos estos deseos primarios.

La felicidad para Aristóteles no consiste en un estado más o menos transitorio de satisfacción o plenitud, sino que se corresponde con una completa forma de vida.

si de verdad queremos ser felices, tenemos que esforzarnos por encontrar la mejor manera posible de actuar en nuestra vida práctica Esto puede lograrse si nos acostumbramos a elegir siempre de un modo apropiado. Los griegos llamaban areté se denomina «virtud». 

La felicidad se alcanza, según Aristóteles, cuando sabemos elegir nuestro comportamiento de manera adecuada mediante la práctica de la virtud.

Las virtudes éticas, que están asociadas al modo en que nos comportamos en nuestra relación con los demás, y las virtudes dianoéticas, que están vinculadas a la manera en que hacemos uso de nuestra racionalidad teórica.

8.3 Las virtudes éticas

La virtud ética se refiere al mejor modo posible de comportarse en la relación con los demás. Es un hábito que adquirimos cuando nos acostumbramos a actuar de forma correcta en nuestra convivencia. acaba por convertirse en una costumbre que modela nuestro carácter y que va creando en nuestro interior una inclinación a actuar de ese mismo modo.

Si queremos alcanzar la felicidad, debemos acostumbrarnos a elegir siempre de forma moderada huyendo de las posturas extremas.

La virtud ética, según Aristóteles, es un hábito selectivo que modela nuestro carácter creando una disposición a elegir el punto medio y tratando de evitar las opciones extremas.

Ese punto medio no puede determinarse de forma absoluta, porque depende de las circunstancias.Este punto medio depende de cada persona.

Si queremos ser verdaderamente felices, tenemos que aprender a encontrar cuál es el punto medio que nos corresponde de acuerdo con nuestras circunstancias personales.

8.4 La justicia

De entre todas estas virtudes éticas, conviene destacar una particularmente importante, que es la justicia.

 la justicia como la virtud que consiste en «dar a cada cual lo que le corresponde». Aristóteles distinguió dos formas diferentes de justicia:

• La justicia conmutativa, exige que haya una equivalencia entre lo que damos y lo que recibimos.

• justicia distributiva, en la cual lo justo es que aporte más quien más tiene y que reciba más quien más se lo merece.

8.5 Las virtudes dianoéticas

Entre las virtudes dianoéticas destacan la sabiduría (sophia), la intuición intelectual (nous), la ciencia (episteme) y el arte (techne). Aristóteles menciona una virtud dianoética adicional de enorme importancia, que es la prudencia (phronesis).

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