TEMA 8: EL FORMALISMO MORAL KANTIANO
Distinción entre éticas materialistas y ética formal
Kant (s. XVIII, filósofo alemán, obras: “Fundamentación de la metafísica de las costumbres” y “Crítica de la razón práctica”) lleva a cabo una revisión de las principales teorías éticas que se han dado a lo largo de la historia y establece una distinción entre:
Éticas materiales (Teleologías o finalistas)
Se basan en que la bondad o maldad de las acciones humanas dependen de algo que se considera bien supremo (felicidad, placer, utilidad) los medios adecuados para conseguirlos.
Entre los principios hay que destacar:
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Intelectualismo moral
– Principal representante: Sócrates (s. V A.C. “no tiene obras”)-
– Identifica el bien con el conocimiento y el mal con la ignorancia
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Eudemonismo moral
– Principal representante: Aristóteles (s. IV A.C. Obras: “Ética a Nicómalo” y “Gran moral”
– Identifica la virtud con la prudencia y la racionalidad y propone que la finalidad de la conducta moral es conseguir la excelencia y la felicidad dentro de los límites humanamente posible.
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Hedonismo
– Principal representante: Epicuro (s. III A.C. Obra: “Carta a Meneceo”)
– La finalidad de la conducta moral es potenciar el placer.
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Emotivismo moral
– Principal representante: David Hume (s. XVIII obras: “Tratado sobre la naturaleza humana”, “Ensayos sobre moral y política” y “Investigación sobre los principios de la moral”
– El fundamento de la moral no es la razón sino el sentimiento. Hay un instinto natural (simpatía) que permite apreciar lo bueno y rechazar lo malo. El criterio para distinguir entre el bien y el mal es la utilidad y el bienestar o malestar emocional que provoca cualquier acción moral.
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Utilitarismo moral
– Principal representante: Jeremy Bentham (s. XVIII, filósofo, obras: “Introducción a los principios de la moral y la legislación”
John Stuart (s. XIX, obras: “Sobre la libertad” y “Principios de la economía política”
– El objetivo de la ética, la sociología, economía y política es conseguir el mayor bienestar posible para el mayor número de personas.
CarácterÍSTICAS DE LAS ÉTCIAS MATERIALES
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Son empíricas, es decir, su contenido está sacado de la experiencia, ya sea personal, social, histórica, legislativa, tradicional, etc. Esto impide que sus principios sean universales.
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Son preceptos hipotéticos o condicionales (imperativo hipotético). No tienen valides absoluto sino que sólo como condición para conseguir un fin determinado. Esto también impide que sus preceptos sean universalmente válidos. Todo lo que nos determina a actuar para conseguir un fin determinado están basados en normas de habilidad, deseos, intenciones, inclinaciones,…ventajas, agrado… Por consiguiente dependen de condiciones subjetivas personales. Estos motivos personales no pueden servir de fundamento a una obligación moral incondicional.
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Sus preceptos son heterónomos (prescripciones impuestos desde el exterior, educación, autoridad y consejos) y, por tanto, ajenas a la autonomía de la persona.
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Éticas formales
Según Kant una ética que pretenda cumplir con las condiciones de universalidad y racionalidad, es decir, válida para todos y basada en los principios de la razón autónoma, no puede estar fundamentada en los preceptos de las éticas finalistas sino que debe ser formal. Se trata de una ética que establece el modo como debemos actuar siempre si pretendemos que nuestra conducta pueda clasificarse como auténticamente moral.
CarácterÍSTICAS DE LAS ÉTICAS FORMALES
Son preceptos a priori, es decir, están basados en la razón como facultad aplicable universalmente a todos los seres humanos.
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Sus preceptos son absurdos o categóricos (imperativo categórico). Ordenan las acciones no como medios para conseguir un fin, sino como buenas en sí mismas.
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Sus preceptos son autónomos
Solo el ser humano como entidad raciona, es un fin en sí mismo y tiene un valor absoluto.
