Rousseau, Kant y Marx: Tres Gigantes de la Filosofía Moderna

ROUSSEAU

Contexto histórico y social

Rousseau pertenece a la Ilustración francesa, cuyo principal objetivo fue difundir las “luces” de la razón frente al dogmatismo, la superstición o el fanatismo. La época ilustrada se sitúa en el siglo XVIII y en ella tuvieron lugar las grandes revoluciones liberales que transformaron por completo el mapa político europeo.

La sociedad europea estaba organizada en tres estamentos: el clero, la nobleza y el Tercer Estado, compuesto por aquellos individuos que carecían de privilegios como los burgueses, campesinos y obreros. La inclusión de los individuos en un estamento venía dada por su nacimiento y la movilidad social era muy reducida. La filosofía de Rousseau será revolucionaria y alentará la ruptura con este tipo de principios heredados del feudalismo, proponiendo un nuevo modelo sociopolítico. Por este motivo tuvo una gran influencia en la Revolución Francesa, que puso fin al Antiguo Régimen representado por reyes como Luis XV y Luis XVI. La burguesía comenzó a perfilarse como la nueva clase dominante y su ascenso estuvo favorecido por la aparición de innovaciones técnicas como la máquina de vapor y telares mecánicos, que marcan el inicio de la Revolución Industrial. La mayoría de los ilustrados confiaban en el progreso y en la creación de una sociedad más justa.

El sistema político vigente era el Despotismo Ilustrado, forma de gobierno en la que los monarcas aplicaban las reformas propugnadas por la Ilustración sin contar con la participación popular.

En cuanto al arte, la nobleza veía reflejada su vida en el estilo rococó, mientras que la burguesía plasmó sus ideales en el neoclasicismo.

En religión, los ilustrados defendieron el deísmo: creían en la existencia de un Dios, pero no aceptaban las instituciones religiosas. El deísmo se propagó gracias a la masonería, organización secreta defensora del laicismo.

En filosofía hay que destacar la Enciclopedia, obra en la que se defendían los principios de tolerancia y cosmopolitismo. Montesquieu propuso su teoría de la separación de poderes: legislativo, ejecutivo y judicial.

Su obra

Dado su alejamiento de los enciclopedistas de la época y su enfrentamiento con la Iglesia Católica, por sus polémicas doctrinas, su estilo literario cambió. Sus obras autobiográficas dieron un vuelco fundamental en la literatura europea; a tal punto que es considerado uno de los precursores del Romanticismo. Las obras suyas que más influyeron en su época fueron Julia, o la Nueva Eloisa y Emilio, o De la educación, ya que transformaron las ideas sobre la familia.

Otras obras muy importantes son El contrato social y el Discurso sobre el origen de la desigualdad entre los hombres.

Principales líneas del pensamiento de Rousseau

Rousseau, por una parte, es uno de los principales representantes de la Ilustración, puesto que comparte los ideales de tolerancia y libertad, pero por otra, también es uno de los críticos más duros, pues defiende la primacía del sentimiento sobre la razón y defiende que la ciencia y la cultura no mejoran al hombre, sino que tienden a corromperlo y a hacerle infeliz.

Antropología. Crítica de la sociedad

Para Rousseau, el ser humano es bueno por naturaleza, pero se hace malo porque en sociedad degenera y se corrompe. El progreso de las ciencias y las artes y las letras ha contribuido a corromper las costumbres y la naturaleza humana y Rousseau las considera responsables de la degradación moral de los individuos. En este sentido, tienen su origen en su estricta relación con los diferentes vicios: la astronomía, por ejemplo, nació como consecuencia de la superstición, la aritmética lo hizo a causa de la avaricia, y la física, de la vana curiosidad. Lo que para los enciclopedistas era progreso para Rousseau era solo retroceso y corrupción. En sociedad nadie se muestra tal como es. En las sociedades civilizadas, lo artificial ha sustituido a lo natural, y los convencionalismos ahogan la libertad, su verdadero ser.

En el estado de naturaleza, el hombre natural se caracterizaba por su inocencia, igualdad y libertad, y por sentimientos como el amor de sí mismo, que lo impulsa a conservar la vida, y la piedad, que lo lleva a compadecerse de sus semejantes. En el estado de naturaleza, predomina el sentimiento, y todo lo que se refiere a la naturaleza humana es armonioso y bueno. El hombre natural, también llamado “buen salvaje”, es bueno, libre y feliz, busca su autoconservación, y colabora con el resto de sus iguales impulsado por la piedad.

El fin del estado de naturaleza se produjo cuando los seres humanos comenzaron a formar sociedades más complejas. En ellas, se instituyó la propiedad privada, que provocó la transformación del amor a sí mismo en amor propio y la consecuencia inmediata fue la aparición de las desigualdades entre las personas y de todos los males de la sociedad. El primer individuo que cercó su terreno y afirmó esto es mío ante gente lo bastante simple como para hacerle caso, se convirtió en el fundador de la sociedad. Dado que este episodio es inevitable y no es imposible retroceder a ese estado de naturaleza, al hombre únicamente le queda reformar la sociedad mediante un pacto que garantice los derechos de todos los miembros de la misma.

El amor de sí es una pasión del hombre en el estado de naturaleza que lo impulsa a conservar la vida, es un sentimiento natural y bueno. El amor propio es una pasión cultural, nacida de la deformación del amor de sí mismo que empuja al hombre a tratar de ser el primero en todo. Es un sentimiento negativo.

Las relaciones del ser humano con la naturaleza fueron sustituidas por el dominio de unos individuos sobre otros, apareciendo el Estado, que impone la injusticia y la esclavitud.

Las ciencias y las artes eliminan cualquier resto de naturalidad en su comportamiento. Solo el sentimiento moral le recuerda al hombre la libertad y la bondad naturales que ha perdido y que debe tratar de recuperar.

