El Problema de la Realidad y el Conocimiento en Tomás de Aquino
Razón, Fe y Tipos de Verdad
La primera cuestión que Santo Tomás aborda es cómo alcanzar la verdad. Propone dos caminos: la razón y la fe. Ambos son independientes pero complementarios. La fe, originada en la revelación divina, nos proporciona verdades sobrenaturales. Supera los límites de la razón, completándola y perfeccionándola. La razón, por su parte, ayuda a la fe en su labor aclaratoria y organizativa, dando lugar a la teología. La razón puede alcanzar por sí misma verdades naturales no reveladas.
Santo Tomás considera que no pueden existir dos verdades contradictorias. En caso de conflicto entre revelación y filosofía, el error procede de esta última (la razón). No obstante, hay verdades admitidas por la fe, pero que también pueden ser conocidas y demostradas por la razón: los preámbulos de la fe o verdades naturales reveladas. Entre ellas, incluye la existencia de Dios.
Santo Tomás mantuvo la Teoría de la Verdad como Adecuación, definiendo la verdad como “la adecuación entre el entendimiento y la cosa”. Un juicio es verdadero si se ajusta a la cosa juzgada, y falso si no lo hace. Esta teoría establece una concordancia entre lo que se dice de algo y lo que ese algo es.
El Entendimiento Humano y el Proceso Cognoscitivo
Santo Tomás (como Aristóteles) distingue entre conocimiento sensible e intelectual. El conocimiento sensible es la captación de las formas sensibles a través de los sentidos, común a humanos y animales. El conocimiento intelectual es la obtención de las formas inteligibles a través del intelecto.
Según Santo Tomás, el conocimiento parte de los sentidos. El entendimiento posee dos facultades:
- Entendimiento activo o agente: Toma las imágenes de la experiencia sensible (imaginación) y, mediante la abstracción, extrae la idea general, creando las imágenes intelectuales (conceptos).
- Entendimiento pasivo o paciente: Recibe los conceptos y los relaciona, dando lugar a juicios y razonamientos.
Podemos aplicar los conceptos a la realidad (conocimiento). Respecto a los universales, Santo Tomás es un realista moderado: los universales existen de forma abstracta (generados por la mente) pero guardan relación directa con la realidad (la sustancia).
Análisis del Ser en la Metafísica Tomista
La metafísica tomista se fundamenta en la propuesta aristotélica, ampliándola. Afirma que lo primero que conocemos es el Ente o Ser, aquello que posee el ser y es real. Retoma el análisis del ser de Aristóteles y añade el análisis existencial:
- Aspecto lógico (sustancia y accidentes)
- Aspecto estructural (materia y forma)
- Aspecto dinámico (acto y potencia)
- Aspecto existencial (esencia y existencia)
Santo Tomás distingue dos clases de entes:
- Seres limitados y contingentes: Compuestos por materia prima (potencia) y forma sustancial (acto). En ellos, existe una distinción real entre su existencia (acto de presentarse a la realidad) y su esencia (modo de ser específico, potencia respecto a la existencia). La existencia de estos seres proviene de un agente exterior (un ser necesario).
- Ser sin límites: Dios: Acto mismo de ser o existir. En él, Esencia y Existencia coinciden.
La Realización del Ser y sus Causas
El Universo es Creación a partir de la nada. La existencia de las cosas depende de Dios y participan de su ser. Los entes creados reflejan su verdad, bondad y belleza. Santo Tomás establece una jerarquía de los seres basada en sus grados de perfección, según su parecido con Dios.
El Problema del Hombre: Antropología Tomista
Sustancialismo y Antropología Bíblica
Siguiendo el hilemorfismo de Aristóteles, Tomás de Aquino afirmó que el ser humano es la unión sustancial entre cuerpo (materia) y alma (forma) (monismo antropológico).
El alma es sustancia subsistente, que se conserva tras la muerte, aunque incompleta. Es la forma sustancial del cuerpo y acto primero de la vida humana. Es espiritual e inmortal, base de las operaciones intelectuales (entender y querer), aunque estas no dependen directamente de lo corporal. El alma es creada por Dios individualmente, no preexiste al cuerpo ni se transmite de padres a hijos. Su destino final es la unión con Dios o su alejamiento.
