Rousseau, Kant y el Contractualismo: Filosofía Ética y Política

Rousseau

Crítica a la sociedad ilustrada: Sus obras más importantes fueron *El Contrato Social*, que trata sobre política, y *Emilio*, que trata sobre educación. Rousseau es un crítico que denuncia el orden social de su tiempo, lo que favoreció el conflicto con los pensadores ilustrados. La Ilustración se había postulado como una época brillante caracterizada por la racionalidad y el progreso; sin embargo, Rousseau la interpreta como una época corrupta que favorecía la opulencia, el vicio y la degeneración moral. El refinamiento cultural propiciaba la mentira, la desconfianza y la injusticia. El hombre moderno, civilizado, es volcado al exterior, esclavo de prejuicios y rutinas, volviendo a los hombres vanidosos, envidiosos y traidores. La sociedad civilizada (ilustrada) valora el talento y el mérito, y para adquirir el reconocimiento social había que tenerlos o aparentarlos, valorando la opinión de los demás. Las relaciones sociales se convertían así en una especie de comedia de etiqueta con superfluas normas. La vida civilizada conduce a los hombres a la maldad y la desigualdad, generando pasiones egoístas.

Rousseau considera que la sociedad es útil porque permite la satisfacción de nuestras necesidades, nos hace fuertes y garantiza nuestra supervivencia. Lo que Rousseau pone en entredicho es la relación entre progreso material y moral, e interpreta que el origen de esta decadencia humana se debe al alejamiento de nuestra naturaleza original. El responsable de esta decadencia no es la naturaleza humana, sino determinado orden social y educativo.

Educación: La educación (en *Emilio*) tendrá como objetivo potenciar la naturaleza humana (su bondad natural) y desarrollar los buenos sentimientos; sería un proceso en tres etapas: formación física (infancia), educación moral y religiosa (adolescencia) y educación social y política (madurez). En general, la educación será antiautoritaria, basada en el razonamiento, evitando engorrosos discursos. Se huirá de la memorización, haciendo hincapié en una mejor estructuración de la mente que aprenderá por propia experiencia. En cuanto a la religión, se trata de una religión deísta, religión natural o del hombre, con pocos y precisos preceptos como el rechazo a la intolerancia y encaminada al fortalecimiento de los deberes cívicos. En cuanto a las mujeres, su educación debe ser agradar, serle útil, amarlos, educar a los hijos, cuidar a los hombres y aconsejarlos.

Kant

Conocimiento: A finales del siglo XVIII, Kant, profesor de Metafísica, ante el evidente progreso científico (la física-matemática de Newton), se plantea: ¿por qué la matemática y la física progresan y la metafísica no? Para dar respuesta a esta pregunta analizará en qué consiste el conocimiento. Su conclusión será que la Metafísica (la Filosofía) no es conocimiento sino una tendencia natural del ser humano por plantearse cuestiones que sobrepasan lo empírico.

Su filosofía se llama Idealismo Trascendental. Trascendental significa que analiza los elementos que intervienen en el conocimiento, y en la medida en que es el sujeto quien toma protagonismo, hablamos de Idealismo. De ahí que se hable también de giro (o revolución) copernicano aplicado al pensamiento de Kant, pues al igual que Copérnico desplazó el Sol al centro del universo, de la misma manera Kant afirmará que en el conocimiento es el sujeto el elemento principal al dar orden y forma al material sensible, de ahí su afirmación de que “Las sensaciones sin conceptos son ciegas, los conceptos sin sensación están vacíos”.

El análisis trascendental del conocimiento es el tema de su *Crítica de la razón pura*. Kant entiende el conocimiento como un proceso continuado de síntesis. Se parte del conocimiento a través de los sentidos hasta llegar a lo universal, lo abstracto. No se trata de una elaboración de un material dado sino que el propio material del que partimos está ya modificado por nuestro modo de conocer. La estructura de la razón, que es universal, es por tanto *a priori*, es decir, nacemos con un determinado modo de ordenar y dar forma y sentido al material caótico procedente de la supuesta realidad (es el elemento sintético). De tal manera que cuando conocemos ya hemos impuesto la forma en la que conocemos. Aquello que se ajusta a nuestro modo de conocer es el fenómeno, que es el límite del conocimiento. No podemos conocer lo que no se ajusta a nuestro modo de conocer y esa es la realidad en sí misma, independiente del sujeto, a la que llama noúmeno.

