Problema cosmológico y génesis del mundo sensible
Platón solo dedicó un diálogo al problema de la cosmología, el Timeo. Parece ser que dos motivos llevaron a Platón a investigar este problema:
- Por un lado, el deseo de explicar las relaciones entre el mundo sensible y el mundo inteligible.
- Y por otro lado, el intento de eliminar el influjo de la concepción materialista y mecanicista de los atomistas.
La relación entre ambos mundos es aquí única: de imitación: El mundo de las Ideas es el paradigma del mundo sensible. Los elementos que intervienen en la formación del mundo sensible son:
- Un Artífice, llamado Demiurgo, que consiste en ordenar la materia caótica en el espacio.
- El modelo eterno: El mundo inteligible (causa final).
- Una masa material preexistente y caótica (causa material).
- Un espacio vacío también preexistente.
Las principales características a destacar en esta cosmología son:
- Concepción finalista: Platón considera que el fin es la causa principal que debe utilizarse para explicarlo todo.
- Optimismo naturalista: Este es el mejor y más bello de los mundos posibles.
- Notable esfuerzo de matematización, especialmente en lo referente al movimiento armónico del universo.
Objeto del conocimiento
Platón exige dos condiciones necesarias para que se dé verdadero conocimiento: la objetividad y la universalidad. Si el conocimiento es objetivo y universal se podrá garantizar un saber válido para todos los hombres. Platón llega a las siguientes conclusiones:
- Los objetos de la percepción sensible están en continua movilidad y cambio, por eso no podemos tener un conocimiento seguro y objetivo de ellos.
- El conocimiento universal y objetivo tiene que tomar como objeto lo estable y eterno, y esto son las Ideas.
Grados de conocimiento
Platón diferenció entre dos formas generales de conocimiento: el verdadero saber (Episteme) y la opinión (Doxa).
A nivel de la Doxa establece:
- La conjetura o imaginación (eikasía): Se limita al conocimiento de las simples apariencias sin penetrar en su sentido.
- La creencia (pistis): La comprensión ordenada de las cosas naturales y artificiales, que estudia la física.
Los dos últimos grados de conocimiento pertenecen al conocimiento científico o episteme y son:
- El pensamiento (dianoia) cuya finalidad son los números.
- La inteligencia (noesis): conocimiento dialéctico. Las matemáticas emplean un método discursivo descendente, se ayudan de imágenes visibles. La dialéctica emplea un método discursivo ascendente, no recurre a imágenes.
Procedimientos para conocer las Ideas
Son tres:
La reminiscencia: Conocer consiste en recordar. El alma, cuya existencia precede a su unión con el cuerpo, en el momento de su unión corporal olvida lo anterior, aunque al entrar en contacto con las cosas de este mundo recuerda las vistas con anterioridad. La teoría de la reminiscencia se presenta como:
- Una prueba de la inmortalidad del alma.
- Un procedimiento para conocer las Ideas, para recordar lo que nuestra alma ya vio en el mundo inteligible.
- Y por tanto, una teoría del aprendizaje.
La dialéctica: En los primeros diálogos se presenta como un juego de preguntas y respuestas, pero a partir de la República experimenta una transformación. La dialéctica consiste en ascender cognitivamente desde el mundo sensible al mundo inteligible,
una vez llegados a este mundo debemos seguir subiendo de idea en idea. El ascenso cognitivo es una elevación en el ser.
El amor: El amor (eros) es también un proceso ascendente, una especie de dialéctica emocional. Se trata de una ascensión desde las cosas hasta la idea suprema (la Belleza o el Bien).
El alma y el cuerpo
El dualismo que se vio antes a nivel ontológico (mundo sensible y mundo inteligible) y a nivel gnoseológico (Doxa-Episteme) se traduce ahora en el dualismo cuerpo y alma.
El cuerpo: Es engendrado, material… Pertenece al mundo sensible, es un alojamiento temporal para el alma. Platón tiene una concepción negativa del cuerpo humano.
El alma: Es inmaterial, eterna y perfecta. Tiende hacia el mundo de las Ideas.
La unión cuerpo-alma es accidental, pues ambos son de naturaleza distinta y heterogéneas; aunque se encuentran unidos en el mundo sensible, el alma tiende hacia el mundo inteligible y desea liberarse del cuerpo.
La inmortalidad y destino del alma
La inmortalidad es la característica propia del alma humana. En el Fedón señala varios argumentos para probar la inmortalidad del alma:
- La simplicidad.
- La reminiscencia, ya que si el alma posee el conocimiento de la Verdad y el Bien es porque ha contemplado ya las Ideas en una vida anterior.
- Semejanza con las ideas: si las Ideas son eternas, el alma es similar a ellas.
- Dominio del alma sobre el cuerpo, que implica que el alma no pertenece al mundo sensible.
- Por ser el alma principio de movimiento, ya que se mueve a sí misma y dirige el cuerpo. Para Platón lo que se mueve a sí mismo es inmortal.
El problema del destino del alma lo trata en:
- Mito del carro alado (caída y ascensión del alma).
- Mito de la República (suerte del alma tras la muerte del cuerpo).