Antropología. El problema de la educación

La educación es el medio para conseguir llevar a cabo dichas reformas sociales y el primer paso para regresar a la naturaleza es la transformación del individuo mediante una educación natural. Para Rousseau, la educación tiene un sentido negativo, ya que es el instrumento mediante el que la sociedad domestica al ser humano. Por ello, propone una revolución del sistema educativo que respete la libertad del niño y cuyo objetivo sea liberarlo de falsos prejuicios y de conocimientos inútiles. Este sistema educativo debe estar basado en la ausencia de toda imposición externa, la libertad de acción para el niño y la primacía de la experiencia sobre la erudición. Dado que el ser humano es bueno por naturaleza, lo que hay que hacer es dejar actuar a la naturaleza. Se intentarán desarrollar los sentidos y los sentimientos antes que la razón. Se trata de un sistema de educación flexible y abierta que busque salvaguardar la inocencia natural del niño, desarrollar su espontaneidad y conciencia crítica, así como la empatía para cooperar con los demás.

Además, el objetivo de la educación es fusionar la moral con la política, formando miembros de una comunidad capaces de reprimir su individualismo y de pensar en términos colectivos. En definitiva, se trata de formar ciudadanos antes que consumidores y trabajadores. Esparta y Roma son los modelos de comunidad que le inspiran: pequeñas sociedades dotadas de una fuerte homogenidad, gracias a una educación que fomente el amor a la patria y el sentimiento de fraternidad. En este sentido, hay quien acusa a Rousseau de dejar la puerta abierta al totalitarismo, puesto que, en aras de ese bien común que se alza por encima del hombre particular, a este se le obliga a someterse a la comunidad.

Ética

Rousseau afirma que la diferencia entre el ser humano y el animal está en que el humano es libre, es decir, que no es uno con la naturaleza, en el sentido de que sus actos vengan dados en función del instinto. En esta visión del hombre también se aleja Rousseau de los materialistas, quienes entendían que el ser humano estaba sometido a las mismas leyes que el resto de la naturaleza.

La libertad de la que goza el hombre es el punto de partida para afirmar que es un ser moral, que toma decisiones y que es responsable de las mismas. Rousseau se niega a admitir que lo que determina las acciones del hombre sean el hedonismo o el utilitarismo, por tanto, que al hombre le muevan intereses egoístas en su relación con los otros. Más bien defiende que es la compasión hacia otros, dado el carácter sensible del hombre primitivo, lo que impulsa al hombre a actuar. Sobre ese sentimiento de empatía, y no solo sobre la razón, se fundamenta la moralidad en el estado de naturaleza.

El instinto de conservación, que Rousseau llama amor de sí, no se traduce como egoísmo, pues tiene como consecuencia inmediata ponerse en el lugar del otro. Esta capacidad innata es enemiga de la crueldad. Así, si el hombre primitivo es bueno, no es porque sea racional, ya que sus limitadas nociones de moralidad se apoyan exclusivamente en los sentimientos, tesis que ya aparecía en el emotivimos moral de Hume.

Imbuido del espíritu de sociedades como la espartana o la romana, Rousseau reclama la solidaridad y los vínculos comunitarios del pasado, frente a la desintegración de una sociedad capitalista que convierte a los individuos en seres aislados y egoístas. Por eso defiende la cohesión social y el patriotismo.

El interés humano nunca conduce al conflicto, sino a la cooperación con los demás. Para Rousseau los intereses contrapuestos han surgido solo en una determinada etapa de la historia y como consecuencia de las durísimas condiciones de competencia de la sociedad capitalista, en la que prevalece la desigualdad económica. Así, en Rousseau, la ética se transforma en política siendo la política la que establece lo que es moral, en el sentido de que es la comunidad la que se constituye como rectora de la vida ética y la que fija los cánones morales a los que deben someterse los individuos.

Política. El contrato social

En el estado de naturaleza no había más desigualdad que la natural, consistente en la diferencia de habilidades y talentos tanto físicos como intelectuales. El problema es que en la sociedad la propiedad privada y las leyes perpetúan esas desigualdades y las legitiman. Incluso se produce la paradoja de que individuos con mayor talento natural se encuentran en una posición más desfavorecida en la sociedad en muchas ocasiones, lo cual es una injusticia que no se puede justificar.

Rechaza también la doctrina del laissez-faire, porque está convencido de que la libertad de empresa no redunda en el beneficio colectivo, sino que el individuo se enriquece siempre a costa de sus semejantes. Las relaciones de libertad e igualdad que sostenían entre sí artesanos y productores independientes se van resquebrajando y dejan paso a la servidumbre de la relación salarial. Las personas se transforman en ese contexto capitalista en una simple mercancía. Sin embargo, Rousseau no demoniza la propiedad como tal y diferencia la propiedad del productor, que posee un pequeño taller o lote de tierra, y la propiedad privada capitalista basada en el trabajo asalariado. Rousseau condena este último tipo de propiedad porque se fundamenta en la explotación del trabajo ajeno, en la desigualdad social y en la cosificación de los seres humanos. No obstante, no propone la igualdad absoluta; de hecho, admite un cierto grado de desigualdad. Se trata más bien de poner un límite a la desigualdad de tal forma que ningún ciudadano sea tan rico como para poder comprar a otro, ni ninguno tan pobre como para verse obligado a venderse.

Rousseau se opone al cosmopolitismo propio del siglo XVIII y a la homogeneidad de las costumbres, que a su juicio acaba por empobrecer a los pueblos y provoca una pérdida de autenticidad. La constitución de la idea de nación francesa fue uno de los logros de la revolución y se debe, en gran parte, a la teoría política de Rousseau.

Otro elemento de la sociedad que Rousseau somete a debate es la religión. Es partidario de una religión natural o deísmo, al igual que otros ilustrados.

Rousseau propone transformar la sociedad mediante un pacto que propicie y respete la libertad de los hombres y legitime el poder. Es necesario organizar una sociedad de manera que cada individuo se una a todos, pero no se obedezca más que a sí mismo.

Propone una forma de contrato que vincula a la comunidad con el individuo y a la inversa. Así, cada asociado se une a todos, y no a nadie en particular. Se trata de un contrato libre que garantiza el máximo grado posible de libertad civil. Por el contrato social, el hombre se transforma en ciudadano. Rousseau propone un nuevo modelo de contrato social que protege la libertad de cada individuo porque se basa en un pacto entre iguales.

