René Descartes: Duda Metódica, Certezas y Sustancias

La Filosofía de Descartes: Duda, Certeza y Sustancia

La Duda Metódica

René Descartes, buscando una certeza absoluta, propuso dudar de todo como punto de partida. Esta duda no es escéptica, sino metódica y provisional: un camino para asentar el conocimiento sobre bases racionales. Es, además, universal (se extiende a todo) y voluntaria (consciente y deliberada).

Descartes identificó varios motivos para dudar:

  • Los sentidos a veces nos engañan.
  • Es difícil distinguir la vigilia del sueño.
  • La hipótesis del genio maligno: un ser que nos induce al error, incluso en las matemáticas.

La Primera Certeza: La Existencia del Yo

Al dudar de todo, surge una verdad indudable: la existencia de un «yo» que duda. «Pienso, luego existo» (cogito ergo sum) se convierte en el principio fundamental. El «yo pienso» es una idea clara y distinta que manifiesta la existencia del pensamiento. No existo *porque* piense, sino que *estoy seguro* de que existo *en la medida en que* pienso.

Descartes se pregunta: «¿Quién soy yo?». La respuesta es que el «yo» es una sustancia pensante. Pensar es una actividad interna (entender, dudar…). El filósofo asocia el pensamiento con el alma o espíritu, que tiene dos facultades:

  • Entendimiento (o razón): opera mediante la intuición y la deducción. Es limitado.
  • Voluntad: ilimitada, acepta o rechaza ideas con libertad.

La Segunda Certeza: Dios

Descartes, partiendo del «yo pienso», busca demostrar la existencia de una realidad exterior. Concluye que solo Dios hace posible el paso de la mente a la realidad. La idea de Dios, que representa la perfección, es clave:

  • No es una idea adventicia (no proviene de la experiencia, que solo nos muestra cosas inferiores).
  • No es una idea facticia (no la podemos crear, ya que somos imperfectos).
  • Es una idea innata, puesta en nuestra mente por Dios.

Esta idea innata es clara y distinta. El conocimiento de lo finito e imperfecto solo es posible si poseemos la idea de lo infinito y perfecto (Dios). Dios se convierte en garantía del conocimiento: si existe, no permitiría el engaño del genio maligno.

Descartes prueba la existencia de Dios con tres argumentos:

  1. La idea de Dios, siendo infinita, solo puede provenir de un ser infinito (Dios). Dios causa nuestra existencia y la idea de sí mismo en nosotros.
  2. Dios es causa de sí mismo (causa sui).
  3. Argumento ontológico: Partiendo de la idea innata de un ser perfecto, se deduce su existencia. La perfección implica la existencia.

Dios es descrito como una sustancia eterna, inmutable, independiente, omnisciente, todopoderosa y creadora. Esta demostración descarta al genio maligno y valida las matemáticas. Un Dios bueno no nos engañaría.

La Tercera Certeza: La Extensión de los Cuerpos Materiales

La primera idea clara y distinta sobre los objetos materiales es la de extensión (longitud, anchura y profundidad). Su existencia no se deduce de la idea de extensión ni del «yo». Dios, siendo veraz, no nos engaña al hacernos creer que las ideas sobre los objetos físicos provienen de cosas reales. Dios garantiza la existencia de sustancias corpóreas, pero no que sean exactamente como las percibimos.

El conocimiento es una representación mental de la realidad. Conocemos ideas, no cosas directamente. Dios garantiza las cualidades primarias (entendimiento), pero no las secundarias (sentidos).

Descartes aplica su doctrina a los seres vivos: son máquinas sin pensamiento ni alma (mecanicismo). La naturaleza se reduce a cantidad y movimiento.

Metafísica Cartesiana: Las Tres Sustancias

Descartes identifica tres ideas claras y distintas: yo, Dios y mundo. Estas corresponden a tres sustancias:

  • Yo: sustancia pensante.
  • Dios: sustancia infinita y perfecta.
  • Mundo: sustancia extensa.

Sustancia es aquello «que existe de tal manera que no necesita de ninguna otra para existir». En sentido estricto, solo Dios es sustancia. El yo y el mundo son sustancias en cuanto existen por sí mismas, aunque dependen de Dios. Descartes distingue entre atributos (esencia de la sustancia) y modos (modificaciones de los atributos).

Antropología Cartesiana: Dualismo Alma-Cuerpo

El ser humano es la unión de cuerpo (extenso, sigue las leyes de la materia) y alma (pensante, distinta e independiente). Es un dualismo antropológico, similar al de Platón, pero con diferencias:

  • Espiritual: El alma es independiente del cuerpo.
  • Inmortal: El alma puede existir sin el cuerpo.
  • Libre: El alma actúa con libertad (voluntad), a diferencia del cuerpo (necesidad).

La unión se manifiesta en las pasiones (admiración, amor-odio, alegría-tristeza, deseo). Surge el problema de la «comunicación de las sustancias»: ¿cómo interactúan dos sustancias distintas? Descartes propone la glándula pineal (en el cerebro) como punto de conexión, una solución poco coherente con su sistema.

La Moral Provisional de Descartes

Descartes propone una moral provisional, mientras desarrolla su sistema. La moral definitiva sería la consecuencia de la ciencia. La moral provisional se basa en cuatro reglas:

  1. Seguir las leyes, la religión y las opiniones moderadas.
  2. Ser decidido en las acciones.
  3. Controlar los deseos antes que el mundo.
  4. Dedicar la vida al conocimiento de la verdad.

La certeza moral se basa en la voluntad, no en la evidencia intelectual.

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