DISERTACIÓN ESCEPTICISMO Y BÚSQUEDA DE LA VERDAD el título de esta redacción nos plantea el tema de la búsqueda de la verdad así como el método que utilizará Descartes para llegar a ella y la relación que existe entre éste y el escepticismo.
Antes de proceder al desarrollo del tema debemos plantearnos una seria de interrogantes que nos faciliten su comprensión. ¿Cuál es el objetivo de la filosofía de Descartes? ¿Cómo trata de llegar a la verdad absoluta?
¿Cuál es la diferencia entre los escépticos y la filosofía de Descartes? ¿En qué consiste el escepticismo? ¿Se puede calificar la duda metódica como una duda escéptica? A partir de estas cuestiones, expondremos el tema que se anuncia en el título y ampliaremos nuestros conocimientos sobre la filosofía de Descartes, relacionando estos términos con otros puntos importantes de su teoría o con el pensamiento sostenido por otras escuelas o filósofos. Introduciremos el tema exponiendo la teoría de una de las escuelas más influyentes que resurge en el Renacimiento: el escepticismo afirma la imposibilidad de alcanzar el conocimiento verdadero, porque la razón humana es tan débil que está imposibilitada para ello por su propia naturaleza. El escepticismo busca la felicidad, haciendo consistir ésta en la calma y tranquilidad del ánima, en la evitación de las angustias del existir. Pero estas angustias dependen más de los juicios y opiniones que nos formamos de las cosas que de éstas mismas; de ahí que para alcanzar esta calma de espíritu debamos volvernos conscientes de la falibilidad y relatividad de nuestros juicios y opiniones. Como actitud filosófica, el escepticismo lleva a la parálisis: al no ser posible la certeza en ninguno de los aspectos de la vida, es vano esfuerzo intentar alcanzarla; lo que debemos procurar es la paz interior retirándonos de las disputas, abandonando los objetivos imposibles, en una frase: suspendiendo el juicio. Descartes se enfrenta al escepticismo en el terreno del conocimiento. Partirá de principios radicalmente contrarios: la verdad y la certeza absoluta son alcanzables porque la razón humana es suficientemente poderosa para obtenerlas. Y alcanzar esta verdad absoluta se convertirá en el objetivo de su labor filosófica. Su proyecto es construir un sistema de conocimientos en el que nada sea aceptado como verdadero si no es evidente por sí mismo y por lo tanto, totalmente indudable. Este conjunto tendrá interrelacionadas sus diversas partes, poseerá una fortaleza interna y unos fundamentos tan sólidos que superará fácilmente los más agudos argumentos del escepticismo. Descartes toma conciencia d que para ello es necesario proceder a una completa renovación de la filosofía de su tiempo, ya que en ella no se encuentra nada que no sea objeto de disputa, en consecuencia, que no sea dudosa; ya que la filosofía se ha convertido en un medio para hablar con verosimilitud, para convencer a los menos doctos, pero no para alcanzar la verdad. Por tanto, el primer paso será establecer sólidamente los principios de la verdad. De ahí que tome la determinación de romper con todo lo anterior, poniendo en duda todo lo sabido hasta ese momento. Así pues, rechazará el pensamiento de Aristóteles y de la Escolástica, quienes hablan constituido el pensamiento dominante durantes toda la Edad Media. Pone en cuestión todo lo considerado hasta entonces como verdadero. Descartes está firmemente convencido de que, si pretende alcanzar su objetivo, sólo podrá aceptar el conocimiento que sea auténticamente verdadero, más allá de cualquier duda posible; y rechazar como falso todo conocimiento probable. La condición para llevar a cabo este proyecto es encontrar el método adecuado, el cual, finalmente, formula en cuatro preceptos que resumen su análisis y reflexiones sobre el método de las matemáticas y su aplicabilidad a la filosofía.