El contrato social crea la voluntad general, que es colectiva, soberana e inalienable y tiene como objetivo el bien común. La voluntad general no es la voluntad de todos, sino la voluntad de una comunidad determinada. La voluntad general tiende al ideal, es decir, al bien común, mientras que la voluntad de todos no siempre lo hace. Es la única que puede dirigir el Estado de acuerdo con su fin propio: el bien común. Protege al colectivo de las tendencias que pueda tener un individuo de imponerse a los otros. El gobierno elegido ha de ocuparse de ejecutar las leyes que emanan de la voluntad general, de manera que si se opone a los designios de esta, puede ser sustituido.

La democracia perfecta se da cuando ambas voluntades coinciden. El legislador debe esforzarse por adaptar las leyes que emanan de la voluntad general a las características de cada pueblo concreto. Para Rousseau, las mejores formas de gobierno son la monarquía parlamentaria (para Estados grandes), aristocracia (para Estados medianos) y democracia, o Estado republicano, que él considera la mejor forma, para territorios pequeños.

Rousseau piensa que una sociedad bien constituida solo puede basarse en la libre participación de sus miembros, pero rechaza la forma de contrato que Hobbes y Locke establecen, puesto que en ese tipo de contrato el individuo renuncia a su libertad. También rechaza la institución de la esclavitud que se basa en el ejercicio de la fuerza, y que jamás puede legalizarse jurídicamente.

El pacto del contrato social puede ser de enajenación (propuesto por Hobbes o Locke) o un contrato que potencie la fuerza común de todos los individuos a la vez que se garantiza su libertad (propuesto por Rousseau). El término enajenación tiene un sentido doble para Rousseau: un sentido negativo por el que alude al contrato de enajenación en el que el individuo renuncia a su libertad, y otro positivo cuando designa el acto por el cual cada individuo cede todos sus derechos al conjunto pasando así de disfrutar de la libertad natural a obtener la libertad civil. El pacto que propone Rousseau supone la enajenación voluntaria de la libertad de cada uno en pro de la comunidad, de manera que los individuos ceden su libertad a todos los demás miembros del colectivo formando el cuerpo social.

La soberanía reside ahora en el pueblo y se expresa a través de la voluntad general, que presenta la razón colectiva, a la que deben someterse los intereses de los individuos concretos. Si alguien disiente de la voluntad general, disiente contra el bien común y la ley puede obligarle a obedecer la voluntad general.


KANT

Contexto Filosófico. La Ilustración

Al siglo XVIII se le llama Siglo de las Luces. Se tiene conciencia de que empieza algo nuevo, de que la razón y la ciencia iluminan por fin al ser humano, de que las tinieblas del pasado han pasado. El personaje principal de la filosofía del s. XVIII es el ilustrado. Su pensamiento consiste en una crítica universal, en un ataque frontal a cualquier forma de dogma religioso, superstición, fanatismo u opresión intelectual, social o política. Creen en el progreso de la humanidad gracias al desarrollo de la razón. El «filósofo» es un hombre de mundo que participa activamente en la sociedad en la que vive. En uno de sus primeros escritos, es Kant quien mejor resume la actitud intelectual del hombre ilustrado: «La Ilustración consiste en el hecho por el cual el hombre sale de la minoría de edad. La minoría de edad estriba en la incapacidad de servirse del propio entendimiento, sin la ayuda y dirección de otro. Sapere aude: ten el valor de usar tu propio entendimiento. He aquí la divisa de la Ilustración».

Kant vivió en el siglo XVIII en el que tuvieron lugar importantes cambios políticos como la Revolución Americana (1776) y la Revolución Francesa (1789). La forma política más habitual durante todo el siglo fue la monarquía absoluta que en algunos estados se transformó en despotismo ilustrado. Kant fue testigo de los reinados prusianos de Federico Guillermo I, Federico II el Grande, Federico Guillermo II que llevó el país a la bancarrota y Federico Guillermo III.

En lo económico nos encontramos con un capitalismo embrionario que produce la primera Revolución Industrial. En lo social se da un desarrollo demográfico y la burguesía se enfrenta junto con los campesinos y artesanos a la aristocracia que representa el Antiguo Régimen.

Su obra

La reflexión de Kant toma como punto de partida el racionalismo de Leibniz y Wolf, el empirismo de Hume, los planteamientos de los ilustrados franceses y los avances de la física y la matemática de Newton. En la primera de sus grandes obras, Crítica de la razón pura, establece las condiciones de todo conocimiento científico. A partir de una crítica de la razón analiza, desde ella misma, su modo de proceder y marca los límites que por su propia naturaleza no puede sobrepasar. Su concepción de la ética aparece refleja en Fundamentación de la metafísica de las costumbres y Crítica de la razón práctica, obras en las que la razón ya no se considera desde el punto de vista teórico, sino desde su uso práctico. Es aquí donde Kant establece el imperativo categórico como principio supremo de la moralidad.

Intereses esenciales de la razón

Kant llamó intereses esenciales de la razón a las cuestiones de la vida humana en las que la razón debía intervenir. Estos intereses se resumían en tres preguntas: ¿Qué puedo conocer? ¿Qué debo hacer? ¿Qué puedo esperar? Kant posteriormente dijo que estas tres preguntas se resumían en una: ¿Qué es el hombre?

TEORÍA DEL CONOCIMIENTO. ¿QUÉ PUEDO CONOCER?

Crítica de la razón pura:

El objetivo de esta obra es profundizar en el límite, alcance y posibilidades de la razón teórica o especulativa independientemente de su contenido empírico. Esta obra se divide en dos partes: estética trascendental y lógica trascendental; esta última está a su vez dividida en analítica trascendental y dialéctica trascendental.

¿Puede la metafísica ser ciencia?

Kant, analizando las principales disciplinas, descubre que tanto la matemática como la física han progresado como ciencias y los científicos están de acuerdo con sus resultados.

La metafísica, sin embargo, es un conocimiento puramente especulativo y aislado de la experiencia. Sus objetos de estudio han sido cuatro ideas: Dios, el alma, la libertad y el mundo en su totalidad; las cuatro tienen en común que no pueden ser objeto de la observación empírica. Las filosofías anteriores, racionalismo y empirismo, ya se habían ocupado de los problemas de la metafísica pero no habían llegado a un acuerdo, lo que hacía patente la necesidad de un cambio de método. Kant se da cuenta de que tanto los racionalistas como los empiristas admitían que el conocimiento se regía por los objetos y propone llevar a cabo un giro al igual que hizo Copérnico en la astronomía, cambio que se denominará la revolución copernicana de Kant que consiste en que sean los fenómenos dados por la experiencia los que se rijan por unas reglas que ya existen a priori en mi mente. Una vez aclarado el problema de la metafísica y antes de dilucidar los elementos a priori del conocimiento, Kant debe responder a otra pregunta fundamental: ¿qué es ciencia?

