Sólo existe un razonamiento evidente que supera el escepticismo más radical, si soy engañado por los sentidos, por la confusión entre el sueño y la vigilia… es porque pienso, y si pienso tengo que existir. Aún cuando un genio maligno me estuviera engañando sin cesar sería absolutamente indudable que yo tenga que existir y pensar para poder estar en el error. En esto no cabe engaño posible:
Pienso, luego existo
Este principio es superior a las matemáticas pues estas se presentan como ciertas Seguir leyendo “Epígrafe de Dios y filosofía” »