1. Racionalismo y Empirismo
Movimientos filosóficos que van en paralelo en los siglos XVII y XVIII, comparten:
- Autonomía e independencia de la ciencia y filosofía con respecto a la religión, poder político y tradiciones filosóficas.
- Análisis del conocimiento humano tratando de averiguar su origen y límites.
- Búsqueda de soluciones racionales desde un pensamiento libre y autónomo para problemas morales y políticos.
- Admiración por las ciencias modernas, matemáticas y físicas.
1.1. Caracteres Generales del Racionalismo
- Razón: única fuente de conocimiento válido, con fe absoluta en la razón.
- Desconfianza en los sentidos: ya que las informaciones sensibles pueden no ser fiables.
- Los sentidos no proporcionan ni universalidad ni necesidad: estas son innatas, que nos llevan a los conocimientos objetivos permitiendo construir los saberes.
- Matemáticas: modelo de todo saber. Todos los saberes proceden de la deducción, que consiste en llegar a una conclusión partiendo de hipótesis, otras ideas o conocimientos.
2. Razón y Método: Criterio de Verdad
Descartes estudió en La Flèche, escuela donde se impartía la mejor educación de toda Europa. Cuando acabó sus estudios, llegó a la conclusión de estar embargado de dudas, lleno de confusiones. Conclusión: ignorancia. Descartes buscaba las verdades, saberes verdaderos que no encontró durante sus años de estudio. Las ciencias, salvo las matemáticas, no le proporcionaron conocimiento claro y seguro, y en el terreno práctico tampoco le dieron nada que pudiese serle útil.
Descartes no renunciaría a la verdad porque está convencido de que existe y de que se puede encontrar, pues no ha perdido confianza en la razón humana. Este propósito tenía tres objetivos:
- Encontrar la verdad en sí mismo.
- Construir un sistema filosófico que estaría formado por un conjunto de proposiciones verdaderas conectadas entre sí, sobre un fundamento seguro (árbol del saber en el que la metafísica sería las raíces, la física natural el tronco, y la medicina, moral y mecánica serían las ramas).
- La filosofía no quedara limitada al plano teórico. No solo se trata de encontrar la verdad en las ciencias y poder llevar el espíritu a la perfección cognoscitiva, sino que también se trata de lograr una vida tranquila y feliz.
Descartes, para alcanzar estos objetivos, tendría que llevar a cabo:
- Romper con el pasado: habría que empezar de nuevo y volver a redescubrir las verdades del pasado, pero asegurándose de su verdad. Algunos estudiosos de su filosofía ven la novedad de Descartes en el orden y en la certeza que quiere para su filosofía. Solo así se superarían las confusiones y se saldría de la maraña de opiniones. Este empezar de cero supone realizar la obra uno mismo, sin el concurso de otros.
- Encontrar un método que nos lleve a la verdad en el plano teórico y práctico: a diferencia de Aristóteles, que pensaba que cada ciencia debía tener su método, Descartes, al concebir las ciencias como ramas comunicadas en una sola ciencia (porque hay una razón y no muchas razones), cree que el método, una vez hallado, nos servirá para todas las ciencias. Conclusión: sabiduría, ciencia universal y método universal.
3. El Método Cartesiano y sus Reglas
3.1. El Método
El razonamiento era un procedimiento racional que Descartes conocía y lo consideraba válido para exponer verdades conocidas y para descubrir nuevas verdades. Un método evita los raciocinios largos, donde es fácil perderse y que se cuele el error, que proceda ordenadamente, sea claro y sencillo.
Volvió a las matemáticas para encontrar el método para su filosofía porque consiguió:
- Encontrar en las matemáticas certezas evidentes y demostraciones.
- No apoyar sus verdades en la experiencia sensible ni hacerlas depender de comprobaciones empíricas. Las matemáticas obtendrían su verdad de la razón y deducción.
- Orden, claridad, simplicidad de reglas, rechazo de falsas razones.
