René Descartes: Vida y Contexto Histórico
René Descartes nació en La Haye en 1596. Vivió en un periodo de crisis europea, marcado por la consolidación de los estados modernos y la lucha por la hegemonía entre Francia y España, además de las guerras religiosas. Su vida coincidió con la Guerra de los Treinta Años, en una Francia organizada bajo una monarquía absoluta. Culturalmente, se sitúa en el Barroco, una época de tono general pesimista, en parte debido al enfrentamiento entre católicos y protestantes. La invención de la imprenta facilitó el acceso a la cultura a personas ajenas a la religión, y se publicaron numerosos libros en lenguas vernáculas. Filosóficamente, su obra coincide con el final del Renacimiento. El ser humano se convirtió en el objeto principal de la filosofía, con especial énfasis en los temas del conocimiento. La escolástica, basada en el realismo aristotélico, entró en crisis con Ockham, lo que generó una ruptura entre fe y razón.
De la Ciencia a la Filosofía: Fundamentación y Método
Autrecourt puso en tela de juicio el principio de causalidad. Con el Renacimiento, surgió un ambiente que reconocía la fuerza inmensa de la naturaleza y la capacidad humana para descubrirla. El siglo XVI fue testigo de un gran avance científico, sobre todo en matemáticas. El racionalismo, corriente filosófica a la que pertenece Descartes, se caracteriza por:
- Preocupación por el método, siguiendo el modelo de las matemáticas.
- Enfoque en el problema del conocimiento.
- El conocimiento recae sobre las ideas, únicas entidades perceptibles por la razón.
- Las ideas son innatas.
- El conocimiento se alcanza por intuición.
- Reconocimiento de la verdad en los conocimientos universales y necesarios.
Ante la inestabilidad social de su época, Descartes se inclinó por buscar soluciones en lugar de simplemente adaptarse. Su obra Discurso del Método es una autobiografía intelectual centrada en la teoría del conocimiento. En ella, propone un método con cuatro reglas fundamentales:
- Evidencia: Aceptar solo lo evidente, adquirido a través de la intuición, eliminando lo confuso. Se caracteriza por la claridad y la distinción.
- Análisis: Dividir cada dificultad en tantas partes como sea posible para facilitar su solución.
- Síntesis: Ordenar los pensamientos desde los más simples hasta los más complejos, siguiendo un orden deductivo.
- Enumeración y revisión: Realizar revisiones exhaustivas para asegurar la completitud y evitar la precipitación.
La Duda Metódica y la Primera Verdad
Para que el método sea eficaz, es necesario partir de una base segura e indudable. La primera idea debe ser clara, distinta, simple y evidente. Descartes establece la duda metódica universal como punto de partida, cuestionando todo conocimiento. Los motivos de la duda son:
- Los sentidos: Pueden ser engañosos.
- El sueño: A veces se confunde con la realidad.
- Hipótesis del genio maligno: Posibilidad de que un ser superior nos engañe sistemáticamente, incluso en nuestros razonamientos lógicos.
Tras dudar de todo, Descartes llega a la certeza de su propia existencia como ser pensante: «Pienso, luego existo» (Cogito, ergo sum). Esta idea es clara, distinta, simple y evidente, percibida por intuición, y se convierte en la «primera verdad».
El Criterio de Certeza y la Existencia de Dios
El criterio de certeza es fundamental para Descartes. Se pregunta cómo salir de su propia conciencia y concluye que piensa, y para pensar necesita ideas. Analiza sus ideas, incluyendo la idea de infinito, que considera simple, primaria, positiva y anterior a la de finito. La idea de infinito es una idea innata, clara, distinta y simple, que le lleva a la demostración de la existencia de Dios. Descartes propone tres argumentos para demostrar la existencia de Dios:
- Principio de causalidad: La idea de un ser infinito en nuestra mente implica que un ser infinito la ha puesto allí, ya que el efecto no puede ser mayor que la causa.
- Argumento ontológico (basado en San Anselmo): La idea de Dios como ser infinito implica su existencia real.
- Criterio de la evidencia: Dios, infinitamente veraz, no puede engañar. La facultad de juzgar, dada por Dios, no puede inducir a error.
El Cogito y las Ideas
El Cogito cartesiano, «Pienso, luego existo», es una idea clara, distinta, simple y evidente, percibida por intuición. Es la verdad «primera». Las ideas se pueden considerar desde dos puntos de vista: como realidades instrumentales en el pensamiento (sin distinción entre ellas) y como representaciones de objetos (distintas entre ellas). Descartes distingue tres clases de ideas según su origen:
- Adventicias: Provienen de la experiencia.
- Facticias: Elaboradas por nosotros mismos.
- Innatas: Proceden de Dios como autor de nuestra naturaleza.
Según esta clasificación, las únicas ideas válidas son las innatas.