Kant fue un filósofo del s. XVIII cuyo pensamiento filosófico fue acompañado de una serie de teorías epistemológicas, éticas y políticas principalmente que analizaban de forma crítica la realidad de la época y los límites y metas de la mente y la conducta humana. Kant establecíó una doctrina filosófica que compararemos a continuación con la desarrollada por otros autores. En relación con Sócrates, este fue una gran influencia, puesto que, al igual que Kant, dio suma importancia a la moral, siendo esta, la base del conocimiento y en lo que debería fundamentarse la toma de decisiones del ser humano. Esto es lo que nos llevará a actuar en función del bien y de forma justa para todos. Además, en cuanto a Hume, debemos contraponer: el emotivismo planteado por él, que defiende que nuestras acciones están guiadas por nuestros sentimientos y que tendrán como fin la búsqueda de nuestro propio bien; al autocontrol moral de Kant, que propone que las personas debemos actuar de forma desinteresada según el deber que nos dicte nuestro imperativo moral y no buscando únicamente el beneficio propio. Sin embargo, encontramos ciertas diferencias con los filósofos que formaron parte del Contractualimo y que supusieron una fuente de inspiración para Kant, como Hobbes, Locke y Rousseau y, por otro lado, los filósofos clásicos, como Platón y Aristóteles. Para la exposición de esto, dividimos los puntos a tratar en el Contractualismo en tres: Estado de Naturaleza, pacto y forma de gobierno.
En cuanto al Estado de Naturaleza, Kant establece que en sus orígenes el ser humano era salvaje y egoísta, lo que le hacía vivir en un Estado de guerra, sin leyes que respetaran las libertades de todos los individuos. Esto se debía a la “Insociable sociabilidad” que se da en la raza humana. Sin embargo, para Rousseau, los hombres eran bondadosos en el Estado de Naturaleza, es decir, el hombre era un “buen salvaje”. Por otra parte, Hobbes y Locke se postulaban de manera parecida a la kantiana, pues apostaban por la inexistencia de libertades y derechos en estas primeras sociedades. Sin embargo, Hobbes resaltaba la intrínseca insociabilidad en el ser humano, que provocaba un Estado de guerra caracterizado por una inseguridad constante, mientras que Locke defendía que el hombre vivía en un entorno de igualdad y libertad en el que no se respetaban los derechos naturales, pues no existía ninguna fuerza que controlara su cumplimiento (leyes). A continuación, cabe destacar que los filósofos mencionados anteriormente, coincidían en que el hombre abandonó su estado salvaje para firmar un pacto –o contrato social- para formar una sociedad para el propio bienestar y protección de aquellos que la integrasen. No obstante, el motivo por el que estos llevaron a cabo dicha acción, es diferente para cada autor.
En lo que a Kant se refiere, este defendía que este paso fue motivado por un imperativo categórico, es decir, un mandato de la moral que le guiaba a buscar la Paz perpetua, lo que les llevó a evolucionar hacia una sociabilidad conseguida mediante la Federación de Estados, la colibertad y libertad jurídica, los derechos universales y un gobierno en el que la voz de la voluntad general fuese atendida y escuchada, es decir, el uso de la razón pública. Por otro lado, Rousseau, aunque coincidía en ciertos aspectos con Kant, afirmaba que la sociedad fue la que corrompíó la bondad del ser humano, aunque tuvo que ser pactada para asegurar la supervivencia, esto fue motivado por la escasez de recursos. Asimismo, confiaba en que, mediante la educación, se puede tratar de encaminar a las personas hacia un estado de justicia, sociabilidad y libertad. Por el contrario, la idea de Hobbes era que los hombres al describirlo como un ser egoísta, firma el pacto elaborando unas leyes morales y sociales de convivencia que aseguraban su propia protección y supervivencia con el fin de evitar su autodestrucción. Finalmente, Locke concebía al contrato social como una forma de salvaguardar los derechos no respetados en el Estado de Naturaleza. Por último, debemos destacar que estos cuatro autores se pronunciaban por distintas formas de gobierno. En primer lugar, Kant abogaba por la Constitución Republicana –un análogo a la actual democracia-; contraria al Estado del Leviatán propuesto por Hobbes –en referencia a los sistemas absolutistas que eclipsan las libertades individuales-; un tanto más desarrollado que el de Locke –que defendía que el poder representativo debía proteger a los ciudadanos y que, si no cumplía con sus funciones debía ser derrocado-;y el de Rousseau, que propónía una democracia directa. Al comparar el sistema de gobierno propuesto por Kant, nos percatamos de que distaba en gran medida de las bases del comunismo y la utopía descrita por Platón, pues, por el contrario, nuestro autor defendía las diferencias entre los ciudadanos según el papel estipulado con anterioridad en función de sus virtudes y, por ello, cada individuo era libre de decidir que lugar que le toca ocupar en la sociedad y su función para conseguir la Paz –acercándose a la Politeia de Aristóteles-. Por todo lo expuesto anteriormente, concluimos resaltando que, según Kant, es necesario un gobierno que conceda al pueblo el uso público de la razón, es decir, la libertad de expresión, pues sólo a través de ella evolucionará la sociedad y se podrá llegar a la verdadera Ilustración.