3.1.2. Las Reglas o Preceptos del Método
Aparecen en el Discurso del método, las reglas o preceptos son los siguientes:
- 1º Precepto: La evidencia intelectual: solo lo que se presente al entendimiento de modo evidente, con claridad y distinción, es verdadero. Si produce duda, se rechaza.
- 2º Precepto: El análisis o resolución: pensamientos complejos divididos en los simples de los que se componen o donde parten. La evidencia no se puede aplicar a los complejos, pero sí a los simples.
- 3º Precepto: La síntesis o composición: a partir de los pensamientos simples y evidentes vamos, por deducción, hasta los más complejos, siguiendo un orden que va desde los sencillos a los complejos. Proceso mediante la unión o síntesis de los sencillos.
- 4º Precepto: La enumeración y la revisión: se revisa el proceso para obtener la seguridad de que se han cumplido las reglas anteriores. Las reglas están en función de dos operaciones fundamentales en la mente: intuición y deducción.
Intuición: especie de luz o instinto natural, consiste en la captación inmediata y directa de la verdad de una idea o pensamiento simple, emanado de la razón misma.
Deducción: obtención de ideas que se siguen de las conocidas con certeza.
Hay que señalar que la intuición y deducción tienen para Descartes una estrecha relación, ya que la deducción es una cadena de intuiciones evidentes.
3.2. La Duda Metódica
Descartes cree que en la filosofía antigua hay poco o nada aprovechable para él. El problema está en dar con una certeza inconmovible, con una o varias ideas evidentes, claras y distintas, para ir deduciendo de ellas todas las demás ideas verdaderas. Se conseguirá la certeza absoluta. Hay que encontrar, como principio de la filosofía, una verdad enteramente indubitable. La primera regla del método dice que no podemos aceptar como verdadero nada que nos ofrezca duda, la evidencia es incompatible con la duda. Esto nos lleva a dudar de todos nuestros conocimientos. La duda no es dudar por dudar, sino el modo de revisar nuestros contenidos mentales, rechazando aquellos que nos hacen permanecer en la duda y aceptando los que nos sacan de ella, y solo lo que es claro y distinto es verdadero.
3.2.1. Rasgos de la Duda Cartesiana y Alcance de la Misma
Descartes presenta su duda como universal, se aplica a toda proposición de cuya verdad no estamos seguros. Su duda no puede identificarse con la duda escéptica. Su duda no es dudar de todo porque la verdad es inalcanzable, sino que duda para alcanzar lo indubitable: dudar hasta lograr algo de lo que no quepa dudar. No es dudar por dudar, sino dudar hasta superar la duda. Descartes pretende asegurarse en la verdad que cree poseer, es dudar hasta encontrar la verdad indubitable. La duda cartesiana tiene estos rasgos:
- Metódica: la duda es un medio físico para conseguir lo cierto, seguro, verdadero, a fin de erradicar de la mente y de la filosofía toda proposición no verdadera. Con la duda pretende encontrar aquello que resista los ataques de los escépticos y le permita fundar su filosofía sobre fundamentos sólidos.
- Provisional: no estaremos siempre dudando, sino que cuando hallemos las proposiciones…
- Teórica: la duda solo afecta a contenidos teóricos que no tienen aplicación práctica inmediata, así no afecta a los principios morales. Sin ley moral no se puede vivir.
Alcance de la duda: son tres los principales motivos de la duda:
- Los sentidos: los escépticos dudaban de los sentidos como fuente de conocimiento humano. Descartes, aceptando esta crítica, razona así: los sentidos nos engañan en ocasiones y nos inducen a error, por tanto, no son de fiar.
- De la existencia de la realidad exterior, del mundo exterior al propio Yo: al no fiarnos de los sentidos, lo que rechazamos son las apariencias de las cosas, pero no la existencia de ellas.