El primer precepto es el de la evidencia. Consiste en no aceptar nada como verdadero si no se conoce con evidencia que lo es, evitando la precipitación y la prevención. En segundo lugar formula el criterio de verdad, estableciendo la claridad y la distinción como notas dominantes de las ideas o naturalezas simples. El segundo precepto es la simplificación de los problemas mediante el análisis hasta reducirlos a formas simples, ideas claras y distintas aprensibles por la intuición. El tercero es la regla de síntesis, la cual nos explicita la vía de la deducción; ésta es una cadena ordenada de evidencias que parte de ideas claras y distintas para llegar al conocimiento de lo más complejo, con la misma claridad y distinción de los principios de los que se ha partido. El cuarto precepto es el de la enumeración, tanto del análisis como de la síntesis. La pretensión final d estas enumeraciones es extender la evidencia de la intuición a la deducción. En efecto, exigir un punto de partido absolutamente verdadero obliga a un largo proceso de crítica y eliminación de todos los conocimientos, ideas, creencias; hasta el momento han sido considerados como verdadero, pero que, sin embargo, no poseen una certeza absoluta. El primer paso, por lo tanto, será dudar de todo lo que creemos y rechazar inicialmente aquello de lo que sea posible dudar. Este primer paso es el resultado de la aplicación del primero precepto del método. Tres serán los motivos de duda aducidos por Descartes. – duda sobre la fiabilidad de los sentidos o duda sobre el mundo sensible. Se basa en que, en ocasiones, comos engañados por los sentidos, ya que existen un gran número de alteraciones e ilusiones perceptivas que nos hacen ver las cosas alteradas. Las experiencias del engaño nos llevan a concluir que el conocimiento proporcionado por los sentidos es sólo probable y, así, no es absolutamente verdadero. – la hipótesis del sueño. Descartes opina que, a veces tenemos dificultad para distinguir si estamos dormidos o despiertos. Esto nos permite pensar que podemos estar dormidos y que las percepciones sobre nuestro propio cuerpo no son más que representaciones del sueño. Este segundo motivo de duda no sólo nos lleva a dudar de que las cosas sean como las vemos, sino también de la existencia misma de dichas cosas. – la hipótesis del Genio Maligno o duda hiperbólica. Según este motivo de duda, nada impide a Descartes pensar que haya sido creado por un genio engañador, de tal manera que se equivoca necesariamente cuando piensa que ha alcanzado la verdad. Este tercer paso es de extrema radicalidad, una hipótesis improbable pero no imposible , y por lo tanto, generadora de duda. Lo realmente importante de ésta es que afecta a las verdades matemáticas mismas, en las que tanto confía el autor. Así pues podemos afirmar que este momento de duda es requerido por el método; es decir, es totalmente necesario que Descartes abandone todos aquellos conocimientos y opiniones que tenía hasta el momento, considerándolos falsos y, de este modo, evitar cualquier posibilidad de error, ya que, según el método, si la base de la que se parte es falsa, todo el razonamiento posterior también lo será y, por lo tanto, el conocimiento que alcanzaremos no será cierto. Por otro lado es necesario señalar que la duda metódica, en el plano teórico, lleva a la suspensión del juicio. Sin embargo, en el plano práctico, Descartes se verá obligado a desarrollar una moral provisional con el propósito de no permanecer irresoluto en la acción, mientras él somete a crítica todas sus opiniones. Como ya hemos señalado anteriormente, la función que desempeña esta duda provisional es exigencia del método; un camino para obtener la verdad absoluta y no una vía hacia el escepticismo, el cual es precisamente el que pretende rebatir; ya que éste, como actitud filosófica lleva a la parálisis en cuanto al conocimiento. Según todo lo expuesto anteriormente, podemos concluir diciendo que el objetivo de la filosofía de Descartes es alcanzar el conocimiento verdadero o, lo que es lo mismo, verdades absolutas y evidentes que permitan servir de fundamento para después desarrollar, a partir de ahí, todo el edificio del conocimiento con absoluta garantía. Para ello, Descartes elabora el método, el cual, en su primero precepto, señala la necesidad de admitir como verdadero sólo aquello que se presente con evidencia y, asimismo, rechazar todo lo que se presente dudoso o probable. Así pues, será a través de la duda metódica que podremos encontrar esos principios evidentes, ya que toda aquellas opiniones y creencias que resistan todas las críticas, constituirán la base cierta de todo el conocimiento desarrollado posteriormente.
