La Crítica de Aristóteles a la Teoría de las Ideas
Aristóteles y Platón difieren en su explicación de la Realidad. Platón sostenía que la Realidad no se limita al mundo sensible. Aristóteles, por su parte, distinguió entre substancia y accidente. Según él, la Realidad constaría, por un lado, del mundo circundante y perceptible, y por otro, de las esencias universales. Los accidentes solo se perciben en los objetos concretos, que se corresponden con categorías como la cantidad, el tamaño o el color. Aristóteles defendió una suerte de Realismo frente al Idealismo de Platón.
Aristóteles desarrolló la teoría hilemórfica. Según esta teoría, antes que nada hay que determinar qué es el cambio. Para Aristóteles, todo proceso de cambio consta de tres partes: el ser actual, el ser cambiante y el no-ser relativo (el ser que puede llegar a ser). Los seres no solo son aquello que son ahora, sino aquello que pueden llegar a ser. Por tanto, los seres son substancias constituidas por dos elementos: materia y forma. Pero, según Aristóteles, las formas no se hallan en un mundo más allá de la materia, sino inevitablemente unidas a ellas.
Evidentemente, esa concepción de la Realidad tuvo una enorme importancia para la teoría del conocimiento. Así como para Platón la experiencia sensible obstaculiza cualquier intento de conocimiento, para Aristóteles este debe partir necesariamente de la experiencia, y en consecuencia, esta no puede rechazarse de ninguna manera, si bien es cierto que la experiencia no agota ese proceso.
Las Bases del Pensamiento del Siglo XX
Las revoluciones económica, industrial y social del siglo XIX y las bombas de la Primera Guerra Mundial impactaron profundamente la cultura europea bimilenaria. Aplastado por la tragedia, el hombre occidental quiso olvidar el pasado como una pesadilla. La promesa ilustrada y positivista de un mundo feliz por el camino de la ciencia había terminado en un cruel desengaño. Era preciso construir una nueva civilización. Se trataba de edificar sobre nuevos cimientos, porque el pensamiento anterior se había derrumbado: el descrédito alcanzaba la razón griega, el orden platónico y el corazón cristiano. Los supervivientes volvieron entonces sus miradas hacia cuatro nuevos puntos cardinales: Darwin, Marx, Nietzsche y Freud. Estos cuatro autores tenían en común la desconfianza en la razón.
Darwin
Explicó el origen y la evolución de los seres vivos por medio de la teoría de la selección natural, donde se sostiene que las especies se originan a través de una selección que efectúa el medio, en la que sobreviven los más fuertes. Se trata de una lucha por la vida. Con esta teoría, se admite el origen común del hombre y todos los demás animales vertebrados.
Marx
Según la teoría del materialismo histórico, el principal impulsor de la historia es la economía. La economía no determina solo el modo de vida y la política, sino también el arte y la filosofía. La realidad es para Marx un proceso dialéctico y un proceso material. Marx acusaba a la razón de haber sido la herramienta de los poderosos para someter a los débiles. El marxismo derivó hacia una filosofía práctica y revolucionaria.
Nietzsche
Es un ferviente defensor del vitalismo. Para esta corriente, la vida es el valor supremo; el dinamismo humano y natural se capta con los sentimientos y la intuición, y no con la razón. Nietzsche critica profundamente la metafísica y la moral platónico-cristiana impuestas a lo largo de los siglos, y construye su propuesta desde la voluntad de poder y el superhombre.
Freud
Para Freud, el comportamiento humano se reduce a las tensiones entre el principio del placer y el principio de realidad, que constantemente se oponen al placer. Freud distingue en la conducta humana un fondo inconsciente y una actividad consciente. En el primero se encuentran las raíces de la segunda.
Fe y Razón en Tomás de Aquino
Según Tomás de Aquino, Filosofía y Teología son dos ciencias distintas. Los objetos del mundo natural son los contenidos de la Razón, y los de la fe, sin embargo, se sitúan entre los objetos sobrenaturales. En cuanto al método, la razón se vale de la abstracción, y la fe utiliza la revelación. No obstante, algunos contenidos pueden ser conocidos mediante la fe y la razón. No existe contradicción entre fe y razón, y se debe revisar la razón, puesto que la verdad revelada y admitida por la fe nunca se equivoca. Una vez delimitados los dominios de la fe y la razón, Tomás de Aquino intenta buscar la armonía entre ambas. Cuando el objeto de la filosofía y de la teología coinciden, es decir, cuando se ocupan de los mismos temas, tiene que existir armonía entre lo que descubre el filósofo y lo que afirma el teólogo. Dios ha creado al ser humano como ser racional, no puede haber contradicción entre lo que Dios revela y lo que el ser humano conoce con la razón que Dios le ha dado. Los primeros pensadores creen que la razón es incapaz de lograr la verdad por sí sola, y para ello necesita la iluminación de la fe. Tomás de Aquino, por el contrario, cree que la razón es capaz de alcanzar la verdad por sí sola.
Las Cinco Vías de Tomás de Aquino
Primera vía: El movimiento como actuación del móvil: Es cierto y consta por el sentido que en este mundo algunas cosas son movidas. Pero todo lo que es movido es movido por otro. Por tanto, si lo que mueve es movido a su vez, ha de ser movido por otro, y este por otro. Mas así no se puede proceder hasta el infinito… Luego es necesario llegar a un primer motor que no es movido por nada; y este todos entienden que es Dios.
Segunda vía: Experiencia de un orden de causas eficientes: Vemos que en este mundo sensible existe un orden de causas eficientes; pero no vemos ni es posible que algo sea causa eficiente de sí mismo, porque de lo contrario sería anterior a sí mismo, lo cual es imposible. Ahora bien, no es posible que en el orden de causas eficientes se proceda hasta el infinito… Luego es necesario suponer una causa eficiente primera, que todos llaman Dios.
Tercera vía: La contingencia o limitación en el existir: Nos encontramos con cosas que tienen posibilidad de existir y de dejar de existir, pues algunas se engendran y se corrompen. Ahora bien, lo que tiene posibilidad de no existir alguna vez no existe. De ahí que si todas las cosas tuviesen esa posibilidad de no existir, alguna vez no habría existido nada, y por consiguiente ahora tampoco, pues de la nada no procede nada. Pero dado que ahora existe algo, es que no todas las cosas tienen posibilidad de existir y de no existir, que algo ha de ser necesario, y esto, en última instancia, es Dios.
Cuarta vía: Diversos grados de perfección en las cosas: Encontramos en este mundo cosas más o menos buenas, más o menos verdaderas, más o menos nobles, y otras cualidades así. Ahora bien, el más y el menos se dicen de cosas diversas según la diversa aproximación a lo que es máximo en ese orden. Por eso ha de haber algo que sea óptimo, nobilísimo, máximamente verdadero y, por consiguiente, máximo ser. Y como lo que es máximo en un género es causa de todo lo que se contiene bajo ese género, ha de haber un máximo ser causa de la bondad, de la verdad, de la nobleza y de las demás cualidades por el estilo; y este es Dios.
Quinta vía: El gobierno de las cosas: Vemos que algunas cosas que carecen de conocimiento, esto es, los cuerpos naturales, obran con intención de fin… Ahora bien, las cosas que no tienen conocimiento no tienden a un fin si no son dirigidas por algún cognoscente e inteligente. Luego existe algún ser inteligente que dirige todas las cosas naturales a un fin; que es lo que llamamos Dios.