¿Qué es ciencia?

Para Kant un juicio es la acción y el efecto de pensar y para que un juicio sea científico debe cumplir dos condiciones:

  • Que aumente el conocimiento: es la condición material y viene dada por la experiencia, como captar, por ejemplo, cualquier objeto por los sentidos.
  • Que sea universal y necesario: es la condición formal, por lo que es puesta por mí siendo, por tanto, a priori y trascendental. Debe ser objetivo y cumplirse siempre sin poder ser de otra manera para no incurrir en contradicción.

Hay juicios en los que se establece una relación entre sujeto y predicado; pudiendo tener dos formas:

  • Juicios analíticos: el predicado está incluido en el sujeto. Son explicativos y por lo tanto no pueden ser científicos.
  • Juicios sintéticos: el predicado no está incluido en el sujeto y son extensivos.

Otro tipo de juicios son aquellos en los que su verdad es dependiente o independiente de la experiencia. Estos pueden ser:

  • A priori: su verdad es independiente de la experiencia.
  • A posteriori: su verdad es dependiente de la experiencia.


Estética trascendental

Kant define la estética trascendental como la ciencia de todos los principios de la sensibilidad a priori. Los objetos vienen dados mediante la sensibilidad y reciben el nombre de intuiciones empíricas. Estas intuiciones son organizadas utilizando las intuiciones puras del espacio y del tiempo. Si una intuición empírica (representación de un objeto) no es percibida dentro del marco espacio-temporal, no es propiamente una intuición, ya que éstas se ordenan según unas coordenadas espacio-tiempo que pone nuestra mente y que no son otra cosa que intuiciones puras. Porque son intuiciones son siempre las mismas, sin contenido alguno, y sin independientes de lo que percibimos empíricamente. Por eso Kant los llama intuiciones puras o formas a priori de la sensibilidad. El espacio y el tiempo son las condiciones para poder percibir y a la unión de las intuiciones empíricas y las intuiciones puras Kant las llama fenómeno.

Analítica trascendental

El conocimiento se obtiene a través de conceptos y estos solo son posibles en el entendimiento, que es la facultad que nos permite elaborar juicios uniendo conceptos. La función del entendimiento es introducir bajo conceptos los fenómenos aportados por la sensibilidad. Estos conceptos pueden ser de dos tipos:

  • Conceptos empíricos: se aplican a la sensación. Son a posteriori, surgen cuando se intuyen objetos sensibles, por ejemplo, concepto de mesa, nube, etc.
  • Conceptos puros o categorías: son a priori y constituyen la forma, la condición bajo las cuales pensamos y conocemos los objetos.

Para elaborar el juicio el jarrón se ha caído de la mesa y se ha roto necesitamos los conceptos empíricos de jarrón, mesa y romperse, pero en este juicio interviene un concepto puro que es el de causalidad, siendo éste una condición necesaria para que yo pueda tener experiencias sobre el mundo.

Otra categoría importante es la de sustancia, que hace referencia a los fenómenos que permanecen en el tiempo. Kant defendió que si los fenómenos no fuesen en alguna medida permanentes (sustancias), sería imposible el conocimiento.

Debido a la categoría de causalidad y sustancia y a la de acción recíproca son posibles los juicios sintéticos a priori en la física o ciencias que estudia la naturaleza, y dichos juicios hacen referencia al mundo fenoménico (de la experiencia) y son a priori porque están sustentados por las categorías descritas, que son universales y necesarias.

La Analítica trascendental determina que las categorías se pueden aplicar exclusivamente a los fenómenos dados por la sensibilidad, por lo tanto, solo podemos conocer lo que aparece ante mí, los fenómenos. Si los objetos son para mí en la medida en que son intuidos y luego categorizados por mi mente, es lógico suponer que cómo sea el objeto en sí mismo no podemos percibirlo ni, en consecuencia, conceptualizarlo. De ahí la distinción entre fenómeno, lo que aparece en mi mente, frente a noúmeno, la cosa en sí que no puede ser intuida. De esta manera no puedo conocer el alma, pero sí puedo pensar sobre ella.

Aplicar las categorías a aquello de lo que no tengo intuición empírica supone un uso ilegítimo de estas, que únicamente se legitiman cuando se utilizan con fenómenos que pueden ser intuidos empíricamente. En definitiva, el noúmeno delimita lo que puede ser conocido científicamente frente a lo que solo puede ser pensado.

Dialéctica trascendental

La razón realiza una unificación suprema de todo el conocimiento reduciendo todos sus contenidos a unos principios o ideas trascendentales o incondicionadas. Los principios a los que hace referencia son las ideas trascendentales de alma, mundo en su totalidad y Dios.

Hasta ahora el conocimiento ha estado condicionado por el elemento empírico; si no tenía intuición empírica ni fenómeno ni conceptos, no era posible obtener conocimiento de la naturaleza. Kant denomina a las ideas conceptos puros de la razón, porque no cumplen la condición establecida y, por lo tanto, no podemos intuirlas empíricamente ni tenemos experiencia de ellas.

Kant explica cómo las ideas trascendentales unifican todos los fenómenos:

  • La idea del alma unifica los fenómenos de la experiencia interna.
  • La idea del mundo unifica los fenómenos de la experiencia externa.
  • Ambas se unifican en la idea de Dios.