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El imperativo categórico
Los imperativos hipotéticos o condicionales se basan en la necesidad práctica de una acción posible como medio para conseguir algo que se quiere o que es posible que se quiera. Se basan en que una acción es buena si sirve para conseguir un fin, pero no como acción buena en sí misma.
Frente a esto el imperativo categórico se fundamenta en la exigencia de la razón de actuar moralmente de manera autónoma y sin perseguir ningún fin.
Formulaciones:
1º)
Fórmula de la Ley Universal
“Actúa siempre de acuerdo con una máxima “tal” que puedas querer al mismo tiempo que se concierta en ley universal” à(Fundamentación de la metafísica de las costumbres.)
Esta fórmula determina la universalidad que debe tener una norma moral autónoma.
2º)
Fórmula del fin en sí mismo
“Actúa siempre del tal modo que uses la humanidad tanto en tu persona como en la de los demás, siempre como un fin y nunca como un medio” à (Fundamentación de la metafísica de las costumbres.)
Esta fórmula se orienta hacia la dignidad del ser humano que como ser animal es un fin es sí mismo y nunca debe ser tratado como un medio.
3º)
Fórmula del reino de los fines
“Actúa como sí por medio de tus máximas fueras siempre un miembro legislador en un reino de los fines” à (Fundamentación de la metafísica de las costumbres.)
Hace referencia a la conexión de todos los seres humanos por leyes comunes.
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La buena voluntad y el deber
“Ni en el mundo ni fuera de él es posible pensar que pueda considerarse como absolutamente bueno sin restricción a no ser tan salo una buena voluntad”à (Fundamentación de la metafísica de las costumbres)
– La buena voluntad se concreta en la bondad de nuestra disposición interna al margen de la utilidad de los fines que nos propongamos alcanzar. Esto no significa que los actos cumplidos no tengan importancia. La buena voluntad tiende a la realización de la acción moral y por tanto tendrá que pensar en los medios más adecuados para lograr el fin propuesto. Sin embargo aunque la buena voluntad incluya el análisis de los medios adecuados, el valor de la acción moral está únicamente en la intención de la persona.
“La buena voluntad no es buena por lo que realice, no es buna por su adecuación para alcanzar un fin que no hayamos propuesto; es buena solo por el querer, es decir, es buena en sí misma” à (Fundamentación de la metafísica de las costumbres)
– Por lo que respecta al deber Kant lo define como “la necesidad de una acción por respeto ala Ley”, es decir, el sometimiento libre y voluntario a la ley moral, no por su utilidad sino por puro respeto a la misma. En este sentido Kant distingue tres tipos de acciones morales:
1º)
Acciones contrarias al deber
Incumplen las condiciones básicas de la moral.
2º)
Acciones conforme al deber
Son las que persiguen un fin. Cumplen condiciones de lo que se debe hacer pero no pueden ser calificadas como auténticamente morales.
3º)
Acciones por deber
. La acción moral no es un medio para conseguir un propósito sino que es un fin en sí mismo, algo que debe hacerse por puro respeto al deber (ley moral)
El fundamento de la voluntad es la ley moral. Todo en la naturaleza está determinado por lees naturales, pero solo el ser humano gracias a la voluntad puede actuar en consecuencia con las leyes de la razón.
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Postulados de la razón práctica: libertad, inmortalidad del alma y existencia de Dios
Kant establece una distinción entre:
1)
El mundo sensible
Está condicionado por las leyes de la naturaleza, el tiempo y las categorías. Es el ámbito de la razón pura teórica.
2)
El mundo inteligible
Es el ámbito de la razón pura práctica. Es el mundo de la moral en el que el ser humano no está determinado por las leyes de la naturaleza y puede actuar libremente bajo el impero de la autonomía de la voluntad y de la ley moral.
La razón única tiene dos aplicaciones o usos:
– Es teórica cuando se aplica al conocimiento del mundo, y es práctica cuando se utiliza para la acción moral.
