Introducción a la Postmodernidad: Una Ruptura con Occidente
La postmodernidad supone una importante ruptura no solo con respecto a la modernidad, sino también con la cultura y civilización occidental. De todos modos, la postmodernidad es muy reciente; surgió en la década de los sesenta en el siglo XX. Está vinculada con movimientos muy contestatarios como Mayo del 68, y a movimientos sociales como el feminismo, el pacifismo, la contracultura… es decir, muy críticos con el status quo hegemónico y el estatus cultural y epistemológico. Los fenómenos culturales necesitan mucho tiempo; debido a que todavía se está germinando, es muy difícil catalogarla. Es una de las grandes polémicas de la actualidad (se está debatiendo): no hay una definición clara de lo que es la postmodernidad, es un concepto ambiguo del que existen diversas concepciones (también se denomina postempirismo, postestructuralismo…). En principio, podemos decir que filosóficamente hablamos de modernidad y postmodernidad (mientras que el término ‘modernismo’ suele vincularse más específicamente al mundo del arte).
La Postmodernidad Frente a la Modernidad
Se caracteriza a la postmodernidad como lo que viene después de la modernidad. No es exactamente así: el pensamiento hegemónico sigue siendo la modernidad. Política y socialmente, este sigue siendo el paradigma dominante, y todavía no ha llegado a muchos lugares ni ámbitos, incluso en Occidente. Existe una conciencia de un cambio de época, cuyos contornos son imprecisos, confusos, ambivalentes.
Se percibe como el final del proyecto de la modernidad, de la Ilustración europea, y, en cierto modo, de la tradición de la civilización griega y occidental.
Algunos autores, como Giddens, la ven como una modernidad radicalizada, una ilustración autoilustrada, un concepto post-racionalista de la razón.
Orígenes y Desencanto con la Modernidad
Para algunos autores, la postmodernidad será una cura homeopática de la modernidad. La modernidad supuso grandes avances, pero cometió grandes errores. El siglo más «ilustrado» de Europa, que fue el s. XX, fue el más terrorífico de la historia; no hubo nunca tanto peligro para la especie humana, tanto terror. Toda esa utopía de la modernidad llevó a un gran desencanto después de las vivencias de este siglo (dos guerras mundiales, totalitarismos, genocidios, Hiroshima, Nagasaki, problemas ecológicos, explotación de poblaciones…). La intelectualidad europea comenzó a pensar que, después de Auschwitz, no se podía pensar de la misma forma. A pesar de esto, resurgieron los ideales de la modernidad y la confianza ilimitada en el progreso.
En el s. XX hubo numerosos síntomas que indicaban que la humanidad no podía seguir de ese modo. En 1933 se celebró en Chicago un congreso sobre «100 años de progreso», justo cuando la humanidad había padecido un síntoma claro de que ese progreso no era para todos (el crack del 29). En el mismo año, Hitler ascendió al poder.
Tras la Segunda Guerra Mundial, hubo un auge de la cultura de consumo y una sensación de progreso a pesar de esos problemas. Sin embargo, también empezó la concienciación ambiental (descubrimiento del efecto invernadero) y surgió el movimiento ecologista, que despertó una conciencia crítica sobre la insostenibilidad del modelo capitalista y la sociedad de consumo.
Crítica Postmoderna a Conceptos Modernos
La Ficción del Progreso y la Historia Unitaria
Hasta la modernidad, se tenía la idea de que lo anterior era lo que había que imitar. Con la modernidad esto cambió y se inició la idea de que lo último es lo mejor. Esta idea implica que la historia es un camino de progreso (unitario), valorando lo último como inherentemente bueno, sin crítica. Esta concepción de la historia es una ficción porque entiende la historia como unitaria, pero la historia realmente no es una única narrativa, sino un conjunto de historias parciales. La historia que se nos cuenta a menudo es una ficción que corresponde a aquella concepción que conviene al poder. Ese concepto de progreso conlleva una falsedad. Este concepto ya fue contestado en la propia modernidad por Walter Benjamin y por Marx, quien dice que la historia contada es la historia de la clase burguesa (la hegemónica); para que fuera más real, debería tenerse en cuenta a la clase obrera. Para justificar y legitimar su dominación, la clase dominante elige los datos que legitiman su situación de poder. Para las mujeres, por ejemplo, esta narrativa de progreso no siempre se cumplió.