A través de ellas podemos pensar los fenómenos en su totalidad pero no conocerlos. Y este ha sido el error de la metafísica dogmática, intentar aplicar las categorías ilegítimamente a las ideas trascendentales, lo que ha generado que la razón incurra en una serie de contradicciones y errores. Por tal motivo la crítica kantiana se divide en tres partes:

  • La psicología racional estudiaba la idea del alma. Al aplicar las categorías a la idea de alma originamos paralogismos, es decir, razonamientos lógicamente engañosos que nos inducen a creer en la existencia de un alma como sustancia simple.
  • La cosmología se ocupaba de la idea de mundo en su totalidad. Al aplicar las categorías a la idea de mundo incurrimos en antinomias, es decir, en contradicciones que se manifiestan cuando se argumenta con validez, por ejemplo, que el mundo tiene un origen en el tiempo y se puede defender con la misma validez lo contrario.
  • La teología racional analizaba la idea de Dios. Kant llama ideal de la razón pura a la pretensión de conocer científicamente la idea de Dios. Por otro lado, al analizar los argumentos sobre la existencia de Dios (ontológico, cosmológico y teológico) concluye que ninguno de ellos es válido.

De la Dialéctica trascendental de Kant podemos extraer dos conclusiones:

  • Si todo el conocimiento científico depende de la sensibilidad y la experiencia, es evidente que la metafísica no puede ser ciencia y es imposible formular juicios sintéticos a priori sobre sus objetos.
  • Las ideas de la razón pura deben ser tomadas como principios regulativos, de esta manera se establecen unos límites:
    • Negativamente, las ideas nos indican que no se pueden aplicar las categorías a los noúmenos.
    • Positivamente, nos impulsan a ampliar el campo de la investigación. Aunque no podamos conocer el mundo, ni el alma ni a Dios debemos actuar como si pudiésemos; de esta manera se convierten en ideales que impiden que el ser humano deje de investigar.

Teoría ética: ¿Qué debo hacer?

Los principios éticos deben proceder de la propia razón y ser a priori, universales y necesarios. Un principio moral como no se debe mentir es verdadero y a priori, independientemente de que los hombres mientan o no. Al buscar estos principios fundamentales Kant analiza las teorías éticas anteriores.

Las éticas materiales

Las éticas materiales son aquellas que tienen un contenido concreto. Aconsejan sobre cómo actuar. Sus imperativos son hipotéticos, y representan los medios para conseguir un fin.

Los imperativos hipotéticos son empíricos y a posteriori. Por eso sus preceptos son máximas, es decir, principios de acción subjetivos que se aplican a una situación particular. Como sus principios no vienen dictados desde dentro de la razón las denomina heterónomas. Por lo tanto, no pueden dar lugar a auténticos principios morales porque se guían por inclinaciones, como el hombre que decide actuar correctamente y no mentir porque ello dañaría su reputación o para que lo halaguen por su sinceridad.

La ética formal

La auténtica moralidad debe establecer sus principios desde la propia razón. Tiene que ser formal, carente de un contenido concreto, porque si debe ser a priori, universal y necesaria no puede establecer sus principios con referencia a la experiencia. La moral formal establece un marco de actuación racional que cada hombre debe aplicar siguiendo la ley moral, el imperativo categórico. Sus preceptos no son máximas sino leyes, es decir, principios objetivos y universales.

El imperativo categórico

El imperativo categórico no busca ningún fin, es una guía de la voluntad para que cualquier máxima se convierta en una acción legisladora universal. Es universalmente válido y debe seguirse aunque vaya en contra de nuestras inclinaciones, ya que está dictado por la razón. Por eso la ética formal es definida por Kant como autónoma, en tanto que la autonomía de la voluntad es el principio supremo de la moralidad.

El significado esencial del imperativo categórico es que tus decisiones morales particulares sean de tal modo que se puedan universalizar. Las formulaciones del imperativo categórico son las siguientes:

  • “Obra solo de acuerdo con la máxima por la cual puedas querer al mismo tiempo que se convierta en ley universal”.
  • “Obra como si la máxima de tu acción debiera convertirse por tu voluntad en ley universal de la naturaleza”.
  • “Obra de tal modo que uses la humanidad, tanto en tu propia persona como en la persona de cualquier otro, siempre a la vez como un fin, nunca simplemente como un medio”.
  • “Obra como si por medio de tus máximas fueras siempre un miembro legislador en un reino universal de los fines”.
El deber y la buena voluntad

El deber es la necesidad de una acción por respeto a la ley. Hace referencia a un acto moral que excluye cualquier tipo de inclinación, el puro respeto a la ley, es decir, al imperativo categórico, es el fundamento de la voluntad. Las acciones pueden ser:

  • Contrarias al deber (inmoral e ilegal): el comerciante que engaña a sus clientes con el peso de la mercancía para obtener más beneficio.
  • Conforme al deber (legal pero no moral): el comerciante ofrece el mejor servicio posible pero lo hace para obtener más beneficio y aumentar su clientela.
  • Por deber (es la única acción moral): el comerciante ofrece el mejor servicio posible porque su razón le dicta que es su obligación sin esperar nada a cambio.

Los actos realizados por deber se corresponden con una voluntad buena. Cuando una voluntad es absolutamente buena alcanza la santidad. Una voluntad santa es aquella que obra siempre siguiendo el imperativo categórico y su acción ser ejecutada como ley universal. El problema es que actuar por deber no conduce a la felicidad. En la ética kantiana no coinciden la virtud y la felicidad. A este desencuentro Kant lo llama antinomia de la razón práctica. Debido a esta antinomia no es posible alcanzar el bien supremo en el mundo fenoménico, pero sí en el nouménico.

¿Qué me cabe esperar? Postulados de la razón práctica

Los postulados son proposiciones teóricas no demostrables que surgen de la necesidad de la ley moral.

Es necesario postular, esto es, admitir sin necesidad de demostración la existencia de la libertad para que se pueda hablar de acción moral. Si no existe la libertad, tampoco la responsabilidad de la acción moral, porque todos los actos estarían determinados.

Como ningún ser racional es capaz de actuar siempre de acuerdo con el imperativo categórico durante su existencia en el mundo sensible, hay que postular la inmortalidad del alma para que haya una progresión moral hasta el infinito.

La inmortalidad del alma y la naturaleza del bien supremo que la voluntad se impone requieren la existencia de un ser supremo que garantice que el hombre tenga un alma inmortal y que pueda ser simultáneamente virtuoso y feliz. Por eso hay que postular la existencia de Dios.

La finalidad de la moralidad no puede buscar la felicidad, por eso debemos actuar para hacernos dignos de ser felices.


