San Agustín y Santo Tomás de Aquino: Pilares del Pensamiento Cristiano

San Agustín: Verdad, Historia y las Dos Ciudades

Conocimiento de la Verdad

Agustín de Hipona orienta su filosofía a la búsqueda de la verdad trascendente. Influenciado por la tradición socrático-platónica, busca la verdad eterna, necesaria e inmutable, rechazando el conocimiento mutable que ofrecen los sentidos. El camino hacia la verdad no se encuentra en el mundo exterior, sino en el interior del ser humano, en el alma. La verdad suprema es Dios, y solo el alma, a través de la iluminación divina, puede descubrirla. Agustín rechaza la teoría de la reminiscencia platónica y la transmigración de las almas, enfatizando la vía de la interioridad como llamada hacia la verdad.

La Filosofía de la Historia

Agustín de Hipona realiza un estudio filosófico-teológico de la historia en su obra La ciudad de Dios, defendiendo al cristianismo de las acusaciones de ser el causante de la decadencia del Imperio romano. La obra se divide en dos partes:

  • Primera parte: Refutación de las acusaciones de los romanos contra el cristianismo.
  • Segunda parte: Presentación de la redención de Cristo como momento clave en la historia.

Según Agustín, la historia universal se divide en dos grandes épocas:

  1. Desde la aparición del ser humano hasta el advenimiento de Cristo.
  2. Desde Cristo hasta el fin de los tiempos, donde se cumplirá la redención y salvación de la humanidad.

Los acontecimientos históricos son guiados por la providencia divina. En el mundo luchan dos ciudades:

  • Ciudad celeste de Dios (Jerusalén, ciudad de los justos).
  • Ciudad terrestre (Babilonia, ciudad de pecadores y reprobados).

Una se origina por el amor y otra por el desprecio a Dios. Ambas ciudades conviven mezcladas en el mundo: la iglesia representa a la ciudad celeste y el Imperio romano a la terrestre. La tesis de Agustín es que Roma se derrumba por la mezquindad y los excesos del paganismo. Al final de los tiempos, habrá una separación entre las dos ciudades, con el triunfo de la ciudad de Dios. La ciudad de Dios es la primera obra de la filosofía occidental que trata el problema de la historia desde una concepción rectilínea del tiempo. Agustín fue el primero en determinar el tiempo como una sucesión de hechos irreversibles e irrepetibles, a diferencia de la concepción cíclica del tiempo griega. Esta concepción rectilínea proviene de la cultura hebrea y pasa al cristianismo, fundando la idea de un único sentido del tiempo y la noción de progreso en la historia.

Santo Tomás de Aquino: El Triunfo del Tomismo y la Armonía entre Razón y Fe

El Triunfo del Tomismo

El tomismo tuvo numerosos seguidores y defensores, como Egidio Romano (1247-1316), pero también enfrentó críticas de quienes se mantenían fieles a la interpretación aristotélica de Averroes, siendo Sigerio de Brabante su principal adversario. La filosofía tomista triunfó cuando decayó el agustinismo y se superaron las reticencias eclesiásticas hacia Aristóteles. A partir de 1278, la orden dominica defendió oficialmente a Tomás de Aquino, prohibiendo que se escribiera en su contra y declarando la doctrina tomista como norma de enseñanza. En los siglos XIV y XV, el tomismo se extendió, y a principios del siglo XVI floreció en Italia (Silvestre Ferrariense y Tomás de Vio) y España (Francisco de Vitoria y Melchor Cano). En el siglo XX, las tesis tomistas fueron retomadas por el neotomismo, con figuras como Jacques Maritain.

Relaciones entre Razón y Fe

La distinción entre razón y fe, que Tomás de Aquino adopta de su maestro Alberto Magno, es el fundamento del sistema tomista. Las diferencias entre razón y fe se establecen según sus orígenes, actos y objetos:

  • Origen: La razón se origina en la abstracción del entendimiento; la fe, en la revelación.
  • Acto: El acto de la razón es entender; el de la fe, creer.
  • Objeto: El objeto de la razón es la verdad natural; el de la fe, la verdad sobrenatural.

Razón y fe tienen campos delimitados, son autónomas y autosuficientes, pero existe entre ellas una armonía que impide la contradicción. Ambas se refieren a lo verdadero y no pueden oponerse. La razón es fuente de verdad por evidencia objetiva, y la fe, por iluminación divina. Las verdades de la razón no pueden ser incompatibles con las reveladas, ya que ambas derivan de Dios. Las aparentes contradicciones ocurren cuando la razón extrae conclusiones falsas de principios verdaderos. Además, razón y fe se ayudan mutuamente: la razón ilustra las verdades reveladas, mostrando su credibilidad y refutando argumentos en su contra; la fe ayuda a la razón como criterio extrínseco para identificar conclusiones falsas.

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