Racionalidad creencial

Es decir,es racional confiar en la comunidad de expertos pues ellos mismos van a ocuparse de poner a prueba ycorroborar que las afirmaciones o descubrimientos de sus colegas son ciertos.Volviendo sobre el caso de los diarios de Hitler, fueron precisamente colegas historiadores los que demostraron que eran falsificaciones. La comprobación de su carácter falso sólo estuvo al alcance de los expertos, en este caso los historiadores que trabajan sobre la figura de Hitler. 2.2. Creencia desiderativa y racionalidad imperfecta.
(a) La creencia desiderativa o autoengaño.un ejemplo muy claro de creencias irracionales es lo que se llama creencia desiderativa. una creencia es desiderativa cuando creemos en la verdad de algo simplemente porque deseamos que sea asi.Don Quijote, por ejemplo, cree en «la belleza simpar» de Dulcinea del Toboso simplemente porque desea que así sea. Cuando se da de bruces con ella y Sancho le descubre su fealdad, enseguida busca una justificación irracional y aduce un encantamiento, porque no puede dejar de creer que es la mujer mas bella del mundo.

Una creencia desiderativa puede ser verdadera o falsa. Puedo creer que estoy sano porque deseo estar sano. Pero incluso si es cierto que estoy sano mi creencia no deja de ser irracional, porque el modo en que he llegado a adquirirla no es racional: algo no es verdad simplemente porque quiero que sea verdad.el autoengaño, que es el caso de Don Quijote, es otro modo de llamar a esta clase de creencia desiderativa. Esta creencia es muy común porque con frecuencia nos encontramos con que nuestros deseos no se corresponden con el mundo real. El caso de Don Quijote puede parecer extremo pero todos nosotros somos víctimas de nuestros autoengaños en algun momento en relación a alguna cuestion.en la guerra es habitual que se intente eliminar los escrupulos morales de los soldados. Los soldados saben que están matando y que están derramando sangre, también de civiles, ancianos, mujeres y niños que no pe-lean en la guerra. Pero para evitar que se paralizan en el combate o simplemente deserten (esto pasó en la guerra del Vietnam en EEUU), se les dan argumentos para autoengañarse, como que está defendiendo a los suyos, o que el enemigo es como un animal o de una raza inferior (algo así pudieron pensar los soldados alemanes en el Holocausto), etc. Los soldados desean creer esto para poder combatir. No están dispuestos a desertar y necesitan por tanto de argumentos para justificarse ante sí mismos.

(b)
Racionalidad imperfecta. Ahora bien, aunque es cierto que tenemos creencias irracionales y creencias racionales, también tenemos creencias que no son ni lo uno ni lo otro. Se han llamado creencias racionales imperfectas,creencias que sabemos que no son del todo racionales pero que por alguna razon no podemos dejar de tener y antes las que tomamos ciertas precauciones,que es donde se situa la racionalidad.Por ejemplo, «Hornero nos describe a un Ulises que se reconoce incapaz de resistir al atractivo de las sirenas, pero que de-muestra su astucia al diseñar un plan (una estrategia indirecta) para evitar las desastrosas consecuencias de sucumbir a su voz encantadora. Si fuera perfectamente racional, le bastaría con seguir su mejor juicio, libre de acrasia, y no conducir su embarcación hacia los escollos; pero sabe que no lo es, de modo que ordena a sus tripulantes que le aten al mástil del barco. Con racionalidad imperfecta actúa el exfumador que evita los lugares con humo, que le tentarían para volver a fumar; o el derrochador, que no tiene tarjeta de crédito para no gastar más de la cuenta.»

En estos casos tenemos la dos cosas, por un lado se trata de creencias irracionales: escuchar a las sirenas es peligroso, fumar daña la salud gastar más de la cuenta supone endeudarse. Pero,por otro lado,tambien tenemos conductas racionales para corregirlas en la medida de lo posible: atarnosal mastil,no entrar en lugares con humo o no llevar encima la tarjeta de crédito.

2.3. Acciones, conductas y emociones. Conducta racional, irracional, arracional e hiperracional.
Emociones y conducta racional.

Como hemos visto ahora, lo que nos interesa sobre todo de las creencias es có-mo funcionan en nuestra vida, es decir, qué clase de conductas son promovidas por ellas.

(a)
Racionalidad global y racionalidad local. Hablamos de una racionalidad local. Hablamos de una racionalidad global cuando nuestra conducta tiene en cuenta las consescuencias a favor o en contra de la misma a largo plazo. Una persona ahorradora suele funciona de este modo. Tiene la creencia racional de que ahorrar es bueno porque considera que en el tiempo futuro pueden suceder cosas imprevistas que van a requerir de estos ahorros. La creencia de que es bueno sacrificarse ahora y evitar ciertos gastos es buena a largo plazo. Si uno tiene la creencia de que va a morir, y esta creencia está debidamente justificada (un diagnóstico de cáncer, por ejemplo), creer en el ahorro en esos momentos es claramente irracional.

En cambio, hablamos de una racionalidad local para referirnos a conductas que tienen a la vista un plazo corto, Gastar lo que uno tiene puede ser una conducta racional si uno sabe que va a morir en breve, pero puede no serlo si uno tiene una familia con la que se considera comprometido, por ejemplo, con sus hijos.

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