La Creación y la Ciencia
Hawking afirma que, dado que existe una ley como la de la gravedad, el universo pudo crearse y se creó de la nada, una creación espontánea. Según él, no es necesario invocar a Dios como el creador del universo. Sin embargo, cualquier estudiante de filosofía sabe que de la nada, nada se forma y que si existe un efecto debe haber una causa. Si antes de Pasteur se admitió la generación espontánea, hoy no podemos volver con esa explicación; es una forma poco seria de escaparle al problema.
Ciencia y Religión: Un Conflicto Histórico
Ha sido frecuente el choque entre religión y ciencia. A veces, la religión invadió el campo de las ciencias (el caso de Galileo) y otras, la ciencia invadió el campo de la teología o de la filosofía. Las **ciencias experimentales** trabajan solo sobre el campo de lo físico y deberían evitar ingresar al campo de lo metafísico. La realidad tiene manifestaciones materiales, pero otra realidad es no material. En esta categoría está el pensamiento, el alma y Dios. Son reales, pero no materiales.
Los Límites del Conocimiento Científico
El pensamiento solo puede ser investigado en sus manifestaciones eléctricas o químicas (que son materiales), pero nuestra ignorancia es completa respecto a la aparición de los pensamientos, los deseos. ¿La materia puede sublimarse de manera tal que el cuerpo escape a las leyes que rigen la materia? Lo que interviene allí es lo que llamamos espíritu, sustancialmente unido al cuerpo, pero interiormente independiente de él. Nuestras vivencias superiores no se rigen por las leyes de la materia; somos libres y nuestra mente puede programar todos nuestros actos si se lo propone. Las leyes de la materia se cumplen siempre, como la ley de la gravedad. Solo nuestro cuerpo está sujeto a las leyes de la materia; en cambio, nuestro espíritu puede operar con absoluta libertad e independencia de la materia.
Las ciencias actúan sobre el campo de la realidad material y no deberían rebasar esos límites opinando sobre Dios. La persona soberbia solo se verá a sí misma, no le interesan ni sus semejantes ni Dios; en cambio, el sencillo de corazón será capaz de entrever, más allá de las maravillas de la creación, las huellas sutiles del creador.
Encontrando a Dios en la Sencillez y el Dolor
Desde la antigüedad, muchos creyeron que el mejor lugar para encontrar a Dios era la soledad del desierto o la majestuosidad de la montaña. El punto de partida es siempre el reconocimiento de nuestras limitaciones. Dios está también tras el dolor, la enfermedad, la pobreza y la muerte. Nos ha dado la inteligencia para atenuar la gravedad de estos males. Todo tiene un sentido que, por supuesto, podemos no comprender y puede no gustarnos. En ocasiones, el sentido de las cosas se verá gracias a la perspectiva que da el camino recorrido. En otros casos, simplemente no lo podremos reconocer en esta vida. Dios escribe derecho sobre líneas torcidas y da sentido a aquello que parece no tenerlo.
La Tentación del Monopolio del Conocimiento
El método científico ha conseguido éxitos tan espectaculares que siente la tentación de reclamar el monopolio del conocimiento y la verdad, desjerarquizando aquello que escapa a su órbita específica. La ciencia se propone como objeto de culto, ignorando maliciosamente sus límites. Nos hacemos la ilusión del completo dominio sobre todas las cosas, pero seguimos siendo falibles y mortales. La pobreza, la injusticia, la falta de libertad y el delito no han desaparecido.
La Búsqueda de Dios y la Experiencia Personal
**Jacques Maritain** jerarquizó el valor de la búsqueda de Dios. El encuentro con la persona amada será un destello que nos dirá: «¡Esa es la persona que estoy buscando!». Lo mismo sucede con la búsqueda de Dios. Nos gustaría encontrar respecto a Dios la fuerza probatoria que ofrecen las ciencias empíricas. No podemos encontrar evidencias físicas de aquello que es real pero no material.
**Stace** afirmó: «ningún argumento científico tomado de los fenómenos naturales puede tener jamás la menor fuerza para probar o negar la existencia de Dios, la ciencia es ajena a la religión».
Las Causas del Ateísmo
La causa más común del ateísmo no es una razón objetiva, sino un motivo subjetivo, una decisión personal. Stace dice que las mentes de los hombres no suelen funcionar de manera lógica. En el trasfondo de muchos rechazos a Dios están sentimientos como el de rebeldía frente al mal que nos golpea, rechazo a personas o suficiencia intelectual. Se rechaza a Dios por razones que no tienen que ver con Él. Nunca hubo un pueblo ateo; individuos, sí. En el ambiente artificial de las grandes ciudades, donde todo habla de la omnipotencia del hombre, y especialmente si uno es joven, sano y con dinero, el ateísmo es mayor. En la ciudad pareciera que están todas las respuestas. Las preguntas sobre lo trascendente parecen no importar. Sin embargo, ante situaciones límite, no intentaremos esquivar una respuesta seria a las preguntas supremas del hombre: ¿soy producto de la casualidad o de la causalidad? ¿Existe un Dios creador? ¿Me espera otra vida? ¿Hice el esfuerzo por buscar respuesta?