KARL MARX (1818 – 1883)

Contexto Histórico

A principios del siglo XIX, en toda Europa se estaba produciendo importantes cambios políticos, sociales y económicos, que podríamos resumir en el desmantelamiento del Antiguo Régimen, caracterizado por un sistema feudal y una sociedad estamental. La nueva sociedad capitalista estará organizada en clases y el sistema democrático censitario se implantará en el continente.

En esta época surgen además los nacionalismos, alentados por la idea de formar estados con una lengua y cultura común. Los problemas surgen cuando dentro de un Estado conviven varias naciones, con sus peculiaridades culturales y lingüísticas como sucedía, por ejemplo, en Alemania.

Junto con el auge de los nacionalismos, el otro gran movimiento político será el desarrollo de las revoluciones liberales, que extenderán el sufragio censitario y la libertad de prensa, revoluciones que estarán inspiradas en  la independencia de Estados Unidos y la Revolución Francesa. El liberalismo tendrá dos vertientes:

Liberalismo económico: que surge al amparo de las teorías de Adam Smith y David Ricardo, basadas en la libertad de comercio y en la no intervención del Estado en asuntos económicos.

Liberalismo político: que surge a raíz de las teorías de Locke y Montesquieu, basadas en la soberanía popular y la separación de poderes.

Estas revoluciones culminarán en la gran Revolución de 1848, que fue consecuencia del enorme malestar que surgió entre algunos sectores de la población como consecuencia del triunfo del capitalismo. Los trabajadores fabriles (que trabajan en las fábricas) vivían en condiciones miserables, los artesanos habían empeorado sus ganancias y el campesinado sufría como consecuencia de la revolución agrícola (los campesinos trabajaban en sus casas con las materias primas que los llevaban los mercaderes para luego recogerlas y venderlas), que unido a malas cosechas entre 1845 y 1847 dio lugar a motines. El resultado de estas revoluciones fue el triunfo político de la burguesía en Europa, aunque el feudalismo sobrevivió en Rusia.

La sociedad había quedado polarizada en dos grupos: los que poseían los medios de producción – aristocracia y burguesía – y los que únicamente poseían su fuerza de trabajo y la vendían en el mercado – el proletariado –

En cuanto a la economía, Gran Bretaña pasó a liderar el mercado global. Y allíse facilitó, mediante reformas políticas, la Revolución Industrial, alimentada por la expansión colonial. Todo ello dio lugar a la aparición de las fábricas, caracterizadas  por una masiva mecanización y una creciente especialización y división de las tareas. El desarrollo del ferrocarril permitió expandir los mercados.

Hubo también un fuerte progreso científico y tecnológico que genera el positivismo, que afirma la capacidad de la ciencia para resolver cualquier problema. Las aportaciones de Darwin en el campo de la genética y de la teoría evolucionista harán un fuerte impacto también en el campo del pensamiento, y por ende, de la filosofía, que imita los métodos de la ciencia. Otra filosofía surgida es el utilitarismo, que busca el bienestar de la mayoría, el marxismo, que aspira a cambiar la sociedad, o el propio Nietzsche, que quiere crear un mundo de “superhombres”.

En el campo de la cultura destaca el Romanticismo, que exalta los sentimientos por encima de la racionalidad y la rigidez aristocrática.


El idealismo de Hegel y el materialismo dialéctico de Marx  Se llama idealismo a aquella corriente filosófica que da prioridad a los aspectos espirituales o inmateriales de la realidad. Desde finales del siglo XVIII surgió en Alemania el Idealismo Absoluto, que fue un paso más allá que Kant al afirmar que el sujeto no solo organiza la realidad, sino que la crea. Para los idealistas son las ideas las que hacen avanzar la historia frente a otros condicionantes, por ejemplo, materiales. Marx afirma que no son las ideas las que determinan cómo es la realidad, sino la actividad material – económica – la que condiciona el pensamiento. O lo que es lo mismo, la infraestructura económica condiciona la superestructura ideológica.

 Marx, que en su juventud había tenido relación con la izquierda hegeliana, se volverá muy crítico con la filosofía de Hegel en la madurez. La conclusión de Hegel, al afirmar que todos los fenómenos de la realidad son solo expresiones del pensamiento, era que todo lo racional es real y todo lo real es racional. Esto es, que  toda la realidad social, política o económica está estructurada racionalmente, por lo que parecían estarse justificando la formas del Estado y la organización social de su época como el único orden posible de la realidad. Ahora bien, Marx consideraba totalmente injusta e irracional esa realidad social, en plena expansión del capitalismo y concluyó que el idealismo era solo un instrumento ideológico al servicio de la burguesía, cuyo interés era justificar la explotación.

Pero Marx será crítico con la izquierda hegeliana, con la que había simpatizado inicialmente. El resultado de esta crítica está recogido en las Tesis sobre Feuerbach, en las que Marx afirma que no es suficiente con denunciarla alienación religiosa para superarla, sino que es preciso modificar las condiciones de vida que hacen que surja.

No obstante, Marx conservará de la filosofía hegeliana la idea de que la realidad es dialéctica, es decir, que no puede concebirse como un conjunto de objetos, sino como un conjunto de procesos. Hegel concebía el desarrollo de la historia en tres fases: tesis (afirmación), antítesis (negación) y síntesis (superación). Marx aplicará este mismo método para analizar el avance de la historia a partir del enfrentamiento entre clases sociales o modos de producción. Las contradicciones que le interesan a Marx no son conceptuales, sino las de la lucha de clases a través de la historia.

Otra idea que Marx toma de Hegel es la de que el hombre se realiza a través del trabajo; claro que Hegel entendía el trabajo como algo espiritual y Marx, en cambio, lo hace como algo material.La ciencia marxista de la historia quiere ser una ciencia de la realidad social a la manera de las ciencias naturales, recogiendo el lado activo del ser humano. Gracias al trabajo el hombre produce sus medios de vida y transforma la realidad

El materialismo histórico de Marx Sus dos grandes obras fueron Manifiesto del Partido Comunista y El Capital.