Antes de proceder al desarrollo del tema debemos plantearnos una seria de interrogantes que nos faciliten su comprensión. ¿Cuál es el objetivo de la filosofía de Descartes? ¿Cómo trata de llegar a la verdad absoluta?
¿Cuál es la diferencia entre los escépticos y la filosofía de Descartes? ¿En qué consiste el escepticismo? ¿Se puede calificar la duda metódica como una duda escéptica? A partir de estas cuestiones, expondremos el tema que se anuncia en el título y ampliaremos nuestros conocimientos sobre la filosofía de Descartes, relacionando estos términos con otros puntos importantes de su teoría o con el pensamiento sostenido por otras escuelas o filósofos. Introduciremos el tema exponiendo la teoría de una de las escuelas más influyentes que resurge en el Renacimiento: el escepticismo afirma la imposibilidad de alcanzar el conocimiento verdadero, porque la razón humana es tan débil que está imposibilitada para ello por su propia naturaleza. El escepticismo busca la felicidad, haciendo consistir ésta en la calma y tranquilidad del ánima, en la evitación de las angustias del existir. Pero estas angustias dependen más de los juicios y opiniones que nos formamos de las cosas que de éstas mismas; de ahí que para alcanzar esta calma de espíritu debamos volvernos conscientes de la falibilidad y relatividad de nuestros juicios y opiniones. Como actitud filosófica, el escepticismo lleva a la parálisis: al no ser posible la certeza en ninguno de los aspectos de la vida, es vano esfuerzo intentar alcanzarla; lo que debemos procurar es la paz interior retirándonos de las disputas, abandonando los objetivos imposibles, en una frase: suspendiendo el juicio. Descartes se enfrenta al escepticismo en el terreno del conocimiento. Partirá de principios radicalmente contrarios: la verdad y la certeza absoluta son alcanzables porque la razón humana es suficientemente poderosa para obtenerlas. Y alcanzar esta verdad absoluta se convertirá en el objetivo de su labor filosófica. Su proyecto es construir un sistema de conocimientos en el que nada sea aceptado como verdadero si no es evidente por sí mismo y por lo tanto, totalmente indudable. Este conjunto tendrá interrelacionadas sus diversas partes, poseerá una fortaleza interna y unos fundamentos tan sólidos que superará fácilmente los más agudos argumentos del escepticismo. Descartes toma conciencia d que para ello es necesario proceder a una completa renovación de la filosofía de su tiempo, ya que en ella no se encuentra nada que no sea objeto de disputa, en consecuencia, que no sea dudosa; ya que la filosofía se ha convertido en un medio para hablar con verosimilitud, para convencer a los menos doctos, pero no para alcanzar la verdad. Por tanto, el primer paso será establecer sólidamente los principios de la verdad. De ahí que tome la determinación de romper con todo lo anterior, poniendo en duda todo lo sabido hasta ese momento. Así pues, rechazará el pensamiento de Aristóteles y de la Escolástica, quienes hablan constituido el pensamiento dominante durantes toda la Edad Media. Pone en cuestión todo lo considerado hasta entonces como verdadero. Descartes está firmemente convencido de que, si pretende alcanzar su objetivo, sólo podrá aceptar el conocimiento que sea auténticamente verdadero, más allá de cualquier duda posible; y rechazar como falso todo conocimiento probable. La condición para llevar a cabo este proyecto es encontrar el método adecuado, el cual, finalmente, formula en cuatro preceptos que resumen su análisis y reflexiones sobre el método de las matemáticas y su aplicabilidad a la filosofía.
