Tomás de Aquino: La Suma Teológica y su Influencia en la Filosofía Cristiana

La Suma Teológica de Tomás de Aquino

El fragmento que estamos comentando pertenece a la Suma Teológica del filósofo Tomás de Aquino, escrita en el último de sus periodos de vida (1266-1273). Este fragmento pertenece al artículo 3 del libro, que consta de 3 artículos en total:

  • El primero trata sobre si la existencia de Dios es evidente y concluye con la idea de que no lo es.
  • El segundo se plantea la cuestión de si es demostrable la existencia de Dios, tras analizar las distintas formas de demostración, concluye que la existencia de Dios es demostrable desde los efectos a las causas.
  • El tercer artículo, al que pertenece el texto que estamos comentando, se centra en la demostración de la existencia de Dios por la que recibe el nombre de «¿Existe o no existe?» Cada artículo cuenta con objeciones seguidas de las «en cambio» para que a continuación se exponga ampliamente la solución y la respuesta a las objeciones.

El artículo al que pertenece el texto cuenta con dos objeciones. En la primera, se dice que la existencia del mal contradice la existencia de Dios. En respuesta a esto, se accede a la solución de San Agustín, en la que sostiene que Dios permite el mal como estrategia para fortalecer y mover el bien, por lo que el mal es un instrumento del bien y es como su condición de posibilidad.

En la segunda objeción, se mantiene que si las cosas se explican por medios naturales, no hay por qué aludir a las soluciones sobrenaturales. En respuesta a esto, se basa en elementos de la tercera vía, como que los seres naturales y los conscientes son contingentes, por lo que son notables. Como son contingentes, tienen en sí mismos la razón de su manera de ser.

Tomás de Aquino en el Contexto de la Filosofía Cristiana

A la hora de encuadrar a este gran filósofo dentro de una gran corriente sería en la filosofía cristiana, dentro de ella es el máximo exponente de la escolástica o filosofía de las escuelas desarrolladas en monasterios, palacios y catedrales a lo largo del siglo XIII, frente a la patrística del siglo V. Esta última fue así denominada por construir el dogma cristiano y su máximo representante fue Agustín de Hipona, uno de los Padres de la Iglesia.

Este filósofo, fundador del agustinismo, trata las relaciones entre fe y razón sin realizar la distinción entre ellas. En el ámbito del conocimiento, defiende la iluminación y el camino de la interiorización, siguiendo a Platón en el dualismo antropológico, el hombre formado por cuerpo y alma, y a la vez a Aristóteles en su teoría hilemórfica sin variaciones. Afirma que la existencia de Dios es una verdad que necesariamente hay que demostrar, no algo que simplemente se nos ilumina.

Otros filósofos, como Anselmo de Canterbury, ya habían intentado llevar a cabo esta prueba o demostración anteriormente, pero en este caso, con el argumento ontológico, porque todo hombre tiene en su interior la noción de un ser tan grande que debía existir necesariamente. Dios, como se aprecia, este filósofo continúa con la vía de la interiorización con la subordinación de la razón a la fe, como manifiesta en sus palabras «Credo ut intelligam» o «Creo para entender».

Como vemos en el texto, Tomás de Aquino rechaza el argumento que sirve al argumento físico cosmológico a posteriori. Tomás lo considera falaz por pasar de una esencia pensada a una existencia real, al igual que hace Kant posteriormente. También el Pseudo Dionisio explica la existencia de Dios argumentando que solo es posible conocerse negativamente, ya que Dios es trascendente, que se encuentra más allá de la realidad, por lo que únicamente podemos saber lo que no es. Esta teoría, en cambio, sí es aceptada por Tomás de Aquino, que a través de la llamada vía negativa y eminente, niega todas las imperfecciones y afirma todas las perfecciones en Dios.

Por tanto, cabe decir que estos filósofos anteriores son de inspiración platónica o neoplatónica, porque los escritores aristotélicos permanecen en el olvido hasta que a partir del siglo XII son traducidos por Avicena, su comentador. Con Averroes surge un movimiento denominado averroísmo latino, cuya teoría de la doble verdad, por la que racionalmente el alma es mortal y el mundo es eterno, es rechazada por Tomás de Aquino, que dice que el alma es inmortal y el mundo es creado por Dios.

También es necesario mencionar que Tomás de Aquino discrepa de la filosofía aristotélica al considerar a Dios como creador del mundo, que al pensar en sí mismo piensa en nosotros, en lo llamado noesis noeseos noesos. Por tanto, Dios es providente y nos conoce. Mientras que para Aristóteles, Dios únicamente piensa en sí mismo y como no tiene ninguna relación con nosotros, siquiera nos conoce, por lo tanto, el mundo es eterno. Mencionando la noción de creación en el aquinatense, es necesario decir que está relacionada con la idea platónica de participación o methexis.

Más tarde, toda la filosofía escolástica pasa a ser criticada por Guillermo de Ockham.

Por último, menciona que el contexto histórico en época de Tomás de Aquino era radicalmente religioso y platónico. La Iglesia tenía amplios poderes, un mundo dominado por la traición, el miedo al pecado, el gran poder eclesiástico en toda Europa y donde Platón era el hormigón que sustentaba todos los pilares teológicos cristianos, a los cuales supo Aquino hacer frente y cambiar de modo sutil e inteligente.

sutil e inteligente.

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