RAZÓN VITAL
En filosofía ha dominado la razón pura, la razón que ha creído necesario prescindir de las peculiaridades de cada cultura, de cada sujeto. Sin embargo, la doctrina perspectivística exige sustituir la razón pura por una razón vital.
La Edad Moderna se presenta como contraria al cristianismo, sin embargo adopta ante la vida una actitud parecida al cristianismo: sus grandes construcciones, la ciencia, el arte, la moral, la filosofía, no han conseguido acercarse a la vida. Es necesario desarrollar una filosofía que haga compatible la racionalidad con la vida. El gran error del racionalismo imperante desde Sócrates consistió en separar la razón de la vida. La razón vital, acepta el uso de la razón para el conocimiento del mundo, pero acepta también las dimensiones irracionales de la existencia. El raciovitalismo muestra que el orden y conexión de las cosas del mundo de la vida no coincide plenamente con el orden y conexión de nuestras ideas, de nuestros pensamientos, de nuestra razón.
La vida, la vida humana es irreductible a cuerpo o alma, es la realidad radical: en ella radican y se instalan las demás realidades (mundo físico, mundo psíquico, valores,…,) que son lo que son y tienen algún significado sólo en la medida en que se hacen presentes en ella.
Ortega no identifica la vida con las estructuras y funciones biológicas de las que nos habla la ciencia, ni con el alma de la que hablaba la tradición filosófica y la religión, ni siquiera con la menteLa tesis de la vida como realidad radical es el descubrimiento de nuestro tiempo, tan nuevo que necesitamos categorías nuevas para comprenderlo:
1Vivir es saberse y comprenderse
. La vida es un encontrarse, un enterarse de sí. Los objetos físicos no se sienten ni saben de su ser, no son para sí mismos, nosotros sí.
2La vida es nuestra vida
. Este atributo es consecuencia del anterior. “Al percibirnos y sentirnos tomamos posesión de nosotros.”.
3Vivir es encontrarse en el mundo
“Vivir es hallarse frente al mundo, con el mundo, dentro del mundo”. El mundo no es algo exterior a nuestra vida, forma parte de ella como uno de sus ingredientes, igual que forma parte de ella nuestro yo.
4La vida es fatalidad
. El mundo en que vivimos, nuestra circunstancia, no es algo que podamos elegir. No hemos decidido el momento histórico, ni la cultura o sociedad que nos ha tocado vivir, ni nuestro cuerpo ni nuestra psicología.
5La vida es libertad
. La fatalidad en la que se desenvuelve nuestra vida no es tan extrema como para determinar absolutamente la conducta que vamos a seguir. La vida no nos viene ya hecha, es un constante decidir lo que vamos a ser, las cosas que hacemos, nuestras ocupaciones.
6La vida es futurición
. Nuestra situación, dice Ortega, es paradójica: nuestro ser consiste no en lo que es sino en lo que va a ser, por tanto en lo que aún no es. Dado que nuestra vida consiste en decidir lo que vamos a ser, debemos situar en la raíz de nuestra vida un atributo temporal: el futuro.
RAZÓN HISTÓRICA
Es la parte de la razón vital con la que superamos el fracaso de la razón fisico-matemática de la modernidad. Nos permite entender al hombre mediante la comprensión de las creencias, categorías y esquemas mentales que cada individuo, generación y cultura ha utilizado para dar un sentido a su vida y enfrentarse al reto de la existencia. Para Ortega uno de los más importantes defectos de la filosofía tradicional es su concepción substancialista de la realidad, la idea de que lo real tiene que ser estático. Las ciencias fisico-matemáticas pueden explicar el mundo físico porque el esquema filosófico que utiliza para entenderlo no desvirtúa realmente el objeto por el que se pregunta: el mundo físico es el mundo de los hechos. Sin embargo el mundo humano no es como el mundo físico, el hombre no tiene naturaleza, no tiene un ser fijo, estático, el hombre tiene historia. Si queremos comprender el mundo humano tenemos que apostar por una razón distinta a la tradicional. Ortega nos recuerda que no propone el irracionalismo: la razón es un instrumento legítimo pues con ella podemos alcanzar la verdad, pero debemos entender de otro modo esta facultad. Es preciso utilizar una “razón histórica”. Distingue Ortega dos formas de comprender una realidad: el explicar y el entender:
Entender es captar un sentido, y es el tipo de comprensión adecuada para el mundo humano: el mundo humano no es un mundo de puros hechos, de hechos sin sentido. El mundo humano es el mundo del sentido. Las cosas que los hombres hacen, sus valores, su arte, su política, sus costumbres, sus ideas, religiosas, filosóficas, científicas, son entidades con sentido. Incluso el mundo físico –una tormenta, por ejemplo–, puede adquirir un sentido en su relación con el hombre: en esta relación la tormenta es ya una manifestación de la ira de un dios, o un fenómeno estético, o un acontecimiento necesario, expresión de un Universo racional y ordenado. Un fenómeno humano tiene sentido porque se incluye en la vida humana, porque es un elemento que se explica en su relación con las creencias, valoraciones, sentimientos, y, fundamentalmente, proyectos de un sujeto o una comunidad.
Ortega nos dice que necesitamos una razón que sea capaz de describir los sentidos del mundo humano, que nos permita entender la realidad humana. Ortega propone la razón histórica: dado que el hombre no tiene naturaleza sino que es lo que se va haciendo a lo largo de la historia, debemos apostar por el conocimiento histórico, tanto de los individuos concretos (estudiando su biografía), como de los individuos de una época (estudiando el conflicto entre generaciones), como de toda una época. Esta preocupación por el descubrimiento de otras perspectivas vitales no es mero interés histórico, debe enriquecer nuestra propia perspectiva mediante la asimilación de aquellos aspectos de la vida que otras culturas consiguieron captar y desarrollar mejor que nosotros.