Rousseau nacíó en Ginebra en 1712 y murió en 1778. Fue un escritor, artista y filósofo ilustrado cuyas reflexiones influyeron notablemente en la Revolución Francesa.
Antropología:
El filósofo parte de la construcción mental del idílico estado de naturaleza, con una sociedad desorganizada y sin estado en la que reina la bondad innata y todos los seres humanos son inocentes, libres, independientes y solitarios. Viven sin noción de futuro, solo preocupándose de sobrevivir y sus deseos van acordes con sus necesidades por lo que son sostenibles con el entorno y se satisfacen fácilmente. Son seres egoístas, en cuanto a que su única ambición es sobrevivir, pero están dotados de una compasión natural hacia el resto de seres. En este estado de naturaleza las diferencias entre unos y otros no son relevantes y no hay comparación entre seres.
Sin embargo, cuando los seres humanos empiezan a reproducirse a gran velocidad, se crea la sociedad primitiva en la que es necesario convivir utilizando un mismo lenguaje. Aquí es donde empiezan las comparativas y la competitividad entre los miembros de la sociedad. Con el descubrimiento de la metalurgia y la agricultura aumentan los bienes y la riqueza que caen en manos de unos pocos surgiendo así la propiedad privada. Esto provoca una gran desigualdad y una gran rivalidad ya que las personas poderosas con más dinero se mueven por egoísmo y pretenden conseguir más bienes mientras que las más pobres, movidas por la envidia, quieren alcanzar el mismo objetivo. Esta rivalidad crea un gran conflicto cuya solución aparente es un pacto en el que la mayoría pobre (el pueblo) da sus derechos naturales a la mayoría rica (el estado) para que ésta consiga una paz social (ya existente antes de que se creasen las desigualdades por culpa de su propio dinero). Rousseau ve este pacto como algo ilegítimo (ya que ambas partes no están en igualdad de condiciones) e injusto (ya que este pacto vela por los intereses del estado). El filósofo entiende que este pacto no es más que una injusticia consecuencia de la propiedad privada legitimada por el derecho y la coacción que el estado posee.
Llegados a este punto Rousseau afirma que el progreso científico y técnico no ha fomentado el progreso moral ya que no ha conseguido mejores personas ni las ha hecho más felices. Este progreso científico, por el contrario, ha ocasionado la corrupción del individuo ya que tiene su origen en vicios como la avaricia, el orgullo, y el deseo de dominar. Por todo esto, el filósofo, califica la sociedad moderna de algo artificial, hipócrita y desigual pero que es posible transformar a través de la educación y la creación de una nueva sociedad (esto vamos a llamarlo programa Rousseauniano, con una finalidad pedagógica).
Política:
Rousseau propone un nuevo pacto en el que las gentes tengan similar riqueza y por ello nada les pueda desviar de la recta razón. Cuando todos los ciudadanos sean iguales en bienes nadie podrá comprar a otros humanos abusando de su riqueza ni nadie se verá en la obligación de venderse por culpa de la pobreza. Este nuevo pacto no prohíbe la propiedad privada, sin embargo advierte de que es la causa del fracaso de una sociedad justa ya que amenaza tanto la igualdad como la libertad política.
En una sociedad basada en la propiedad privada las personas ricas se desviarían de la voluntad general y aprovecharían favorablemente la desigualdad de las leyes mientras que las personas más pobres, movidas por sus necesidades más primarias, aumentarían su envidia y se alejarían de la recta razón.
Según el nuevo pacto de Kant la sociedad se regía según el poder del pueblo soberano. Este poder sería absoluto, indivisible e irrepresentable y consistía en que cada ser particular renunciaba a sus derechos personales para someterse a la voluntad general, dada por la recta razón y en favor de toda la humanidad. Esta recta razón es la verdadera justicia y objetividad y defiende que toda norma debe basarse en la igualdad y la libertad (Rousseau va a estudiarla en el ámbito político). Así, el filósofo, compara la corrupta sociedad civilizada y el nuevo contrato social. Con la primera hay una minoría movida por el egoísmo que goza del poder político y tiene la ley a su favor mientras que la mayoría más empobrecida carece de poder político y vive en una esclavitud por tener que acatar las leyes que no están hechas en su favor (de esta manera, en esta sociedad, no se goza ni de igualdad ni de libertad). Mientras que en el nuevo contrato social todas las personas están sometidas a la voluntad general, todas participan en el poder (por lo que hay una igualdad) y todas deciden la voluntad general, por lo que la soberanía reside en el pueblo (libertad).
A la hora de aprobar las leyes, según este nuevo contrato social, éstas serían decididas por una asamblea del pueblo. Sin embargo, Rousseau se percata de que la voluntad general (movida por el bien común) puede ser confundida con la voluntad de la mayoría (que actúe según intereses egoístas). Así, el filósofo, descarta este procedimiento e incluye en la ecuación a un legislador. Esta persona se caracteriza por ser más sabia que el resto y por estar por encima de las pasiones. Así, el legislador, que siempre acierta en cuanto a la voluntad general, propone una ley justa que el pueblo (que a veces no reconoce esta voluntad) votará para poder permitir su realización. Ante la aceptación de la propuesta, ésta pasará directamente a ser ley mientras que si recibe una negativa el legislador debe intentar convencer de que es lo correcto mediante la razón y si no lo consigue así le está permitido apelar a Dios como forma de convencimiento.
La educación:
Para transformar la corrupta sociedad civilizada, Roussoe, propone un modelo de educación que se divide en dos etapas: La primera, hasta los quince años, en la que el niño debe evitar toda imposición externa y empieza a diferenciar por sí mismo y a través de la experiencia lo positivo y lo negativo; y la segunda etapa, desde los quince hasta la entrada en la vida adulta, cuando el preceptor empieza a instruir al alumno en actividades intelectuales y útiles.