Teoría del Conocimiento de Tomás de Aquino: Fe, Razón y la Estructura de la Realidad

Teoría del Conocimiento de Tomás de Aquino

Unión de Cuerpo y Alma

En el ser humano, el entendimiento se haya unido esencialmente a un cuerpo material, dotado de determinados órganos de conocimiento. Esta unión tiene su raíz en la unión sustancial existente entre cuerpo y alma. El conocimiento intelectual ha de comenzar con el conocimiento sensible y no puede ejercerse sin el concurso de este.

Fe y Razón

Tomás de Aquino trata de establecer una definición entre el ámbito de la fe y el de la razón. Pensaba que la teología es una ciencia procedente a partir de principios evidentes. Los principios no son evidentes para el hombre dadas sus limitadas capacidades, pero son evidentes en sí mismos o ciertos porque proceden directamente de Dios a través de la revelación. Habla de una teología revelada, en la que funciona el criterio de autoridad.

La teología también puede elaborarse a partir de la razón que parte del estudio de la naturaleza. Se habla de teología natural. En ella se utilizan principios filosóficos y la autoridad de los filósofos en forma de citas, a las que se les da una interpretación aunque solo como argumentos probables, pues solo los argumentos tomados de la Biblia son los decisivos. Admite la superioridad de la teología revelada sobre la natural, desde un punto de vista epistemológico y desde sus limitaciones. Apoya la tesis de que la razón natural puede ponerse al servicio de la fe revelada, de que la filosofía es la sierva de la teología y de que la razón está supeditada a la fe.

Los Límites de la Razón y la Fe

Nuestro conocimiento parte de los sentidos, tiene su origen en los datos que nos suministra la experiencia sensible y a través del proceso de la abstracción pretende conocer la naturaleza de las cosas. El objeto de conocimiento proporcionado a las capacidades de nuestro entendimiento son las realidades sensibles materiales. Esta concepción del conocimiento trae consigo dos consecuencias:

  1. Que el edificio de la filosofía se ha de construir desde abajo hacia arriba, a partir del conocimiento de las realidades sensibles.
  2. Que la noticia que sea posible alcanzar acerca de Dios a partir del uso de la razón ha de ser entre las realidades limitadas e imperfectas que nos son conocidas y su causa infinita.

Nuestro conocimiento natural de Dios, del hombre y del universo tiene unos límites dentro de los cuales la razón puede moverse con mayor o menor acierto. La fe proporciona información más allá de esos límites, sobre la naturaleza de Dios y el destino del hombre.

Contenidos de la Razón y de la Fe

La distinción entre el conocimiento racional y la fe no debe interpretarse como si entre ambos planos no existiera elemento alguno en común. Aquino aborda el problema distinguiendo los siguientes tipos de verdades:

  • Las que se alcanzan solo por la razón.
  • Las que se alcanzan solo por la fe.
  • Las que se pueden alcanzar por la fe y la razón.

Las verdades que sobre Dios son solo accesibles a la fe las llama artículos de fe, y las que son accesibles a la razón, preámbulos a los artículos de fe. No hay incompatibilidad entre razón y fe. La fe y la razón delimitan dos conjuntos de verdades con una zona de intersección. Esta tesis de que algunos contenidos son comunes a la razón y a la fe implica que aquella puede pronunciarse sobre ciertos artículos de la fe, lo que supone un riesgo: que la razón llegue a contradecir los artículos de la fe. Pero posee una ventaja, la razón no se desvincula de la fe. La existencia de contenidos comunes a la fe y razón plantea algunas cuestiones de notable interés. El sentido que tiene la existencia de verdades comunes a ambas lo justifica argumentando que Dios tuvo que ofrecer a los hombres las verdades del tercer tipo también a la fe porque son esenciales para la salvación y no todos los hombres las pueden obtener con las fuerzas de su razón. Por otro lado, establece una diferencia entre verdades de fe (afirmaciones que se aceptan porque se consideran reveladas por Dios) y verdades de razón (enunciados que se aceptan porque se consideran evidentes o demostrados racionalmente).

