Santo Tomás de Aquino
Santo Tomás de Aquino, fallecido a los 48 años, fue autor de una obra con miles de páginas que abarcaba diversos temas que estudió, enseñó, reflexionó y escribió. Su obra, que obligaba a los hombres a mirar hacia Dios, unificó todos los saberes de la época, componiendo una síntesis elaborada y perfecta que extendió su pensamiento a lo largo de los siglos.
Averroísmo Latino
El averroísmo latino es la corriente de los filósofos cristianos de la Universidad de París que intentaron modernizar la teología cristiana con las enseñanzas aristotélicas de Averroes. Su mayor exponente, Sigerio de Brabante, enseñaba en la Universidad de París, provocando disputas con su obra y enseñanzas que fueron condenadas por el obispo de París y el Papa. Finalmente, fue condenado por herejía.
A partir del siglo XI, empezaron a circular distintas versiones de las obras de Aristóteles traducidas de las versiones en árabe por las universidades de la Europa cristiana. Si bien el averroísmo latino no fue completamente fiel al pensamiento de Averroes, algunas de sus afirmaciones también habrían sido criticadas por él. Esto queda claro en las siguientes tesis:
1º La Eternidad del Mundo
Esta tesis es contraria a la idea de creación. Según la física aristotélica, Dios es el primer motor que mueve el mundo sin que él se mueva o sea movido por otro (pero no es creador). Es la primera causa de las cosas, pero no primero en el tiempo. No conoce al mundo, su actividad es conocer, pero solo conociéndose a sí mismo.
2º La Inmortalidad del Alma
Esta tesis afirma que el alma de cada hombre no es inmortal, sino que es perecedera y corruptible. Nace con la vida humana y se extingue con la muerte. Solo es inmortal el entendimiento presente en todos. Esta tesis es peligrosa porque atenta contra el sentido cristiano de la salvación.
3º La Teoría de la Doble Verdad
Esta teoría dice que el alma es inmortal para la fe, siendo esto verdad por no haber contradicción con la afirmación de que el alma es mortal porque lo dice la filosofía, siendo «otra verdad». Para los defensores de esta doctrina, Averroes defendió que hay dos tipos de verdad y no hay contradicción siempre que tengamos afirmaciones contrarias. Se trata de una mala interpretación de la doctrina averroísta de los tres niveles de justificación de la verdad.
Estas tres doctrinas crearon debates teológicos, poniendo a parte de la jerarquía eclesiástica en contra del aristotelismo. El averroísmo se consideró herético, prohibiendo difundir estas ideas. Sin embargo, Santo Tomás va a contradecirlas.
Aristotelismo de Santo Tomás
En cuanto a las tres tesis del averroísmo latino, Santo Tomás pensaba lo siguiente:
- Eternidad del mundo: El sistema aristotélico dice que el mundo puede ser eterno y creado.
- Inmortalidad del alma: El hombre es materia y forma creada por Dios en el momento de la unión entre hombre y mujer. El alma es inmortal, dotada de dos facultades: voluntad y entendimiento. La doctrina del averroísmo latino es errónea, por lo que al no haber contradicciones, no hay que tener una teoría de doble verdad.
Fe y Razón
Santo Tomás hace una distinción entre filosofía y teología:
- Filosofía: Está junto a las ciencias humanas, ya que descansan en la razón. El filósofo utiliza la razón para llegar a conclusiones racionales.
- Teología: El teólogo parte de la autoridad que le da la fe y a partir de ahí construye una teología racional.
La idea es que la teología no es filosofía porque parte de las verdades reveladas. Hay cosas que solo pertenecen a la filosofía, como las verdades de la razón, y a la teología, como las verdades de fe. Hay problemas que se dan en los dos ámbitos, como que el mundo fue creado o que el alma es eterna, siendo temas en los que ambos tienen un discurso que parece contradictorio.
La solución es que solo hay una verdad, que es Dios al crear al hombre, pero no todos tienen el mismo tiempo e ingenio para llegar a la verdad.
