Relación con Platón
La Ética
El mito de la caverna es una alegoría sobre la educación (la educación es la liberación del prisionero y su ascenso hacia la luz). La cuestión de la verdad y de la apariencia es una cuestión que se juega en el ser humano. Los objetos (en la caverna) permanecen quietos, mientras el ser humano es quien va de un lado a otro. La educación (paideía) es enderezar la mirada. La educación es un cierto «saber», al igual que en Sócrates, el saber se identifica con la virtud. La educación no es estado sino tránsito. Al igual que Sócrates, Platón no enseña sino a mirar.
La Política
La filosofía, como aspiración al saber, como un correcto mirar, es política hacia sus conciudadanos. El gobernante, el político, es filósofo; a él le corresponde la educación en la ciudad. Quien ve la justicia en sí, podrá decir si es justo o injusto. Los filósofos sólo aceptarán gobernar como una obligación justa que se pide a unos seres humanos justos. No habrá justicia en las ciudades hasta que los filósofos accedan al gobierno.
Si los gobernantes han de educar a la ciudad, es preciso que ellos mismos también sean educados. Solo los más capaces alcanzarán lo más alto de las ideas y podrán gobernar (Aritmética, Geometría plana, Geometría espacial, Astronomía, Armonía, Dialéctica). En un proceso de selección, Platón presenta las siguientes etapas:
- Desde los 10 a los 20 años (espectador en la guerra)
- Desde los 20 a los 30 (se ejercitará en la visión general)
- Desde los 30 a los 50 (la práctica de la dialéctica)
- A partir de los 50 (los que consigan eso, pasaban a ser filósofos)
La Estructura de la Ciudad
La estructura de la ciudad de Platón se corresponde con la del alma humana. Cada clase tiene una función y una virtud según predomine el alma. La justicia es la virtud de la sociedad. Justicia es armonía: los gobernantes sean realmente sabios, los guardianes auxiliares o soldados, valientes y los productores, moderados. El bien de cada individuo está supeditado al bien de la sociedad. Los productores (agricultores, artesanos, etc.) son los encargados de producir las necesidades materiales. La ciudad justa educa gente justa.
Platón elaboró una teoría de la evolución en la cual el devenir histórico del Estado conduce hacia la degradación, aunque con un sentido cíclico: Monarquía, Timocracia, Oligarquía, Democracia y Tiranía. En Las Leyes, Platón propone un modelo de Estado autárquico, dominado por una aristocracia agraria, regido por un Consejo Nocturno y un estricto sistema de vigilancia, donde no se permite nada. A modo de resumen y recapitulación del tema, cabe observar la evolución del pensamiento platónico en materias de ideas políticas. El tema prioritario de Platón no es el gobierno, sino el saber verdadero y el conocimiento del bien. Aunque Platón desconfía de sus Leyes.
Contexto filosófico de Marx
En lo filosófico, hace falta aludir a las tres fuentes del marxismo: la economía política inglesa, la filosofía idealista alemana y el socialismo utópico francés. Estas aparecen en sus textos. No nos resistimos a incluir también a los que llaman cuatro maestros, con los que Marx tuvo una estrecha relación intelectual, que influyeron en sus obras: Epicuro (le dedica su tesis doctoral); Rousseau (del que toma su concepción del democratismo igualitario); Adam Smith (la idea del fundamento de la propiedad es el trabajo); y Hegel (el más importante en el trabajo teórico de Marx sobre la contradicción dialéctica y la historicidad de la sociedad). El pensamiento de Marx ejerce un paralelismo en la amplia y generalizada influencia que el marxismo tiene en el pensamiento de nuestro siglo, en el estudio de la sociedad, en las diversas acepciones del humanismo actual, en la teoría crítica de la sociedad y en las diversas relecturas que se han hecho de Marx. En líneas generales, destacamos dos movimientos filosófico-culturales: La Joven Alemania y la llamada Izquierda Hegeliana.
Después de Hegel, el pensamiento queda dividido en dos orientaciones: la derecha hegeliana (que aceptaba la justicia del Estado existente como la forma más avanzada del desarrollo histórico) y la izquierda hegeliana (con una serie de autores, entre ellos Marx). Estos últimos autores (Marx y Feuerbach) aceptaban la dialéctica como proceso de la historia gracias a la negación de esta, a la oposición y lucha de contrarios. A diferencia de la derecha, no veían la historia como el proceso de desenvolvimiento de la Idea, del espíritu humano, que daba lugar a diferentes formas y políticas sociales, cuya cúspide era ocupada por el Estado existente.