- De las verdades de las matemáticas: de estas verdades no se podría dudar porque están dependen de los sentidos y porque, dormidos o despiertos, las verdades matemáticas no varían. Descartes introduce el motivo de duda más radical: la existencia de un genio maligno. No duda de su existencia, se descubre como un ser que piensa.
3.2.2. La Salida de la Duda, la Primera Verdad: Cogito, Ergo Sum
Estando en este estado de duda radical y universal, encontró su primera verdad, algo que se le presentó a la mente de modo claro y distinto, como una evidencia tan intensa que no podía dudar lo más mínimo de la verdad de esa idea o pensamiento que arribó a su conciencia. Cayó en la cuenta, por un acto de intuición intelectual, que podía dudar de todo, pero que no podía dudar de que él estuviera dudando. Se puede dudar de todos los pensamientos, pero no se puede dudar de la existencia del propio pensamiento de duda. Si dudo es que estoy pensando, y si pienso es porque soy, existo. No puede haber duda sin pensamiento ni pensamiento sin sujeto que piense. Somos un sujeto, no un objeto, que piensa. Descartes, con el cogito, ergo sum, descubrió la conexión entre pensar y existir, tomó conciencia de que piensa y existe, el pensamiento y la existencia van sujetos. El pensamiento es un conjunto diverso de actos mentales que tienen el denominador común de ser constantes. En consecuencia, todo pensamiento supone la existencia del yo pensante.
3.2.3. El Criterio de Verdad
Antes de dedicarse a la tarea de la elaboración de la propia filosofía, examina la primera verdad encontrada, obteniendo de este examen el criterio de verdad que le permitirá ir edificando ordenadamente su filosofía sin que se cuele ningún error o falsedad. El criterio de verdad es la claridad y distinción. Todo lo que concebimos como evidente es claro y distinto. La claridad y distinción son las notas o características de la evidencia. Hay que hacer resaltar que la evidencia cartesiana es de carácter subjetivo y no objetivo. La evidencia no es algo de las cosas que concibo, sino que reside en mi concepción de las cosas. Mi conocimiento o percepción intelectual de las cosas es lo que es evidente, claro y distinto, no las cosas.
Claridad: es la ausencia de oscuridad. Clara es la proposición que se muestra a la razón con tal fuerza que se ve de modo inmediato que es verdadera, sin ofrecer duda alguna.
Distinción: no aparece mezclado con nada, sino separado de todo lo demás. La proposición o idea que no contiene en sí otra, que es simple, es distinta.
4. La Estructura de la Realidad: La Teoría de las Tres Sustancias
Hay tres clases de sustancias:
- La res infinita (sustancia infinita): Dios, cuyo atributo esencial (lo distingue de los demás seres) es la perfección. Dios es una sustancia increada, que piensa y es independiente de modo absoluto, perfecto e infinito.
- La res cogitans (la sustancia pensante): el Yo o alma, cuyo atributo esencial es el pensamiento. El alma o yo es la sustancia creada, que piensa y que no es independiente, ni es perfecta ni infinita. El alma es objeto de estudio de la psicología.
- La res extensa (la sustancia extensa): la materia o cuerpos, cuyo atributo es la extensión. El mundo, materia o corporal es sustancia creada, pero que no piensa ni es perfecto ni infinito.
4.1. Antropología Cartesiana: La Res Cogitans o Yo
La antropología cartesiana considera al alma, al espíritu, al yo como lo genuino y específicamente humano, pudiendo existir el yo sin el cuerpo como este sin alma. Tras la muerte, el alma se separará del cuerpo y seguirá existiendo porque no era esencial para ella estar unida a un cuerpo, sino que puede existir sin el cuerpo. Descartes acaba reduciendo lo específicamente humano a pensamiento o razón. Gracias a su espíritu pensante, el hombre se distingue del resto de los seres vivos. Descartes, con su concepción del alma como sustancia independiente del cuerpo y no extensa, le permite defender la libertad del ser humano. Si el alma, al no ser materia, no está sometida a las leyes de la naturaleza, queda libre del determinismo que la naturaleza impone a los cuerpos; en consecuencia, es libre.
