Poder, Moral y Libertad: Reflexiones de Maquiavelo, Moro y La Boétie

Penas, Castigos y Autodefensa

  • Penas y castigos: Proporcionalidad y autodefensa ante un juicio.

Eutanasia y Sufrimiento

  • Los enfermos y la eutanasia: En el marco de la atención a la salud, cuando un enfermo es ya incurable, se le hace ver que su vida será un sufrimiento continuo y una molestia para los demás, por lo que se le aconseja que se suicide o que le maten sin que él se dé cuenta ni sufra, pero a nadie se le obliga a esto.

Religión y Sociedad en Utopía

  • Rol de la religión: Es lo que une a los hombres entre sí. Hay varias religiones en Utopía, no solo en la isla, sino también en cada ciudad. La diversidad, pluralidad, libertad religiosa y tolerancia reinan. Sacerdotes y magistrados son elegidos por votación secreta y atienden a todos. Se prohíbe el ateísmo.

Utopía: Un Modelo de Bienestar Común

  • Comparaciones de repúblicas y el ejemplo de Utopía (donde no hay vicio de ambición ni secta). Solo gracias a la comunidad de bienes se consigue un gran bienestar, paz y abundancia para todos, cosa que parece imposible mientras exista la propiedad privada.

Comparativo entre Tomás Moro, Nicolás Maquiavelo y Étienne de La Boétie

Similitudes en la Concepción del Poder

  • Tres obras que plantean el problema del poder, de su funcionamiento y de su legitimidad. Coinciden en pensar lo político de forma inmanente, remitiéndose exclusivamente a la condición social del hombre y al horizonte moral en el que se desenvuelven sus actividades. Pero en cada una de estas obras la relación entre lo político y lo moral va a ser concebida de forma diferente.
  • Utopía afirma que «Un príncipe es como un manantial perenne del que brotan todos los bienes y males del pueblo», depende de la acción humana.
  • El mal es la desigualdad económica, la dominación política, la división social entre ricos y pobres, y los innumerables desórdenes que de tal división se derivan. El otro gran mal de la época es, para Moro, la guerra. La ambición de los gobernantes genera el enorme agotamiento económico que ello supone, el desorden social que implica la existencia de un ejército permanente.

Diferencias en la Relación entre Política y Moral

  • Les preocupa la lógica misma de lo político, y en especial la articulación que ha de haber entre lo político y lo moral. Es esta preocupación la que a Moro le lleva a preferir un sistema democrático (aunque con un jefe de Estado vitalicio y con un estamento de sabios entre cuyos miembros son elegidos los cargos públicos), ya que de él cabe esperar una más clara subordinación de lo político a lo moral; mientras que a Maquiavelo le lleva a preferir el “principado nuevo y civil” (no heredado ni de carácter absolutista), basado en una “constitución mixta” (en la que tengan su parte el príncipe, los grandes y el pueblo), ya que en un régimen así es más fácil supeditar lo moral a lo político y asegurar la estabilidad del Estado.
  • Desde diferentes perspectivas, Moro y Maquiavelo se dirigen al gobernante para indicarle cuál es la mejor forma de gobierno. Étienne de La Boétie, en cambio, no se va a ocupar del arte de gobernar, sino que se va a plantear el hecho bruto de que haya gobierno, Estado, poder político. Coincide con estos otros autores en su desinterés por «debatir tan trillada cuestión: a saber, si las otras formas de república son mejores que la monarquía». Como en el caso de Moro y de Maquiavelo, no se trata de analizar las diferentes formas de Estado, sino de reflexionar sobre la relación entre lo político y lo moral; pero esta reflexión ya no la va a hacer La Boétie desde la perspectiva del gobernante.
  • No es en el gobernante, sino en los gobernados, en donde hay que buscar la explicación. La servidumbre no les viene impuesta a los hombres por la supremacía militar, intelectual o moral del tirano, sino que los hombres la eligen de forma voluntaria, la consienten deliberadamente. Son los hombres los que desprecian su propia libertad, porque si la desearan la tendrían. Basta querer la libertad, basta dejar de servir, para que el poder del tirano se desmorone por sí solo, sin necesidad de derribarlo. La Boétie no deriva la libertad de la identidad sino de la diferencia entre los hombres, no la funda en la igualdad natural sino en la natural desigualdad entre ellos.
  • La misión de ambos (Maquiavelo y Tomás Moro) es la de realizar un cierto proyecto utópico, es decir, la de construir de nueva planta un cierto tipo de Estado. Y aunque ese nuevo Estado, y los procedimientos para construirlo, poseen perfiles diferentes en uno y otro caso, la tendencia dominante de la teoría y de la práctica políticas consistirá cada vez más en articularlos entre sí.