Kant entiende que aunque el fenómeno es el límite, la tendencia natural de la razón es ampliar el espectro de síntesis lo que la llevará a traspasar el límite, intentando conocer lo que por definición no puede ser conocido, el noúmeno. Se trata de la Metafísica, incapaz de constituirse en conocimiento epistémico pues carece del elemento sintético, de contenido empírico.

Kant distingue en su *Crítica de la razón pura*, tres facultades: sensibilidad, entendimiento y razón. Aunque finalmente admitirá que sólo son facultades de conocimiento la sensibilidad y el entendimiento. Esas tres facultades son analizadas trascendentalmente en las tres partes de la *Crítica*. En la Estética Transcendental dedicada a la sensibilidad afirma que el conocimiento es posible por la aplicación de las formas puras del espacio y el tiempo a las impresiones sensibles dando cómo resultado el fenómeno. La Analítica Transcendental que analiza el conocimiento a través del entendimiento siendo posible por la aplicación sobre los fenómenos de los conceptos puros o categorías, dando lugar a los objetos. La Dialéctica Trascendental analiza la razón, lo que quiere decir que la metafísica no es ciencia porque carece del elemento empírico, siendo únicamente ideas apriorísticas tales con las tres Res. Aunque la metafísica no es ciencia es necesaria, dirá Kant, en la medida en que responde a una tendencia natural de la razón humana por dar respuesta a cuestiones que sobrepasan el límite de lo conocido.

Metafísica:

Aunque Kant reconoce que la única realidad que constatamos mediante el conocimiento es una realidad mental, el fenómeno, se resiste a eliminar el postulado de la existencia de una realidad ajena, y que a pesar de ser incognoscible le pone nombre, noúmeno. El noúmeno engloba la idea de mundo, de totalidad de cosas que existen, la idea de Dios y la idea de un yo. Y todas esas ideas carecen de apoyo empírico, pues el mundo, Dios y yo no han sido percibidas. Estas ideas se convertirán en postulados de la ética, es decir, necesitamos suponerlas para sustentar la existencia de la ética.

Ética o ética del deber:

La racionalidad humana incluye la necesidad de saber cómo ha de ser nuestra conducta (Razón práctica). A esta no le interesa saber cómo es la conducta humana sino cómo debe ser. El desinterés es la base de la ética kantiana, cualquier acción no es ética si está marcada por el interés. La originalidad de la ética de Kant está en ser la primera ética formal de la historia. Kant denomina como éticas materiales a todas las propuestas éticas anteriores a él, aquellas que proponen un fin o bien la acción humana y una serie de estrategias o normas para conseguirlo. Son materiales en tanto que son de contenido. Sus normas son hipotéticas, es decir, se actúa bajo una condición y son heterónomas, el individuo recibe la ley desde fuera. Kant busca una ética universal y racional, propone una ética formal *a priori* con preceptos categóricos y es autónoma, es el individuo el que se dicta a sí mismo su propia ley. Formal significa que carece de contenido, es decir, no propone ningún bien a la acción y no nos dice que hemos de hacer, ni atiende a las consecuencias de la acción sino a la forma.