El cuerpo, en cambio, es material y compuesto. Aunque mortal, está llamado a la resurrección al final de los tiempos.
El hombre ha sido creado por Dios para vivir eternamente. La resurrección de Cristo permite pasar de la vida terrenal a la Vida Eterna. En la concepción se produce la unión del cuerpo y el alma. En la muerte, el cuerpo se corrompe y el alma asciende al cielo hasta que, al final de los tiempos, se produce la resurrección de los cuerpos en la vida eterna.
Funciones del Alma Humana y el Ser Persona
Siguiendo a Aristóteles, el alma humana posee tres funciones vitales: vegetativa, sensitiva e intelectiva. Las funciones intelectivas (entender y querer) permiten la libertad, ya que brindan al hombre la capacidad de juzgar y decidir. A través de estas facultades, el ser humano puede conocer la Creación y al Creador.
Aquino establece que los seres humanos son lo más perfecto de la Naturaleza debido a su carácter de personas, entendidas como individuos con vida espiritual, conciencia y libertad.
El Problema de la Moral en Santo Tomás de Aquino
Eudemonismo y Salvación
Aquino entiende la moral como el movimiento del ser humano hacia Dios, con la Bienaventuranza o felicidad como fin último, alcanzada mediante la visión y unión del alma con Dios en la Vida Eterna. Esta felicidad perfecta no puede lograrse plenamente en la vida terrenal. Que el ser humano consiga o no su fin depende de sus actos, ya que solo los actos humanos son moralmente responsables, dado que sólo la criatura racional es libre.
Las Virtudes: Naturales y Sobrenaturales
Antes del pecado original, el ser humano vivía en un estado de justicia original o inocencia (hombre originario), que incluía dones preternaturales. El pecado original provocó la pérdida de estos dones, debilitando la naturaleza humana. Sin embargo, la naturaleza humana no perdió lo que le era puramente natural, como la razón o la inclinación al bien.
El hombre requiere esfuerzo para vencer sus debilidades, pero Dios le proporciona herramientas, como las virtudes, que lo hacen más apto para recibir la gracia de Dios. Son un hábito bueno adquirido, operativo y voluntario. Hay varios tipos:
- Virtudes sobrenaturales o teologales: Ordenan la relación del ser humano con Dios a través de:
- Fe (creer en Dios y su palabra revelada). Es un don infundido por Dios.
- Esperanza (confiar en Dios para la realización de nuestra felicidad).
- Caridad (amar a Dios sobre todas las cosas y a los demás como a nosotros mismos).
- Virtudes naturales o cardinales: Ordenan el intelecto y los actos del ser humano.
- Virtudes intelectuales (dianoéticas de Aristóteles): Perfeccionamiento intelectual potenciando arte (saber productivo), prudencia (saber práctico), ciencia (saber teórico). Culminan en la sabiduría.
- Virtudes morales (éticas de Aristóteles): Término medio entre el exceso y el defecto. Los apetitos sensibles se ordenan a la voluntad, dirigiendo al ser humano al bien y la perfección. Incluyen prudencia (determina el término medio y la acción recta), justicia (dar a cada uno lo que le corresponde), fortaleza (término medio entre cobardía y temeridad) y templanza (entre incontinencia e insensibilidad).
La Ley Moral Natural y las Leyes Positivas
El ser humano alcanza la Bienaventuranza mediante las virtudes, la gracia divina y las leyes.
La gracia, que completa y perfecciona la naturaleza humana, es gratuita, distinta de la naturaleza e inconmensurablemente superior a ella, pero nunca va en su contra. A través de la redención de Cristo, todos los hombres reciben la gracia suficiente para salvarse (a través de los sacramentos), aunque pueden rechazarla. Si se acepta, esta gracia completará la armonía entre lo natural y lo sobrenatural.
En cuanto a las leyes:
- Ley eterna: Ley inscrita en la realidad que ordena los movimientos de las criaturas hacia sus fines propios, dando sentido e inteligibilidad al universo.
- Ley moral natural: La ley eterna se expresa en el ser humano como Ley moral natural. Establece los principios de comportamiento humano, basados en la razón y la libertad. Es universal, inmutable e indeleble (no se puede borrar del corazón humano). Sus preceptos incluyen hacer y buscar el bien y evitar el mal (primer precepto), preservar la vida, transmitirla, buscar la verdad y vivir en sociedad.
