René Descartes: El Padre de la Filosofía Moderna
Introducción
René Descartes es considerado el primer gran filósofo de la filosofía moderna. La edad moderna se suele situar entre la caída de Constantinopla y la Revolución Francesa. Durante este periodo, la Iglesia Cristiana se fragmenta en estados nacionales y se impone la monarquía absoluta como forma de gobierno.
Contexto Histórico y Filosófico
La crisis religiosa desemboca en la Reforma Protestante. Las guerras de religión entre católicos y protestantes marcarán gran parte del periodo y en ellas participó Descartes. A pesar de ello, Descartes decía que no era ni político ni religioso, que lo único que pensaba era reformar sus propios pensamientos. Participó en la guerra de los 30 años.
Durante estos siglos se produce la llamada Revolución Científica que supone una nueva concepción del saber. La vida de Descartes coincide con el final del Renacimiento. Desde el punto de vista filosófico, podemos decir que Dios había dejado de ser el centro de atención como en la Edad Media. El hombre se convierte en el objeto principal y los temas relacionados con el conocimiento cobran importancia. La corriente racionalista tomó como referencia la ciencia moderna y como modelo el método matemático. Descartes dijo que la razón debía ser innata y formuló una teoría sobre el mundo físico (sustancia extensa) denominada mecanicismo.
La Duda Metódica y el *Cogito Ergo Sum*
Buscando la Certeza
En esta parte, Descartes persigue establecer con certeza los principios del conocimiento, aunque sabiendo que es necesario vivir según una moral provisional. Afirma que todo ser humano tiene la posibilidad de cometer errores porque rechaza cualquier razonamiento que antes hubiese sido tomado como demostración.
Después de disponer la duda metódica, es decir, de dudar de todo, llega a realizar una de sus afirmaciones más famosas: pienso, luego existo. De lo único que no puede dudar es de sus propios pensamientos. Define aquí la Res cogitans, esa primera sustancia pensante que le da una pista de su propia existencia.
El Cuerpo y la Idea de Dios
El cuerpo lo asume como algo externo y no puede confiar en él puesto que puede fingirlo. Encuentra ideas que no pueden provenir de sí mismo como la de infinito o perfección, por lo tanto, esa idea vendría de Dios.
Si los seres que existen fuera de él poseen alguna perfección, podrían depender de su naturaleza, pero la idea de perfección no puede depender de él ya que de lo imperfecto no puede salir lo perfecto. Esta idea será innata y solo puede proceder del ser más perfecto que es Dios.
El Método Cartesiano
En Busca de un Conocimiento Seguro
El objetivo de Descartes era descubrir un conocimiento seguro, que se situe más allá de toda duda razonable. Descartes decía que todo conocimiento debía regirse por el procedimiento de las matemáticas. Las matemáticas son un sistema axiomático que requiere de unos primeros principios verdaderos de los que se deduzca el resto del sistema teórico. El primer problema era encontrar una primera verdad de la que resultase imposible dudar. Esta primera verdad, fruto de la crítica escéptica, será el fundamento del llamado método cartesiano.
Las Cuatro Reglas del Método
Este método consiste en unas reglas ciertas y fáciles que permiten evitar tomar como verdadero lo falso. Consta de 4 reglas:
- Regla de la Evidencia: No admitir como verdadero nada que no aparezca en la mente de manera evidente.
- Regla del Análisis: Cuando estemos ante un problema complejo, hay que dividirlo en partes más simples.
- Regla de la Síntesis: Una vez que se ha descompuesto el problema, hay que ir de lo simple a lo complejo.
- Regla de la Enumeración: Consiste en revisar todo el proceso para asegurar que no se ha omitido nada.
Consecuencias del Pensamiento Cartesiano
El Dualismo y la Sustancia Extensa
El objetivo de Descartes es, por tanto, un saber seguro y cierto construido por la razón en el que podemos confiar más allá de toda duda. En la búsqueda de esa verdad, Descartes usará la duda metódica. Encuentra que los sentidos nos engañan y que, por lo tanto, no se puede confiar en ellos. Exagera la duda hasta el punto de pensar que la omnipotencia divina podía hacer que nos engañaran y, por lo tanto, cabría pensar en la existencia de un demonio que alterara el mundo.
A partir del cogito ergo sum, Descartes construye su filosofía de manera evidente. La sustancia tiene un atributo que es su esencia y se identifica con ella. El pensamiento es la actividad que define la esencia de la sustancia pensante. Esta es puro pensamiento. La sustancia extensa se corresponde con el mundo de los sentidos. Encontramos aquí la distinción cartesiana entre pensamiento y sustancia extensa que permite pensar el mundo exterior como pura materia. Solo podemos estar seguros de nuestra propia existencia. En la res cogitans, Descartes figura la idea de Dios, que será, por tanto, una idea innata.
Relación con Aristóteles y Actualidad
Comparación con el Silogismo
Aristóteles también ideó un método para establecer verdades con exactitud: el silogismo. Tanto el silogismo como el método cartesiano son métodos deductivos, pero Descartes entiende por deducción algo diferente a la deducción silogística. En el silogismo se va de lo general a lo particular. Descartes, en cambio, va de lo simple a lo complejo. Descartes cree que el método silogístico no es un buen método para descubrir nuevas verdades. Para Descartes, la deducción debe partir de evidencias más simples y, a partir de ello, se irá elaborando un saber cada vez más complejo.
Influencia en la Actualidad
Tanto el racionalismo como el método cartesiano han influido notablemente en el pensamiento occidental. Algunos ejemplos de racionalismo en la actualidad pueden ser las normas ISO de las empresas, pero hay casos más conocidos como el del nazismo. La ideología nazi estaba basada en este método, controlando cada parte y a cada persona. De este modo, pretendían crear un sistema de calidad perfecto. Durante el racionalismo surgen corrientes que buscan la perfección en todos los ámbitos. Una de las consecuencias de eso es la creación del arma más mortífera.