Rousseau y la Crítica al Progreso Ilustrado: Un Contraste con Kant

El Optimismo Ilustrado de Kant

Kant, en el texto, se muestra como un entusiasta partidario de sacar a los hombres de la “minoría de edad” a través de la educación. El optimismo ilustrado de Kant refleja esa confianza generalizada de su época en el progreso que debía emprender la Humanidad hacia formas de vida más racionales y libres. No apreciamos tal confianza en un autor como Rousseau, al cual Kant tuvo muy en cuenta en otros aspectos de su filosofía.

Rousseau: Un Ilustrado Contradictorio

Rousseau pertenece a la época ilustrada, sin embargo, la relación que guarda con los autores y las ideas de la Ilustración es bastante contradictoria y conflictiva. Muchos lo consideran más un precursor de los ideales revolucionarios o un adelantado de la actitud romántica del siglo XIX. El primer punto de distanciamiento de Rousseau con el resto de los ilustrados es su crítica de la idea de progreso. La progresiva adquisición de cultura y civilización no ha llevado al hombre ni a la humanidad a una situación mejor, sino a un estado de progresiva corrupción. Ese empeoramiento de la humanidad no se debe a una maldad connatural al ser humano, sino que es resultado de una evolución histórica, de una situación social y política concreta que ha producido tales efectos negativos.

La Crítica a la Ciencia y las Artes

En una época como la suya, en la que autores como Diderot ensalzaban el papel positivo de la ciencia y de la filosofía como motores del progreso humano, cuando Rousseau analiza el efecto real de los sistemas científicos vigentes, no puede sino concluir que tenían más bien efectos negativos que positivos sobre la sociedad. Éste es el origen de su pesimismo, como ya reflejó en el Discurso sobre las artes y las letras. La tesis básica que mantiene Rousseau en esta obra es que la vida entregada a las artes y las ciencias no es sino la falsa libertad que los poderosos conceden a los hombres para que éstos no sientan lo que realmente son. Su propuesta alternativa: si los hombres comienzan a despreciar las artes y las ciencias, pronto empezarán a pensar en su esclavitud política, valorarán las virtudes democráticas y republicanas de los antiguos griegos y romanos y comenzarán a destruir la desigualdad humana sobre la que se basan y a fundar una verdadera igualdad entre los hombres.

La Desigualdad y el Estado Natural

La desigualdad es el tema principal de otro artículo de Rousseau. Aquí, sostiene que la democracia es el estado natural del hombre y define el tipo de vida al que los hombres tienen derecho por naturaleza, por ser hombres. Esto significa que la ley natural, que reconoce la igualdad moral y política de todos los hombres, impone la democracia. El problema a estudiar es cómo los seres humanos acaban reconociendo que unos manden y otros obedezcan.

El Hombre Natural vs. El Hombre Civilizado

Rousseau tiene que explicar la diferencia entre el “hombre natural” y el “hombre civilizado actual” por un mecanismo explicativo diferente al del instinto de conservación y al de la compasión. En la soledad del hombre natural, perdido en su bosque, la perfección que un hombre puede adquirir muere con él. Es preciso que se den otras circunstancias externas para que se consolide una perfección. Por este hecho el hombre saldría de su “estado de naturaleza” y comenzaría su historia. En realidad, el “estado de naturaleza” no ha existido nunca. Es una hipótesis teórica que utiliza Rousseau para analizar la evolución histórica de la Humanidad.

El Origen de la Desigualdad Social

Mientras los pueblos estaban en ese estado originario de ignorancia o inocencia, los hombres mantenían las virtudes y costumbres, lo que no impide admitir que junto a esa inocencia se daba también el vicio. Pero, con la aparición del desarrollo científico, se han instaurado todo tipo de vicios. Así, movidos por la aparición del concepto de propiedad privada, los hombres comenzaron a desarrollar la agricultura y la tecnología de los minerales. Aparece la división del trabajo y, con ella, empieza a multiplicarse la desigualdad social entre los hombres debido a la desigualdad técnica. La inseguridad de una vida polarizada entre los propietarios ricos y los pobres fue creciendo al compás de sus diferencias. Unos querían defender lo que tenían con la fuerza, otros querían tomarse lo que necesitaban también con violencia, así que cayeron en una lucha continua.

