René Descartes: Fundamentos del Racionalismo y la Filosofía Moderna

René Descartes es considerado el fundador de la filosofía moderna y el máximo representante del racionalismo, una corriente filosófica del siglo XVII que afirma que la razón es la única fuente válida de conocimiento.

El Problema del Conocimiento

El proyecto de Descartes es alcanzar la verdad mediante la razón, empleando la intuición y la deducción. Su objetivo era dotar a la filosofía del grado de certeza y eficacia de las matemáticas. Para ello, intentó crear un método que garantizase la verdad de sus conclusiones, tomando como referencia el método matemático. Este método consistía en deducir nuevos conocimientos a partir de las ideas (principios de certeza indudables) que se encuentran en la razón de forma innata y se conocen por la intuición (conocimiento inmediato y directo de las ideas innatas) y la deducción.

En sus obras El Discurso del Método y Reglas para la dirección del espíritu, propone reglas metodológicas para emplear la intuición y la deducción:

  • Regla de la evidencia: Aceptar solo aquello que se presenta tan clara y distintamente que no haya ocasión de ponerlo en duda. La mente llega a la evidencia por la intuición. Este es el criterio de verdad.
  • Regla del análisis: Dividir las cuestiones en el mayor número de partes posible para solucionarlas.
  • Regla de la síntesis: Recomponer las partes para comprender el proceso.
  • Regla de la comprobación: Revisar el proceso.

Una vez establecidos estos pasos, Descartes los aplicará a la metafísica para encontrar una primera evidencia que sirva de base para fundamentar todo el sistema filosófico. Para ello, propone aplicar la duda metódica, que consiste en dudar de todo hasta encontrar una certeza indudable. En su primera meditación, examina los principales motivos de duda que afectan a los conocimientos:

  • Los sentidos nos engañan. Como no es prudente fiarse de algo que ya nos ha engañado, se pondrá en duda y, por lo tanto, se suspenderá todo aquel conocimiento que derive de los sentidos, considerándolos falsos.
  • La seguridad en los datos sensibles inmediatos, como el hecho de que parezca evidente que estoy aquí, también puede ser puesta en duda.
  • Parece haber conocimientos de los que no se puede dudar, como los matemáticos. Sin embargo, Descartes plantea la posibilidad de que Dios nos haya creado de tal manera que cuando juzguemos algo (2+2=4) nos equivoquemos, por lo que todos los conocimientos serían dudosos y falsos.
  • La opción anterior puede ser ofensiva para los creyentes, por lo que plantea la existencia de un genio maligno que intervenga en nuestras operaciones mentales de tal forma que tomemos lo falso por lo verdadero.

Sin embargo, hay algo que permanece indudable: el hecho de que dudo. Dudar es una forma de pensar. De ahí su famosa frase: “Pienso, luego existo”.

Al aplicar la duda metódica a la metafísica, Descartes se da cuenta de que la única realidad que existe es la del pensamiento. El problema es salir de él, justificar la existencia de algo aparte del Yo. Para ello, analiza el propio pensamiento y observa que este es una actividad en la que manejamos ideas que pueden ser:

  • Adventicias: Provienen de la experiencia externa.
  • Facticias: Construidas por la mente a partir de las adventicias, por lo que tampoco sirven.
  • Innatas: Las posee la razón por sí misma y constituyen la base de la metafísica.

El Problema de Dios

Una vez analizado el pensamiento y descubiertas las ideas innatas, Descartes intenta desarrollar el resto del pensamiento a partir de la perfección y la infinitud de estas ideas. Intentará demostrar la existencia de Dios mediante tres demostraciones:

Primera Demostración: A partir de la idea innata de infinitud o perfección

Esta demostración es una mezcla de la prueba tomista basada en la existencia de distintos grados de perfección y de la relativa causalidad. Descartes no sabe si existen cosas distintas a su propio pensamiento, solo le cabe mirar en su interior para ver si hay distintos niveles de perfección en sus ideas y reflexionar sobre por qué aparecen en su mente.

Argumento:

  • Comienza distinguiendo dos aspectos en las ideas: las que son actos mentales y las que poseen contenido objetivo.
  • Las ideas, en cuanto a actos mentales, pertenecen a la realidad psíquica. Atendiendo a su contenido, a lo que representan, su realidad es diversa (Descartes cataloga esta peculiaridad como “realidad objetiva”). La idea de mesa y de color son semejantes en cuanto a que ambas son ideas, pero una mesa representa una sustancia y el color representa un accidente.
  • Podemos distinguir unas ideas más perfectas que otras. La perfección viene dada por lo representado en ellas. La idea de ángel es más perfecta que la de libro, y la idea de sustancia es más perfecta que la de atributo.
  • La idea más perfecta es la de Dios, que es el ser sumamente perfecto.
  • Introduce que la realidad en efecto no puede ser superior a la de la causa.
  • A toda idea con una realidad objetiva dada le debe corresponder una causa cuya realidad formal sea igual o mayor. Esto quiere decir que la causa de la idea debe poseer una perfección real (“formal”) proporcional a la de la propia idea. Descartes examina en sí mismo la causa de todas sus ideas.
  • La idea de perfección absoluta debe estar en nuestra mente porque un ser más perfecto que nosotros nos la ha puesto; debe ser innata. Ese ser es Dios.

Conclusión: Como yo soy una sustancia finita, no puedo tener ideas de infinitud. Si las tengo es porque un ser infinito me las ha puesto: Dios.

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