Reflexiones sobre la Brecha entre Pasado y Futuro: Tradición, Acción y Pensamiento

La Brecha entre Pasado y Futuro: Tradición, Acción y Pensamiento

La paradoja de Kafka, de la que también nos habla Hannah Arendt, me sitúa entre el pasado y el futuro. Pues bien, a partir de la “lucha” entre el pasado y el futuro, aparece otra fuerza, un espacio desde el cual podemos observar, “juzgar” a estas fuerzas en conflicto, y en ese espacio es donde se sitúa cada generación nueva, donde nos encontramos nosotros, un espacio atemporal desde el que podemos acceder a la verdad, al pensamiento, y siempre en conexión con nuestra experiencia vivida.

Aquí, Arendt nos pone como ejemplo las revoluciones que han sido llevadas a cabo durante la modernidad, y que, en cierta medida, es lo que se ha ido repitiendo en todos los cambios históricos, donde la acción creadora de los humanos genera un espacio común, una libertad compartida, ese “tesoro” olvidado y en muchas ocasiones innombrado por los propios protagonistas de la revolución. Sin embargo, será el pensamiento de los herederos, la Historia, lo que otorgará significado a dicha acción para las generaciones futuras.

Dos Modos de Interacción en la Brecha

En general, a lo largo de la historia, se oscila entre dos modos de interaccionar en esa brecha:

  • Una primera opción supondría el agotamiento de ciertas fases del pensamiento, que exigiría el paso a la acción en forma de revolución, entendido como la única posibilidad de recobrar el sentido de las grandes cuestiones filosóficas.
  • La segunda opción supondría una vuelta al pensamiento reflexivo tras el momento de acción.

Es en esta circunstancia donde en muchas ocasiones se puede vislumbrar que entre el pasado (de lo que ya no es) y el futuro (de lo que aún no es), cualquier generación, cualquier sujeto está capacitado para lograr el “momento de la verdad”.

La Tradición y la Lucha por la Innovación

Sin embargo, a lo largo de nuestro camino, también nos encontramos con la tradición. La tradición es el conjunto de patrones culturales que se heredan de generación en generación, y por lo tanto, a través de la continuidad de la tradición en el tiempo, podemos distinguir entre el pasado y el futuro. Pero, como seres vivientes que somos, no nos conformamos con lo que “heredamos” de nuestros antepasados, ya que lo que queremos realmente es crear nuestra propia vida, innovar, tomar nuestras propias decisiones. Sin embargo, en este esfuerzo nuestro por vivir nuestra vida, nos encontramos con muchísimos problemas, a través de los cuales nos vemos obligados -o por lo menos lo intentamos- a “luchar” contra esa tradición. Pero, lamentablemente, muchos se cansan, o quizá simplemente se encuentran excesivamente cómodos, y acaban siendo engullidos por la tradición, que más o menos es lo que está pasando en la sociedad actual, donde hay un exceso de sentido histórico y donde se está perdiendo la capacidad creadora del ser humano, pasando a ser elementos pasivos de nuestra sociedad.

La Conquista de la Herencia y la Libertad

Somos seres históricos, seres vivientes, y la historia es imprescindible para que tengamos conciencia del pasado, pero a su vez, somos seres libres que nos proyectamos hacia el futuro. Pero, además, entre ambas direcciones se constituye un espacio en el que es posible o bien la acción (cambios históricos) o el pensamiento, es decir, la reflexión filosófica o histórica que dota de sentido los anteriores momentos de acción. Por lo tanto, tenemos que conquistar nuestra herencia y pavimentar nuestra vida, nuestro momento histórico en el que cada individuo o cada generación, teniendo en cuenta siempre esta doble proyección entre el “pasado y futuro”, debe inclinarse por la acción o por el pensamiento, dentro de la absoluta libertad. Y además, dentro de esta absoluta libertad de pensamiento o de acción tiene cabida todo: por ejemplo, el ensayo como reflexión o como lucha escrita, las luchas activas como las que estamos viviendo en la actualidad, sirviendo de ejemplo los movimientos de los indignados del 15-M, e incluso la poesía a través de la cual podemos expresar nuestros sentimientos.

La Brecha según Hannah Arendt y la Filosofía según Ortega y Gasset

Es el espacio donde nos encontramos nosotros, un espacio entre el pasado y el futuro y siempre en conexión con nuestra experiencia vivida. En las diferentes revoluciones, luchas… la acción creadora de los humanos ha generado un espacio común, una libertad compartida… que es ese espacio que Hannah Arendt denomina “brecha”.

Según Ortega y Gasset, la idea (filosófica) solo existe como arraigada en la vida histórica, es decir, debe estar relacionada con una circunstancia, es una respuesta a un problema real, son acciones, ya que no tienen sentido las ideas solas en un mundo “abstracto”.

Explicación Genealógica vs. Explicación Racional

La explicación genealógica trata de explicar un fenómeno remontándose a su origen. Por el contrario, la explicación racional introduce formas nuevas, una nueva actitud, a través de la cual el problema se hace interrogación, tratando de aportar pruebas de su propia verdad.

El Pensamiento Presocrático: Dos Tradiciones

Dentro del pensamiento presocrático (la filosofía antes de la filosofía) tenemos dos tradiciones:

  1. Tradición física (Jonia): son los que se preguntan de qué está hecho el mundo, por su materia. Intentaron dar una explicación racional a su origen a través de cosmologías, en la que el “arché”, esa sustancia “viva” inicia un proceso de diferenciación consigo misma, es decir, la verdad como una articulación de lo sensible a lo inteligible.

  2. Tradición metafísica (itálicos): “naturaleza” como “lo que son las cosas”, como esencia, modo de ser permanente o constante de las cosas. Por lo tanto, para descubrirla tenemos que ir más allá de ella, hacer una especulación metafísica.

El Surgimiento del Logos y la Filosofía como Modo de Vida

Del mismo modo que el Estado deja de ser algo particular del rey, el arché deja de ser privado. La estructura de la ciudad se organiza en torno a un espacio común, el ágora o la plaza pública. El logos surgirá de la polis y tendrá un carácter político. Vernant señala las siguientes características de este universo espiritual de la polis: preeminencia de la palabra como instrumento de poder, plena publicidad de las manifestaciones sociales (la polis existe en tanto que separa lo público de lo privado) y la ciudadanía como modo de vida.

La filosofía como modo de vida es una doble ambigüedad: la teórico-discursiva manifestada en libros y otros escritos y la vital, que implica una forma de vida que no se escoge en solitario, sino en comunidad, dando lugar a las comunidades filosóficas. El primer colectivo que aplica la filosofía según estas directrices es el de los pitagóricos.

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