Contexto Histórico y Científico del Racionalismo
Contexto Histórico
El racionalismo surge en la Europa del siglo XVII, marcada por la crisis posterior a la Guerra de los Treinta Años (1618-1648). Este conflicto, que enfrentó a católicos y reformistas, generó una profunda crisis política, económica, demográfica y religiosa.
Revolución Científica
En el ámbito científico, se produce una transición fundamental: la sustitución del modelo geocéntrico (Aristóteles y Ptolomeo) por el heliocéntrico, gracias a las aportaciones de Copérnico, Kepler y Galileo Galilei.
El Racionalismo de Descartes
René Descartes (1596-1650) inaugura el racionalismo, una corriente filosófica que, junto con figuras como Leibniz, Spinoza y Malebranche, otorga primacía a la razón como fuente de conocimiento. Los pilares del racionalismo son:
- La razón como fuente de conocimiento: Los conocimientos verdaderos sobre la realidad no provienen de los sentidos, sino del entendimiento.
- Ideas innatas: El conocimiento se construye deductivamente a partir de principios e ideas innatas, es decir, ideas que el entendimiento posee en sí mismo, al margen de la experiencia sensible.
- Modelo matemático: Las matemáticas se erigen como el ideal del conocimiento que el racionalismo aspira a instaurar en todos los ámbitos del saber.
Vida y Obra de Descartes
Biografía
René Descartes nació el 31 de marzo de 1596. Estudió en el colegio jesuita de La Flèche, donde recibió una formación basada en la filosofía de Platón, Aristóteles y Santo Tomás de Aquino. Tras finalizar sus estudios, se dedicó a viajar y sirvió como soldado. Posteriormente, se trasladó a París y, finalmente, a Holanda, donde se consagró a la filosofía.
Su primer discípulo fue Leroy, quien difundió su filosofía en la Universidad de Utrecht. La oposición a sus ideas fue considerable, pero la reina Cristina de Suecia lo invitó a su corte, donde Descartes falleció a los 53 años.
Obras Principales
- Discurso del Método
- Reglas para la Dirección del Espíritu
- Tratado de las Pasiones del Alma
- Meditaciones Metafísicas
El Método Cartesiano del Conocimiento
Descartes, insatisfecho con la falta de un criterio claro para distinguir lo verdadero de lo falso, se propuso encontrar un método que, basado en la razón, fuera aplicable a todos los ámbitos del conocimiento. Consideraba que la razón, característica fundamental del ser humano, es única y universal.
Inspirado por la certeza y evidencia de las matemáticas, Descartes realizó una triple tarea para aplicar su método a la filosofía:
- Formular las reglas del método, tomando como modelo las matemáticas.
- Fundamentar el valor universal y absoluto del método mediante una investigación metafísica.
- Demostrar la aplicabilidad del método a todas las ramas del saber.
Las Reglas del Método
Descartes define el método como un conjunto de reglas ciertas y fáciles que garantizan que quien las siga correctamente nunca se equivocará. Inicialmente formuló 21 reglas, que luego redujo a cuatro:
- Regla de la evidencia: Aceptar como verdadero solo aquello que se presente con claridad y distinción, es decir, de forma evidente e indudable.
- Regla del análisis: Dividir cada problema en tantas partes menores como sea posible y necesario para resolverlo mejor.
- Regla de la síntesis: Conducir ordenadamente los pensamientos, comenzando por los objetos más simples y fáciles de conocer, para ascender gradualmente hasta el conocimiento de los más complejos.
- Regla de la enumeración: Hacer recuentos completos y revisiones generales para asegurarse de no omitir nada.
La Duda Metódica
Para justificar la aplicación de su método a la filosofía, Descartes emprende una crítica radical del conocimiento, considerando como falso todo aquello que no sea absolutamente cierto. Esta duda metódica se extiende a:
- Los sentidos: A menudo nos engañan y no ofrecen un conocimiento fiable.