El Modelo Dicotómico Occidental
La postmodernidad sería muy crítica con toda la tradición occidental. La modernidad, epistemológicamente, siguió fundada en el modelo platónico; para Platón, lo importante era el mundo de las Ideas, el real, donde reside el Bien, mientras que el mundo sensible era solo el de las sombras (una copia). Toda la tradición occidental se rige bajo un modelo dicotómico, bivalente, dualista, que es una falsa bivalencia porque el dualismo no está en un plano horizontal, sino que es asimétrico. Por lo tanto, en esta bivalencia hay siempre unos términos considerados positivos y otros negativos. Este modelo de conocimiento y evaluación de la realidad lo podemos ejemplificar en la dicotomía del Uno/Otro: el Uno sería el modelo y el Otro sería lo jerárquicamente inferior (como en la idea del «segundo sexo»).
En toda la civilización occidental, la diferencia se evaluó en términos de desigualdad: no como diferentes, sino como desiguales. Se conceptualiza al Otro como inferior; está basado en el pensamiento del Uno, no en el reconocimiento de la pluralidad. Si se reconociese la alteridad, la otredad, la pluralidad, lo que se procuraría sería la afirmación de esa otredad como tal. Sin embargo, nuestro pensamiento es dicotómico, priorizando siempre un término sobre el otro. No se tiende a afirmar, reconocer y respetar al Otro, sino, en todo caso, a asimilarlo. Si se intenta que seamos «iguales», tendremos que intentar asimilarnos a los varones porque ellos son el modelo. Esto es lo que, según esta crítica, pretende la escuela mixta, que ignora las funciones tradicionalmente asignadas a las mujeres (como la función de cuidado). Tolerar significa aguantar; se tolera desde una situación de superioridad. Esto significa que no hay un reconocimiento de igualdad y respeto, de la pluralidad. La escuela debería ser laica o, por lo menos, aconfesional. En la década de los 80 y 90, en la universidad, si una mujer iba a dar una conferencia, a menudo se esperaba que vistiera con traje de estilo masculino para proyectar autoridad. Si no hay un reconocimiento de la pluralidad, no hay un reconocimiento de las múltiples historias.
Características Centrales de la Postmodernidad
La postmodernidad es una crítica de la modernidad y critica sobre todo este reduccionismo al modelo dicotómico. Va a apostar por el reconocimiento de la pluralidad a todos los niveles.
En determinadas universidades angloamericanas (donde la postmodernidad tiene mucha importancia a nivel intelectual, aunque el modelo hegemónico siga siendo la modernidad), en estudios literarios y sociales, la postmodernidad tiene una gran relevancia. Se cuestiona la idea de progreso que crea desigualdades (primer y tercer mundo, dentro de la propia población…). Esos ideales que nos vende la modernidad (no importa la contaminación, solo ganar dinero, el placer efímero que provoca) no se pueden universalizar y son profundamente antidemocráticos. En vez de buscar otra idea de ocio, placer y satisfacción (el mundo del «ser»), se sigue ese mundo del «tener». Dentro de este contexto, la postmodernidad busca otra alternativa, romper con el modelo anterior, crear una nueva forma de ver y ser, estar en el mundo y relacionarse con otras personas.
Lyotard y La Condición Postmoderna
Jean-François Lyotard, en La condición postmoderna, fue uno de los primeros en hablar de postmodernidad filosóficamente. En ese libro están detalladas muchas de sus características:
- Descreimiento de los metarrelatos: Rechazo de las grandes nociones propagadas por la modernidad, como la confianza en los grandes metarrelatos de progreso, razón universal, emancipación, etc.
