Autor:
la filosofía de Nietzsche manifiesta con radicalidad la crítica a la razón idealista y positivista y la defensa de los valores de la vida.
Su vitalismo nihilista constituyó una fuerte reacción contra toda forma de pensamiento racionalista, contra todo sistema dogmático de conceptos y valores y contra toda forma de colectivismo social, político o económico. Su vitalismo le lleva a afirmar la vida como naturaleza última de toda realidad. La vida se manifiesta como instinto espontáneo, lucha permanente y continuo cambio y, por eso, no puede definirse, escapa a los conceptos. El Nihilismo es el término que define la historia de la cultura occidental: fundamentarse en nada. La historia de Occidente, es la historia de una decadencia, de la negación de los auténticos valores de la vida. La historia de la cultura occidental es el triunfo de los valores plebeyos, de la moral de los esclavos sobre los valores aristocráticos de la moral de los señores. Es el triunfo de la moral cristiana: moral universal y uniforme, moral de rebaño, fruto del resentimiento hacia vida. En Así habló Zaratrustra, Nietzsche presenta al creador del maniqueísmo (Zoroastro), que contrapone el bien y el mal, como portavoz de la muerte de Dios y profeta del superhombre y del eterno retorno. La muerte de Dios significa la liberación de un gran peso que abruma al hombre, el peso de la idea de un más allá, de una trascendencia objetiva y con ella tendrá lugar la creación de nuevos valores y la venida de un nuevo tipo de hombre: el superhombre.
Tema:
las tres transformaciones por las que ha de pasar el espíritu hasta alcanzar el nuevo tipo de hombre: el superhombre
.Ideas principales:
1ª transformación del espíritu: el camello: es el espíritu paciente que se arrodilla, igual que el camello, y lleva la carga pesada de todo el código moral fundamentado en los valores metafísicos y religiosos, sobre todo, cristianos.-2ª transformación del espíritu: el camello se convierte en león. El león se rebela contra la carga del deber moral impuesto, simbolizado por el gran dragón (“Tú debes”); quiere conquistar su libertad para abrir paso a un nuevo crear (nuevos valores vinculados al superhombre).- 3ª transformación del espíritu: el león se convierte en niño. El niño simboliza el juego, un nuevo comienzo, la venida del superhombre, creador de nuevos valores.
Explicación de las ideas:
este texto se sitúa en uno de los aspectos más importantes y conocidos del pensamiento de Nietzsche: el concepto de superhombre, una nueva idea de hombre, resultado de las tres transformaciones que debe atravesar el espíritu. En primer lugar el espíritu se transforma en camello. El camello, animal de carga, simboliza a los que se contentan con obedecer ciegamente, que acarrean el peso de los valores llamados “superiores a la vida” y simbolizan al hombre que se inclina ante la omnipotencia de Dios y ante la ley moral. En la segunda transformación el camello se convierte en león, que simboliza al negador, al nihilista que rechaza los valores tradicionales, reclama su libertad y crea las condiciones para la producción del superhombre. Por último, el león tiene necesidad de transformarse en niño, para poder vivir libre de prejuicios y crear un nuevo sistema de valores que esté al servicio del superhombre, al servicio de la recuperación de los instintos vitales del hombre. El niño, para quien la existencia es juego, es capaz de actuar por instintos, sin tener en cuenta las consecuencias ni los prejuicios, de vivir la vida como instante. Así habrá de ser el superhombre.
El superhombre dará un nuevo sentido a la realidad encarnado a Dionisos. Creará los valores de la vida sin fundamentarlos en un más allá, vuelve a la tierra. La moral del superhombre tendrá una absoluta autonomía moral, estará más allá del bien y del mal, porque no hará caso de los prejuicios de la gente, sino que él mismo será quien establezca el bien y el mal. Su libertad le sitúa por encima de cualquier adoctrinamiento. El superhombre se afirma en el devenir de la vida sin necesidad de crearse subterfugios, otro mundo donde consolar su angustia. No creerá en la igualdad, que considera una argucia de los débiles y de los cristianos, sino en la diferencia que existe entre los hombres.
La llegada del superhombre se hará posible tras la muerte de Dios y, con ella, la desaparición de la religión, la moral y la metafísica sobre las que se ha levantado la civilización occidental. La idea del superhombre no es el anuncio de una realidad inexorable, sino una meta para la voluntad. Su llegada dependerá de que los individuos superiores tengan la audacia de transformar todos los valores, especialmente los valores cristianos, y crear otros partiendo de su vida y su poder.