El Surgimiento del Estado

Es en este conflictivo contexto en el que surge el Estado. Para Rousseau, en lugar de fundarse sobre la igualdad natural, sobre el derecho natural a la vida y a la libertad, el Estado se fundó sin eliminar el derecho meramente convencional y arbitrario de la propiedad, que era la raíz última de la misma guerra y violencia que ahora se quería superar. Los hombres se sometieron a los poderosos para conservar la vida y sus bienes, entregando a cambio la igualdad y la libertad.

El Contrato Social

En El contrato social, Rousseau explica cómo debe fundarse un Estado que esté precisamente de acuerdo con el derecho natural. Este procedimiento es el del “contrato social”, fórmula mediante la cual los hombres, libremente, se asocian y entre todos se dan una ley a la que se someten, de tal manera que no entreguen ni su libertad ni su igualdad, sino a sí mismos. Esta nueva manera de concebir la fundación del Estado tuvo efectos revolucionarios sobre los Estados y las sociedades existentes, en especial sobre los modelos de poder absolutistas y aún casi feudales.

Libertad Natural vs. Libertad Civil

Con estas tesis, Rousseau está dando entrada a una serie de cuestiones muy importantes. De sus ambigüedades surgirán buena parte de los problemas políticos modernos. Cuestión que también Kant analizó a fondo: ¿cómo es posible que me dé libremente una ley y la obedezca de tal modo que no pierda nada de mi libertad? Si me doy una ley a la que tengo que obedecer en el futuro, más bien parece que libremente me estoy quitando la libertad. Rousseau distingue dos formas de libertad: la natural, que es la que disfruto antes de entrar en el contrato social y que no tiene otra regla que mi ambición, capricho o interés, y la libertad civil, que es la que obtengo del propio Estado fundado por mí a través del contrato social, y que tiene como regla la ley de ese mismo Estado.

Valoración: La Relevancia Actual de la Ilustración

Hablar hoy de Ilustración no supone ningún anacronismo. Al contrario, hoy más que nunca, se están repensando las consecuencias, tanto positivas como negativas, del proyecto ilustrado. Tal vez no compartamos ya esa confianza, para nosotros un tanto ingenua, en el progreso efectivo de la humanidad hacia formas de vida cada vez mejores; ¿cómo hacerlo después de dos guerras mundiales y de todos los horrores que la razón tecnocientífica ha provocado en su irracional avance…? Del mismo modo, las grandes ideas ilustradas, las de Humanidad y Razón sobre todo, han perdido su “mágico prestigio” en un mundo como el nuestro, en el que la irracionalidad y la insolidaridad se camuflan como auténticos motores de la conducta, aunque no aparezcan en los discursos oficiales, en nuestro lenguaje cotidiano, plagado, eso sí, de expresiones “políticamente correctas” como “todos los hombres son iguales” y otras por el estilo. Pero, por otro lado, al menos la actual referencia ética que supone la existencia de la Declaración Universal de los Derechos Humanos es una clara herencia ilustrada, como también lo son nuestros actuales sistemas democráticos, que, siendo imperfectos, constituyen sin embargo un marco de convivencia más humano que el de otras épocas históricas. Tal vez, la Ilustración sea más un horizonte al que nos vamos acercando sin llegar a abarcarlo nunca por completo, una referencia a tener en cuenta, un proceso siempre en construcción, e insatisfecho y autocrítico en su misma raíz. Tal vez, como ya advirtiera Kant, no es lo mismo una “época de ilustración” que una “época ilustrada”, y a la nuestra, como a la mayoría de las épocas históricas, le queden aún muchas tareas pendientes: las guerras, la injusticia, la pervivencia de la explotación, la extensión de la cultura y la igualdad de oportunidades a todos los hombres, etc.

La Crisis del Proyecto Ilustrado

Finalmente, cabe destacar que la denominada “crisis del proyecto ilustrado” ocupa en la actualidad a no pocos filósofos o intelectuales de la más diversa índole, los cuales se mueven entre la condena según el modelo de Rousseau (que podríamos expresar gráficamente con el título de la obra de Goya “El sueño de la razón produce monstruos”), o entre la defensa de sus valores. ¿Cómo no hacerlo con una mínima sensatez si aún la Ilustración es una aspiración y la mayoría de los hombres se perpetúan en una minoría de edad fomentada por videntes, futurólogos y banales medios de comunicación?

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