La Relación entre Razón y Fe en el Cristianismo
La relación entre fe y razón es un problema recurrente desde los inicios del cristianismo, generando numerosos debates hasta la actualidad. Inicialmente, los Padres de la Iglesia defendieron la religión cristiana frente a las críticas paganas sobre su racionalidad, utilizando el pensamiento griego, especialmente el platónico, para fundamentar sus creencias. Sin embargo, las controversias entre religión, filosofía y ciencia han sido frecuentes a lo largo de la historia, presentando una relación compleja y a menudo conflictiva.
Posiciones sobre la Relación entre Razón y Fe en la Edad Media
En la Edad Media, surgieron diversas posiciones sobre esta cuestión:
1. Los Antidialécticos: Rechazo de la Razón
Este grupo rechaza la razón y la filosofía, considerando que la razón no aporta al cristianismo. Desconfían de la razón y ven la filosofía como una fuente de errores y herejías, peligrosa para la religión. Para ellos, la fe es autosuficiente y no necesita justificación racional. Dentro de esta corriente, la postura más extrema la representa Tertuliano (“credo quia absurdum”), y en la Escolástica destacan Pedro Damiano y San Bernardo.
2. Razón y Fe Complementarias
Esta postura no distingue claramente entre razón y fe; se complementan mutuamente sin una frontera definida. Colaboran, pero la fe prevalece sobre la razón, subordinando la filosofía a la teología. San Agustín y sus seguidores medievales, como San Anselmo (“cree para entender y entiende para creer”), defienden esta posición.
San Anselmo de Canterbury es conocido por su argumento ontológico para demostrar la existencia de Dios. En resumen, argumenta que el ateo se contradice al negar la existencia de Dios, el ser máximo pensable. Si Dios no existiera, no sería el ser más perfecto, pues le faltaría la existencia. Por tanto, para el ateo, Dios sería y no sería el ser máximo, lo cual es una contradicción. Según este razonamiento, de la idea de Dios se deriva su existencia real.
3. Armonía entre Razón y Fe
Esta postura considera razón y fe como ámbitos diferentes con una zona de intersección: Dios. Son fuentes de conocimiento distintas, pero en caso de conflicto, la fe prevalece por provenir de Dios. En el fondo, no puede haber conflicto real, ya que la verdad es única y se fundamenta en Dios. La fe es un criterio negativo de verdad para la razón: si algo se opone a la fe, es falso. Tomás de Aquino es el principal representante de esta tendencia.
4. Independencia de Razón y Fe
Esta postura defiende que razón y fe son ámbitos totalmente distintos e independientes, sin puntos en común. Funcionan con bases, métodos y perspectivas diferentes. Se defiende la autonomía de la razón y la independencia de la filosofía. Las autoridades religiosas desconfiaron de esta posición, considerándola sospechosa de herejía. El averroísmo latino y Ockham la defendieron.
El Inicio de la Escolástica
En el año 989, con la Paz de Dios institucionalizada en Francia, Inglaterra y el Imperio Carolingio, surge el feudalismo. En este sistema, el señor feudal garantiza la seguridad de sus vasallos, quienes a cambio le proporcionan bienes y trabajo. En este contexto aparece la escolástica, originada en las escuelas del Renacimiento Carolingio y desarrollada plenamente a partir del siglo XI. La escolástica, filosofía cristiana surgida de la enseñanza en las escuelas monásticas, buscaba ordenar los dogmas elaborados por los Padres de la Iglesia. Los escolásticos impulsaron la cristianización de Europa Central y la configuración de la Europa Occidental actual.
Los escolásticos creían poseer la verdad sagrada de la revelación divina, y su objetivo era fundamentarla e interpretarla racionalmente. Buscaban profundizar en la fe a través de la razón, sistematizando la verdad sagrada mediante un método filosófico. También buscaban rebatir racionalmente las objeciones contra la fe. Utilizaban métodos como la contraposición de argumentos a favor y en contra, lo que implicaba largas discusiones argumentadas.