- Leyes positivas: Leyes promulgadas por los Estados para concretar los preceptos de la ley natural. Santo Tomás defendió la naturaleza social del hombre y la necesidad de un gobierno que dirija la actividad de los ciudadanos al bien común (de Aristóteles). Aceptó la monarquía como la mejor forma de gobierno, pero limitando el poder del monarca. El fin del Estado debe ser la Bienaventuranza, buscando justicia, bienestar material, virtud, moral pública y protección de la vida religiosa. Las leyes positivas han de recoger la Ley natural para que el orden social cumpla con el orden divino. Los Estados han de ser el reflejo de la Voluntad de Dios.
El Problema de Dios en el Pensamiento de Tomás de Aquino
Sobre la Existencia de Dios: Crítica al Argumento Ontológico de San Anselmo
Santo Tomás considera que la existencia de Dios no es evidente para nuestra razón, por lo que hay que demostrarla. Considera dos tipos de argumentos: a priori y a posteriori.
El argumento a priori u argumento ontológico de San Anselmo busca demostrar la existencia de Dios mediante la razón pura, sin recurrir a la experiencia. San Anselmo plantea que Dios, por definición, es algo mayor que lo cual nada puede ser pensado. Nadie puede negar que Dios existe en el entendimiento. Sin embargo, si Dios existiera solo como idea, otro ser que exista tanto en la mente como en la realidad sería mayor que Dios. Esto contradice el punto de partida. Por lo tanto, Dios debe existir tanto en el entendimiento como en la realidad.
Santo Tomás considera que el argumento ontológico no es válido, pues presupone conocer la esencia divina, inaccesible para la razón humana. Propone las “Cinco vías” o argumentos a posteriori, que afirman la existencia de Dios a través de los efectos de la Creación (hechos de experiencia comprobables), que sí son evidentes para nosotros. Todas ellas poseen una estructura semejante: parten de la observación de un fenómeno natural, aplican el principio de causalidad (cada efecto debe tener una causa) y, rechazando una serie infinita de causas, llegan a la conclusión de que la cadena causal debe comenzar con una Causa Primera o Primer Principio de la Realidad, identificada como Dios.
Las cinco vías tomistas son:
- Vía del movimiento: Todos los seres poseen movimiento. Nada puede moverse por sí mismo y no se puede concebir una serie infinita de motores. Debe existir un Primer Motor inmóvil, que es Dios. (Origen: Aristóteles).
- Vía de la causa eficiente: Todo efecto necesita una causa. La serie de causas eficientes no puede ser infinita. Llegamos a una Primera Causa incausada, que es Dios. (Origen: Aristóteles, Avicena y Maimónides).
- Vía de la contingencia: Las cosas del mundo son contingentes (existen, pero podrían no existir). Si todos los entes fueran contingentes, debería haber existido un tiempo en el que nada existió. El conjunto de todos los seres contingentes (Universo) requiere la existencia de un Ser Necesario, que es Dios. (Origen: Avicena).
- Vía de la perfección: Todos los seres del Universo tienen distinto grado de perfección. Esta gradación forma una escala que nos lleva a la existencia de un Ser Supremo Perfectísimo, que es Dios.
- Vía de la finalidad o del orden: El Universo es un conjunto de seres que tienden a un fin. Este orden (cosmos) requiere de una Inteligencia Suprema, que es Dios.
Sobre la Esencia Divina
Para Santo Tomás, no podemos conocer perfectamente la esencia divina, aunque sí es posible saber algo de ella. Señala tres formas de hablar de Dios:
- Forma positiva: Insuficiente y limitada. Al decir lo que Dios es (p. ej., “Dios es sabio”), lo encasillamos en nuestras categorías. Dios es mucho más que sabio.
- Forma negativa: Excluir de Dios todo lo que no se le puede atribuir (como el cambio). Se concluye que es simple, perfecto, infinito, inmutable. Es un ser perfecto porque no tiene movimiento (Aristóteles).
- Forma afirmativa o de eminencia: Atribuir a Dios las perfecciones.