Tomás de Aquino: Vida y Obra (1225-1274)
Nacido en el Castillo de Rocaseca (Nápoles), Tomás de Aquino, hijo del Conde de Aquino y el menor de doce hermanos, desafió los deseos familiares de dedicarse a las armas para ingresar en la Orden de Santo Domingo. Estudió en Nápoles, París y Colonia, donde San Alberto Magno lo introdujo al aristotelismo. Tras obtener el título de «Maestro de Teología» en París, enseñó también en la Corte Pontificia. Falleció en el Monasterio de Fosanova camino al Concilio de Lyon. Su obra, a la que se entregó por completo, creó un sistema que impulsó significativamente la filosofía cristiana.
Fe y Razón
El modelo de Tomás de Aquino otorga gran autonomía a la filosofía, basándola en principios evidentes para la razón natural, mientras que la teología se fundamenta en las verdades reveladas por Dios. Así, la filosofía puede desarrollarse independientemente de la fe. Si bien la verdad de la fe es superior, ambas deben ser compatibles. Aquino distingue dos tipos de verdades de fe: las que trascienden la razón (misterios de fe) y las que son accesibles a ella, aunque su revelación divina sigue siendo conveniente.
Las Cinco Vías para Demostrar la Existencia de Dios
Las cinco vías de Tomás de Aquino buscan demostrar la existencia de Dios, una verdad que, al no ser evidente, requiere prueba racional. Estas vías no se basan en la fe, manteniendo así su legitimidad filosófica. Su estructura común consta de cuatro pasos: percepción de un dato sensible, aplicación del principio de causalidad, rechazo de la serie infinita y conclusión.
1ª Vía: El Movimiento
Observamos movimiento en el mundo. Todo lo que se mueve es movido por algo. Para evitar una regresión infinita, debe existir un Primer Motor Inmóvil, que identificamos con Dios.
2ª Vía: La Causalidad
En el mundo sensible, todo es causado por algo anterior. Para evitar una regresión infinita, debe existir una Primera Causa Incausada, que es Dios.
3ª Vía: La Contingencia
Las cosas son contingentes (no necesarias). Lo contingente exige un ser necesario, que siempre haya existido y no pueda dejar de existir. Este ser necesario es Dios.
4ª Vía: Los Grados de Perfección
Percibimos grados de perfección en las cosas, lo que implica un grado máximo de perfección. Este grado sumo se encuentra en Dios.
5ª Vía: La Teleología
Las cosas tienden a un fin de forma ordenada, lo que sugiere un plan. Este orden no puede ser producto del azar, sino de una Inteligencia Ordenadora, que es Dios.
Antropología Tomista
Tomás de Aquino, oponiéndose al dualismo platónico, defiende un monismo aristotélico: el ser humano es una sustancia compuesta de materia (cuerpo) y forma (alma). El alma, esencia del ser humano, da vida, permite el conocimiento y posee un contenido moral que la hace inmortal. Al igual que Aristóteles, Aquino distingue tres funciones del alma: vegetativa, sensitiva e intelectiva.
El Conocimiento
El conocimiento comienza con la sensación (contacto entre sentidos y objetos), sigue con la memoria (reproducción de imágenes) y culmina en la experiencia (acumulación de imágenes). El conocimiento intelectual requiere abstracción, donde el entendimiento extrae lo universal de los objetos, culminando en la realidad más abstracta: Dios. Aquino distingue dos tipos de entendimiento: el paciente (elabora conceptos) y el agente (elabora conceptos universales).
Ética Eudemonista
La ética de Aquino es eudemonista: busca la felicidad. Esta se alcanza mediante la virtud y el cumplimiento de la función propia del ser humano: desarrollar la racionalidad para alcanzar la sabiduría (contemplación de Dios). La felicidad es trascendente, pero en la vida terrena debemos seguir la ley natural, basada en las inclinaciones humanas: conservar la vida, cuidar de la descendencia y buscar la verdad en Dios y la vida en sociedad. El hombre, aunque a veces yerre por su libertad, tiende al bien.
Interpretación de la Realidad
Partiendo del concepto cristiano de creatio ex nihilo, Aquino establece diferencias entre Dios y sus creaciones. Primero, la analogía del ser: los entes participan del ser de Dios, finito en ellos, infinito en Él. Segundo, contingencia y necesidad: las criaturas son contingentes, Dios es necesario. Tercero, esencia y existencia: la esencia de las criaturas no contiene su existencia, mientras que la esencia de Dios sí la contiene.