El Problema de la Realidad y el Conocimiento en Platón
Platón aborda un problema planteado por Parménides y Heráclito. Heráclito sostenía que la realidad está en constante cambio, lo que dificulta el conocimiento. Parménides, por su parte, afirmaba que solo podemos conocer lo inmutable. Platón, para resolver esta dicotomía, propone una división de la realidad en dos mundos:
- Mundo Sensible (o Real): Es el mundo que percibimos a través de los sentidos, donde habitan los seres humanos y las cosas materiales. Sin embargo, este mundo es cambiante y, por lo tanto, no ofrece un conocimiento verdadero y estable.
- Mundo Inteligible (o de las Ideas): Es un mundo accesible solo a través de la razón, donde residen las Ideas, que son eternas, inmutables y perfectas. Estas Ideas son los modelos de las cosas del mundo sensible.
La relación entre ambos mundos se explica mediante el concepto de participación. Las cosas del mundo sensible son copias imperfectas de las Ideas, y solo podemos conocerlas en la medida en que participan de ellas. Cuanto más nítido es nuestro conocimiento de las Ideas, más se ajusta nuestra visión de las cosas a la realidad.
El Mito de la Caverna
Platón ilustra la situación del ser humano respecto al conocimiento a través del Mito de la Caverna (presente en su obra «La República»). En este mito, unos prisioneros encadenados en una caverna solo pueden ver las sombras proyectadas en la pared, creyendo que estas son la realidad. La liberación de uno de los prisioneros y su ascenso al mundo exterior representan el camino hacia el verdadero conocimiento, el conocimiento de las Ideas.
- Las sombras representan las apariencias del mundo sensible.
- Los objetos que producen las sombras son las cosas del mundo sensible.
- El mundo exterior representa el mundo inteligible.
- El sol representa la Idea del Bien, la Idea suprema que ilumina todas las demás.
Platón distingue dos niveles de conocimiento:
- Doxa (Opinión): Conocimiento basado en las apariencias del mundo sensible. Se divide en imaginación y creencia.
- Episteme (Ciencia): Conocimiento verdadero y universal, basado en la razón y las Ideas.
La filosofía, para Platón, es el camino que nos permite pasar de la opinión al saber científico, liberándonos de la ignorancia y alcanzando la verdad. El conocimiento de las Ideas es un proceso deductivo, donde las Ideas más generales (como las Ideas lógicas y matemáticas) nos permiten comprender las más particulares. La Idea del Bien es la cúspide de esta jerarquía, sinónimo de Verdad, Justicia y Belleza. Su conocimiento nos permite discernir lo falso, lo injusto y lo feo.
Platón también introduce la teoría de la reminiscencia: conocer es recordar. El alma, antes de encarnarse en el cuerpo, contempló las Ideas, y el aprendizaje es el proceso de recordar ese conocimiento olvidado.
El Problema del Ser Humano y la Moral en Platón
El ser humano, para Platón, es un compuesto de cuerpo y alma:
- Cuerpo: Pertenece al mundo sensible, es imperfecto, cambiante y mortal. Es una prisión para el alma.
- Alma: Es inmortal, el principio vital que anima al cuerpo. El alma del filósofo busca liberarse del cuerpo a través del conocimiento.
Alegoría del Carro Alado
Platón utiliza la Alegoría del Carro Alado para explicar la naturaleza tripartita del alma:
- Auriga: Representa el alma racional, la parte inmortal e inteligente, ubicada en el cerebro. Su virtud es la sabiduría y la prudencia.
- Caballo blanco: Representa el alma irascible, donde residen las pasiones nobles (valentía, fortaleza). No es inmortal.
- Caballo negro: Representa el alma concupiscible, donde residen las pasiones innobles (apetitos sensibles). Se encuentra en el abdomen y es fuente de los placeres. No es inmortal.
La virtud, para Platón, consiste en la armonía entre las tres partes del alma, alcanzando cada una su excelencia. Esta armonía constituye la justicia individual, que se logra cuando el alma racional, con la ayuda del alma irascible, controla el alma concupiscible. El ser humano justo está orientado por la Idea del Bien.
El Problema de la Sociedad y la Política en Platón
Platón considera que la sociedad justa debe ser un reflejo de la estructura tripartita del alma. Propone una organización social basada en tres clases:
- Productores: Predomina el alma concupiscible. Se encargan de proveer los bienes materiales. Su virtud es la moderación.
- Guardianes: Predomina el alma irascible. Se encargan de la defensa de la ciudad. Su virtud es la valentía.
- Gobernantes (filósofos-reyes): Predomina el alma racional. Se encargan de gobernar la ciudad. Su virtud es la sabiduría y la prudencia.
La justicia social se alcanza cuando cada clase cumple su función específica, sin interferir en las demás. Platón propone la abolición de la propiedad privada para los guardianes y gobernantes, para evitar la corrupción. La educación es fundamental para determinar a qué clase pertenece cada individuo, independientemente de su sexo u origen.
El Estado ideal de Platón es una aristocracia filosófica, gobernada por los filósofos-reyes, quienes poseen el conocimiento de las Ideas y, por lo tanto, pueden guiar a la sociedad hacia el Bien.
