Platón y su contexto histórico
Platón desarrolló su pensamiento filosófico en Atenas entre los siglos IV y IV a.C. en una época de crisis política y económica, por lo que vivirá el auge y la caída del Imperio ateniense por las Guerras del Peloponeso (Esparta y Atenas con sus aliados). En el S.V a.C Atenas tiene su mayor florecimiento. El demos (pueblo) se vuelve poderoso gracias a la democracia, que le permite formar leyes propias en el ágora de la asamblea pública. La victoria ateniense sobre invasores persas (guerras médicas) les inspiró confianza y con Pericles se dio intensidad a la vida política. El interés se centra en el hombre y en sus problemas éticos, sociales y políticos. Se educa al gusto estético y todo el pueblo participa en el progreso cultural. A través del teatro se le hacen llegar temas filosóficos y políticos a la población. Destacan Ictinos (arquitecto) y Fidias (escultor) cuyas esculturas se caracterizan por la perfección de las proporciones corporales, la idealización de las figuras, la serenidad y el equilibrio entre movimiento y estabilidad. Posteriormente, en el Helenismo se potencia la expresividad (dolor, desenfreno y sensualidad). En el S. V a.C Atenas representa la culminación de la tragedia griega y del género histórico. Heródoto y Tucídides fundan el saber filosófico. Atenas se convierte en la capital intelectual del mundo griego. Platón quería actuar en la vida pública hasta su encuentro con Sócrates (condenado por impiedad en el 399 a.C) que le hizo actuar en la vida política. Platón intentó influir en el gobierno de Dionisio I, fracasando, por lo que regresa a Atenas y funda su escuela: La Academia (387 a.C.) en la que prepara a futuros gobernantes con la reflexión, la crítica y conocimientos. La filosofía surge en Platón como necesidad de dar respuesta a una sociedad desorganizada, comenzando aquí la búsqueda del estado ideal.
Los períodos de la obra de Platón
La obra de Platón se divide en cuatro períodos:
➔ Diálogos socráticos: Expone el pensamiento de Sócrates y contiene pocos elementos propiamente platónicos. No aparece nada relacionado con la Teoría de las Ideas, se orienta hacia la búsqueda de la definición de las virtudes, con intencionalidad fundamental ética.
➔ Diálogos de transición: Sócrates es el protagonista y Platón comienza a plantear ideas propias. Encontramos algunos elementos que parecen orientar a la Teoría de las Ideas.
➔ Diálogos doctrinales o de madurez: Se expone una doctrina a base de preguntas y respuestas a menudo con mitos. Sócrates es el personaje central. Este periodo muestra el pensamiento maduro de Platón, La Teoría de las Ideas.
➔ Diálogos críticos o de vejez: Platón somete a crítica su pensamiento, su doctrina política, la Teoría de las Ideas y su cosmología. La metafísica platónica adopta una actitud crítica, o parece no haberla abandonado nunca. Platón quiere encontrar algo permanente o inmutable que escape al carácter cambiante y múltiple de las cosas sensibles, a lo que llamará Idea. Platón sostiene que si es posible un conocimiento universal y estable. Este conocimiento no puede darse en un mundo en el que la realidad esté en un proceso continuo de cambio, por lo que debe existir un mundo estable, que no esté sujeto a la corrupción ni al cambio. Solo de este mundo de las Ideas se podrá obtener un conocimiento universal e inmutable. Esto se ve con los ojos del alma. La esencia es permanente y fija (influencia de Parménides). Distinguimos 3 corrientes de influencia en la elaboración de la Teoría de las Ideas.
La crítica de Nietzsche a Platón
Nietzsche en su obra «Crepúsculo de los ídolos” en el capítulo «La razón en la filosofía», realiza una crítica de pensamiento platónico, que llega hasta la época de Nietzsche con el Positivismo. Según este, toda la filosofía heredará de la Tradición socrático/platónica y culmina con el cristianismo. En la crítica a la metafísica expone el error que supone la distinción entre un mundo verdadero, objetivo e inmutable, al que se accede por la razón, y un mundo aparente subjetivo y cambiante, relacionado con el mal y el cuerpo (nacimiento, duración y muerte). Para Nietzsche la única realidad es el devenir, el mundo aparente. Critica a Platón por la interpretación moral del ser (Bien=ser) por la sustitución de pensamientos que los presocráticos hacían del mundo, que era más próxima a la verdad. En la crítica a la epistemología, Platón defiende que existen 2 mundos distintos, y por tanto, 2 modos de conocimiento. Para Nietzsche, el conocimiento sensible es el único válido, por lo que será múltiple, cambiante y subjetivo. De ahí que Nietzsche no adopte el ensayo como forma de narración y prefiera los aforismos y las metáforas como la forma más apropiada de exponer su filosofía. En la crítica a la ética, Sócrates y Platón mediante lo que Nietzsche llama una ecuación que adoptará el cristianismo entre razón, virtud y felicidad, imponiendo la «moral de esclavos», que consistía en hacer lo que te dicen desde fuera, frente a la «moral de señores», en la que cada uno se dice a sí mismo lo que debe hacer. Para Nietzsche, permiten al ser humano desarrollar sus capacidades, y entiende la moral cristiana como una enfermedad mental. Para él los únicos criterios de validez moral son:
➥ Lo que favorece la vida.