La historia se desarrolla de forma dialéctica sobre contradicciones y síntesis (reconciliación de los opuestos), tanto en el idealismo de Hegel como en el materialismo de Marx. Así, en ambos planteamientos entendemos la dialéctica tanto como el método que emplean estos autores para analizar la realidad como la expresión misma del dinamismo de esa realidad. En el planteamiento de Marx la sociedad cambia dialécticamente por la lucha entre las clases sociales siguiendo las leyes dialécticas. La evolución de estas luchas es consecuencia, a su vez, de las fuerzas económicas y las relaciones de producción.  Hegel y Marx llegan a la conclusión de que la realidad es esencialmente contradictoria. Todos los fenómenos de la misma son el resultado de la lucha de elementos contrarios, que al reconciliarse dan lugar a una evolución, un progreso gradual y continuo. Hegel afirmaba que al final de la historia se produciría la superación de todas las contradicciones y se llegaría a una reconciliación de la realidad consigo misma en el Espíritu Absoluto. En el sistema que propone Marx se produce una reconciliación final con el triunfo de la sociedad comunista. Marx llegó a la conclusión de que solo si se actúa, la filosofía puede llegar a una verdad, es decir, solo a través del uso de la praxis, la lucha por la emancipación, permitirá encontrar nuevas verdades. El filósofo, antes contemplador del mundo a través de la filosofía, debe ponerla ahora en práctica en el curso de la vida humana.

Marx aplicó el método dialéctico tanto a la historia como al ser humano. El hombre se realiza a través del trabajo: él es la tesis que se afirma frente a la naturaleza, que constituye su antítesis, Mediante el trabajo se supera esta contradicción, ya que el ser humano transforma y humaniza la naturaleza, haciéndola suya. Así, la historia es concebida como el desarrollo de los distintos modos de producción que se van sucediendo, siendo el motor de este cambio las luchas de clases. El paso de un modo de producción a otro se produce a través de la praxis y comprensión del  proceso dialéctico de la siguiente manera:

Cada forma de producción conlleva escisiones internas debidas a la existencia de intereses opuestos en su seno, debido a que las distintas clases sociales tienen intereses contrarios. Esta fase se corresponde con la tesis.

Estas contradicciones dan lugar a una revolución, correspondiéndose con la fase de antítesis.

La revolución produce una nueva forma social con distintas relaciones entre clases, entre las que se producirán más adelante nuevas contradicciones. Es la fase de la síntesis.

 Cada sociedad está demás estructurada conforme a un determinado modo de producción. En la base de la sociedad se encuentra la infraestrutura económica, que a su vez está compuesta por las fuerzas productivas y las relaciones de producción. Por fuerzas productivas entiende Marx las materias primas a partir de las que se esperaobtener un producto determinado, la actividad del trabajador y los medios para realizar el trabajo (útiles, herramientas, máquinas, etc.), que son necesarios para obtener los productos deseados. Los seres humanos tienen entre sí determinadas relaciones de producción en función de si son propietarios o no de los medios de producción. Marx concluye que aquellos que poseen los medios de producción viven del trabajo de los no propietarios dando lugar a una relación de explotación típica de las sociedades clasistas: la sociedad esclavista, la feudal y la capitalista.

A medida que las fuerzas productivas se van  desarrollando, terminan por entrar en contradicción con las relaciones de producción existentes, convirtiéndose estas en una traba, lo que provoca una revolución, y se acaban  sustituyendo las viejas relaciones de producción por otras nuevas. Estas contradicciones constituyen el motor de la historia.

Sobre esta base económica se monta la estructura ideológica o superestructura, en la que a su vez se pueden distinguir dos niveles. Por un lado, la superestructura jurídico-política, es decir, el Estado, formado por el conjunto de instituciones y normas que regulan el funcionamiento de la sociedad. Es un instrumento de dominio que emplean las clases poderosas sobre los dominados a fin de mantener sus intereses de clases. Por otro lado, la estructura ideológica se refiere a las ideas, costumbres, representaciones y comportamientos propios de una sociedad; en definitiva, la cultura, la religión, el arte, la filosofía, etc. Recordar que en Marx el término ideología es usado con el significado peyorativo de falsa conciencia, que justifica la legitimidad del modo de producción del que deriva y cuya realidad social enmascara, todo ello para conseguir conservar interesadamente su estado de cosas de acuerdo con ese momento de la historia. La superestructura jurídico-política e ideológica está condicionada por la estructura económica.

Marx se pregunta cómo se había llegado a esa situación y concluye  que la infraestructura económica determina las superestructuras, compuestas por la ideología de las clases dominantes, manifestada en la cultura. Una ideología que era de unos pocos pero que servía para toda la sociedad. Además Marx rechazó rotundamente la religión, afirmando que era el opio del pueblo, ya que paralizaba la acción, la praxis.

Antropología marxista (dentro del materialismo histórico) Marx afirmó que el pensamiento no debía limitarse a interpretar y conocer el mundo, sino que también debía aspirar a cambiarlo.Observaba expectante cómo el trabajador era esclavizado en las fábricas bajo condiciones infrahumanas y un sueldo pésimo por los empresarios burgueses, que acumulaban riquezas gracias al esfuerzo de su trabajo.Además hizo una comparación de estas condiciones de trabajo con la obra artesanal. Mientras que el artesano se recreaba en su trabajo, contemplándolo y mejorándolo, el obrero no puede contemplar la obra que ha hecho, y su esfuerzo no se ve recompensado con un sueldo justo ni con un descanso y condiciones de vida apropiadas. El trabajador, enajenado, se encuentra fuera de sí en su trabajo, está alineado. El trabajador se ha vendido por la necesidad económica, como una mercancía a manos del capital, y es más pobre cuanta más riqueza produce. Esta era una situación antinatural creada por el hombre, y al ser creada por hombre, dice Marx, también puede ser desecha por él. Por eso propone que el obrero debe recuperar su dignidad con una revolución social.

