4.LA ONTOLOGÍA OCKHAMIANA
4.1.Existencia frente a esencia
-La nueva ontología que Ockham plantea en oposición a la teoría de las esencias se basa en la noción de existencia
-La existencia es el “ser” de las realidades creadas, puesto por Dios al crear. Este “ser” está referido genéticamente a un “no-ser” (=la nada), por lo cual es precario.
-Las carácterísticas de la existencia son opuestas a las de la esencia:
Mientras que la esencia es universal, la existencia es particular: cada cosa real posee su propia existencia, que no le pertenece más que a ella. Mientras que la esencia es necesaria, la existencia es contingente: ningún ser del mundo la tiene por necesidad. Todas las cosas que existen podrían no haber existido, y pueden dejar de existir en cualquier momento. Mientras que la esencia está escondida, la existencia es evidente: se conoce directamente con una aprehensión inmediata, que Ockham denomina “intuición”. Para saber que una cosa existe, nos basta con la “noticia” de su presencia. Como la presencia de las cosas es un hecho básico en nuestra vida, el conocimiento de la existencia tiene un carácter vital y elemental.
4.2.Individualidad, contingencia y patencia: la visión ockhamiana del mundo
-A partir de las carácterísticas de la existencia, se puede deducir cómo son las cosas y cómo es el mundo
-De la primera carácterística, la particularidad, se deduce que todas las cosas reales son entidades puramente individuales. En el mundo no puede haber entidades con universalidad como del tipo de las ideas platónicas o de las substancias aristotélicas.
-En la ontología ockhamiana, el mundo queda escindido en los individuos
-Su escisión es tal que los individuos no tienen entre sí relaciones reales. Las relaciones, para Ockham, son mentales, no reales: consisten en conceptos que produce nuestra mente. Por ejemplo: si yo afirmo que entre dos objetos hay una relación de semejanza, no puedo considerar la semejanza como una tercera entidad real distinta de los dos objetos que comparo. Estos objetos son entidades reales y están en el mundo; pero la semejanza es un concepto y está en mi mente. Por ejemplo: las relaciones de paternidad y filiación. Cuando vemos a un padre y a un hijo, vemos dos entidades: el padre y el hijo; no vemos cuatro: el padre, el hijo, la paternidad del padre respecto al hijo y la filiación del hijo respecto al padre. El padre y el hijo son entidades reales y están en el mundo; pero la “paternidad” y la “filiación” son conceptos y están en nuestra mente. Aquéllos los vemos, mientras que éstas las concebimos.
-De la segunda carácterística de la existencia, la contingencia, se deduce que los individuos son contingentes, y las leyes que los rigen también. Las leyes de la naturaleza podrían haber ido distintas de cómo son, y pueden cambiar en cualquier momento.
-Esta manera de concebir las leyes de la naturaleza está de acuerdo con la doctrina cristiana de la libertad de Dios, que es una de las premisas teológicas de la filosofía ockhamiana. Ockham afirma, como teólogo, que las leyes de la naturaleza son consecuencia de la decisión divina: Dios, al crear la naturaleza, ha elegido las leyes que deben regirla, y esas leyes se mantiene estables. Pero, como Dios es totalmente libre a la hora de elegir, tanto su acto de elección como las leyes resultantes del mismo son modificables. Nada nos garantiza que las leyes que cumple la naturaleza se vayan a mantener: Dios las podría cambiar en cualquier momento. Y de hecho, hay momentos en los que esas leyes, puntualmente, dejan de cumplirse para dejar sitio a acontecimientos que rompen el orden natural (los milagros).
-De la tercera carácterística de la existencia, la evidencia, se deduce que las realidades individuales que forman el mundo son patentes, y se perciben tal como son. En el mundo no hay lugar para entidades ocultas.
-Al defender la patencia absoluta de lo real, Ockham fomentó la observación. El fomento de la observación impulsó la investigación empírica; y el impulso de la investigación empírica, a su vez, favorecíó el desarrollo de la ciencia. Uno de los acontecimientos científicos del Siglo XIV fue la aparición de un movimiento científico, que tuvo su sede en París y contó entre sus miembros a pensadores vinculados con la filosofía de Ockham, como Juan Buridano.
-El fomento de la observación también repercutíó en el arte. Una muestra de ello es la pintura de los primitivos flamencos del Siglo XV. En esta pintura, las figuras y los objetos se representan con una extremada minuciosidad, hasta plasmar sus más mínimos detalles.
4.3.La identidad del “ser” y el “parecer” en Ockham. *
-La defensa ockhamiana de la patencia absoluta de lo real se opone a los planteamientos filósofos griegos
-Para Ockham, las cosas reales, debido al carácter evidente de su existencia, se perciben tal como son. Por tanto, no hay diferencia entre lo que “son” y lo que “parecen”. El “ser” y el “parecer” se identifican.
–Pero identificar el “ser” y el “parecer” significa suprimir la distinción tradicional griega (parmenídeo-platónica) entre “Verdad” y “opinión” – o sea, entre el conocimiento referido al Ser y el conocimiento referido a la apariencia-.
-Para Platón, estos dos conocimientos son distintos porque las realidades que son, no aparecen; y las realidades que aparecen, no son. Las primeras son las ideas, que constituyen el objeto de la Verdad; y las segundas, las cosas sensibles, que constituyen el objeto de la opinión.
-Según la teoría platónica del conocimiento, cada uno está constituido por una percepción distinta: la opinión, por la perfección sensible; y la Verdad, por la visión noética.
–En Ockham, como se suprime la distinción entre Verdad y opinión, también se suprime la distinción entre visión noética y percepción sensorial. Lo que Ockham llama “intuición” es una percepción que participa, a la vez, de los dos caracteres, “noético” y sensorial. Participa del primero porque es una aprehensión videncial del “ser” (=existencia) de las cosas; y participa del segundo porque, aunque es intelectual, también está constituida por un acto sensitivo (la “notitia intuitiva sensitiva”).
-La identificación que hace Ockham del ser y el parecer es una consecuencia de la eliminación de la universalidad. Como el ser ha perdido la universalidad –porque Ockham lo reduce a la existencia-, ya no se lo puede contraponer a la apariencia basándose en que ésta es particular pero él no.