➥ La satisfacción corporal.
➥ Lo instintivo.
La Idea del Bien en Platón
En el VI libro de la República, la idea del Bien aparece como un objeto de estudio supremo, por encima de la justicia, la verdad y la ciencia. Es la realidad de donde procede todo lo verdadero, valioso y justo. Platón no ofrece una definición concreta del Bien, por lo que establece la analogía del Sol y del Bien como un auténtico modelo para comprender la realidad. Esta analogía expresa que al igual que el Sol permite, gracias a su luz, ver todas las cosas y seres del universo, el Bien hace que la inteligencia pueda conocer las realidades inteligibles, las Ideas. El Sol y el Bien, también son causas de la existencia de la realidad. Por tanto, el Bien dispone al ser humano hacia el conocimiento racional y verdadero. El Bien es la causa de la existencia de las Ideas, el fundamento de todo lo que existe y el fin hacia lo que tienden todas las cosas. Es el principio que da sentido a la realidad.
El mito de la caverna es un fragmento del libro VII de la República de Platón. Está escrito en forma de diálogo y mediante este texto trata de explicarnos la relación entre el conocimiento y la realidad. El mito nos presenta la existencia de una cueva en la que se encuentran unos prisioneros que nunca han visto la luz, y que observan una pared en la que se proyectan sombras. En otra sala habría un fuego que proyectaría las sombras que estos prisioneros observan. El nivel de realidad que observan los prisioneros es el más bajo que existe, ya que es una mera representación abstracta de esta. Sin embargo, para ellos esa es su realidad. El mito nos cuenta como uno de estos prisioneros consigue salir y ver la realidad. Tras esto se da cuenta que la realidad que conocía (la de las sombras) es mentira, y que tras un período de adaptación, lograría comprender la realidad «real» (Idea del Bien) y vuelve para liberar a sus compañeros. Tras el intento fallido de acostumbrarse al mundo exterior del restos de prisioneros, estos matan al que los liberó por acusarles de que la realidad en la que creían era falsa. Esto nos muestra la dificultad de enfrentarnos visiones cosmológicas diferentes, de romper con la visión del mundo que poseemos. El conocimiento al que podemos acceder depende de la naturaleza humana.
Platón nos da una primera explicación del conocimiento en la Teoría de la reminiscencia (El Menón). Según ella, el alma, siendo inmortal, lo ha conocido todo en su existencia anterior por lo que, cuando creemos conocer algo, lo que realmente ocurre es que el alma recuerda lo que ya sabía. Con el símil de la línea se establece una correspondencia entre los distintos niveles y grados de realidad y conocimiento: doxa (conocimiento del mundo sensible) y episteme (conocimiento del mundo inteligible o de las Ideas, sería el verdadero conocimiento). Se representa una línea recta dividida en dos partes, dependiendo de su importancia. La parte que representa al mundo sensible se dividirá en:
● La primera, sombras y reflejos objetos del conocimiento de la imaginación (eikasia)
● La segunda, conocimiento de la realidad a través de los sentidos (pistis)
La parte que representa al mundo inteligible se dividirá en:
● La primera, objetos lógicos y matemáticos (dianoia) > permiten preparar la mente para poder comprender conceptos abstractos
● La segunda, las Ideas (nóesis o inteligencia pura) > estado mental que permite captar directamente las Ideas sin ayuda de las matemáticas. Los filósofos son los únicos que pueden alcanzar la nóesis. Por tanto Platón defiende que deben ser los gobernadores. En conclusión, el símil de la línea, representa la organización de la realidad y el conocimiento en una ascensión desde las realidades más rudimentarias (imágenes) hasta las más elevadas (Ideas), y la cumbre, el Bien. La dialéctica (inteligencia) es un conocimiento más claro que el pensamiento discursivo, y el pensamiento discursivo queda entre la opinión y la inteligencia. Esta relación entre conocimiento y realidad se explica también en el mito de la caverna.