- Giro lingüístico: En la modernidad, el sujeto se veía como autónomo, capaz de conocer el objeto y reflejarlo con la palabra. En la postmodernidad, en cambio, primero es el lenguaje: el lenguaje crea realidades. El punto de partida es que nacemos y ya existen unos discursos previos que nos configuran como sujetos. Ahora el sujeto es visto como un efecto del lenguaje. Wittgenstein dice que «los límites del lenguaje son los límites del mundo» y parte de la idea de que la sociedad debe concebirse como un entramado de lenguajes. En esa red coexisten, cada uno con una finalidad diferente y sin jerarquías, diversos lenguajes: un lenguaje científico, religioso, etc. La finalidad no debe ser establecer el consenso, ya que el lenguaje crea realidades distintas; el consenso no es necesariamente superior al disenso. La realidad no es necesariamente dicotómica, sino nuestra concepción de ella.
- Rechazo de la universalidad: La postmodernidad se caracteriza por el rechazo de todo discurso universalizador, los metarrelatos o toda pretensión omnicomprensiva de la realidad (que intenta explicar todo desde una única perspectiva). Es antimetafísica: reconoce la imposibilidad de alcanzar verdades absolutas.
- Crítica a la objetividad: Los enunciados considerados verdaderos (conocimiento científico, teorías científicas) o la objetividad del conocimiento son vistos como la manifestación de una forma, a veces abusiva, de dominio o autoritarismo. Son una forma de conocimiento que no hay que descartar, pero tampoco sacralizar.
- Énfasis en la pluralidad y la diferencia: El postmodernismo afirma el carácter diverso y múltiple de la racionalidad. Prima:
- El pluralismo
- La diferencia
- La heterogeneidad
- La deconstrucción
- El descentramiento
- La desmitificación
- El mestizaje
- La discontinuidad o el collage
- Crítica del sujeto cartesiano: Rechazo ontológico del sujeto tradicional, del cogito cartesiano. El sujeto es una creación de la modernidad (y todavía se tiene a menudo esa idea cartesiana). Se rechaza la idea del sujeto como autónomo. Hay aspectos que no somos capaces de ver porque estamos colonizados por nuestro contexto; ahora se entiende que el sujeto es construido.
- Antitotalización: Existe un rechazo a cualquier totalización o sistema cerrado. La postmodernidad se puede considerar como un pensamiento nómada. Se utiliza la metáfora del rizoma (crecimiento horizontal, no jerárquico).
- Valoración de la estética: El principio de seducción (no solo del convencimiento) adquiere gran importancia, a veces frente a la ética.
Principios Resumidos: Las»Muerte» Postmodernas
Se puede resumir la crítica postmoderna en tres principios o»muerte»:
- La muerte del sujeto: Muere la conceptualización moderna del sujeto elaborada por Descartes y ratificada por Kant (el sujeto autónomo, racional y unificado).
- La muerte de la razón: Muere la conceptualización moderna de la razón, que se presentaba como única y universal.
- La muerte del progreso: Muere la idea de un progreso histórico lineal, necesario y universalmente beneficioso.
Multiculturalismo vs. Interculturalismo
Mientras en la modernidad existe el multiculturalismo (que tolera y acepta la diversidad, pero a menudo parte de una cultura hegemónica que establece los términos de esa tolerancia), en el postmodernismo se propone el interculturalismo, que busca un diálogo y una interacción más horizontal entre culturas, reconociendo la validez de diferentes perspectivas sin una jerarquía preestablecida.
Conclusión: Crítica y Deconstrucción sin Relativismo Absoluto
No se trata de afirmar un relativismo gnoseológico, moral o político absoluto. Se trata de afirmar que hay diversas formas de ver, entender e interpretar el mundo. Cada cultura tiene aspectos positivos y negativos, e incluso dentro de la propia cultura hay diversas formas de ver y evaluar. Todo texto, toda idea, hay que entenderla siempre dentro de un contexto. Eso no quiere decir que «todo vale» o que todo es relativo. Significa que hay que tener siempre una perspectiva deconstructiva, crítica, para tratar de ahondar y cuestionar, no de legitimar ciegamente lo establecido, porque todo discurso, toda estructura de poder, tiene fallas, exclusiones y trampas.