Colaboración entre Fe y Razón

Ayuda de la Razón a la Fe

Fe y razón constituyen dos fuentes de conocimiento diferentes que informan acerca de parcelas distintas de la realidad y de los mismos contenidos. Son autónomas e independientes. La razón presta una ayuda a la fe. Entre fe y razón puede haber colaboración. Esta ayuda se hace patente en la construcción de la teología como ciencia. La teología toma de la razón sus procedimientos de exposición, sus armas dialécticas y cuantas aportaciones de la filosofía puedan ser útiles para el esclarecimiento de los artículos de la fe.

Ayuda de la Fe a la Razón

La fe presta sus servicios a la razón. Fe y razón no pueden contradecirse. La fe es un criterio extrínseco y negativo para la razón: extrínseco porque se trata de una fuente de conocimiento distinta, negativo porque el filósofo no puede apoyarse positivamente en los datos de la revelación ni usarlos como punto de partida para sus conclusiones. La razón puede demostrar que el mundo para existir ha requerido la acción creadora de Dios a partir de la nada, pero no puede demostrar que ha sido creado en el tiempo o desde la eternidad.

La Estructura de la Realidad

La Existencia de Dios

La filosofía tiene como objeto de investigación todo lo que existe y toma como punto de partida la consideración del mundo tal y como lo muestra la experiencia sensible. Pretende contestar a: ¿Por qué existe algo y no más bien nada? La base de su pensamiento consiste en aclarar el supuesto esencial del cristiano. La doctrina de la creación subraya la radical diferencia existente entre Dios y el resto de los seres que existen pero podrían no existir. En todo ser se distinguen realmente la esencia y la existencia. Dios es el Ser que es su propia existencia.

Contingencia y Composición de Esencia y Existencia

Aquino acepta el criterio de la composición. Según él, lo que distingue a las realidades creadas es la composición de esencia y existencia. La afirmación de que todos los seres creados están compuestos de esencia y existencia encaja con su carácter contingente. Esta distinción procede de la convicción de que los seres finitos no existen sino que tienen o poseen la existencia que es distinta de su esencia. Su existencia ha de proceder de algo ajeno a ellas mismas. Dios ha de ser el Ser Necesario en el que esencia y existencia coincidan. Los seres contingentes han de recibir su existencia de un ser necesario en último término. Del ser necesario reciben la existencia los seres contingentes, mientras que el ser necesario no recibe su existencia de ninguna otra cosa porque existe por ser lo que es.

La Existencia como «Acto de Ser»

La distinción entre esencia y existencia es interpretada por Aquino a través de los conceptos aristotélicos de potencia y acto: la esencia es potencia y la existencia acto. La esencia está en potencia respecto a la existencia. Las esencias de las criaturas son contingentes y no necesarias. Podemos concebir un ser contingente como no existiendo pero no podemos concebir al ser necesario como no existiendo sin incurrir en contradicción. La esencia de los seres contingentes es pura posibilidad de existir que precisa la acción de Dios creador como realizador en acto de esa posibilidad. La existencia es caracterizada como acto de la esencia.

Acto de Ser y Participación

Los seres participan de la existencia en grados distintos. Dios es el supremo ejemplar o modelo al que imitan de modo imperfecto las criaturas. Es un creador inteligente. Reinterpreta el concepto de analogía: cualquier perfección se aplica de Dios y de las criaturas de un modo análogo. Dios es su propia existencia, las criaturas tienen existencia, Dios es la perfección misma, las criaturas la imitan. Aquino recurre al concepto platónico de imitación/participación. La distinción esencia-existencia le permite:

  • Establecer la contingencia y la creación del mundo por Dios.
  • Establecer la existencia de Dios que es el creador del mundo.
  • Establecer una distinción entre Dios y mundo.

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