Por otro lado, la riqueza en el sistema de producción capitalista se basaba en la acumulación de mercancía. Cuanta más mercancía se produce, más riqueza acumula, por eso hace trabajar más al obrero por el mismo salario. Este margen de beneficio obtenido es la plusvalía, generada por la fuerza de trabajo, y es, en resumen, el resultado del capital producido por el trabajador menos el capital consumido. Marx pensaba que el trabajador tenía derecho a recibir como salario lo que valiese el producto entero, ya que la máquina empleada también pertenecía a los trabajadores que la habían fabricado. Pero la realidad era que el empresario, al quedarse con el producto entero, se adueñaba de la plusvalía, de todo el beneficio. Más tarde se introdujo el sistema fabril (trabajo en las fábicas) y la compra al por mayor. Este abastecimiento masivo produce un bajón inicial en los beneficios, pero un incremento posterior que, si se quería seguir el ritmo de producción, debía ser invertido en una mejora constante de las máquinas. La relación entre el trabajador y la máquina iba siendo cada vez más favorable a la máquina, se trataba de un suicidio del trabajador, ya que era él quien construía esas máquinas. El trabajo de unos venía a sustituir el trabajo de otros, cada uno cuida por sus propios intereses, para sobrevivir. Por eso Marx concluye que mientras existiese esa lucha por el mercado y la meta fuese conseguir más capital, los trabajadores no dejarían de hacerse daño a ellos mismos, y propone un nuevo objetivo, que era producir para cubrir las necesidades de todos los trabajadores, no para ganar más capital. De esta forma continuaba el progreso tecnológico a favor del trabajador. Marx reclamaba esta transformación radical de la sociedad por el bien del obrero. El problema estaba en que los medios de producción no eran del trabajador, sino propiedad privada. Propuso entonces como solución que estos medios de producción pasasen a ser propiedad de la sociedad, ya que ella misma los había producido. Para realizar este cambio los trabajadores unidos debían vencer, según las estimaciones de Marx violentamente, a los propietarios de las fábricas. La forma de vivir de los obreros, siempre pendientes de la obtención de capital, generaría en sí mismo un mundo violento, irracional, pues producían cada vez más cosas para un disfrute cada vez menor.


Esta lucha empresarial por producir más a menos precio acabará produciendo un exceso de mercancías. Al principio se intentaría resolver mediante una ampliación de mercado provisional, que terminará también con exceso de mercancías. Las empresas dejan de poder vender sus productos, y no pueden mejorar su producción, por lo que serán desalojadas del sistema. Así, los obreros se quedan sin trabajo, en el paro, y no tienen capital para consumir, por lo que hay menos ganancias para los empresarios, y se ven incapaces de reinvertir en máquinas y terminan cerrando la fábrica. Se vuelve un proceso cíclico: cuantos más hombres hay en paro, menos mercado habrá, y los productos perderán valor hasta tal punto que costará más almacenarlos, y finalmente son destruidos. La abundancia se transforma en hambre. Marx preveía como solución para esta forma de producir capitalista el hambre y la guerra, invirtiendo todos estos productos en el aparato militar.

El gran error del capitalismo era, precisamente, la necesidad de obtener capital mediante la venta de los productos. Si hubiese una buena relación entre los trabajadores, los que realizan las máquinas se las venderían a las fábricas, y éstas no venderían sus productos, sino que se los entregarían a cambio. No habría superproducción, porque no habría mercado, y la abundancia de la sociedad sería compartida por todos. A esta forma de producción, concebida de una manera bastante utópica Marx la llama la propia de los productores asociados.

La lucha de clases (dentro del materialismo histórico)Si todas las previsiones de Marx eran correctas, la única salida de los trabajadores era la lucha por eliminar la propiedad privada de los medios de producción, para después que el Estado resuelva las necesidades de toda la población mundial. La crisis social termina convirtiéndose en una crisis política, a modo de huelgas, para paralizar el Estado burgués y hundir el mercado.

Esto requería una organización de todos los trabajadores. Los obreros debían tomar plena conciencia de que eran una misma clase con intereses comunes. La crisis les haría ver que todos eran iguales y debían luchar unidos por sus intereses, organizados en partidos. Hecho esto, Marx propone una estrategia: aprovechar al máximo las contradicciones internas de los propios capitalistas, como las divisiones internas, contra ellos mismos, es decir, debilitar al máximo la explotación a la que estaban sometidos los trabajadores por los empresarios.

Sin embargo, quedaba algo con lo que Marx no había contado: el nacionalismo. Los Estados habían estado durante siglos compitiendo entre ellos y había diferencias históricas que podían romper el estado proletario. Afirma entonces que si el obrero, sin procedencia, tuviese intereses internacionales y no nacionales, se cubrirían mejor las necesidades mundiales. El obrero nacionalista se convierte en obrero internacional.

Política – la ordenación política de la producción – El resultado inmediato de la Revolución socialista es la dictadura del proletariadoo del partido único de los proletarios. Por medio de la violencia y como resultado de la lucha de clases, el Partido Proletario tomaría todo el poder del Estado. La propiedad de los medios de producción pasaría a los trabajadores, y todas las formas de poder se disolverían.

Marx tenía la convicción de que la dictadura del proletariado debía destruir el Estado existente, no ponerlo a su servicio. La única organización política sería lo que resultase del trabajo de los obreros, coordinados por una serie de delegados revocables en todo momento y elegidos por una asamblea. Las empresas, impulsadas por el cooperativismo, se coordinarían para dirigir sus producciones respectivas según un apoyo mutuo. Sin embargo, viendo la necesidad, en algunos casos, de la presencia de un Estado, Marx diseñó la dictadura del proletariado con una aporía interna: el Estado debía funcionar en caso de una máxima necesidad organizativa, dada la complejidad de llegar a acuerdos entre las empresas de la industria. Sin embargo la estructura administrativa debía ser la misma: todos los cargos debían ser removibles, temporales, ya que los obreros debían tener derecho a optar a cualquier trabajo.

La idea de Marx era la de una democracia popular, donde las empresas eligiesen a sus representantes para dirigir las distintas ramas de producción, y a su vez cuerpos asamblearios que debatirían las relaciones entre estas ramas. En esta democracia no había unidad política ajena a esta unidad económica. Finalmente Marx propuso las comunas, ciudades con una finalidad productiva y con representación revocable.

A raíz de la revolución que pronostica Marx, pero pasando primero  por un periodo intermedio de dictadura del proletariado, se logrará la desaparición de las clases sociales y del Estado como poder político dominante. El capitalismo dejará paso al modo de producción socialista, superación de todas las injusticias y las formas de opresión. El modo de producción socialista se basa en la abolición de la propiedad privada y en la defensa de un régimen de propiedad colectiva. En esta nueva sociedad los individuos recuperarán su humanidad y los vínculos cooperativos de épocas pasadas, como fue el modo de producción del comunismo tribal primitivo.

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