Actuar moralmente es actuar por deber, esto es, cuando nos sentimos obligados a actuar por respeto a la ley moral independientemente de las consecuencias que conlleve nuestra acción. Sólo una buena voluntad es algo incondicionalmente bueno. La voluntad es buena cuando se actúa de acuerdo con el imperativo categórico. Para regular el deber, es decir, para para saber si efectivamente la obligación que sentimos es correcto, tenemos los llamados imperativos categóricos:

  • “Obra sólo según una máxima tal que puedas querer al mismo tiempo que se tome en ley universal.”
  • “Obra de tal modo que uses la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre como un fin al mismo tiempo y nunca solamente como un mérito”

Las ideas de la razón analizadas y desechadas como conocimiento en la *Crítica de la razón pura* se convertirán en postulados de la razón práctica, es decir, son necesarios para la existencia de la ética. La libertad porque si no, no existiría la moralidad y la responsabilidad. La inmortalidad del alma porque garantizaría la recompensa o el castigo en función de nuestras acciones y Dios como garante de estas recompensas o castigos.

– Ser humano: La esencia del ser humano es ser racional, su tendencia natural es pensar por sí mismo y tiene la responsabilidad de contribuir al inevitable progreso de la humanidad. Aunque reconoce que solo es conocimiento el conocimiento científico, admitirá que hacer filosofía es una tendencia natural de intentar explicar lo inexplicable, lo desconocido (el nóumeno), en este sentido abre las puertas al romanticismo del siglo XIX. Kant habla de la “insociable sociabilidad humana” lo que significa que no somos sociales por naturaleza aunque nos resulta más ventajoso vivir en sociedad siempre que nuestros gobernantes favorezcan este progreso racional que tiene como base la libertad. A finales del siglo XVIII Kant define a los hombres (las mujeres siempre seremos “menores de edad”) como individuos dependientes, como súbditos aunque prevé un futuro de ciudadanos racionales, autónomos y libres ejerciendo plenamente sus derechos, será la época ilustrada frente a la época de ilustración es decir, época en proceso de educación que es para él el siglo XVIII.

Introducción CONTRACTUALISMO: Tiene su precedente en el convencionalismo de las leyes sofistas (siglo V a.C.). Es la base teórica de la democracia, si bien hay autores que rechazan la división de poderes como Hobbes. El contractualismo considera que la función del Estado es estar al servicio de la ciudadanía y que la soberanía la tiene el pueblo aunque la delega al Estado. Postulan un origen ficticio denominado “estado de naturaleza”, previo a la autoridad política donde los individuos vivirían libres regidos por la ley del más fuerte. Según el autor y su definición de ser humano propondrán un determinado conflicto que desembocará en un pacto o contrato entre todos, pacto libre y consciente en el que se renuncian a derechos en favor el Estado a cambio de algo, normalmente protección y seguridad.

-Liberalismo político de Locke: Obra política: *Dos Tratados sobre el gobierno civil*, en los que va contra el derecho divino y natural del poder político y critica el absolutismo. Defensor del contractualismo afirmará la existencia de un estado de naturaleza regido por la ley del más fuerte y aunque es una situación de plena libertad individual pues no hay poder que la limite, es también insegura porque el hombre está dominado por la ambición y desea tener lo de los demás. El miedo a perder la propiedad es lo que provoca que los individuos decidan voluntariamente, y mediante pacto o contrato, ceder el poder a un Estado que garantice los derechos, sobre todo la protección de la propiedad privada, delegan el uso de la fuerza al Estado quien habrá de velar por el derecho a proteger y castigar. El individuo cede así y solamente el derecho a ser juez de su propia causa. El Estado es resultado de la voluntad de los ciudadanos y tiene como función estar a su servicio, sin inmiscuirse en las demás libertades individuales.

– Contractualismo político de Hobbes: Obra: *Leviatán*. Hobbes define al ser humano como “homo homini lupus” (el hombre es un lobo para el hombre) un ser despiadado y agresivo por naturaleza. El miedo es el origen del pacto, pues hasta los fuertes tienen miedo porque dejarán de serlo. Propone una renuncia total de los derechos naturales que se cederían al Estado cuya misión es garantizar la seguridad y el orden. Se trata de un Estado totalitario (llamado Leviatán) elegido por la ciudadanía. También defiende el magnicidio en caso de incumplimiento de sus funciones.