- La distinción entre vigilia y sueño: No siempre podemos distinguir con certeza si estamos despiertos o soñando.
- La hipótesis del genio maligno: Un ser poderoso y malvado podría estar engañándonos sistemáticamente, incluso en las verdades matemáticas.
El Cogito: «Pienso, luego existo» (Cogito, ergo sum)
A pesar de la duda radical, Descartes encuentra una primera verdad indubitable: «Pienso, luego existo» (Cogito, ergo sum). Esta afirmación establece que, aunque dude de todo, no puede dudar de que está dudando y, por lo tanto, pensando. La existencia del yo como sujeto pensante es la primera certeza.
Es importante destacar que, en este punto, Descartes solo afirma la existencia del yo como ser pensante (res cogitans), no la existencia del cuerpo o del mundo material, que siguen estando en duda.
Las Ideas
A partir de la única certeza del yo pensante, Descartes debe deducir el resto de los conocimientos. Para ello, analiza los elementos con los que cuenta:
- La actividad del yo: El yo piensa.
- El objeto del pensamiento: Las ideas, que son representaciones mentales de las cosas.
Descartes clasifica las ideas en tres tipos:
- Adventicias: Provienen de la experiencia sensible, de las realidades externas al pensamiento.
- Facticias: Son creadas por la imaginación.
- Innatas: Se encuentran en el entendimiento de forma inherente, no provienen de la experiencia ni de la imaginación.
La Existencia de Dios
Descartes descubre en su mente la idea de infinito, que atribuye a Dios como ser perfecto. Utiliza tres argumentos para demostrar la existencia de Dios:
- Argumento de la causalidad de la idea de infinito: La idea de un ser infinito no puede ser causada por un ser finito (el ser humano). Por lo tanto, la idea de Dios ha sido puesta en el ser humano por un ser infinito, es decir, Dios mismo. Luego, Dios existe.
- Argumento ontológico (basado en la idea de perfección): La idea de Dios incluye todas las perfecciones. La existencia es una perfección; por lo tanto, Dios, como ser perfecto, debe existir.
- Argumento de la causalidad del ser finito: El ser humano es finito e imperfecto. Si fuera la causa de sí mismo, se habría creado perfecto. Como no es perfecto, ha sido causado por un ser infinito y perfecto, es decir, Dios. Luego, Dios existe.
Dios, Yo y Mundo: Las Tres Sustancias
Una vez demostrada la existencia de Dios, Descartes argumenta que, siendo Dios infinitamente bueno y veraz, no permitiría que el ser humano se engañe al creer en la existencia del mundo material. Por lo tanto, el mundo existe.
Descartes establece tres ámbitos de la realidad o sustancias:
- Dios: Sustancia infinita.
- Yo: Sustancia pensante (res cogitans).
- Mundo: Sustancia extensa (res extensa).
La propiedad fundamental de los seres físicos y materiales es la extensión. Descartes distingue dos tipos de cualidades en los cuerpos:
- Cualidades primarias: Son objetivas y cuantificables (ej: tamaño, forma, movimiento).
- Cualidades secundarias: Son subjetivas y dependen de la percepción del sujeto (ej: color, olor, sabor).
Dualismo Cartesiano: Cuerpo y Alma
Descartes define la sustancia como aquello que no necesita de nada más que de sí mismo para existir. Aplica este término tanto a la sustancia pensante (el yo) como a la sustancia extensa (el mundo).
Pensamiento y extensión son sustancias distintas e independientes. Por lo tanto, el ser humano se compone de dos sustancias:
- Cuerpo: Sustancia extensa, física y material.
- Alma: Sustancia pensante, racional e inmaterial.
Para Descartes, lo fundamental en el ser humano es su capacidad racional. No pretende eliminar las pasiones, sino controlarlas y someterlas a la razón. La razón es la guía de la voluntad y de la vida humana.