En cuanto al Estado de Naturaleza, Kant establece que en sus orígenes el ser humano era salvaje y egoísta, lo que le hacía vivir en un Estado de guerra, sin leyes que respetaran las libertades de todos los individuos. Esto se debía a la “Insociable sociabilidad” que se da en la raza humana. Sin embargo, para Rousseau, los hombres eran bondadosos en el Estado de Naturaleza, es decir, el hombre era un “buen salvaje”. Por otra parte, Hobbes y Locke se postulaban de manera parecida a la kantiana, pues apostaban por la inexistencia de libertades y derechos en estas primeras sociedades. Sin embargo, Hobbes resaltaba la intrínseca insociabilidad en el ser humano, que provocaba un Estado de guerra caracterizado por una inseguridad constante, mientras que Locke defendía que el hombre vivía en un entorno de igualdad y libertad en el que no se respetaban los derechos naturales, pues no existía ninguna fuerza que controlara su cumplimiento (leyes). A continuación, cabe destacar que los filósofos mencionados anteriormente, coincidían en que el hombre abandonó su estado salvaje para firmar un pacto –o contrato social- para formar una sociedad para el propio bienestar y protección de aquellos que la integrasen. No obstante, el motivo por el que estos llevaron a cabo dicha acción, es diferente para cada autor.
En lo que a Kant se refiere, este defendía que este paso fue motivado por un imperativo categórico, es decir, un mandato de la moral que le guiaba a buscar la Paz perpetua, lo que les llevó a evolucionar hacia una sociabilidad conseguida mediante la Federación de Estados, la colibertad y libertad jurídica, los derechos universales y un gobierno en el que la voz de la voluntad general fuese atendida y escuchada, es decir, el uso de la razón pública. Por otro lado, Rousseau, aunque coincidía en ciertos aspectos con Kant, afirmaba que la sociedad fue la que corrompíó la bondad del ser humano, aunque tuvo que ser pactada para asegurar la supervivencia, esto fue motivado por la escasez de recursos. Asimismo, confiaba en que, mediante la educación, se puede tratar de encaminar a las personas hacia un estado de justicia, sociabilidad y libertad. Por el contrario, la idea de Hobbes era que los hombres al describirlo como un ser egoísta, firma el pacto elaborando unas leyes morales y sociales de convivencia que aseguraban su propia protección y supervivencia con el fin de evitar su autodestrucción. Finalmente, Locke concebía al contrato social como una forma de salvaguardar los derechos no respetados en el Estado de Naturaleza. Por último, debemos destacar que estos cuatro autores se pronunciaban por distintas formas de gobierno. En primer lugar, Kant abogaba por la Constitución Republicana –un análogo a la actual democracia-; contraria al Estado del Leviatán propuesto por Hobbes –en referencia a los sistemas absolutistas que eclipsan las libertades individuales-; un tanto más desarrollado que el de Locke –que defendía que el poder representativo debía proteger a los ciudadanos y que, si no cumplía con sus funciones debía ser derrocado-;y el de Rousseau, que propónía una democracia directa. Al comparar el sistema de gobierno propuesto por Kant, nos percatamos de que distaba en gran medida de las bases del comunismo y la utopía descrita por Platón, pues, por el contrario, nuestro autor defendía las diferencias entre los ciudadanos según el papel estipulado con anterioridad en función de sus virtudes y, por ello, cada individuo era libre de decidir que lugar que le toca ocupar en la sociedad y su función para conseguir la Paz –acercándose a la Politeia de Aristóteles-. Por todo lo expuesto anteriormente, concluimos resaltando que, según Kant, es necesario un gobierno que conceda al pueblo el uso público de la razón, es decir, la libertad de expresión, pues sólo a través de ella evolucionará la sociedad y se podrá llegar a la verdadera Ilustración.