El primer precepto es el de la evidencia. Consiste en no aceptar nada como verdadero si no se conoce con evidencia que lo es, evitando la precipitación y la prevención. En segundo lugar formula el criterio de verdad, estableciendo la claridad y la distinción como notas dominantes de las ideas o naturalezas simples. El segundo precepto es la simplificación de los problemas mediante el análisis hasta reducirlos a formas simples, ideas claras y distintas aprensibles por la intuición. El tercero es la regla de síntesis, la cual nos explicita la vía de la deducción; ésta es una cadena ordenada de evidencias que parte de ideas claras y distintas para llegar al conocimiento de lo más complejo, con la misma claridad y distinción de los principios de los que se ha partido. El cuarto precepto es el de la enumeración, tanto del análisis como de la síntesis. La pretensión final d estas enumeraciones es extender la evidencia de la intuición a la deducción. En efecto, exigir un punto de partido absolutamente verdadero obliga a un largo proceso de crítica y eliminación de todos los conocimientos, ideas, creencias; hasta el momento han sido considerados como verdadero, pero que, sin embargo, no poseen una certeza absoluta. El primer paso, por lo tanto, será dudar de todo lo que creemos y rechazar inicialmente aquello de lo que sea posible dudar. Este primer paso es el resultado de la aplicación del primero precepto del método. Tres serán los motivos de duda aducidos por Descartes. – duda sobre la fiabilidad de los sentidos o duda sobre el mundo sensible. Se basa en que, en ocasiones, comos engañados por los sentidos, ya que existen un gran número de alteraciones e ilusiones perceptivas que nos hacen ver las cosas alteradas. Las experiencias del engaño nos llevan a concluir que el conocimiento proporcionado por los sentidos es sólo probable y, así, no es absolutamente verdadero. – la hipótesis del sueño. Descartes opina que, a veces tenemos dificultad para distinguir si estamos dormidos o despiertos. Esto nos permite pensar que podemos estar dormidos y que las percepciones sobre nuestro propio cuerpo no son más que representaciones del sueño. Este segundo motivo de duda no sólo nos lleva a dudar de que las cosas sean como las vemos, sino también de la existencia misma de dichas cosas. – la hipótesis del Genio Maligno o duda hiperbólica. Según este motivo de duda, nada impide a Descartes pensar que haya sido creado por un genio engañador, de tal manera que se equivoca necesariamente cuando piensa que ha alcanzado la verdad. Este tercer paso es de extrema radicalidad, una hipótesis improbable pero no imposible , y por lo tanto, generadora de duda. Lo realmente importante de ésta es que afecta a las verdades matemáticas mismas, en las que tanto confía el autor. Así pues podemos afirmar que este momento de duda es requerido por el método; es decir, es totalmente necesario que Descartes abandone todos aquellos conocimientos y opiniones que tenía hasta el momento, considerándolos falsos y, de este modo, evitar cualquier posibilidad de error, ya que, según el método, si la base de la que se parte es falsa, todo el razonamiento posterior también lo será y, por lo tanto, el conocimiento que alcanzaremos no será cierto. Por otro lado es necesario señalar que la duda metódica, en el plano teórico, lleva a la suspensión del juicio. Sin embargo, en el plano práctico, Descartes se verá obligado a desarrollar una moral provisional con el propósito de no permanecer irresoluto en la acción, mientras él somete a crítica todas sus opiniones. Como ya hemos señalado anteriormente, la función que desempeña esta duda provisional es exigencia del método; un camino para obtener la verdad absoluta y no una vía hacia el escepticismo, el cual es precisamente el que pretende rebatir; ya que éste, como actitud filosófica lleva a la parálisis en cuanto al conocimiento. Según todo lo expuesto anteriormente, podemos concluir diciendo que el objetivo de la filosofía de Descartes es alcanzar el conocimiento verdadero o, lo que es lo mismo, verdades absolutas y evidentes que permitan servir de fundamento para después desarrollar, a partir de ahí, todo el edificio del conocimiento con absoluta garantía. Para ello, Descartes elabora el método, el cual, en su primero precepto, señala la necesidad de admitir como verdadero sólo aquello que se presente con evidencia y, asimismo, rechazar todo lo que se presente dudoso o probable. Así pues, será a través de la duda metódica que podremos encontrar esos principios evidentes, ya que toda aquellas opiniones y creencias que resistan todas las críticas, constituirán la base cierta de todo el conocimiento desarrollado posteriormente.