San Agustín de Hipona (354-430)
Agustín de Hipona nació en el norte de África, en Tagaste (en la provincia de Numidia, hoy Argelia) en el año 354. Su padre era pagano y su madre cristiana.
En su juventud se alejó de los ideales cristianos enseñados por su madre y aceptó las teorías maniqueas.
El maniqueísmo es el nombre que recibe una religión fundada por un sabio persa en el siglo III. Los maniqueos eran dualistas, creían que había una eterna lucha entre dos principios opuestos e irreductibles, el Bien y el Mal, asociados a la Luz y a las Tinieblas. En el ser humano, el espíritu, la luz, es de Dios, pero está prisionero en el cuerpo, tenebroso y demoníaco.
Hay que practicar un estricto ascetismo (renunciando a lo material – corporal -) para que la Luz atrapada – el alma – se libere. Agustín de Hipona, tras haber estudiado latín, gramática y retórica, viajó a Italia, y en Roma abrió una escuela de retórica y filosofía, y atravesó una etapa de escepticismo.
Comenzará a estudiar a los neoplatónicos, lo que le acercará a la filosofía neoplatónica. Más tarde conocerá a San Ambrosio, obispo de Milán, lo que propició una época de reflexión que terminará con su conversión al cristianismo.
Pasado el tiempo fue nombrado obispo de Hipona (de ahí su nombre, Hipona es una ciudad perteneciente también a la provincia de Numidia, de donde era su ciudad natal, colonia romana en el norte de África).
El problema del conocimiento de la verdad (Epistemología)
La filosofía busca la verdad que nos ayuda a practicar el bien y a alcanzar la felicidad.
Tras su paso por el:
- maniqueísmo
- escepticismo (la verdad no existe; si existiera no podríamos conocerla)
- neoplatonismo
acabó en el cristianismo.
La verdad se accede por la razón y la filosofía, o por la fe. Ambas vías se complementan:
- la fe purifica y orienta a la inteligencia;
- la inteligencia y razón profundizan en los misterios de la fe y los hace creíbles.
Contra los escépticos proclamó que es posible alcanzar certeza en el conocimiento de la verdad. Buscó una certeza libre de dudas: la halló en la convicción de la propia existencia que se manifiesta en el hecho de dudar, no podría dudar si no existiera.
Tampoco podemos dudar de la certeza de los principios del conocimiento (como el principio de no contradicción), ni de las verdades matemáticas o de los datos de los sentidos.
Distingue entre conocimiento:
- sensible (grado inferior, se produce en el alma por la acción de los cuerpos sobre los sentidos)
- racional, el nivel más elevado.
Este se presenta en dos tipos:
- Conocimiento racional inferior, llamado ciencia, cuyo objeto son las cosas sensibles materiales;
- conocimiento racional superior, que es la sabiduría y que tiene por objeto las verdades eternas y las ideas universales y necesarias que nos conducen a la contemplación y al conocimiento de Dios.
Las verdades eternas precisan de una iluminación divina, una intervención especial de Dios.
La verdad revelada solo se produce tras un proceso de interiorización – proceso de reflexión del alma se vuelve hacia sí misma en vez de centrar su atención en el mundo exterior -.
Reconoce que las ideas son inmutables y necesarias, y tienen su fundamento más allá de lo sensible (su realidad es trascendente).
Sitúa el fundamento y el lugar de las ideas en la mente divina, en Dios, realidad inmutable y verdad absoluta. Las ideas están en Dios como modelos de las realidades sensibles y mutables.
La teoría de la iluminación: el alma conoce las verdades inmutables por una iluminación divina.
El problema de Dios (Ontología/Metafísica: Teología)
Agustín no pretendió elaborar pruebas sistemáticas sobre la existencia de Dios, podemos encontrar diversos argumentos que tratan de probarla:
- El orden y la belleza del mundo dan fe de que no se han hecho a sí mismos.
- Las ideas y verdades que encontramos en nosotros mismos, en nuestra mente, no pueden provenir de nosotros mismos, solo pueden provenir de Dios.
Sobre la esencia divina, entiende que el concepto resulta insuficiente aplicado a Dios. Podemos atribuirle diversas perfecciones: Inmutabilidad, perfección pura, bien sumo, único…
Respecto a la creación sostuvo que Dios creó todo a partir de la nada, libremente.
Los modelos o ejemplos de lo creado preexisten en la mente divina:
Esta doctrina recibe el nombre de ejemplarismo.
El Creador tiene en su mente las ideas y no se distinguen de él mismo. Las ideas son la fuente del ser de las cosas y el fundamento de la certeza y de la ciencia.
El problema del mal y la libertad (Ética)
En qué consiste el mal:
Primero adoptó la solución maniquea: el mal tiene entidad, propia de todo lo material, es algo.
Posteriormente afirmó que el mal carece de entidad, no es algo: solo es defecto o privación de ser. Por eso Dios, que es el Ser y Bien supremos, no puede ser su origen.
Para responder distingue dos tipos de males:
- El mal físico, por el que el hombre sufre, es consecuencia del pecado original, y de los pecados particulares que cometen los hombres, este mal procede de la justicia divina.
- el mal moral, es el verdadero mal, que consiste en la actuación voluntaria del hombre contra la ley de Dios.
Este mal moral procede de la libertad humana y no es querido por Dios, lo que Dios quiere es el libre albedrío porque sin él no podía el hombre vivir rectamente, sin él el hombre no podría elegir el bien y amar a Dios, sin él no podríamos elegir y por tanto no podríamos ser alabados o reprendidos, castigados.
Agustín culpa del mal a la ignorancia. Para nuestro autor el motor de nuestras acciones es la voluntad libre que puede aceptar o rechazar la ley divina.
La ley divina está impresa en la creación, en el orden natural.
Quienes obran mal actúan voluntariamente contra el orden natural de las cosas y se convierten en desgraciados; quienes obran conforme al orden de la creación alcanzan la verdadera felicidad: contemplar y amar a Dios.