Propiedad Privada, Trabajo y Comunismo: Un Análisis de la Economía Política según Marx

La Esencia Subjetiva de la Propiedad Privada y la Alienación del Trabajo

La Economía Política, al afirmar la esencia de la propiedad privada como subjetiva y, por lo tanto, inherente a la condición de sujeto, niega que sea el trabajo la condición de aquella y convierte al hombre en la esencia de la propiedad privada. Toda la riqueza es trabajo, tanto agrícola como fabril, y la esencia subjetiva de la propiedad, de la que el capital constituye un segundo momento, es el trabajo. Pero si el trabajo es extraño al hombre, y el capital también lo es, y si la propiedad privada es considerada como esencialmente subjetiva, la relación entre los dos primeros entra en una contradicción solamente superada por el comunismo. Este será la expresión positiva de la propiedad privada que, en su forma más básica, es la propiedad privada general y extendida en la que la comunidad se considera como capitalista general.

El Comunismo como Superación de la Alienación

En su segunda forma, el comunismo, aún de naturaleza política y democrática, y con la superación del Estado, mantiene su esencia afectada por la propiedad privada. Presenta la superación del extrañamiento de sí del hombre, pero aún no ha captado la esencia de la necesidad humana ni el sentido positivo de la propiedad. Su tercera forma será, para nuestro autor, la superación total del autoextrañamiento del hombre. Este se apropiará realmente de su esencia y acabará el litigio entre existencia y esencia, objetivación y afirmación. Así, el hombre, como conciencia genérica, es la totalidad ideal, la existencia subjetiva de la sociedad pensada y sentida para sí. De esta forma, pensar y ser están diferenciados y, al mismo tiempo, en unidad.

La superación de la propiedad privada propuesta por el comunismo no es más que la expresión sensible de la apropiación del hombre de su esencia universal. Enajenado hasta entonces en el tener, solo sentía goce sensorial con el uso del objeto; ahora, libre del egoísmo y totalmente humano, tanto en sentido objetivo como subjetivo. Su existencia depende de sí y no de otro. El hombre, de esta manera, domina su ser objetivo y es creador no solo de su existencia, sino también de la Historia, que debe al hombre socialista toda su producción.

Comunismo, Religión y la Evolución del Hombre

Es la autoconciencia positiva del hombre, no mediada por la superación de la Religión, de la misma manera que la vida real es la realidad positiva del hombre, no mediada ya por la superación de la propiedad privada. El comunismo es el momento real necesario para la evolución del hombre, pero no su finalidad.

Necesidad, Producción y División del Trabajo en la Economía Política

Este nuevo enriquecimiento de la esencia humana dentro de la propiedad privada adquiere su significado inverso. Cada individuo trata de crear en el otro una necesidad extraña a sí mismo para hacerlo dependiente y explotarlo. Es la necesidad del dinero creada por la Economía Política que, además, crea una auténtica moral de autorrenuncia, tipo «esclavo ascético pero productivo» para el trabajador, obligándolo a abandonar incluso las necesidades más elementales de su existencia, mientras que el capitalista puede, tranquilamente, nadar en la opulencia. Es la controversia de la moral economicista que niega al primer grupo su existencia y la posibilidad de participación en los intereses generales.

En realidad, Marx ve que esta oposición entre moral y Economía Política es solo aparente, ya que la Economía Política expresa a su manera las leyes morales. Para Marx, la Economía Política olvida que la oferta y la demanda sufren un profundo desequilibrio cuando se tratan estos mismos conceptos en términos de población: la oferta de hombres siempre es superada por su demanda. Este es un principio esencial de la producción.

El Dinero, la Sociedad Civil y la División del Trabajo

La necesidad se origina al constituirse el dinero, que aparece como medio, como un fin, como poder en sí mismo que, a la vez, es de otro y totalmente extraño. El sistema de valores de la Economía Política reduce el concepto de sociedad civil al conjunto de individuos que tienen unas necesidades determinadas y en la que cada individuo existe para otro como medio para satisfacer esas necesidades. Dentro de este marco, la división social del trabajo es la expresión económica del carácter social del trabajo dentro de la enajenación que supone la propiedad privada.

Perspectivas de Economistas sobre la División del Trabajo

En este punto, Marx hace un recorrido por los planteamientos de diferentes economistas que estudian el origen de la división social del trabajo:

  • Adam Smith: Este concepto da al trabajo una posibilidad infinita de capacidad de producción y sitúa su origen en la propensión al intercambio y al comercio, condicionada por las facultades humanas de razonamiento y comunicación a través del lenguaje. El motivo es el egoísmo, y la diversidad de talentos humanos, más que la premisa de la división del trabajo, es su consecuencia. En consecuencia, la sociedad es una sociedad mercantil.
  • Jean-Baptiste Say: El intercambio es casual y no fundamental. La sociedad podría existir sin él, aunque no podría tener lugar la producción. Sería un medio cómodo y útil para el desarrollo humano, a pesar de reconocer que disminuye la capacidad de cada hombre individualmente considerado.
  • Frédéric Skarbek: Diferencia las fuerzas inherentes al hombre de las fuerzas derivadas de la sociedad, que se condicionan mutuamente.

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