Sócrates, San Agustín, Santo Tomás y Ockham: Filosofía, Fe y Razón

Sócrates

A menudo se confundía a Sócrates con los sofistas debido a su enfoque pedagógico. Sin embargo, a diferencia de ellos, Sócrates no cobraba por sus enseñanzas y buscaba la verdad a través del diálogo.

Ironía y Mayéutica

Sócrates empleaba el diálogo y el contacto directo con su interlocutor como método de indagación filosófica. Fue el último gran filósofo «de calle»; no escribió tratados y consideraba su labor pedagógica como una obligación religiosa y ciudadana. Su interlocución era una de sus características más distintivas. Se oponía al relativismo, que sostenía que los valores del bien y del mal no tienen un valor absoluto. Aunque Sócrates nunca formuló una teoría moral definida, también se oponía al escepticismo moral. Criticaba el relativismo, pero no proponía ninguna otra teoría en su lugar.

En sus debates, adoptaba una actitud irónica. En esta primera fase, dudaba de las afirmaciones de su interlocutor, pero no presentaba otras afirmaciones. Su famosa frase «Solo sé que no sé nada» refleja esta postura.

La segunda parte de su método es más creativa: la mayéutica (técnica para ayudar a dar a luz). Según Sócrates, todos poseemos la inteligencia necesaria para captar la verdad. Él acompañaba a su interlocutor en la búsqueda de la verdad mediante el diálogo y el intercambio de ideas. El conocimiento no es algo que se establece a priori, sino que es fruto del debate y la reflexión. Con esto, Sócrates se alejaba tanto del escepticismo como del dogmatismo de la autoridad. Prefirió morir antes que dejar de filosofar.

San Agustín

San Agustín intentó conciliar la religión cristiana con la filosofía griega.

Prioridad de la Fe sobre la Razón: La Doctrina de la Iluminación

La filosofía cristiana estudia la relación entre fe y razón. San Agustín creía que ambas debían combinarse para alcanzar la verdad. Se oponía a la separación entre razón y fe, que sustituía la inteligencia por la creencia. Su lema era «Cree para comprender, comprende para creer». La postura de San Agustín se puede resumir en los siguientes puntos:

  • a) La razón ayuda al ser humano a captar la fe.
  • b) Una vez alcanzada la fe, esta ayuda a la razón a comprender los misterios de la vida.
  • c) La razón ayuda a la fe a desarrollar sus contenidos, extrayendo las consecuencias de los principios de la fe.

Según San Agustín, la razón accede a los conocimientos mediante la fe, a través de un proceso que denominó iluminación. La razón no solo capta las cosas corpóreas mediante la sensación, sino que también juzga según criterios inmutables. Estos criterios no tienen su origen en el alma, pero se conocen porque están en la mente de Dios, y este está conectado con el alma.

Adecuación del Orden Político a la Fe

El ser humano tiene voluntad y es libre de elegir entre el bien y el mal. El amor impulsa al ser humano a buscar el fin supremo: Dios. No se deja llevar por deseos. En La Ciudad de Dios, San Agustín no separa la ética de la política. Las comunidades se distinguen por su sistema de valores:

  • a) Ciudad terrenal: Sus habitantes viven siguiendo los impulsos de la carne.
  • b) Ciudad de Dios: Sus habitantes viven según el espíritu.

El mundo es un escenario de conflicto entre la luz y las tinieblas, los demonios y los ángeles, la ciudad celestial y la terrenal. San Agustín creía que el bien vencería al mal. La ciudad terrenal no es el Estado, y la ciudad celestial no es la Iglesia; ambas están mezcladas en la sociedad. La Ciudad de Dios es el ideal, pero no se puede alcanzar plenamente en la tierra. Según San Agustín, la Iglesia predomina sobre el Estado y debe regirlo moralmente.

Santo Tomás

Santo Tomás intentó conciliar la fe cristiana con el pensamiento racional.

Relación entre Fe y Razón

Para Santo Tomás, la teología es la ciencia más importante. Parte de principios evidentes que no necesitan demostración, los cuales denomina artículos de la fe. Aunque recurre a la ayuda de filósofos, solo las Sagradas Escrituras otorgan argumentos definitivos. La razón está al servicio de la fe. Santo Tomás toma como punto de partida a Aristóteles, y cree que el conocimiento racional se origina en los sentidos. Sin embargo, la fe proporciona conocimientos que van más allá de los límites de los sentidos. La fe se basa en la revelación divina y perfecciona la razón, pero no la suprime. Aunque toma como referencia a Averroes, critica el averroísmo latino y la teoría de la doble verdad. Defiende que existe una única verdad, con un ámbito propio de la fe, otro de la razón y un tercero al que podemos acceder mediante ambas. La fe y la razón delimitan dos conjuntos con intersecciones, a las que llama preámbulos. Muchas verdades de la razón son accesibles desde la fe.

La fe corresponde a la teología, mientras que la razón corresponde a la filosofía. La teología tiene su origen en la revelación divina, mientras que la filosofía se basa en el conocimiento natural mediante la abstracción. En la filosofía, los principios son los axiomas de la razón, mientras que en la teología son los dogmas de la fe. La filosofía es racional, y la teología es racional en su deducción, pero sus razonamientos provienen de la revelación divina. Ambas disciplinas están relacionadas, pero la teología supera a la filosofía.

Guillermo de Ockham

Guillermo de Ockham abogaba por la separación entre el ámbito religioso y el político. Su principio metodológico, conocido como «la navaja de Ockham», establece que, entre dos explicaciones igualmente satisfactorias, la más simple es probablemente la correcta.

La Separación de la Fe y la Razón

Según Ockham, los límites de la razón son más estrechos y quedan fuera del alcance de la fe. La teología ya no se considera una ciencia, porque no puede demostrar sus principios; es un saber, pero no una ciencia en el sentido estricto. Esto no resta valor a la fe; de hecho, hay religiosos que buscan salvarla frente a la filosofía. Al alejarse, la teología busca apoyo en la revelación, mientras que la filosofía se centra en el estudio de la naturaleza y en la ciencia. Ockham, en cierto modo, anticipa el Renacimiento.

Para Ockham, no existen verdades comunes entre la razón y la fe. Los preámbulos de Santo Tomás son, para él, verdades exclusivas de la fe. Su mayor preocupación es la teología, que se explica a sí misma sin necesidad de la razón. La religión es solo cuestión de fe; la razón no puede aclararla. La razón debe ocuparse del mundo natural, mientras que la fe no tiene la capacidad de explicarlo.

Separación de la Religión y la Política

Ockham se vio envuelto en dos polémicas importantes:

  • a) La discusión entre los franciscanos y el Papa Juan XXII sobre la propiedad evangélica. Ockham sostenía que ni Cristo ni los apóstoles tuvieron propiedades, y criticaba al papado por su afán de poseerlas.
  • b) La disputa entre el emperador Luis de Baviera y el Papa Juan XXII, cuando este último reivindicó el derecho de la Santa Sede a designar al candidato imperial y gobernar el imperio.

Ockham defendía la separación de poderes entre el papado y el imperio. Argumentaba que la intromisión del Papa en asuntos materiales había llevado a la corrupción del clero. Los partidarios del Papa afirmaban que su poder provenía de Dios, pero Ockham lo negaba, señalando que el imperio había sido creado por los romanos antes de la llegada de Cristo. También sostenía que el Papa no debía tener todo el poder dentro de la Iglesia. En su opinión, el Papa Juan XXII no cumplía con el ideal cristiano.

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