Santo Tomás defenderá la autonomía de la razón como fuente de conocimiento y la imposibilidad de conflicto de la razón con la fe. Todo conflicto es el resultado de errores de la razón o de la interpretación de los contenidos de la fe. Quizás por esto, defenderá que es posible la colaboración de las dos verdades, porque es posible que el hombre crea y conozca la misma cosa a la vez.
Colaboración entre Razón y Fe
Santo Tomás piensa que ambas son fuentes de conocimientos autónomas e independientes. Por un lado, la razón presta una ayuda a la fe:
- La fe usa procedimientos de ordenación científica para convertirse en un sistema organizado de proposiciones.
- La fe usa armas dialécticas que le da la razón para enfrentarse a afirmaciones de los filósofos que contradicen la verdad.
- La razón aporta datos útiles y demostraciones que se pueden usar para aclarar los contenidos de la fe.
Y por otro lado, la fe sirve a la razón como norma o criterio de verdad, sería algo como criterio de calidad o instancia externa que nos ayuda a no cometer errores llegando a admitir cosas erróneas porque hemos llegado a ellos mediante conclusiones. Sería como decir que todo lo racional no tiene que ser verdad, solo aquello que además de racional es verdadero, y el criterio nos lo da la fe.
Las Cinco Vías
Santo Tomás no se fía del argumento ontológico, por lo que propone cinco argumentos para demostrar la existencia de Dios partiendo de la experiencia y no de una definición. El problema del argumento ontológico para Santo Tomás es la confusión que hace entre esencia y existencia. El argumento parte de la definición de Dios como ser más perfecto. Para evitar una contradicción, dice que esta esencia lleva a su existencia.
Santo Tomás tiene coherencia, por lo que no cree que de la existencia de Dios como ser se pueda demostrar otra cosa que su existencia pensada, no su existencia real. Para Aristóteles, potencia y acto se identifican con materia y forma, pero Santo Tomás incluye en esto a la esencia y la existencia, demostrando que entran en relación de potencia y acto. Él dice que la existencia es una potencia que se actualiza cuando el ser existe, aplicándose a todo ser, incluso a Dios, que es diferente al resto de seres dado que es acto puro sin potencialidad, mientras que los demás son contingentes. No basta con tener existencia, porque tienen que existir.
Para él, la existencia de Dios tiene que ser demostrada, siendo lo primero en el orden del ser y lo último en el del conocer, porque no es accesible a los sentidos. Y como el argumento ontológico solo nos permite demostrar su ser, necesitamos una prueba empírica, por lo que Santo Tomás intenta demostrar la existencia de Dios a partir de los sentidos.
1ª Vía: El Movimiento
Un ser en potencia adquiere en acto una perfección que antes no tenía, la tiene que recibir de otro ser que ya la haya recibido de otro anteriormente. Deberíamos llegar al primer ser, que es la causa originaria y absoluta de perfección. Así llegamos a Dios como primer motor del universo, por lo que tiene que haber una causa para todo.
2ª Vía: La Causalidad Eficiente
Hay un orden de causas eficientes y no es posible que una cosa sea causa de sí misma. Tenemos que admitir una causa eficiente primera a la que llamamos Dios.
3ª Vía: La Contingencia
Hay cosas que existen, pero podrían no existir. Tiene que haber algo que no pueda dejar de ser o que exista sí o sí, de lo que todo ha recibido la existencia, por lo que Dios es necesario. Si todo es contingente, significa que alguna vez no hubo nada, y entonces nada empezó a ser, pero es una contradicción, por lo que tiene que haber algo necesario.
4ª Vía: Los Grados de Perfección
En lo sensible, percibimos la existencia de grados de perfección. Existe en virtud de una causa de grado superior, solo se explica porque el más o menos incluye una relación a algo que en ese orden es lo máximo. Hay un ser (lo más verdadero) que es la causa de las perfecciones de los demás, Dios.
5ª Vía: El Orden de las Cosas
En el mundo hay un orden que no es azar, sino por una inteligencia superior (Dios) al mundo con leyes, dándole una finalidad. Y este ordena porque tiene un fin esencial. El fin es acto y la causalidad eficiente es actualidad, por lo que Dios es un acto puro.