Su filosofía y objetivo principal
Su filosofía está animada por un objetivo principal: la clarificación (comprensión) de nuestra vida, entendida como ‘quehacer’ y ‘proyecto’ intransferibles con el fin de conocer el sentido de nuestra existencia y vivirla con responsabilidad. Este objetivo supone una nueva concepción de la razón, pasando de una razón pura a una la razón vital (raciovitalismo), es decir, a una razón que debe estar al servicio de la vida, como un ‘instrumento’ que sirve para la solución de los problemas que nos toca vivir. Para Ortega, la vida es la realidad a partir de la cual adquieren sentido la razón, la experiencia y la propia vida biológica.
La razón vital y su función
La razón vital tiene la función de interpretar las circunstancias en las que vive el Yo, para saber a qué atenerse y para ello necesita pensar. Esta interpretación constituye ‘el horizonte vital’ a partir del cual cada uno elabora el proyecto de su vida.
En este sentido, la razón vital no se opondrá a la vida (contra lo que piensa Nietzsche) sino que le servirá de instrumento, de guía al descubrirle al yo el horizonte de posibilidades de las que dispone para realizar su proyecto personal.
El perspectivismo y el conocimiento de la verdad
El primer paso es responder a las preguntas ¿qué podemos conocer? ¿Cómo lo hacemos?
Ortega quiere superar el escepticismo y el racionalismo, como actitudes ilegítimas y contrapuestas:
- Para el escepticismo solo existe un ‘punto de vista individual’ (la verdad de cada uno) y la verdad universal no tiene valor.
- Para el racionalismo, la verdad debe tomarse como algo supraindividual (Universal), con lo cual el punto de vista individual no tiene valor.
Su posición parte del perspectivismo, concepto que ya aparece en Nietzsche.
- Al igual que Nietzsche afirma que la realidad es múltiple (el ser es devenir) y solo se conoce a través de múltiples perspectivas individuales (conocimientos parciales) que deben complementarse unas con otras, ya que cada perspectiva posee una gota de la verdad
- Esta visión perspectivista surge del hecho de que el ser humano nace y vive en unas circunstancias concretas que condiciona sus posibilidades intelectuales, morales, educativas, etc., por lo que todos conocemos las cosas desde nuestra situación personal, nuestra ‘perspectiva’, por ello nuestro punto de vista, no coincidente con el de los demás. Esto lo lleva a afirmar que:
- la verdad exige la ‘complementareidad’, es decir, la integración de las diversas perspectivas existentes acerca de una misma realidad. Así, cada individuo es insustituible y necesario, porque ofrece una perspectiva diferente que enriquece una misma verdad. Por eso sostiene que: ‘En vez de disputar, integremos nuestras visiones en generosa colaboración espiritual’.
- no es aceptable la actitud escéptica en la que nada es verdadero ya que el carácter circunstancial y parcial de la verdad no impide el convencimiento. Pero tampoco podemos llegar a la verdad absoluta e inmutable, debiendo existir una búsqueda constante y siempre abierta a la integración de nuevas perspectivas.
- Afirma que la verdad es histórica, ya que se va construyendo con cada individuo y con cada generación a lo largo del tiempo, logrando con el paso del tiempo una mayor objetividad en el conocimiento acerca de la realidad.
Ideas y creencias
a) Las creencias son los contenidos intelectuales, culturales, de costumbres… que cada hombre y cada generación encuentra ‘ya hechas’. Se aceptan de manera irreflexiva, como algo que no es discutible.
* Las creencias son la base intelectual en las que basamos nuestras decisiones concretas, no son obra nuestra pero forman parte de nosotros y nos poseen.
b) Las ideas son el resultado de nuestra propia y responsable actividad intelectual y vital. Todos tenemos nuestras propias ideas, a pesar de lo influyentes que sean las creencias, cada individuo y cada generación genera sus propias ideas, sus proyectos conscientes que muchas veces son contrarias a las creencias existentes. Al poner en práctica estas ideas, se corren riesgos que es necesario correr ya que éste es el precio de la madurez intelectual y la condición para el progreso de las generaciones.
Si el hombre no pone en práctica sus propias ideas, corre el riesgo de alienarse o perder su identidad personal adaptándose a vivir sólo de las creencias heredadas, viviendo solo de acuerdo con lo que diga, opine o piense la gente
El progreso y las generaciones
Para Ortega la vida es, sobretodo, ‘experiencia de la vida’. Esto significa que la vida nos va enseñando. Y si esto sucede a los hombres individualmente, también le sucede a la historia y a la cultura. La historia aprende de la historia ya hecha y la cultura de la cultura ya hecha. Esto nos lleva a considerar que:
a) cada hombre es una realidad irreversible e irrepetible, ya que nace y crece en unas circunstancias únicas, a partir de las cuales tiene que construir el proyecto de su ‘propia identidad’. En esta perspectiva el pasado más que un obstáculo para el progreso es una condición de éste.
b) La vida del hombre y de las naciones es una incesante realización de proyectos que se van sucediendo unos a otros. Pero esto no quiere decir que siempre se produzca un progreso, a veces pueden darse retrocesos, dependiendo de las decisiones del hombre, quien debe asumir su responsabilidad con la historia y con la sociedad.
c) La historia de los pueblos y de las naciones se realiza a través de generaciones. La generación está constituida por los hombres que viven contemporáneamente compartiendo ciertos caracteres comunes (intelectuales, morales, sociales, políticos, etc.).
– Los cambios generacionales se dan cuando cambia la sensibilidad vital que les sirve de base: los intereses, los gustos, los usos, costumbres, etc.
– Ortega distingue entre:
* Generaciones ascendentes, aquellas que proponen intereses vitales arriesgados, fuertes y creativos, y
* Generaciones descendentes, las perezosas, que rechazan el riesgo y la responsabilidad.