Relativismo, Pluralidad y Fragmentación en la Era Postmoderna

Relativismo, Pluralidad y Fragmentación

La negación de relatos ideológicos y verdades absolutas alcanzadas por la razón ha llevado a la fragmentación y al surgimiento de múltiples verdades. Esta multiplicidad dificulta alcanzar una única verdad, perdiéndose la universalidad en favor de la diversidad de saberes y lenguajes. Si el saber es relativo, ya no se habla de una verdad, sino de verdades que no requieren legitimación por instituciones superiores.

Se valora el respeto a la diversidad y la escucha de múltiples voces de diversas culturas, subculturas, grupos sociales minoritarios y personas individuales, en lugar de una única voz o relato universal. Como señala Marquard (2000), es más importante la historia multiversal que la historia universal. La postmodernidad reevalúa la particularidad, las interpretaciones diversas de la realidad, la multiculturalidad y las voces marginadas en el pasado.

La postmodernidad busca transgredir las fronteras impuestas por la modernidad, que perpetúan jerarquías, privilegios y discursos hegemónicos.

En la postmodernidad, se disfruta de una gran diversidad de puntos de vista, modos de vida, opiniones y creencias. Vivimos en una sociedad con una avalancha continua de información, conocimientos y estímulos sin precedentes.

La dificultad radica en estructurar y ordenar esta cantidad de conocimientos, información, modos de vida, opiniones y estímulos.

Las nuevas tecnologías y los medios de comunicación juegan un papel crucial en la sociedad postmoderna. Vattimo, en línea con Castells, destaca que los mass media han contribuido a la transición de la sociedad moderna a la postmoderna, disolviendo los puntos de vista básicos de los grandes relatos.

Sin embargo, esta sobreabundancia de información fragmentada no siempre enriquece los puntos de vista y criterios de análisis, ni fomenta una cultura más rica y plural. Puede llevar a una mayor confusión y perplejidad, a una acumulación de perspectivas sin estructurar. En este contexto fragmentado, las personas tienen dificultades para comprender y criticar el mundo.

Provisionalidad y Fugacidad

Al cuestionarse la razón como instrumento infalible para alcanzar certezas y verdades absolutas, la postmodernidad asume la provisionalidad del pensamiento. Todo lo que existe hoy, alguna vez no existió y probablemente no existirá en el futuro. No hay permanencia ni puntos invariables. La realidad cambia constantemente, como un lienzo o un pedazo de barro bajo la voluntad del artista.

La rapidez, otra característica de nuestra sociedad, hace que el saber, el conocimiento y la información sean efímeros y volátiles. La sociedad cambia continuamente, desafiando la verdad y la relevancia del conocimiento, sorprendiendo incluso a las personas mejor informadas.

En este contexto de provisionalidad, todos los ámbitos de la vida se ven afectados por la inestabilidad y la fugacidad. Los contratos temporales y las Empresas de Trabajo Temporal reemplazan a los contratos estables y las instituciones permanentes. La caducidad de las prendas de vestir es cada vez más corta, los divorcios y separaciones muestran relaciones matrimoniales menos estables, y los políticos cambian de principios y políticas según sus intereses.

El sujeto de la postmodernidad no se aferra a nada, no tiene verdades absolutas y sus opiniones y modos de vida cambian rápidamente. Todos los comportamientos pueden coexistir sin excluirse, todo puede elegirse y sustituirse a placer, lo operativo y lo exótico, lo viejo y lo nuevo, la vida simple y la hipersofisticada, en un tiempo desvitalizado sin referencias estables, sin garantías de estabilidad ni coordenadas mayores.

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