Teoría del Valor y Alienación en Marx: Una Perspectiva Filosófica

El Valor

El valor de un bien está determinado por la cantidad de trabajo socialmente necesario para producirlo. Se mide por el tiempo de trabajo, aquel que se requiere para producir una mercancía cualquiera, en las condiciones normales de producción y con el grado medio de destreza e intensidad de trabajo imperantes en la sociedad. El valor permanece constante mientras no varíe el tiempo. Pero este varía al cambiar la capacidad productiva del trabajo, que depende de diversos factores: grado de destreza medio del obrero, progresos de la ciencia y de sus aplicaciones técnicas, volumen y eficacia de los medios de producción y las condiciones naturales.

Ejemplo: Una buena cosecha arroja 8 sacos de trigo; en años de mala cosecha, solo arroja 4.

El valor de un bien se descompone en el valor de las materias primas usadas.

  • Valor de cambio: Si podemos obtener una caja de tabaco sacrificando 5 escudos, diremos que el valor de cambio son los 5 escudos.
  • Valor de uso: La madera adquiere ese valor en la medida en lo que con ella podemos hacer (muebles, casas, etc.).

Alienación

Un hombre es libre cuando es consciente de quién es y de qué hace, cuando tiene una imagen real de sí mismo y es dueño de sus actos y protagonista de su vida. Un hombre libre se posee a sí mismo. Está alienado cuando no sabe quién es ni qué hace. Alien (extraño), por eso decimos que un hombre tiene una imagen falsa de sí mismo y no es libre.

Feuerbach considera que la causa es la religión; sin embargo, para Marx es la propiedad privada.

Feuerbach

Los hombres colocan fuera de sí cualidades y atributos que en realidad les pertenecen a Dios. Creen que solo Dios es sabio, justo, poderoso. Por eso, la religión empobrece al hombre; el hombre ya no se preocupa de ser libre o poderoso porque cree que son asuntos que le conciernen a Dios. Fuera de sí mismo, el hombre no puede relacionarse del mismo modo; de quien no se ama a sí mismo no puede amar a los demás. Esto es la causa de la exclavitud, miseria, injusticia, etc.

Marx

Cree que la religión es un mal para el hombre, pero no es la raíz de todos los males. Si rechazamos la religión, tampoco desaparecerán todos los males, puesto que permanecerá la propiedad privada. Los hombres viven en una constitución donde todos los hombres son libres e iguales, pero en realidad, en el capitalismo, no son así: unos tienen mucho y otros poco. Mientras sea así, habrá envidia, por la cual unos lucharán por tener igualdad en propiedades.

Plusvalía

Distingue su valor de uso de su valor de cambio. El valor de uso es el valor que un objeto tiene para satisfacer una necesidad. Se refiere a los rasgos de satisfacción, desde comer hasta espirituales. El valor de cambio es el valor que un objeto tiene en el mercado y se expresa sobre todo medido por el dinero. Dos objetos con diferente valor de uso pueden tener el mismo valor de cambio (un ordenador, etc.).

La sociedad capitalista se caracteriza porque en ella la fuerza de trabajo es también una mercancía. El productor no dispone de otros recursos para obtener bienes sino la fuerza de su trabajo en el mercado. Un coche, por ejemplo, satisface necesidades humanas. La mercancía que llamamos fuerza productiva tiene la característica de producir otras mercancías. La fuerza de trabajo tiene valor de cambio (sueldo) y valor de uso (producir otras mercancías).

El valor de cambio siempre es superior al otro valor de cambio que tiene la fuerza productiva que las ha creado (al salario). Aunque añadamos este último valor a otras cantidades (los costes financieros que el empresario gasta para llevar el negocio), esta diferencia es la plusvalía y es el beneficio del capitalista.

Infraestructura y Superestructura

Infraestructura

Factor fundamental del proceso histórico y determina el desarrollo y cambio social. Cuando cambia la infraestructura, cambia el conjunto de sociedades. La componen las fuerzas productivas y las relaciones de producción. De ella depende la superestructura.

Superestructura

Depende de las condiciones económicas en las que vive cada sociedad, de los medios y fuerzas productivas (infraestructura). No tiene historia propia; está en función de los intereses de clase de los grupos que la han creado. Los cambios son consecuencias de la infraestructura: la completa comprensión de cada uno de los elementos de la superestructura solo se puede realizar con la comprensión de la estructura y cambios económicos que se encuentra en su base. La idea de que no es posible la independencia de la mente o el pensamiento respecto al mundo económico en el que están inmersas las personas, lo que no puede fomentar un cierto relativismo.

El Capital

Es un factor de producción constituido por inmuebles, maquinaria, etc., que en colaboración con la fuerza de trabajo se destina a la producción de productos, bienes de consumo y servicios con el objetivo final de obtener un beneficio. La forma inicial es dinero, cuya utilización permite a su dueño obtener una cantidad mayor que la inicial. El dinero sirve para comprar máquinas, etc., y fuerza de trabajo, por otro lado: capital constante y variable.

El capitalista puede organizar la producción de un determinado bien. Ese bien vale más que la suma de las partes del capital constante y variable. Cuando todo el capital haya sido gastado, las máquinas no pueden seguir utilizándose. El dinero obtenido por la venta de lo producido ha de ser mayor que el invertido originalmente. El marxismo plantea que el capital es un valor que se revaloriza. Todo capital genera capital.

El capitalista busca crecer a través de plusvalías, y eso obliga a intensificar la explotación del obrero, incrementando la productividad. El capital se concentra en menos manos, y se ven obligados a vender sus empresas y ser asalariados. El capitalismo, al generar mano de obra parada, produce su contradicción: los parados, sin medios de subsistencia, tienen que estar dispuestos a la revolución que acabe por expropiar a la minoría rica en beneficio de la mayoría desposeída.

El Trabajo

Es preciso darse cuenta de que para Marx la noción de trabajo va más allá de su dimensión puramente económica y se convierte en una categoría antropológica: Marx caracteriza al hombre como un ser dotado de un “principio de movimiento”, principio que determina su impulso para la creación, para la transformación de la realidad. El hombre no es un ser pasivo sino activo, y el trabajo o la actividad personal es la expresión de sus capacidades físicas y mentales, el lugar en donde el hombre se desarrolla y perfecciona (más exactamente, donde se debería desarrollar y perfeccionar); de ahí que el trabajo no sea un mero medio para la producción de mercancías sino un fin en sí mismo y que pueda ser buscado por sí mismo y gozado. Dada esta comprensión de la naturaleza humana como la de un ser que solo puede encontrar su perfección en el trabajo, no es extraño que el tema central de la filosofía marxiana sea la transformación del trabajo sin sentido, enajenado, del trabajo como un mero medio, en un trabajo enriquecedor, en un trabajo libre. En sus primeros escritos, llamó “actividad personal” a la realización de esta inclinación al movimiento, y cuando criticó la forma concreta de darse esta actividad en las sociedades de explotación pidió la “abolición del trabajo”. En escritos posteriores estableció la diferencia entre trabajo libre y trabajo enajenado, y su crítica a la alienación se expresó en su preocupación por la “emancipación del trabajo”.

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