El Estado como Obstáculo para la Convivencia Pacífica

  • Lo que separa a La Boétie de Moro y Maquiavelo es que estos últimos confían en el Estado como único instrumento posible para lograr esa convivencia pacífica, mientras que para La Boétie es precisamente el Estado el principal obstáculo a salvar. En cualquier caso, el discurso político de estos tres autores se traduce en un discurso de carácter histórico. El destino de los hombres no se juega en el espacio de la naturaleza, donde rigen leyes preestablecidas por Dios, sino en el tiempo de la historia, donde se enfrentan y se combinan el azar de las circunstancias y la libertad de la acción humana.
  • El pensamiento de Maquiavelo y La Boétie sigue pareciendo más racionalista, más laico, por no decir más pagano. Y es cierto. Pero ello, en lugar de hacerlo más moderno, lo hace a nuestro entender más antiguo. ¿En qué me baso para hacer estas afirmaciones? En la diferente concepción que estos autores tienen de la historia. En efecto, La Boétie y Maquiavelo vuelven sus ojos hacia la Antigüedad grecorromana, no esperan que se produzcan novedades radicales en el futuro, conciben la historia en términos de repetición, como un movimiento cíclico u ondulatorio. Precisamente por eso, el pasado adquiere, para ellos un valor ejemplar y paradigmático con respecto al presente, porque consideran que la naturaleza humana es en último término invariable.
  • El proyecto utópico de Moro, en cambio, no tiene precedentes en el pasado, no es equiparable con La República platónica ni con La Ciudad de Dios agustiniana. No se presenta como un retorno al mundo antiguo ni como un anticipo de la futura Jerusalén celestial, sino que es localizado en el recién descubierto Nuevo Mundo, en un continente que es a un tiempo nuevo y accesible.

La Tiranía y la Responsabilidad Moral según La Boétie

Para La Boétie, la tiranía es un sistema autodestructivo y aunque el pueblo no ha elegido conscientemente estar bajo el yugo del tirano, tiene la responsabilidad moral de romper el vínculo de sumisión establecido con el déspota. Sostiene que los individuos a menudo se asocian y permanecen bajo el yugo del tirano por la supuesta seguridad que se les brinda, pero que realmente se traduce en explotación. Sin embargo, aunque su libertad está restringida, el sujeto naturalmente tiene el deseo de libertad, aunque no lo sepa empíricamente. Este hecho es incluso verificable entre animales no humanos.

El Poder Subversivo del Discurso de la Servidumbre Voluntaria

El poder subversivo de la tesis desarrollada en el Discurso nunca ha vacilado. Aunque sería anacrónico calificarlo como anarquista, esta tesis aún resuena hoy en día en la reflexión libertaria sobre el principio de autoridad. El joven humanista de Sarlat buscaba una explicación para el asombroso y trágico éxito de las tiranías de su tiempo. Alejándose del camino tradicional, La Boétie dirigió su atención no a los tiranos sino a los sujetos privados de libertad. De este modo, llega a formular una pregunta inquietante: «¿cómo puede ser que “tantos hombres, tantos pueblos, tantas ciudades, tantas naciones soporten a veces a un tirano solo, que sólo tiene el poder que le dan?”». Para evitar la censura, La Boétie toma sus ejemplos de la antigüedad, aunque la reflexión es sobre su tiempo, en un país donde el peso del poder monárquico es cada vez más fuerte.

Contexto Histórico y Publicación del Discurso

Cuando escribió este texto, hacia 1548, Étienne de La Boétie era un jovencísimo estudiante de derecho de la Universidad de Orléans, que se preparaba para una carrera judicial. Marcado por la brutalidad de la represión de una revuelta anti fiscal en Guyenne en 1548, expresa el desorden de la élite cultivada ante la realidad del absolutismo.

Su publicación en fragmentos, producida tras la muerte de su autor, corrió a cargo de los hugonotes, quienes también se ocuparon de publicar la edición íntegra, aunque con notables manipulaciones. El manuscrito original se perdió, aunque algunas copias del mismo fueron conservadas en manos de Michel de Montaigne, amigo cercano de La Boétie, y otras personas. Montaigne, que ya había rendido un homenaje al escritor de Sarlat en sus Ensayos, tuvo también la intención de publicar el texto entre estos. Sin embargo, la manipulación y el mal uso que se había hecho del mismo le disuadieron de esta idea. A partir de 1580, el texto comienza a perder toda repercusión salvo la atención que merece por parte de algunos coleccionistas o personajes especialmente interesados en el tema, aunque con propósitos represivos, como el cardenal Richelieu. No obstante, el papel del libro de La Boétie era tan marginal o estaba tan escondido por los libreros que se llegó a decir que los espías de Richelieu casi no pudieron encontrarlo.

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