Clases de ideas: Descartes distingue entre el pensamiento como actividad del yo y el contenido de él, que son ideas que piensa el yo. Las ideas, en cuanto actos mentales, productos de la mente, no se diferencian las unas de las otras, todas proceden del yo, son pensamientos representativos de las cosas, como imágenes que presentan ideas.
- Ideas adventicias: son aquellas ideas que parecen provenir de la experiencia externa, representan las cosas y realidades del mundo exterior al yo. Descartes dice que parecen provenir y no afirma que realmente provienen o tienen su origen en nuestra experiencia de un mundo exterior.
- Ideas facticias: son resultado de nuestra imaginación y voluntad. Ideas que hemos elaborado nosotros mismos a partir de otras ideas o sin recurrir a ellas.
- Ideas innatas: son ideas que el entendimiento posee por sí mismo, que las tiene por naturaleza, ya que al no ser inventadas (facticias) ni provenir de la experiencia externa (adventicias), hay que concluir que han nacido con él.
4.2. La Res Infinita (Sustancia Infinita o Dios)
El análisis de las ideas que posee el pensamiento le lleva a Descartes a la idea de Dios. De estos atributos, el fundamental es el primero: la infinitud. Descartes lo considerará el esencial. Por eso la idea de infinito misma remite a Dios.
Demostración de que la idea de Dios es una idea innata: tal idea no es adventicia ni facticia, ha de ser innata.
Demostración de la existencia de Dios a partir de la idea innata de Dios: demostrado que la idea de Dios es innata, para Descartes queda por demostrar que existe un ser que se corresponde con la idea innata de que Dios existe. Son tres los argumentos o pruebas que Descartes elaboró para demostrar la existencia de Dios a partir de la idea innata de Dios.
- De la causalidad eficiente: somos seres imperfectos que no poseemos las propiedades atribuidas a Dios, no nos habríamos creado a nosotros mismos.
- Ontológico: hay ideas que al analizar su esencia no se sigue que deban existir en la realidad. En la idea de triángulo hay que concluir que sus ángulos han de sumar 180º.
Demostrada la existencia de Dios, la segunda realidad de la que no cabe dudar. El yo, como Dios, son seres reales de cuya existencia no cabe duda. La existencia de Dios se ha demostrado después de haberse demostrado la existencia del yo. Una cosa es demostrar la existencia de Dios en segundo lugar y otra muy distinta que Dios es lo primero antes de toda otra realidad, ya que de Él toda realidad depende, incluido el propio pensamiento que lo descubre y demuestra.
4.3. La Res Extensa (la Sustancia Extensa o Mundo)
Papel de Dios en el sistema cartesiano: ha quedado demostrado que Dios existe y es perfecto, ha de ser también veraz y bueno. La absoluta perfección excluye mentiras y malicia. Él ha sido nuestro creador y el que nos ha dado facultades de conocimiento. Dios, causa universal, ha sido capacitado a nuestra naturaleza al crearla para que de ella broten ideas a las que llamamos innatas. Toda idea innata clara es verdadera, nos podemos fiar de ellas pues tienen su origen en Dios. Descartes convierte a Dios en garantía absoluta de las potencias cognoscitivas del hombre y de sus ideas claras y distintas. Solo el ateo puede dudar de la capacidad de sus facultades cognoscitivas. Ya no cabe pensar más en la posibilidad de un genio maligno que nos induzca al error o a pensar que podemos estar en permanente estado de sueño. La razón humana dada por Dios al hombre es fiable. Dios garantiza la veracidad de nuestras ideas claras y distintas.
Es cierto que el error humano existe. Para Descartes, esto se debe a la voluntad humana, la cual hace precipitarse al entendimiento, formulando juicios poco fundamentados. El error se debe a que no siempre el hombre usa bien sus facultades y no es siempre fiel a las reglas del método. Dios solo nos garantiza la verdad de las ideas claras y distintas.