– La razón teórica no puede ir más allá de sus límites, sin embargo desde el ámbito de la razón práctica es posible plantear la posibilidad como postulado de un análisis más amplio de la realidad.
¿Qué es un postulado?
Es algo que no se puede demostrar pero que se presupone como condición y exigencia de la razón práctica. Es el aspecto teórico, las ideas de la razón son simples hipótesis que tiene como finalidad alcanzar una síntesis de conocimientos cada vez mayor. Frente a esto en el ámbito del uso de la razón práctica las ideas son necesarias a priori para la realización del bien supremo. De este modo las ideas dejan de ser hipótesis y se convierten en postulados, es decir, planteamiento teóricos subjetivos absolutamente necesarios ya que la razón práctica que nos obliga a buscar la realización del bien supremo, debe admitir también que la razón práctica no requiere en ningún momento la exigencia de esa realidad, simplemente exige que creamos en ella en beneficio del uso práctico de la razón.
Lo que nos impulsa a la búsqueda de la libertad de la inmortalidad del alma y de la existencia de Dios es una exigencia de la razón que al admitir su incapacidad para el conocimiento objetivo de estas realidades se vea obligada a postular la posibilidad de su existencia desde la razón práctica.
LIBERTAD
Desde el ámbito de la razón práctica el mandato incondicional derivado del imperativo categórico implica necesariamente la libertad y la confianza de que el hombre tiene que el hombre tiene en vencer los obstáculos que se oponen al cumplimiento de la ley moral.
LA INMORTALIDAD
DEL
ALMA
Deriva de la exigencia de la realización del bien supremo en el mundo como algo que debe ser posible. La adecuación completa de la voluntad a la ley moral es la santidad, una perfección que implica un progreso constante. Como si dejara de existir debe admitirse la posibilidad de su inmortalidad.
LA EXISTENCIA
DE
Dios
Este postulado garantiza el acuerdo pleno entre la felicidad y la moral. La felicidad supone la completa armónía de nuestra naturaleza material con la voluntad autónoma. La ley moral nada tiene que ver con las leyes de la naturaleza. En el ser humano no puede darse una comportancia completa entre estos dos tipos de leyes porque aunque como ser libre actúa de acuerdo con la autonomía moral, como ser natural está condicionado por las leyes físicas. Pero si es moralmente necesario que las leyes físicas favorezcan el cumplimiento de la moral, habrá que suponer la existencia de una causa de la naturaleza que contenga el fundamento de la posible conexión de las leyes físicas y las de la libertad.
Esta causa que es a la vez razón y voluntad, legisladora y creadora del mundo sólo puede ser Dios. Su existencia es la condición indispensable del bien supremo de modo que el ser humano debe trabajar incansablemente para acercarse al ideal que la razón práctica le ordena a cumplir. Para ello necesita creer en Dios como garantía de la recompensa por el deber cumplido.
En “La Crítica de la Razón Pura” Kant dice que “El conocimiento Humano comienza con intuiciones, pasa a conceptos y termina con ideas”. La noción de una inteligencia extramundana integradora de la realidad tiene como finalidad dar un sentido unificador a la razón teórica y hacer concebir la naturaleza como dotada de unidad y orden.
Del conocimiento de Dios que nuca puede ser total, se encarga la teología. Kant distingue tres variedades o niveles de teología:
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Teología trascendental
Concibe a Dios como SER ORIGINARIO, que no precede de ningún otro ser.
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Teología natural
Concibe a Dios como una ser que debe haber utilizado su entendimiento y su voluntad libre para la creación del mundo.
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Teología moral
Concibe a Dios como el fundamente del bien supremo.
La moral conduce necesariamente a la religión: “La religión es el reconocimiento de todos nuestros deberes como mandatos divinos”. (Obraà Crítica de la razón práctica).
Estos deberes no los aceptamos como impuestos por un mandato exterior sino como leyes de nuestra voluntad autónoma que sin embargo hemos de considerarlos como mandatos de Dios, y en concordancia con su voluntad.