Platón también analiza las formas de gobierno degeneradas:
- Timocracia: Gobierno de los militares.
- Oligarquía: Gobierno de los ricos.
- Democracia: Gobierno del pueblo, que puede degenerar en tiranía.
- Tiranía: Gobierno de un solo individuo que actúa según sus propios intereses.
El Problema de Dios en Santo Tomás de Aquino
Relación entre Fe y Razón
Santo Tomás de Aquino establece una distinción y, a la vez, una armonía entre la fe y la razón:
- Verdades de razón: Accesibles a través de la filosofía, utilizando los sentidos y el entendimiento.
- Verdades reveladas: Contenidas en las Sagradas Escrituras. Algunas son inalcanzables para la razón (artículos de fe o misterios) y deben ser aceptadas por fe.
Existe una zona de intersección, los preámbulos de la fe, verdades accesibles tanto por la razón como por la fe, que sirven para demostrar racionalmente la veracidad de la fe cristiana. La filosofía, en caso de contradicción con la fe, debe subordinarse a la teología.
Las Cinco Vías para Demostrar la Existencia de Dios
Santo Tomás propone cinco vías para demostrar racionalmente la existencia de Dios, partiendo de la experiencia sensible (a posteriori), a diferencia del argumento ontológico de San Anselmo (a priori):
- Vía del movimiento: Todo lo que se mueve es movido por otro. Debe existir un primer motor inmóvil: Dios.
- Vía de las causas eficientes: Todo efecto tiene una causa. Debe existir una primera causa incausada: Dios.
- Vía de la contingencia: Los seres contingentes (que pueden existir o no) requieren un ser necesario: Dios.
- Vía de los grados de perfección: La existencia de seres imperfectos implica la existencia de un ser perfecto: Dios.
- Vía del orden cósmico: El orden del universo requiere una inteligencia ordenadora: Dios.
El Problema de la Realidad y el Conocimiento en Santo Tomás
Esencia y Existencia
Santo Tomás distingue entre esencia (lo que una cosa es) y existencia (el acto de ser). En Dios, esencia y existencia coinciden (es un ser necesario). En los seres creados, son distintas (son seres contingentes). La esencia está en potencia de existir, y Dios actualiza esa potencia.
Grados de Perfección y Jerarquía de los Seres
A cada esencia le corresponde un grado de perfección en su existencia. Existe una jerarquía de los seres, desde los más simples hasta los más complejos, siendo Dios el acto puro de ser.
Sustancias Materiales y Espirituales
Santo Tomás distingue entre:
- Sustancias materiales: Compuestas de materia y forma (siguiendo a Aristóteles).
- Sustancias espirituales: Solo tienen forma (ángeles, alma humana).
Teoría del Conocimiento: La Abstracción Aristotélica
El conocimiento se basa en la abstracción:
- Los sentidos perciben la cosa individual.
- La memoria registra la imagen individual.
- El entendimiento agente extrae la esencia (lo universal) de las imágenes.
- El entendimiento paciente conoce el concepto universal.
- Se proyecta el concepto universal sobre las cosas individuales.
La verdad es la adecuación entre el entendimiento y la realidad.
El Problema de la Ética en Santo Tomás de Aquino
La Ley Natural o Moral
El fin de la vida humana es la felicidad, que se alcanza mediante el cumplimiento de la naturaleza humana y la contemplación de Dios (en la vida eterna). La virtud moral consiste en obrar según la razón, siguiendo la ley natural, que es la expresión de la naturaleza humana.
El primer precepto de la ley natural es: «Se debe hacer el bien y evitar el mal». De este se derivan los preceptos primarios:
- Conservar la propia vida (como sustancia).
- Conservar la especie (como animal).
- Buscar la verdad y vivir en sociedad (como ser racional).
Distinción entre Ley Eterna y Ley Natural: El Libre Albedrío
- Ley eterna: Es el plan divino del universo (la Providencia).
- Ley natural: Es la participación del ser humano en la ley eterna.
El ser humano, a diferencia de los seres naturales, posee libre albedrío, por lo que puede elegir seguir o no la ley natural (y, por lo tanto, pecar).
La Ley Positiva
La ley positiva es la ley creada por el ser humano para regular la convivencia. Debe basarse en el derecho natural (derivado de la ley natural) para ser justa.
El Problema de la Política en Santo Tomás de Aquino
El Origen Natural del Estado
El ser humano es un animal social (político) por naturaleza. El Estado es una institución natural cuya misión es conducir al pueblo a una vida buena y virtuosa, preservando el bien común y la paz, es decir, siguiendo la ley natural.
La Monarquía como Forma de Gobierno Predilecta
Santo Tomás, a diferencia de Aristóteles, prefiere la monarquía como forma de gobierno, ya que se asemeja al gobierno de Dios sobre el mundo. El gobernante legítimo es aquel que representa la ley de Dios en la tierra. Si un gobernante crea una ley injusta (contraria a la ley natural), el pueblo tiene derecho a rebelarse.
La Relación entre Iglesia y Estado
El fin último del ser humano (la contemplación de Dios) se alcanza plenamente en la vida eterna. Por lo tanto, la Iglesia, que representa a Dios en la tierra, tiene una función superior al Estado. El poder del monarca debe estar subordinado al poder del Papa.