EL PROBLEMA DE LA RELACIÓN FE Y RAZÓN
Para Santo Tomás, la distinción filosofía/teología descansa en la separación entre orden natural y sobrenatural: el orden de conocimiento natural procede de la razón humana, da lugar a la filosofía y tiene carácter demostrativo; el orden sobrenatural procede de la revelación y de la fe y es un conocimiento oscuro; algunas de sus verdades están al alcance de la razón, y otras la exceden. Ambos conocimientos provienen, en último término, de Dios, por lo que entre ellos no puede haber contradicción. Entre las dos esferas de conocimiento cabe la colaboración, dando lugar a la teología: la revelación puede orientar a la razón y le permite evitar errores; la razón le sirve a la fe para aclarar y defender los misterios de la revelación. Algunas creencias nunca podrán ser demostradas por la razón y otras sí, como los preámbulos de la fe (existencia de Dios e inmortalidad del alma). Habrá dos tipos de teología: la racional o natural, que llega a Dios utilizando una capacidad ligada a la naturaleza humana, la razón; y la teología cristiana o sobrenatural (también llamada teología revelada): su fundamento es la doctrina revelada y la fe, pero usa también de la razón para conseguir un orden científico y como arma dialéctica. .
LA ESENCIA DE Dios
Santo Tomás quiere defender la posibilidad del conocimiento de Dios sin rebajar la calidad de su ser, evitando dos extremos: afirmar la posibilidad del conocimiento de Dios a costa de aproximar demasiado su ser a las cosas del mundoy separar radicalmente a Dios del mundo, negando con ello la posibilidad de su conocimiento racional. Para ello empleará varios recursos: la afirmación: afirmaremos de Dios únicamente aquellas propiedades puras que no traen consigo imperfección; la negación: obtenemos un concepto negativo de Dios negando de Dios las propiedades de las criaturas que implican imperfección; la eminencia diremos que Dios posee de forma infinita las perfecciones que encontramos en las criaturas. Por su parte, la analogía nos recuerda que las palabras empleadas para pensar a Dios no tienen exactamente el mismo significado que poseen cuando las empleamos para referirnos a las cosas finitas pero tampoco equívoco, sino analógico, en parte igual y en parte distinto. Las Cinco Vías suministran otros tantos predicados de Dios: Motor inmóvil, Causa incausada, Ser necesario y perfectísimo, Inteligencia suprema. El constitutivo formal es el atributo fundamental, el primero ontológicamente y del que se derivan los demás. El constitutivo formal de Dios es el mismo ser subsistente: en Él la esencia se identifica con la existencia. Esta propiedad es la raíz de todas las demás perfecciones y aquello por lo cual su esencia se distingue de los seres creados, en todos los cuales la esencia es distinta de la existencia. Los atributos divinos pueden ser entitativos u operativos. Los atributos entitativos de Dios se refieren a su ser (simplicidad, perfección, infinidad, inmutabilidad, unidad, bondad, omnipresencia y eternidad) y todos ellos hacen de Dios un ser trascendente al mundo. Los atributos operativos de Dios se refieren a su obrar y son el entender, querer y poder, que dan lugar a su vida divina. Los efectos de la voluntad divina son el amor y el gozo, y sus virtudes la justicia, la misericordia y la liberalidad. La potencia activa de Dios se manifiesta de tres maneras: la creación, la conservación y la gobernación.las “CINCO VÍAS” para demostrar la existencia de Dios Nombre que Tomás de Aquino da a sus cinco argumentos a posteriori o pruebas de la existencia de Dios, tal como los expone en su Suma de teología y en la Suma contra los gentiles. Cada uno de estos argumentos recibe el nombre de la idea fundamental en que se basa: 1) Vía del movimiento: La realidad del cambio o del movimiento exige necesariamente la existencia de un primer motor inmóvil, porque no es posible fundarse en una serie infinita de iniciadores del movimiento. 2) Vía de las causas eficientes: Puesto que las causas eficientes forman una sucesión y nada es causa eficiente de sí mismo, hay que afirmar la existencia de una primera causa. 3) Vía de la contingencia y del ser necesario: Como que es un hecho que hay seres que existen y que podrían no existir, esto es, que son contingentes, es forzoso que exista un ser necesario, ya que, de otra forma, lo posible no sería más que posible. 4) Vía de los grados de perfección: Puesto que todas las cosas existen según grados, debe también existir el ser que posee toda perfección en grado sumo, respecto del cual las demás se comparan y del cual participan. 5) Vía teleológica: Existe un diseño o un fin en el mundo, por lo que ha de existir un ser inteligente que haya pretendido la finalidad que se observa en todo el universo. Cada prueba acaba con el estribillo “a lo cual todos llaman Dios”, que es, probablemente, un añadido posterior. Tomás de Aquino, opuesto a todo argumento ontológico, o prueba a priori, declara que estos argumentos son demostraciones quia, que van de los efectos a las causas, o argumentos a posteriori. Aunque su autor opina que la primera vía, que suele considerarse una “prueba cosmológica”, es la “más clara”, la tradición escolástica considera más concluyente a la tercera, en la que lo contingente supone lo necesario, aunque la más popular sea la quinta, también llamada “prueba del orden del mundo».