Contractualismo de Rousseau: Obra política: *El Buen Salvaje*. A diferencia de los ilustrados que concebían el estado de naturaleza como un estado conflictivo, Rousseau afirma que los hombres vivían felices, sin obligaciones morales y con pocas necesidades y preocupaciones. Entre ellos había armonía y concordia con la naturaleza. La bondad natural del hombre estaba dominada por sentimientos de amor a sí mismo y de compasión ante el sufrimiento ajeno, impidiendo cometer excesos contra los prójimos. Los individuos eran libres e iguales y se comportan con bondad y como pacíficos hermanos; aunque sometidos a las leyes mecánicas de la naturaleza se diferenciaban de los animales por su inteligencia y libertad.

No se sabe cómo se produjo, ni cuándo, ni por qué, el paso de un estado de naturaleza a uno social. Rousseau pone el inicio de la decadencia con la aparición de la propiedad privada. La ley y la sociedad surgieron para proteger y mantener la propiedad y por tanto, la desigualdad. Su aparición implicó nuevas necesidades y sentimientos que condujeron a la guerra entre todos, de ahí que el Estado y las leyes tengan como finalidad someter y esclavizar a los hombres.

Aunque la situación es irreversible, la vuelta al estado natural es imposible, una reforma de la sociedad y la cultura permitirían devolver la libertad y la igualdad a los individuos, para ello propone mejorar la educación y el orden social.

El concepto novedoso es el de la voluntad general. La voluntad general no es la mera suma de individuos, es expresión de la soberanía del pueblo; el poder legislativo no se delega y nunca puede ir contra los intereses particulares. Es el pueblo quien legisla, no hay parlamento, si se delega el ejecutivo, cuya función es hacer que la ley se cumpla. Los políticos no son por tanto, representantes sino administradores. Propuso una democracia directa en la que cada ciudadano habría de votar todas las leyes.

El contractualismo kantiano: Kant es contractualista pero considera que la participación ciudadana en política debe ir precedida por una educación cívica y en una progresiva adquisión de derechos políticos. La finalidad de la política es contribuir a la realización de la libertad y la emancipación colectiva, pero esto es algo que se proyecta en un futuro más o menos próximo. La prudencia kantiana, algunos la interpretan como conservadurismo, se debe a las consecuencias indeseables de la Revolución Francesa, acontecimiento del que estuvo puntualmente informado. Para Kant la Revolución no da derechos al pueblo sino que sustituye gobernantes. Aunque crítico de la Revolución es un ilustrado convencido de que la tendencia natural del ser humano es progresar si se deja guiar por la razón. La consecución de la democracia implica previamente una educación de la ciudadanía, un cambio de mentalidad de los gobernantes que han de ir progresivamente ofreciendo derechos para hacer individuos autónomos y responsables de su función histórica y del legado que dejarán a los ciudadanos del futuro. Para Kant ese gobernante es el rey de Prusia, el déspota ilustrado Federico II. En su artículo ¿Qué es ilustración? afirmará que la base de esa educación es la libertad de expresión aunque con límites y formulará el famoso lema de la Ilustración: *Sapere aude!* (atrévete a pensar por ti mismo) La función del Estado civil es garantizar la coexistencia de las libertades individuales o la libertad política negativa (no poner obstáculos al posible ejercicio de la libertad). Kant se opone al planteamiento platónico y aristotélico que entendía que la misión del Estado es la virtud de los individuos, estos Estados éticos son opuestos a las modernas democracias occidentales. Kant proponía como deseable el alcanzar una sociedad universal, a través de un pacto entre los Estados que sirviese para evitar las guerras en el futuro. La guerra es para Kant el mayor mal que existe, pero a la vez, es el motor de la historia, a desarrollar las ciencias y la técnica con el fin de tener ventajas en la contienda, y después, a firmar alianzas que sirvan para evitar más destrucción mutua. En la línea de Rousseau, Kant defenderá un pacifismo jurídico, no hay guerra justa o razonable, lo único razonable es erradicar la violencia y preveía la paulatina desaparición de los ejércitos como una garantía para la paz. Apostó por una futura sociedad cosmopolita, en un estado de paz perpetua, siendo precursor en este sentido del futuro Derecho internacional.

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