CONTRACTUALISMO POLÍTICO (Hobbes, LOCKE Y Rousseau)
Hobbes
En su obra Leviatán, o la materia, la forma y el poder de un Estado eclesiástico y civil (1651) exppone su teoría política más famosa, la del contrato social. La teoría política de Hobbes comporta un giro de la perspectiva tradicional: el poder no tiene un origen divino, sino que proviene de la voluntad de los hombres. Este replanteamiento político es consecuencia de una nueva concepción del hombre. Según Hobbes, los seres humanos son esencialmente iguales, y no han nacido predeterminados para llevar a cabo labores diferentes en función de aptitudes también diferentes. Lo cierto es que todos los hombres gozan de parecidas posibilidades, no en el sentido de que sean estrictamente iguales en capacidades (igual de fuertes, igual de inteligentes o igual de ágiles…), sino en el de que en conjunto todos tienen similares posibilidades de conseguir sus objetivos: el que está menos dotado de astucia consigue por la fuerza lo que otro alcanza con su inteligencia.
Esta igualdad, unida al natural egoísmo humano (todos buscan su propio bienestar y su provecho, aunque sea en detrimento de los demás), hará pensar a Hobbes que la vida sin una autoridad firme y temida sería un auténtico infierno, ya que todos se convertirían en un peligro para todos. La situación que se deriva de esto, juntamente con el deseo de vivir tranquilamente en paz y con seguridad, impulsará a los hombres a pactar. Veamos cual es este proceso.
··El estado de naturaleza.
Sería la situación anterior al pacto.
El hombre viviría en completa libertad e igualdad. No existirían las leyes ni la autoridad, por lo que todo el mundo tendría derecho a todo o, lo que es lo mismo, a nada, porque no habría forma de hacerse respetar. A causa del egoísmo y de la falta de limitaciones, el hombre se convertiría en un lobo para el mismo hombre (homo homini lupus), y el estado de naturaleza se transformaría en un estado de guerra generalizada y constante. Esta situación impediría cualquier avance o progreso humano: no existiría agricultura, ni industria, ni ciencia, ni cultura… Ahora bien, el instinto de autoconservación, juntamente con el deseo natural de seguridad, hará que los hombres busquen la manera de salir de esta situación de peligro constante.
··El pacto. La propia razón humana y el deseo de vivir en unas condiciones más propicias impulsaron a los hombres a renunciar a la libertad y a pactar una forma de vida más represiva pero más segura. Así, de manera voluntaria, los hombres pactan con tos otros hombres un contrato por medio del cual se traspasa todo el poder a un tercero, que se convertirá en el soberano al que todos se someterán a cambio de protección. El miedo a los demás hace que el hombre abandone el estado de naturaleza y se civilice.
··El Estado o Leviatán. Este pacto, que de manera interesada y voluntaria realizan todos los hombres, constituye el origen del Estado. Del contrato surge un soberano que acapara todo el poder. En realidad, el soberano no tiene que ser necesariamente un monarca personal (puede ser también una asamblea), pero su poder ha de ser absoluto. Ningún hombre, organización o institución alguna puede estar por encima de él o quitarle una parte de su poder, es decir, su poder es incuestionable. Sólo en el caso de que el soberano sea incapaz de cumplir la función para la cual le han sido dados todos los poderes
(mantener la seguridad), ios súbditos tendrán derecho a romper el pacto y derrocarle.
Locke:
El liberalismo político
La obra política de Locke, sobre todo su Ensayo sobre el gobierno civil. Para Locke, el origen y la legitimación del Estado también son fruto de un pacto entre los individuos que forman la sociedad.
De hecho, la convivencia en sociedad no se entiende si no hay un consentimiento por parte de sus miembros. Ahora bien, este contrato, mediante el cual se legitima el Estado, no comporta la renuncia a los derechos personales ni la justificación del absolutismo.
