Religión natural y revelada: Rousseau y la crítica al fanatismo religioso

Religión natural y religión revelada: La crítica al fanatismo religioso en el pensamiento de Rousseau

La perspectiva contrarreformista, más ligada al fanatismo propio de las distintas religiones reveladas, considera fundamentales, en cambio, todos los aspectos particulares de la doctrina, llegando incluso a afirmar la necesidad de rezar en voz alta para poder hablar con Dios. La religión natural, en cambio, destaca la autonomía de la conciencia frente a la servidumbre y arbitrariedad de los rituales revelados, así que tiene una interpretación política manifiesta. La consecuencia inmediata de dicha actitud es evidente; el culto se ha interiorizado en la medida que cada uno de los fieles está facultado para leer e interpretar la verdad revelada y relacionarse íntimamente con Dios. Así que la religión natural establece que lo esencial de la religión no es algo que pueda identificarse con elementos culturales específicos y circunstanciales. El hecho de que Rousseau sea un relativista cultural no debe hacernos pensar que también sea un relativista moral.

El universalismo moral de la religión natural interpreta el elemento común a las religiones reveladas como un código de conducta aplicable a todos los hombres. De modo que los libros sagrados no deben ser concebidos fundamentalmente como exposiciones teóricas que sirvan de fuente para una interpretación y explicación del mundo. Dicho de otra forma, la Biblia y el Corán no deben usarse para poner en entredicho las consideraciones. En realidad, lo esencial es la trasmisión de una serie de máximas o preceptos -filosofía moral y política- que nos garanticen la virtud y, por añadidura, la felicidad.

La religión natural es, en suma, una forma universal de religión, común a todos los seres humanos, que acepta la existencia de un Dios ordenador del mundo y que nos ha hecho capaces de ser virtuosos y, en consecuencia, felices. Sus fundamentos se encuentran en la conciencia y en el sentimiento interior, lo que exime de ulteriores construcciones teóricas. Exige mantener un culto universal que el Vicario denomina culto del corazón. La religión natural combina sentimientos y racionalidad y no requiere de instituciones determinadas. Sus principios se encuentran en la conciencia de los seres humanos y en el orden de la naturaleza. Es superior a cualquier forma de religión revelada y no precisa estar institucionalizada. Rousseau considera que el espíritu del Evangelio y la figura de Jesucristo, pero no las instituciones de las diferentes iglesias, encarnan la perfección de la religión natural.

Religiones reveladas y religión natural

Religiones reveladas

La revelación es una manifestación divina. Dios se muestra y transmite a los hombres ciertas verdades ocultas y sagradas. Todas las religiones que se fundan en algún tipo de revelación reciben el nombre de religiones reveladas, así el Islam, el cristianismo y el judaísmo, que son los tres monoteísmos que tienen mayor arraigo. Como afirma Rousseau, se condenaría a los individuos por una ignorancia involuntaria que, obviamente, no es imputable al sujeto que la padece.

El particularismo está ligado a una cierta concepción intelectualista de la virtud, por cuanto exige el conocimiento del ritual y de las verdades fundamentales. Por otra parte, se siguen del particularismo el etnocentrismo, el fanatismo y la intolerancia. El etnocentrismo consiste en tomar la propia cultura, incluyendo el acervo folclórico de la misma, como punto de vista privilegiado e incuestionable acerca de cualquier consideración. De este modo, se hace hincapié en aspectos puramente ceremoniales o rituales.

Así se explica el fuerte vínculo entre las distintas religiones reveladas y las actitudes fanáticas e intolerantes. La tolerancia, por el contrario, trata de subrayar todo lo que pudiera haber de común entre las distintas confesiones. La religión revelada es, en suma, aquella forma de religión que depende de una determinada revelación sobrenatural y se expresa en unos libros sagrados, en el ejercicio de un culto y en la afirmación de un credo con dogmas determinados.

Religión natural

El teísmo o religión natural pretende hacerlo rescatando una serie de elementos comunes que desembocan en nociones contrarias a las que hemos asociado con las distintas revelaciones. Estas nociones son el universalismo, el relativismo cultural (que no relativismo moral) y la tolerancia, que de alguna manera anticipa el laicismo. Cuando Rousseau apunta a un culto uniforme, que es el culto del corazón o sentimiento de gratitud hacia el creador de mi especie, se refiere a un culto universal, es decir, que no necesita de ningún aprendizaje porque es innato y tampoco del aparato propio de las instituciones religiosas.

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