Con su teoría del contrato, Locke pretende precisamente justificar la legitimidad de derechos personales,. El Estado, desde una perspectiva liberal, se subordina a los intereses individuales.
··El estado de naturaleza. Para Locke, en este estado, además de disfrutar de libertad y de igualdad, los hombres poseen derechos naturales (se tienen par el simple hecho de pertenecer a la especie humana, aunque no se viva en sociedad): derecho a la subsistencia, derecho a la propiedad, a la salud, a la integridad… Ahora bien, tener derecho a todo esto no quiere decir que en la realidad todos estos derechos se respeten, y más si tenemos en cuenta que en el estado de naturaleza, no hay ninguna fuerza que tenga suficiente poder como para obligar a que se cumplan.
··El pacto. Con la intención de asegurar el cumplimiento de estos derechos, tos hombres libres pactan su incorporación a la sociedad y la creación de la autoridad. Según Locke, cuando tos hombres se deciden a constituir la sociedad, no renuncian a sus derechos trasnfiriéndolos al soberano: en realidad, lo que hacen es, precisamente, otorgar a los gobernantes el poder necesario para que los protejan.
··El Estado liberal. De este pacto, pues, surge el Estado, pero, al contrario de lo que sucedía según Hobbes. El poder del Estado no pasa a ser absoluto, sino representativo. En otras palabras, los gobernantes están al servicio de los individuos, ya que estos renuncian a parte de su libertad para que la autoridad proteja sus derecnos. En el caso de que el soberano no cumpla esta función el pueblo tiene derecho a la insurrección y a la anulación del pacto.
La diferencia más evidente entre el planteamiento político de Hobbes y el de Locke es que en el primero la teoría del contrato social sirve para legitimar el
absolutismo político, mientras que en el segundo el contractualismo es una defensa del liberalismo y un ataque frontal y explícito al autoritarismo real. Uno de los puntos clave para evitar el absolutismo real es, según Locke, la división de poderes. El poder no puede concentrarse en unas mismas manos, porque éste sería el camino más rápido para el abuso y la corrupción. Locke sostiene que en cualquier sistema político pueden distinguirse, y de hecho se han de distinguir, tres tipos de poder
··Legislativo: el Parlamento elabora las leyes.
··Ejecutivo: el monarca aplica las leyes y sanciona el incumplimiento de estés.
··Federativo: se establecen las alianzas y sus rupturas.
··
··Rousseau
··La critica de la ovilización
Una de las señas de identidad de los ilustrados es la fe en el progreso. Con ellos la historia dejara de ser concebida como el escenario de la salvación (tal como sucedía con el pensamiento cristiano medieval) para ser concebida como el escenario del desarrollo humano. Rousseau es el primer crítico destacado de esta Concepción de progreso. Frente a los ilustrados argumenta que las ciencias y las artes no han mejorado al hombre, sino que han ayudado a corromperlo, contribuyendo a crear sociedades artificiales en las que domina la desigualdad y todos los males que ésta trae consigo
El «estado de naturaleza}»
o El «estado de naturaleza» como hipótesis
Tras este ataque a las sociedades actuales, a las que acusa de instaurar la injusticia y crear seres humanos degradados, Rousseau intentará mostrar al hombre auténtico, al hombre no corrompido por la sociedad. Ello le lleva a diferenciar (como ya habían hecho antes que él Hobbes y Locke) entre estado civil y estado de naturaleza. El estado civil es la sociedad organizada con sus leyes convencionales y sus gobiernos. El estado de naturaleza es la situación en que se encontrarían los hombres antes, o al margen, de la creación de sociedades organizadas, en la que sus vidas estarían regidas por ciertas leyes o derechos naturales. Hecha esta distinción se trata de descubrir cómo es el hombre natural, el hombre que vive en estado de naturaleza, y de explicar cómo hemos podido llegar a la situación actual.
Ahora bien, no podemos observar a los hombres en «estado de naturaleza» porque tal estado ya no existe.